domingo, 6 de octubre de 2013

Mujeres y Política Complicidad o cambios

foto de la redes sociales


Mujeres y Política
Complicidad o cambios

Soledad JARQUÍN EDGAR
El rostro de la mujer lo dice todo. Hay dolor, angustia, miedo. El cordón umbilical sale de su vientre y aún conectado a ella un pequeño está sobre el suelo. Es una mujer que ha tenido a su hijo afuera de una clínica de salud pública en Jalapa de Díaz, es una mujer que no fue atendida oportunamente. “Explotación morbosa”, dice el Secretario de Salud, Germán Tenorio Vasconcelos, quien se “justifica” al señalar que la falta de atención oportuna en la clínica fue porque no le entendieron, porque ella habla una lengua diferente.

En su defensa, que resulta hasta imprudente, Tenorio pretende plantear una discusión sobre lo que sí y lo que no se debe publicar. Cierto, la foto es impresionante y oportuna, pero el papel del titular de Salud no es juzgar a los medios, su papel es evitar, desde donde está, que se sigan violentando los derechos de las mujeres, en específico su derecho a la Salud. Solo eso señor Tenorio. Por lo pronto la fotografía “morbosa”, como señala Tenorio, ya le dio la vuelta al mundo y con ella quedó evidenciada la negligencia médica, el abuso de autoridad, el cinismo y la corrupción que prevalecen en los Servicios de Salud de Oaxaca.

En verdad a la ciudadanía no nos interesa si el señor Tenorio es hoy uno de los hombres más ricos de Oaxaca, gracias a los prósperos negocios que ha emprendido en el área de salud; tampoco nos interesa aclarar lo mucho que hizo y movió para que la violencia obstétrica no fuera tipificada como delito por la diputación blanda y comodina que opera en San Raymundo Jalpan; no nos interesa saber si gastó millones de pesos en su boda, pago del mejor hotel y los aviones de sus invitados e invitadas,  tampoco tenemos interés en saber cuánto gasta en sus cenas de gala ni en la vida de jet set a la oaxaqueña que se da; ya no importa si alguna vez fue detenido y fichado acusado de violencia familiar, como tampoco importa que las “feministas” insertadas en la burocracia hayan olvidado (y hasta perdonado) que “cuando se golpea a una se golpea a todas”, como reza una consigna feminista y que demasiado pronto hayan “convenido” indignamente con Gabino Cué para dejar en el olvido ese “tema”.

Ya no nos interesa nada de eso, lo que haya sido y como haya sido (bien dicho y escrito), el hecho y todos los agravios que se han sumado ya están en el imaginario colectivo y abonan, por supuesto, al descrédito del gobierno de su amigo y protector, el gobernador Gabino Cué Monteagudo, y sus padrinos entre ellos el hijo desobediente  de Cuicatlán, Diódoro Carrasco Altamirano.

Lo que sí indigna a una buena parte de la población y en específico a las mujeres es que hoy algunos funcionarios, como Germán Tenorio, justifiquen la discriminación en contra de las mujeres en las clínicas de salud públicas. ¿Acaso no sabe Germán Tenorio y el personal médico de Oaxaca que en esta entidad no solo se habla el castellano y que las otras lenguas, las que hablan los pueblos indígenas están reconocidas? Porque si no lo saben estaremos en el limbo y en ningún lado.

Tenemos que recordar que no solo los trabajadores del magisterio y los de salud tienen derechos, no, por supuesto que no, también tienen derechos las mujeres, esos seres que se siguen viendo como distintos e inferiores, por lo que actúan en consecuencia a sus creencias, las llaman “mujercitas”. Por eso los maestros siguen violando a las niñas y los médicos las desprecian porque son indígenas, porque “huelen mal”, porque no usan zapatos o porque no hablan el castellano, como también desprecian a las otras por el solo hecho de ser mujeres.

Entonces me viene a mi memoria, que apenas se van a cumplir 30 días, que exactamente el 10 de septiembre pasado, el gobierno de Oaxaca suscribió (sobra decir que con bombo y platillos) el Acuerdo Estatal “Por una Vida Libre de Violencia de Género”, ya lo habíamos dicho un acuerdo sobre las rodillas, para la foto, mediático, sin fondo ni forma y mucho menos destino. La realidad supera todo en Oaxaca, incluso las intensiones mediocres y las ocurrencias.

