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Luchó
contra el caciquismo e impulsó la educación media superior de Miahuatlán
Soledad
Jarquín Edgar
SemMéxico,
Oaxaca, 4 agosto 2017.- Orfa Bohórquez Valencia nació en Miahuatlán de Porfirio
Díaz un 15 de agosto de 1942; su madre era Nemencia Valencia. Sus estudios
primarios los realizó en su tierra natal y el resto de su enseñanza formal en
la ciudad de México y en el Estado de México, a partir de entonces realizó
visitas a Miahuatlán durante los periodos vacacionales, hasta que finalmente en
1974 decidió regresar a vivir a ese lugar.
En aquellos
años, Miahuatlán estaba llena de carencias solo tenía una escuela secundaria, quienes
querían estudiar tenían que emigrar al Istmo de Tehuantepec, a la ciudad de
Oaxaca, Pochutla o hasta la ciudad de México, el lugar que eligió Orfa
Bohórquez Valencia, para estudiar la licenciatura en Derecho.
La falta de
escuelas es una de las principales causas de la migración y fue una de sus preocupaciones
básicas, con un grupo de jóvenes integró la Organización Cultural Pelopenitza,
vocablo zapoteco con el que se conocía a Miahuatlán y que significa “donde principia
nuestro ojo de agua” o “pueblo junto al agua”. Con organización solicita a la
autoridad municipal rescatar espacios públicos y destinarlos a actividades
sociales, culturales y educativas; de esta manera se recuperó la casa de la
maestra Francisca Pérez, ahí se instaló una biblioteca; al igual que el kiosco
y la plazuela del Carmen. Años después integran una nueva organización cultural
llamada Centéotl (1987-1977) en la que ella encabeza las gestiones necesarias
ante las autoridades de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca para
que en Miahuatlán se instaure la Preparatoria Seis “Lázaro
Cárdenas”,
ante la propuesta del grupo de jóvenes, la UABJO accede a fundar la escuela en
ese municipio.
Para ello, el
Gobierno municipal decide que se utilicen las instalaciones de la Escuela
Primaria Juan Escutia, que contaba con una galera y techos de lámina, además
debe buscar y construir un espacio adecuado para el correcto funcionamiento de
la institución educativa, que finalmente no cumplieron con su responsabilidad,
viendo esto, las autoridades de la UABJO determinaron que ante la falta de
interés trasladarían la preparatoria al municipio de Tlaxiaco, en la región de
la Mixteca. Este episodio representó un duro golpe para las y los jóvenes
miahuatecos que ya se habían inscrito y cuyos estudios se verían truncados, ya que
aunque existía el ofrecimiento de la Universidad para que continuarán estudiando
en la ciudad de Oaxaca, la falta de recursos económicos que implica el traslado
a otra ciudad impidió que una gran mayoría no concluyera su preparatoria.
Orfa
Bohórquez Valencia y otras personas decidieron constituir un nuevo movimiento, esta
vez, las exigencias de la ciudadanía no se limitaban a los aspectos educativos
y culturales, sino que se ampliaban a una serie de demandas presentadas durante
décadas y que nunca habían sido atendidas, dejando a Miahuatlán sin el anhelado
desarrollo urbano y económico, sumido en un atraso producto del cacicazgo
ejercido apenas por una cuantas familias que dominaban el escenario
político-financiero; eran los dueños y propietarios de tiendas, comercios y
haciendas, con el poder de designar, sin el consenso del pueblo, quién gobernaría
el municipio, los cargos se pasaban de uno a otro entre las mismas familias.
En 1980 se
formó el Comité de Defensa de los Intereses del Pueblo (CDIP), presidido por José
Arias, Orfa Bohórquez era la líder y una figura relevante, aunque decidió
manejarse siempre con lo que hoy se conoce en el ámbito político como un “bajo
perfil”, no tenía afanes protagónicos. El CDIP es calificado por algunos
autores como un grupo radical de izquierda, pero en realidad estaba conformado
por mujeres y hombres dedicados a diversas actividades, la gran mayoría se
componía de campesinos y estudiantes, a los que se sumaban colonos y habitantes
de barrios y rancherías pertenecientes al municipio.
Aunado a las
demandas de agua potable, pavimentación de calles, alumbrado público, acciones
de saneamiento y construcción de escuelas, se da una conciencia colectiva entre
una mayoría de pobladores, no estaban dispuestos a seguir permitiendo la imposición
de las autoridades municipales por parte de la familia López Ramos.
