lunes, 10 de enero de 2011

Palabra de Antígona Guerrero: en el ojo del huracán

Por Sara Lovera

Las próximas elecciones de gobernador en el estado de Guerrero, fijadas para el 30 de enero, parecen teñidas de la herencia del caciquismo que a esa entidad la mantiene sumida en la pobreza, la violencia y la impunidad.

Se trata de la entidad con la tasa de fecundidad más alta del país (2.6 hijos por mujer); ahí la muerte materna es del doble del promedio nacional, con 119 muertes anuales por cada cien mil nacidos y las mujeres viven uno de los mayores atrasos educativos y de salud.

La muerte violenta contra las mujeres ocupó entre el tercero y quinto lugar en un análisis de 25 años, realizado por la Cámara de Diputados, entre 2001 y 2005 fueron asesinadas 883 mujeres; de 2005 a 2010 las asesinadas sumaron 239 casos.

Tiene una población indígena de 17 por ciento, se hablan cuatro lenguas. El atraso ha hecho una de las principales entidades expulsoras de población hacia Estados Unidos (más de 950 mil guerrerenses radican en ese país, entre ilegales y nacionalizados/INEGI).

Inició, dicen analistas, un proceso de democracia en 2005 cuando fue derrotado el partido de Estado (PRI), pero al final el gobierno de Zeferino Torreblanca, ungido por el socialdemócrata Partido de la Revolución Democrática (PRD), decepcionó a propios y extraños, sobre todo porque no avanzó en el progreso de un pueblo sometido y pobre, disperso y que vive una situación de violencia imparable.

La tasa de violencia contra las mujeres es de 65.9 por ciento, superior al promedio nacional que es de 60.4 por ciento. Guerrero tiene el sexto lugar en el país en incidencia delictiva y violencia.

Contradictoriamente, en la entidad sureña, se creó en 1987 la primera Secretaría de la Mujer, con rango de gabinete y muy adelantada a su tiempo. Eso sucedió durante el gobierno priista de José Francisco Ruiz Massieu y, sin embargo, en 2005 en Guerrero existía el municipio de mayor incidencia de muerte materna, una muerte, se sabe, evitable y ligada a la falta de atención y políticas públicas, axial como a la subordinación y opresión femeninas.

Del mismo modo, las estadísticas la ubican en el número 30 de las entidades por su bajo desarrollo humano y su no promoción de la mujer ni en educación, ni en salud ni en ingresos.

El reto del futuro nuevo grupo gobernante es inmenso, pero lo más grave es que la sensación y los hechos muestran que ahí las decisiones pragmáticas de la izquierda, así como las malas y antiguas prácticas del PRI, concluyen que no hay diferencia entre los partidos y los candidatos, en estilo, origen, ni de historia, menos de propósitos.

En este contexto social, las más recientes ejecuciones del 8 de enero en el Puerto de Acapulco, que llegaron a 25 de las cuales 14 fueron decapitaciones, estremecen, y aunque los análisis señala que no están conectadas con el proceso electoral, sin discusión representan una trama lamentable.

Todo lleva a la conclusión de que en Guerrero la profundización de los cambios democráticos, que la sociedad civil logró en 2005, podría estar de antemano frustrada. No obstante, la coalición Guerrero nos Une, encabezada por Ángel Heladio Aguirre, ofrece algunas esperanzas, pero en su programa y sus discursos, incluso entre sus promotores, el tema de la situación objetiva de las mujeres no parece ser importante y por tanto no habla de ningún progreso esperable. Es como si en el país viviéramos una situación dual.

En toda la República se habla de incluir en cada política la visión de género –como se llama reconocer la desigualdad entre hombres y mujeres- y también se anuncian pomposos programas, nuevas leyes para la igualdad y contra la violencia, pero lo cierto es que no existe voluntad política y el contexto antidemocrático, de pobreza y violencia, no parecen ser buenas compañías para atender esta “visión de género” tan llevada y traída por los discursos oficiales.

