Recorrido continental del
sufragio
"El principio
regulador de las actuales relaciones entre los dos sexos –la subordinación
legal del uno al otro- es intrínsecamente erróneo y ahora constituye uno de los
obstáculos más importantes para el progreso humano; y debiera ser sustituido
por un principio de perfecta igualdad que no admitiera poder ni privilegio para
unos ni incapacidad para otros".
El sometimiento de la mujer (1869), John Stuart Mill y Harriet Taylor Mill
Bárbara García Chávez
Los movimientos en Latinoamérica de mujeres que luchan por el derecho al voto,
el divorcio, la maternidad voluntaria, salario igualitario y otras
reivindicaciones, forman parte del
proceso mundial de emancipación femenina. Sin duda el feminismo europeo
y norteamericano influye determinantemente en las primeras ordenaciones de
mujeres en América Latina.
Durante el siglo XIX, y las primeras décadas del siglo XX el
movimiento feminista concentró fundamentalmente sus lidias en la obtención del
derecho al voto, colocándose en la vanguardia las organizaciones inglesas, que
habían construido una alianza estratégica con el partido laborista lo que llevó
a su primera gran derrota en 1904 cuando el parlamento rechazo el proyecto
de ley por el que se reconocería el voto
femenino. A partir de entonces el movimiento de mujeres sufragistas, engrosado
sustancialmente por el activismo de obreras textiles, salió a la calle
enfrentándose abiertamente al Estado,
que identificó al feminismo con el socialismo revolucionario.
En 1908 medio millón de mujeres marcharon por el derecho al
voto en Londres, desatando la rabia del gobierno y del poder económico comenzando
la represión generalizada, el encarcelamiento selectivo, y el despido indiscriminado de trabajadoras identificadas como
sufragistas. En 1918 por fin obtuvieron el derecho al voto para las mayores de 30 años
y diez años después, en 1928 este derecho se equiparó al de los hombres.
Lo que es indiscutible es que las feministas sufragistas
británicas dieron paso a las mujeres de
Nueva Zelanda, Finlandia, Países Bajos y Noruega que habían conquistado antes
que las propias inglesas el derecho al voto en 1893, 1906, 1913 y 1917
respectivamente.
Francia, Alemania, Rusia y España que logra el sufragio femenino en el marco de las reformas
introducidas en la legislación de la Segunda República española (1931-1936), en
estos países en menor o mayor grado estuvieron bien representados los
movimientos feministas por el sufragio en condiciones de igualdad adjudicando
con innumerables tesis los derechos políticos de las mujeres como indiscutible
premisa para alcanzar la plena ciudadanía desde el reconocimiento de su calidad
humana.
El movimiento feminista en Estados Unidos en 1865, después
de la guerra de secesión, al triunfo del bando abolicionista, al que se había
aliado, sufrió un artero golpe, la XIV enmienda de la Constitución, logró la
supresión de la esclavitud, que otorgaba
el derecho de voto a los esclavos negros liberados y negó a la mujer el derecho
de sufragio; para 1869 el Territorio de Wyoming se convirtió en el primer
estado de Norteamérica con derecho al “sufragio igual”.
La lucha de las mujeres estadounidenses por obtener el
derecho a votar, se prolongó más de 40 años extendiéndose desde Alaska hasta
California, radicalizándose en diferentes estadios, durante la guerra,
trabajaban y se manifestaban, finalmente fue que lo lograron en 1920, el voto
para todas las mujeres del país. El presidente Wilson en un discurso se pronunció:
"Hemos tenido la asociación de las mujeres en la guerra. ¿Deberíamos
admitirlas a ellas sólo en una asociación de sufrimiento y sacrificio y no en una
asociación de derecho? La respuesta del pueblo estadunidense fue corearlo como
el presidente sufraguista.
Lo que casi no se sabe es que no fueron ni las europeas y
menos las norteamericanas, quienes lo consiguieron; el primer estado en ofrecer
el sufragio universal y permitir a las mujeres presentarse a elecciones para el
parlamento fue Australia del Sur en 1902 y Tasmania en 1903.