Hoy, algunos
integrantes y fundadores del CDIP recuerdan que en 1982, unas doscientas personas
tomaron por primera vez el palacio municipal de Miahuatlán, con una duración de
dos meses; el objetivo era hacer valer la palabra del pueblo, lograr voz y voto
y que los caciques dejaran las simulaciones para al final imponer la voluntad
de unas cuantas personas sin tomar en cuenta los deseos y decisión del pueblo;
que el pueblo reclamara el legítimo derecho a elegir a sus autoridades y
exigiera que se respetara desafió a las familias que ostentaban el poder y
cuyos intereses se verían afectados al perder el control, el anuncio del final de
una época que había favorecido a unos cuantos, empezó con la caída del último Presidente
Municipal impuesto por los caciques miahuatecos, de nombre Edgar Loaeza Martínez.
En los
comicios de 1983, el CDIP, a través del Partido Revolucionario Institucional,
propone como
candidato a la Presidencia Municipal a José Benito Hernández Altamirano, recién
graduado de la carrera de Arquitectura, obtiene el triunfo y es designado como Primer
Concejal para el trienio 1984-1986; de esta forma y para siempre, “la izquierda
priista” de Miahuatlán de Porfirio Díaz le arrebató el poder a los caciques
encabezados por la familia López Ramos.
El gobierno
de José Benito Hernández Altamirano fue el primero del PRI, aunque para los
integrantes del CDIP no tenía mayor importancia; Orfa Bohórquez aseguraba a sus
compañeros de la organización, que no tenía mayor importancia el partido,
porque “en realidad se trataba de hacer valer la voluntad del pueblo y no
debería existir oposición a la voluntad del pueblo”.
Los
conflictos previos a los comicios de 1983 hicieron que el entonces Gobernador
del Estado, Pedro Vásquez Colmenares pidiera a Orfa Bohórquez, su alumna en la
carrera de Derecho, fuera a la capital del Estado a entrevistarse con él.
Galdino Ramírez Carmona, quien fuera pareja de Orfa Bohórquez, recuerda que el
ex Gobernador le ofreció hacerse cargo de la Secretaría de Turismo, e incluso
de la Secretaría General de Gobierno y hasta del Instituto Nacional Indigenista
en más de tres ocasiones; ella siempre se rehusó a aceptar las propuestas del mandatario,
sabía de sobra que la verdadera intención era alejar a su ex alumna de
Miahuatlán; las respuestas de Orfa Bohórquez Valencia siempre sorprendían al
Gobernador:
“No señor
Gobernador, muchas gracias por todas sus propuestas, pero no necesito ningún empleo,
quiero estar al lado de mi pueblo, he despertado el interés de mi pueblo y no
lo voy a olvidar por una cartera en el gobierno ni por ningún buen sueldo”.
En otra
ocasión le dejó en claro que ni siquiera buscaba la Presidencia Municipal de Miahuatlán
“lo que pretendo es que la gente sea quien elija a sus autoridades de manera democrática
y no al dedazo” dijo al mandatario.
Ramírez
Cardona narra que en aquel tiempo había mucha miseria en Miahuatlán, que la
propia Orfa Bohórquez tenía problemas financieros, que la oferta hecha por Vásquez
Colmenares, alguien que además de haber sido su maestro era su amigo, habría
tentado a cualquier persona, pero Orfa ni siquiera lo pensó y nunca se
arrepintió de rechazarla, era una mujer de convicciones e ideales, y clara en
lo que deseaba no para ella sino para su gente.
Ella le
propuso al nuevo Presidente Municipal construir un mercado, mismo que lleva su nombre,
dadas las precarias condiciones en que se expendían los productos.
El mercado
estaba en condiciones muy limitadas, eran casetas maltrechas de láminas de zinc;
sin embargo, no había posibilidades financieras para emprender el proyecto,
ella le pidió a José Benito Hernández que acudiera a dónde fuera necesario para
hacer las gestiones; en varias ocasiones el munícipe recibió la misma
respuesta: “No se puede”, “no hay dinero”, incluso se propuso que fuera
financiado por Banobras y que las y los locatarios pagaran la deuda durante los
próximo 25 años, fue la asamblea comunitaria la que determinó no tomar el
crédito; para entonces, recién iniciaba un nuevo Gobernador, se trataba de
Heladio Ramírez López, quien decidió finalmente aportar parte de los recursos
que se
necesitaban para la ejecución de la obra, por su parte, la comunidad aportaría materiales
de la región y mano de obra. Los planos fueron ejecutados por el Arquitecto José
Santibáñez, aprobado el proyecto, los comerciantes decidieron desalojar el
lugar, solo se negaron los caseteros del frente, eran comercios de los
caciques, éstos se ampararon ante la justicia federal, ante la resolución que
impedía al Ayuntamiento derribar las casetas, el pueblo acordó en una asamblea
demolerlas, eran las únicas de concreto, las derribaron en un acto en el que
participaron alrededor de quinientas personas.