Y decía. Las prácticas caciquiles y autoritarias aparecen sistemáticamente. La muestra es que Josefina Martínez García, quien durante años se desempeñó como supervisora del Sistema Nacional del DIF, reconocida como buena sicóloga y buena funcionaria pública, fue despedida por no promover el voto -con los recursos de la administración pública- para la campaña de Manuel Añorve Baños, el candidato del PRI, quien por cierto, está 10 puntos abajo en las encuestas preelectorales.

No es de llamar la atención este tipo de represiones, aunque la diferencia es que Josefina Martínez García lo ha hecho público y lo advirtió a sus superiores hace meses, el cómo fue presionada y amenazada y finalmente despedida, por no aceptar ser comparsa electorera.

Podemos imaginar, en ese lugar donde decreció la esperanza democrática, que estas presiones y represiones han sucedido frecuentemente y se recrudecen a medida que se acerca la fecha electoral. Se trata, de una muestra, simplemente, de lo que ahí manifiestan los analistas, donde no hay nada nuevo respecto del modo caciquil en que se conducen las y los políticos de distintos bandos.

En Guerrero no existe la amenaza de modificar la Constitución para darle personalidad jurídica al feto, pero tampoco avance alguno en los derechos sexuales y reproductivos de la población, los presupuestos fueron siempre restringidos para dotar de capacidad y cobertura a la anticoncepción de emergencia y no existió interés real, del PRD como partido gobernante, para mejorar la participación social y política de las mujeres, por lo que estas primeras elecciones de 2011, no ofrecen a las mujeres entusiasmo alguno.

En cambio la trama violenta, la imposición y los actos como los realizados contra las y los trabajadores del gobierno, como los ataques a la libertad de prensa, ejemplificados con el artero atentado al diario El Sur, como ocurrió recientemente, indican que la situación es lamentable.

Josefina Martínez García, despedida por no prestarse al juego electoral, se ha caracterizado por ser defensora de los derechos de las mujeres y brindar asesoría sicológica a mujeres en situación de violencia, dice la periodista Graciela Ledezma, quien difundió la denuncia, “obvio Josefina no está dispuesta a ser títere de nadie”. Una ciudadana consciente, sin embargo, ha perdido su empleo y la capacidad que este le daba para atenuar la condición social de las mujeres de Guerrero.

saralovera@yahoo.com.mx

Mujeres y política El mole indigesta

Soledad JARQUIN EDGAR

Los moles políticos tienen espejos. Son buenos porque dejan satisfechos a quienes se los comen. Pero al cabo de un tiempo, causan indigestión, como todo mole, esto debido a lo que ya sabemos, la gran diversidad de condimentos.

Un viaje de trabajo me trajo hasta el bello y “prospero” estado de Chiapas. En 1994, el mundo supo de esta entidad por las razones que recordaremos siempre: el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Fue esa insurrección la que catapultó a esta entidad, donde frente a la vergüenza que produce la pobreza, la marginación extrema, pero sobre todo, la discriminación por razones étnicas, se volvió la mirada a los pueblos indígenas. Vimos el tamaño del abandono, la realidad de un país que estaba en vísperas de un nuevo milenio. El retroceso para unos, la conformación para el resto.

A partir de dejar al desnudo, lo que creíamos eran los peores escenarios del caciquismo, de la imposición y la intolerancia, ese estado creció, hoy Chiapas es el campo de prueba –error y ensayo- la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y del populismo neoliberal de seudo izquierda, como dice la cancioncita: “muy a la mexicana”.

El caso de Chiapas no se repitió en ninguna otra parte del país, aunque sobraran razones y esas razones fueran creciendo. Oaxaca, por ejemplo, concentra a la mitad de los municipios con mayor pobreza de todo el país, la inconformidad tuvo su manifestación en 2006, pero se impuso “el desdoblamiento moral”, a pesar de la pobreza real, donde como en Guerrero, las mujeres se mueren por partos mal atendidos, donde las mujeres mueren por la violencia extrema que existe en sus hogares, donde las mujeres mueren porque no tuvieron acceso a ningún tipo de información. La ignorancia ha sido aliada de ciertos poderes, sobre todo aquellos donde se enseña a rezar, a idolatrar, en lugar de leer y analizar. En Chiapas, dice el gobernador Juan Sabines, eso ya no pasa y la ONU avala esa información.