Un acuerdo que según el boletín oficial refrenda “el compromiso indeclinable que el Gobierno de Oaxaca  mantiene para prevenir y combatir las causas estructurales de la violencia contra las mujeres”, palabras que para nada sirven, no alcanzan a la estructura de gobierno que cierra centros de salud, clínicas de parto humanizado y que deja no a una sino que muchas mujeres tengan partos en la calle o mueran por causas relacionadas con la maternidad. Una vergüenza para los gobiernos que son incapaces de garantizar el derecho a la maternidad por parte de las instituciones, según los propios organismos internacionales.

Si Gabino Cué quiere cumplir su acuerdo, si quiere hacer una realidad su pomposo acuerdo, tendrá que empezar a hacer limpieza en su casa de gobierno. Tendrá que darle las gracias a sus amigos, como Germán Tenorio, y a toda funcionaria y funcionario que permitió le fueran impuestos. Porque de lo contrario pensamos que será el propio gobernante el primero en violentar su Acuerdo Estatal “Por una Vida Libre de Violencia de Género” y claro, en los hechos, si no actúa, dará carta de naturalidad a la violencia institucional que pese a todo sigue ejerciendo el funcionariato incapaz, no preparado, para garantizar los derechos de las mujeres.

Mientras las feministas, a través de la ciencia del género o el feminismo académico, han propuesto ponerse las “gafas violeta” (la perspectiva de género) para que podamos ver cómo las diferencias entre mujeres y hombres ahondan la desigualdad en todos los ámbitos, a Gabino Cué no sólo es necesario ponerle las gafas de género sino que además es necesario quitarse el antifaz que le impide ver la realidad.

Las violaciones a los derechos humanos de las mujeres, en específico, en el ámbito de la salud pública, tienen un solo nombre: son un acto criminal, si consideramos que en el caso de la maternidad sigue costando vidas, disminuir esa tasa ha sido un imposible en Oaxaca; luego tenemos que aún siguen muriendo mujeres por eso que llamamos enfermedades prevenibles como los cánceres de mama y de matriz. Junto con el feminicidio estas tres causa médicas de fallecimiento afectan al año cientos hogares oaxaqueños.

Si esa no es una razón suficiente para realizar los ajustes necesarios en la Secretaría de Salud, para darle las gracias a su amigo Tenorio con permiso del padrino Carrasco, que Gabino Cué se atenga a las consecuencias de los “resultados”: permitir la impunidad de estos actos es asumir y aceptar la complicidad.

Las mujeres no somos ciudadanas a medias. Esa es una idea trasnochada que prevalece en el imaginario del funcionariato, pasa y se instala en la Secretaría de Salud, en el Instituto de la Mujer Oaxaqueña, en la Procuraduría y en todo el Gabinetazo.

En el IMO, por ejemplo, está incrustada en quienes toman las decisiones: el cerebro exterior-interior y la ejecutora. Insisto ¿no es acaso esta institución la responsable de velar por los derechos de las mujeres que viven en Oaxaca? ¿Por qué entonces en el IMO como en otros espacios de gobierno se siguen violentando los derechos de las trabajadoras? Por qué se les sigue despidiendo, acosando y hostigando sólo porque no se quedan “calladitas y así se verían más bonitas”, como dice el refrán machista y se les pide su renuncia porque osaron exigir sus derechos o porque firmaron una carta en la que cuestionaban el famoso Acuerdo contra la violencia. ¿Acaso no son ciudadanas y por tanto ejercen sus derechos?

Cómo hará el gobernador Cué para que en las agencias del Ministerio Público termine el calvario de las víctimas que luego de presentar una denuncia de violencia le piden testigos cuando no los hay, les “recomiendan” traer certificados de médicos o médicas particulares como si los certificados institucionales no tuvieran validez, y quieren identificar lesiones cuando los meses han pasado, provocando con ello que las víctimas abandonen sus denuncias. La burocracia institucional violenta los derechos. ¿Y el acuerdo Gabino?

Hacer caso omiso a las denuncias y no actuar es un acto de corrupción y de complicidad, ojalá Gabino Cué lo tenga presente y deje de temblarle la mano porque el costo de su política de amigos se refleja en la vida de las mujeres y en este gobierno quebrantado, como me decía hace unos días un joven preocupado y agobiado por lo que vive en Oaxaca, las cosas se tiñen de rojo.