Cuando el
juez federal fue notificado de ese hecho, señaló que no podía hacer nada puesto
que no hubo intervención de la autoridad municipal, por lo que no había contra
quien proceder.
Un nuevo
proceso electoral se llevó a cabo el 3 de agosto de 1986, en el que fue electo
Abel Bohórquez Valencia, hermano de Orfa.
Poco antes de
las veinte horas del 4 de agosto, Orfa Bohórquez, se encontraba platicando con
un grupo de personas en la puerta principal del palacio municipal, entre ellas
Jaime Canseco, Delegado Electoral Municipal del PRI; además de Magdalena Ramírez
y Patricia Jiménez, Secretaria del Presidente Municipal y otras dos personas,
de pronto, el alumbrado público se apagó, en el mismo momento una persona se
acercó al grupo, sacó un arma de entre sus ropas y disparó a quemarropa sobre
el rostro de la lideresa del CDIP, la bala penetró al cerebro a través de su
rostro y no alcanzó a salir.
Medios de
comunicación locales como El Imparcial, Noticias y Carteles del Sur publicaron la
noticia, señalando que al menos cuatro personas se habían acercado al grupo la
noche del 4 de agosto y uno de ellos “vació” su pistola.
Galdino
Ramírez, esposo de Orfa Bohórquez, declaró que su esposa ya había recibido varias
amenazas vía telefónica, por medio de cartas anónimas y hasta volantes,
diciéndole que era mejor que se fuera de Miahuatlán porque sus días estaban
contados, antes del cobarde atentado que terminó con su vida Orfa Bohórquez,
era Presidenta de la Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos en
ese municipio, recibió muestras de apoyo ante las amenazas sufridas, incluso le
sugirieron irse a Francia pues las amenazas ponían en riesgo su integridad
física; pero ella no hizo caso, el deseo de ayudar a su pueblo fue mayor que el
temor por su vida, desde que regresó a Miahuatlán se había hecho la promesa de
trabajar por su pueblo y, sí era necesario moriría por él; era una mujer que no
temía a la muerte, siempre decía “en cualquier lugar que me sorprenda la muerte
será bienvenida”, frase que es su epitafio, comenta Ramírez.
A pesar de
las amenazas, la lideresa del CDIP viajó sola en varias ocasiones a la capital oaxaqueña,
recorriendo también las rancherías; “sin duda fue un exceso de confianza de
nuestra parte, subestimamos a los enemigos políticos de Orfa”, recuerda con
dolor Ramírez Carmona.
Orfa
Bohórquez despertó a un pueblo adormecido por costumbre de obedecer la
imposición, sus enemigos acérrimos fueron los López Ramos a quienes se les
había arrebatado el poder del que gozaron e hicieron uso y abuso impunemente
durante tantos años.
Aunque murió
instantáneamente, fue trasladada por el propio Galdino Ramírez y otras personas
hasta el IMSS Coplamar en un vano intento de salvarla, según las versiones periodísticas
que confirmaron su fallecimiento. Ramírez afirma que al escuchar las detonaciones
llegó rápidamente al palacio municipal, solo para encontrarse con que habían
asesinado a su esposa. Tras la confirmación médica del deceso, el cuerpo de Orfa
Bohórquez Valencia fue llevado hasta su casa, ubicada en la calle de Ciprés
108, no permitieron que le practicaran una autopsia, no dejaron pasar a los
fotógrafos de medios ni al Agente del Ministerio Público, como tampoco a los
enviados del gobierno estatal.
En el lugar
de los hechos fueron localizados los casquillos de un arma nueve milímetros, un
solo disparo, mortal por necesidad dada la distancia entre el disparo y la
víctima, señala Ramírez Carmona. El cortejo fúnebre fue impresionante, iban más
de dos mil personas acompañándola, cuentan quienes vieron el suceso.