El problema es que todo parece estar sostenido con esas políticas de contento que han vuelto a la vida de las personas, como pasaba hace 30 años en los años setenta. Contentas y muy reconocidas las mujeres en edad adulta que reciben una compensación y despensas cada mes. ¡Qué bueno! Contentas y muy feliz la juventud que estudia su educación media superior y es becada ¡Felicidades! Así toda la población chiapaneca vive una especie de sexenal luna de miel.

Lo que me parece muy extraño es la pasividad en la que vive el gremio periodístico, salvo sus rigurosas y muy destacables excepciones. La critica no existe, se vive feliz, una especie de repetición de los treinta años de la hegemonía del partido de Estado, cuando sólo era posible “seguir la línea del señor presidente” y que habría de colapsar hasta el verano de 1968. Se repite la historia, solo que los protagonistas son otros varones que supuestamente llegaron al gobierno de Chiapas por otra vía política distinta: las alianzas.

Es preocupante también porque esta entidad, tan combativa, de permanentes marchas y protestas en demanda de justicia social, está hoy en silencio. Ya nada de eso sucede en Chiapas, se vive como decía mi abuela: una calma chicha, se acabaron las protestas pero no los problemas. Una tendría que preguntar si eso es posible, si ese silencio de las organizaciones es resultado de las buenas políticas o los buenos oficios políticos del hijo de su padre, el también gobernador populista de los años setenta en Chiapas y del mismo nombre, recordado como “don” Juan Sabines.

En el fondo, hay un contrasentido y otra sensación -en buena parte de la población chiapaneca, gente de muy diversas esferas sociales, empresariales y políticas- que opinan otra cosa. Hay temor, el populismo gubernamental mantiene a las personas contenta, que no siempre felices y coinciden en que será temporal, pues en el fondo nada tienen resuelto. Hay temor de lo que sucederá cuando este populismo llegue a su fin. Es una especie de “error de diciembre” cuando la economía se vino abajo con Ernesto Zedillo porque todo estaba sostenido con alfileres.

El mole es muy rico, pero tanto condimento causa indigestión. Las políticas de atención social son buenas cuando resuelven de fondo los problemas. En el Distrito Federal, desde los tiempos de Andrés Manuel López Obrador hay una sonrisa extra, pero no la felicidad. Cierto, es el único gobierno que ha reconocido a las mujeres mayores al otorgarles una pensión, independientemente de su estado civil. Antes se debía ser viuda o jubilada para recibir este beneficio. Eso es bueno. Los mismos pasos siguen los gobernadores aliancistas como Ebrad en el DF, lo hace Sabines en Chiapas y lo repite Gabino Cué en Oaxaca. Algunos gobernadores priistas y panistas también se aplican en ello y reparten despensas a diestra y siniestra, otorgan becas y hasta ponen pistas de hielo. Una política copia al carbón de la que inició AMLO de quién se dijo y se repitió hasta el cansancio que era un peligro para México.

Ahora estados como Oaxaca repiten la historia. Chiapas, que ha avanzando en el tiempo de aplicación de esas políticas, debe ser espejo-reflejo. No me cabe duda que pronto habrán de cesar las protestas en el Palacio de Gobierno y cómo no, si ahora hay un blindaje policiaco permanente en la plaza de todas las batallas de la inconformidad oaxaqueña. Para entrar a la audiencia que se realizó la semana pasada había que pasar un filtro y otro. Pero lo impresionante para mí como ciudadana, fue ver a tanto policía. Nada ha cambiado en ese sentido. Nada.