Al margen. Qué no le tiemble la mano a Gabino para que Jorge Castillo deje de ser el Chuky de su gobierno. Aprende Gabino de los errores del pasado, para que la sociedad no le aplique, tarde o temprano, la misma dosis. Se trata de prevenir ese otro muy popular dicho mexicano que dice que el que hierro mata a hierro muere.
@jarquinedgar




A Reserva Oaxaca colgada en las “glorias” de la pobreza



A Reserva
Oaxaca colgada en las “glorias” de la pobreza

Bárbara GARCÍA CHÁVEZ
En América Latina se concentran los países del mundo con los más altos niveles de desigualdad. De acuerdo al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, México destaca con una situación crítica, aún más que El Salvador y Perú. Mientras  hay 15 mexicanos en la lista de los hombres más ricos del mundo, los índices de pobreza alcanzan a casi 52 millones de personas, 21.2 millones en pobreza alimentaria, más de 20 millones sin empleo, 14 millones de éstos se han colocado en el comercio informal y 10 millones de jóvenes están sin escuela, sin trabajo.

La inequitativa distribución de la riqueza en México concentra al 44 por ciento de  trabajadores y trabajadoras con ingresos por debajo de los salarios mínimos mensuales, sólo cuatro millones de trabajadores, que representan el 26 por ciento de los empleos formales en el país, reciben más de cinco salarios mínimos según cifras del INEGI.

Subsiste el aberrantemente binomio población indígena-pobreza extrema: más de tres cuartas partes de la población indígena vive en 300 de los municipios considerados de alta y muy alta marginación; se reconocen fácilmente en los estados del sureste  de la república. 

La pobreza no solo se reduce a los insuficientes o nulos percepciones económicas, la pobreza es multidimensional porque reduce las capacidades  de realización de determinadas libertades básicas, valiosas para dignificar  al ser humano.

La pobreza reduce o cancela de facto el reconocimiento de los derechos humanos restringiendo la exigibilidad de la actuación del Estado que los debe garantizar y que solo se presenta como obsequiador asistencialista en acciones que son usadas para la foto de un ejercicio ofensivo para la democracia y la justicia social.

El desconocimiento de los derechos fundamentales son perversamentes, cómodos, convenientes y disfrazan la obligación de Estado por el asistencialismo que se traduce en dádiva o caridad,   -si lo que te doy lo consideras ayuda, como un acto de bondad, entonces seré tu benefactor y me aclamarás cuando regrese, y además votarás por mí-.

El economista argentino Zamagni afirma que hay un punto crítico en las sociedades de América latina, que viene desde los tiempos de la colonia, y es la cultura de la inequidad social. "Es algo que está instalado en la matriz cultural de estos países", abona a la cultura de la miseria, la gloria del tata que da y la ignominia de quien estira la mano para que le den -lo que sea su voluntad-.

Oaxaca, estado mexicano del sureste pobre del país, no ha podido sacudirse los orígenes, síntomas y estragos de su atraso y brechas de desigualdad ensanchadas por sus conflictos sociales e inacción, y cuando menos ineficientes políticas públicas.

Mantiene los niveles más bajos de educación escolar; 16 de cada 100 personas de 15 años y más no saben leer ni escribir, de las que más de la mitad son mujeres e indígenas. En el ámbito nacional son siete de cada 100 habitantes. La escolaridad es de 6.9 (solo la primaria); en el país es 8.6 el promedio (más de segundo de secundaria)

En el país seis de cada 100 personas hablan alguna lengua indígena; en Oaxaca  34 de cada 100 personas son indígenas, hay regiones hasta con el 31.7 por ciento de analfabetismo, es el caso de las regiones de la Cañada, Mixteca y Sierra Sur.

Situación que reconoce el gobierno actual en documento oficial “Avances de la Educación”, donde expresa que “la alfabetización es un derecho humano, un recurso para la autonomía personal y un factor de desarrollo social y humano. Es un aspecto central en la educación de base para todos; es esencial para erradicar la pobreza, reducir la mortalidad infantil, detener el crecimiento demográfico, instaurar la igualdad entre los sexos y garantizar el desarrollo sostenible, la paz y la democracia...”