Latinoamérica, no se desfasa de las conquistas de las
mujeres por el derecho al voto, si bien es cierto que sus acciones y movimientos
no son tan contundentes y visibles en los registros de la historia, el acceso
formal al sufragio femenino no se supedita cronológicamente a la inclusión
legal de este derecho en los países europeos aunque si se definen en
consecuencia de los movimientos
feministas y su impacto mediático fundamentalmente en las organizaciones
políticas de mujeres de la época.
Fue en Ecuador, en 1853 desde la promulgación de la
Constitución liberal de la provincia de Vélez, la primera en otorgar el voto a
la mujer en América Latina y una de las primeras en el mundo en consagrar ese
derecho, que se consideró como una extensión incorrecta del derecho a sufragio
que solo correspondía a los hombres mayores de 21 años… finalmente no hay
registros de que las mujeres de esa época hayan querido o podido hacer uso de
ese derecho antes de la anulación de esa constitución en 1855
Aunque esta experiencia legislativa debió generar alguna
conciencia histórica, toda vez que vuelve a concretarse en el siglo XX Ecuador
como el primer país latinoamericano en aprobar el voto femenino en 1924, la
lucha sufragista de las mujeres latinas, no se dio en frentes comunes, ni de la
misma manera, tampoco es proporcional a los movimientos independentistas; las
mujeres de cada país desprenden su propia inspiración y las feministas
priorizan otras luchas en algunos casos y en otros caminan a otro ritmo.
En Uruguay, la Constitución de 1917 dejó abierta la
posibilidad de otorgar el voto femenino en cuestiones municipales e inclusive
nacionales, lográndose definitivamente en 1932, año en que también Brasil
después de agotar varios años alianzas y estrategias parlamentarias, su
decidida posición de lucha por la
obtención del derecho al voto fue respaldada por la Alianza Cívica das
Brasileiras y la Alianza Nacional de Muiheres, logrando por fin el sufragio
femenino en las mismas condiciones que los hombres.
En Cuba se alcanzaron dos importantes conquistas, antes que
las mujeres de otros países de Latinoamérica: la patria potestad y el divorcio;
y en 1934, desde el periodismo, se generó una intensa campaña por el sufragio
femenino, especialmente durante la revolución del 33 las mujeres cubanas
obtuvieron el derecho al voto el mismo año que las francesas.
En 1939 se obtuvo el derecho al voto de la mujer en El
Salvador, en 1942 en República Dominicana, en 1944 en Jamaica, en 1945 en
Guatemala y Panamá.
En 1945 también se aprobaba el derecho al voto en Venezuela
con la campaña: “no queremos el voto como un obsequio, ni como una dádiva que
un corazón generoso deposita en manos de un necesitado, sino como un derecho
impostergable”.
El movimiento peronista replantea la participación política
de la mujer encarnada en Eva Duarte, quien con su cercanía a sectores
trabajadores y su discurso vehemente a favor de los derechos de las mujeres logra
ganar para su causa a los sectores más oprimidos de Argentina y en 1947 era aprobado
el voto femenino.
En Costa Rica en 1949 se pronuncia el Congreso por el voto
femenino y el Movimiento de Emancipación
de la Mujer Chilena muestra su fuerza, también en 1949 desfilando por las
calles de Santiago miles de mujeres al grito de “queremos derechos políticos “llegaron
al congreso, que horas después, aprobó el voto igual entre hombres y mujeres.
En México la lucha por el derecho al voto comenzó inmerso en
el proceso revolucionario, guerra que sin duda genero aires de muerte,
revanchas y reconstrucción, lo que impidió ver en su magnitud el movimiento
sufragista de las mujeres, que se consolidó hasta la segunda mitad del siglo XX,
como en Bolivia en 1952, Colombia en el 54; hasta 1955 Honduras, Nicaragua y
Perú; y hasta 1961 Paraguay, el último en obtener el derecho al sufragio
femenino en Latinoamérica.