Hoy observamos una concentración de información por parte de la oficina de Comunicación Social como no se veía desde hace tiempo, todas las notas institucionales, es decir, los boletines de prensa, salen de la misma computadora. Incluso, inusualmente esta semana se difundió un comunicado de la misma Zona Militar y su relevante y trascendente combate al narco en Oaxaca. Eso se llama control de la información, control de Estado, de la misma manera que sucedía en aquellas décadas cuando quien gobernaba era el PRI-Gobierno, el mismo al que se enfrentan todos los que no son, los que no están, los que surgieron de ahí, como Juan Sabines y Gabino Cué o el mismo López Obrador.

Ahora, la prensa debe tener mucho cuidado para que no empiece a suceder lo que ha pasado en Chiapas y otras entidades con los gobiernos aliancistas, donde el hilo se corta por lo más delgado y se hace de forma tan sutil que casi nadie se da cuenta. Recordemos al don Pablo Salazar, quien mandó cerrar a los periódicos chiquitos por molestos. O cómo hacen ahora de cerrar las fuentes de empleo y que los más “furiosos entre los furiosos” –como Jean Paul Marat a través del Amigo del Pueblo, en plena Revolución Francesa- sólo tengan como espacios de expresión los blogs y otras herramientas de la Internet y se cierran las puertas de la contratación en medios impresos o electrónicos.

Cuidado, no sea que un día salga un “buen amigo” a decir algo así como “no pago para que me pegues”, recordando a José López Portillo o que tal si se nos vuelven más cínicos de lo que son y nos dicen: “ni los veo, ni los oigo”, como planteaba Carlos Salinas. Ojalá no se equivoquen. Las lluvias inesperadas suelen convertirse en tormentas.

Las políticas populistas, una práctica que se repite y se repite en este país, década tras década, es como darle una manita de gato a una comunidad tras la inundación. Es como hacer frijoles y echarle agua para que alcance para todos. Es como ese mole condimentado que al final nos hará daño.

Las amenazas están a la orden del día. En el gobierno municipal así empezó a operar. Así se las gastan. Luego sueltan rumores de auditorias realizadas por empresas privadas para revisar el desvío de recursos, eso suena bien. Ojalá revisen con lupa a los ex presidentes municipales y encargados del despacho que bajo el lema de “chinto tapa chinto” han omitido el desvío de recursos.

Ejemplo: Oaxaca Linda, programa estrella del legislador José Antonio Hernández Fraguas. O qué tal las obras entregadas y no concluidas de Manuel de Esesarte, también legislador y que nos indican un desfalco de 25 millones de pesos, que sumados a los 10 millones de Oaxaca Linda, estamos ante una suma nada despreciable. El fuero, como dice un queridísmo amigo, no significa impunidad. Menos cuando existen incluso observaciones de la propia federación al respecto.

Eso es lo que debe investigar el nuevo gobierno municipal, todo lo demás es basurita y nimiedades, aunque si quiere investigar a algunos funcionarios que no son afines al grupo de café del señor Luis Ugartechea estaría bien, se llevará gratas sorpresas al descubrir cómo con tres pesos algunos funcionarios hicieron maravillas. No nos quieran dar atole con el dedo con su populismo verbal y amenazante

A reserva Libertad y ciudadanía

Bárbara GARCÍA CHÁVEZ

Guillermo Cabanellas, jurista contemporáneo, define la libertad como la facultad humana de dirigir el pensamiento o la conducta según los dictados de la propia razón y de la voluntad del individuo, sin determinismo superior ni sujeción a influencia del prójimo o del mundo exterior.

Siglos antes de Cristo, es decir, en la era antigua, se registra en el Derecho Romano con autorizada suspicacia jurídica: "Libertas est potestas faciendi id quod Jure licet" (La libertad es la facultad de hacer lo que el Derecho permite).

Justiniano transcribió en el Digesto el concepto y las palabras similares de Florentino: la libertad es la facultad de hacer cada uno lo que le plazca, salvo impedírselo, la fuerza o el derecho.