El círculo de la pobreza se mueve en la experiencia de que los padres-madres alfabetizados enviarán con más facilidad a sus hijos e hijas a la escuela; Oaxaca presenta un rezago significativo con el resto de las entidades. Existen dos millones 835 mil 806 jefes y jefas de familia, de las cuales el 18 por ciento no tiene escolaridad, solo el 66% cuenta con educación básica, ocho por ciento con estudios de media superior y el nueve por ciento tiene un grado en educación superior.

Este rezago educativo se acentúa en las mujeres ya que del total de jefas de familia el 28 por ciento no tiene ninguna escolaridad, mientras que del total de jefes sólo el 15 por ciento carece de estudios. 

Desde otra óptica, la pobreza se disfraza con declaraciones demagógicas de las que da cuenta Pedro Matías en la revista Proceso del 28 de septiembre pasado, donde destaca respuestas “insólitas”  del secretario estatal de Desarrollo Social, Gerardo Albino González, que luego de precisar que Oaxaca cuenta con 133 municipios con pobreza y pobreza extrema, informa que “…el Fondo Oaxaca ha colocado, de diciembre de 2010 a la fecha, mil 693 millones de pesos, de los cuales 84 por ciento ha destinado al Programa de Reactivación Económica… que ahora está destruyendo el mito de que los pobres no pueden ser productivos, que están destinados a vivir de programas asistenciales, por el contrario observamos que aminorar la pobreza es posible si se suman voluntades, capacidades, Gobiernos y ciudadanos”.

Solo habría que recordarle que su cartera en el gobierno no solo no impulsa una verdadera transformación distributiva sino que como declara el secretario de Desarrollo Agropecuario, Forestal, Pesca y Acuacultura, Edgar Guzmán Corral, en la misma entrega del periodista de Proceso, el aumento de la población con carencia por acceso a la alimentación pasó del 26.4 por ciento al 31.7 por ciento, es decir, 221 mil 800 personas más en Oaxaca.

En la capital de Oaxaca, tan promovida por sus glorias arquitectónicas, su pluriculturalidad y expresiones artísticas famosas en el mundo con los derechos casi de denominación de origen; Oaxaca de Juárez, Patrimonio de la Humanidad, gloria obtenida hace 27 años, es la ciudad con la “mejor economía de la entidad y, pese a ello, presenta actualmente a vista de sus habitantes y visitantes, un deterioro palmario, tanto en su infraestructura –calles, pavimento, mantenimiento vial, limpieza- como en su caudal, desbordado de puestos semifijos y ambulantes, personas que piden caridad abiertamente o con disfraz de payasitos callejeros, tragafuegos, limpiabrisas, vendedores y más vendedoras ambulantes -indígenas, mestizas y extranjeras-, músicos y malabaristas, que muestran la insuficiencia de recursos y opciones que les permitan acceder a un trabajo con digna remuneración. 

A punto de ser sede cultural de las ciudades más bellas del mundo, ¿qué va a mostrar? ¿Cómo conservará Oaxaca la gloria de ser una ciudad Patrimonio de la Humanidad si está incumpliendo con los requisitos mínimos?

Hace unos meses la referencia de Oaxaca en el mundo fue la exhibición de un puñado de niños y una niña triquis jugadores de basquetbol que mostraban su encanto en la pobreza, marginación y el abandono sistemático de los gobiernos, actual y pasados, glorificando su desventajosa situación paralela a la innegable virtud del esfuerzo y tenacidad, que de por sí caracteriza a su etnia, ubicada en la región mixteca del Estado.

En esta embajada de mostrar y capitalizar sin el menor recato por los medios masivos de comunicación, fundamentalmente en emisiones noticiosas comerciales, se resaltó morbosamente la pobreza histórica que se vive todos los días en el abandono y el conflicto político, el desplazamiento masivo de mujeres y niños y la búsqueda permanente de justicia y paz.

No sirvió la gloria de los y la basquetbolistas triquis para detener o modificar la situación de su pueblo, ni la compasiva sonrisa displicente que no abonó más que a la publicidad  de ver a niños indígenas jugando sin tenis, tratando de alcanzar no solo en la carrera del juego sino también de las condiciones de vida que los ponía en desventaja frente a su futuro.

La pobreza en Oaxaca sigue un camino ascendente y sin una visión despejada de políticas públicas con rumbo claro, que salgan del asistencialismo como única forma de enfrentar las desigualdades que inciden de la pobreza.

La pobreza nos debe dar vergüenza, nos debe indignar, glorificarla en cápsulas es denigrar la dignidad humana.

@BarbaraEGCH