Durante el
novenario y como lo dicta la costumbre, se levantó la cruz para ser llevada al panteón
municipal apenas rebasando las 04:00 de la mañana, cuando el cortejo pasaba frente
al Palacio, se escucharon detonaciones por todos lados, la gente, enfurecida,
optó por incendiar las casas y los comercios propiedad de la familia López
Ramos, en respuesta, encapuchados que salieron de la casa de un hombre llamado
Tilo Aguilar dispararon sobre la población enfurecida, se aseguraba que esto
fue obra de los López Ramos a quienes se responsabilizaba del asesinato de Orfa
Bohórquez, así como de las amenazas en contra del Presidente
Electo Abel Bohórquez: “esta noche habrá fiesta en tu casa”, decía uno de esos anónimos.
Esa misma
madrugada secuestraron a Galdino Ramírez y Esaú Hernández, hermano y cuñado de
Orfa respectivamente; a Pablo Luis Franco, todos eran profesores del
bachillerato; los dos primeros aparecieron tres días después, en conferencia de
prensa en la oficinas de la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores
de la Educación, señalaron que fueron secuestrados y torturados
psicológicamente por sus actividades en el Comité de Defensa de los Intereses
del Pueblo y temían por la vida de Franco, quien no había sido localizado.
En los días
subsecuentes los comerciantes, colonos, locatarios y el Consejo de Agencias Municipales
organizaron mítines y marchas para reclamar justicia, por otra parte, más de quinientas
personas se trasladaron a la capital oaxaqueña para demandar al Procurador de Justicia,
Jaime López Farías, el esclarecimiento del asesinato; Romelia Bohórquez
Valencia, hermana de Orfa, declaró: “para pedirle y exigirle el total
esclarecimiento de la muerte de mi hermana Orfa, pues su muerte no puede quedar
impune, ya que siempre enfrentó al caciquismo y a la lucha por las mejores
causas de nuestro pueblo, ella estaba al lado de los campesinos porque era
secretaria del Comité de Defensa de los Derechos Humanos.
“En muchas
partes las puertas se nos han cerrado, pero en otras se nos ha escuchado; consideramos
que las votaciones fueron limpias que lo que pasa es que los caciques no están
acostumbrados a perder; las gentes de Miahuatlán se han negado a proporcionar
datos a la Procuraduría por temor a ser muertos; el procurador afirma que tiene
los mejores elementos para esclarecer el asesinato, sin embargo, éste es el
momento en que todavía no hay pistas de los asesinos”.
En la misma
información Patricia Jiménez, Secretaria del Presidente Municipal y testigo del
asesinato, aclaró que el Procurador mentía al afirmar que no hubo apagones al momento
del crimen, confirmó que al menos en cuatro ocasiones se había suspendido el alumbrado
público… aseguró que hubo personas que vieron a los asesinos en el río pero no
proporcionaron su identidad ante el temor de ser asesinados también y pidió al
pueblo de Miahuatlán tener valor civil y denunciar a los criminales.
Galdino
Ramírez afirma que el asesinato de Orfa fue un golpe muy duro para la familia, “nos
partió el alma” murmura, “pero también fue muy difícil para el movimiento, en
esos momentos yo sólo pensaba en mis hijos, el mayor de apenas año y medio y el
pequeño de ocho meses de nacido”. Ambos fueron trasladados fuera de Oaxaca la
misma noche del 4 de agosto y nunca más volvieron a Miahuatlán, hoy son dos
hombres que no guardan resentimiento alguno por la pérdida de su madre. Orfa
Bohórquez Valencia, mujer intensa para vivir, valiente, llena de energía e
ideales. “El precio que pagó la familia fue altísimo, a pesar del sacrifico
humano, se puede decir que Orfa consiguió despertar a todo un pueblo, les
enseñó a defender sus derechos, el pueblo cambió, les quitó la venda de los
ojos”, sostiene orgulloso Galdino Ramírez quien tras varios años de ausencia
volvió a Miahuatlán en 2012.
Hasta ahora
el crimen de la activista Orfa Bohórquez nunca ha sido resuelto, en cambio, tras
su muerte, se ha pretendido ligarla como integrante del movimiento armado clandestino,
se ha rumorado incluso que su muerte fue un ajusticiamiento del Ejército Popular
Revolucionario por su cercanía con el gobierno.
**Tomado del
libro Mujeres de Oaxaca.