Gayo la consideraba como el mayor de los bienes: "Libertas omnibus rebus favorabilior est" (La libertad es la más preciada de las cosas).Y tan elevado es su precio que, ratificando a su colega Ulpiano, exclamaba: "Libertas pecunia lui non potest" (la libertad no se puede pagar con dinero).

Paulo, a su vez, expresaba: "Libertas ad tempus dari non potest" (La libertad no se puede conceder temporalmente).

El término liberto queda determinada por el concepto originario de libertas, aduciendo a la condición de esclavitud como condición natural de hombres y mujeres determinándola en función pública regulada por el Estado romano. También es de resaltar que la libertad se suspende por fuerza o derecho de ley o circunstancia que la embargue.

Durante el siglo V antes de Cristo, Pericles, importante e influyente político y orador ateniense, pronunció un discurso (Discurso fúnebre) que fue recogido por Tucídides, historiador y militar griego, en su Historia de la Guerra del Peloponeso.

El discurso fúnebre de Pericles pone énfasis en el poder de la ciudad de Atenas, así como en la libertad de que gozan sus ciudadanos, que viven con gran respeto por el imperio de la ley en un régimen político que es administrado por la mayoría, es decir, una democracia donde los gobernantes eran asignados directamente en asamblea.

Además, Pericles realiza un emotivo enaltecimiento de la igualdad de los ciudadanos ante la ley en lo que se refiere a los asuntos privados, donde la libertad es primero que la democracia.

Es hasta el siglo XVIII en Francia, por la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, cuando la libertad se consagra como Derecho Fundamental en el artículo 2° y se define en el 4° en estos términos: "La facultad de hacer todo aquello que no perjudique a otro".

A principios del siglo XIX, Benjamín Constant, filósofo y escritor francés, político liberal y crítico de las democracias libres y abiertas, que por cierto, decía no incluían ni a mujeres ni esclavos, reivindicaba como muchos otros políticos de la época lo que llamó democracia representativa, ejerciendo los derechos de sus representados en el parlamento.

Esta figura se ha formalizado en la mayoría de Estados modernos, restringiendo paulatinamente la participación ciudadana en los asuntos públicos, defendiendo sus derechos y libertades desde el ámbito privado, con el reconocimiento garante del Estado, este atributo se le denomina ciudadanía.

En 1819, en el Ateneo de París el mismo Constant habló sobre “La libertad de los antiguos comparándola con la de los modernos”. Establecía que la principal diferencia radicaba en que el principal objetivo de los antiguos era el reparto del poder social entre todos los ciudadanos, mientras que el objetivo de los modernos es el conjunto de garantías concedidas que posibilita el goce privado de libertades y derechos.

Así para los antiguos la libertad consistía fundamentalmente en la posibilidad de participar en la actividad política, que consistía en ejercer de forma colectiva pero directa diferentes aspectos de gobernar.

La libertad para los modernos, en cambio, se traduce en el derecho de independencia individual, que consiste en el derecho de cada uno de estar sometido únicamente a las leyes y no a eventuales decisiones debido a la voluntad arbitraria de uno o más individuos desde el poder.

Como conducta personal, la libertad se entiende en el sentido más amplio y a la vez ingenuo. En el Anarquismo Puro, como aquella potestad de hacer lo que se quiere, imposible por carecer de omnipotencia y por el respeto que infunden los demás en su individualidad y en su conjunto. Con sentido más moral, la libertad se circunscribe a hacer siempre lo que no daña a otro, con la imprecisión consiguiente al daño y a la autoridad para apreciarlo.

En el aspecto jurídico, la libertad consiste en el derecho de hacer cuanto las leyes permiten y todo lo que no prohíben.

Desaparecida la esclavitud, al menos en sus formas más vulgares, la libertad individual está garantizada en el orden civil, y es irrenunciable e inalienable. Si la libertad está vinculada al ejercicio de la ciudadanía, es sólo posible en condiciones de verdadera igualdad.
Así, ciudadanos libres quiere decir ciudadanos iguales. Pero Aristóbulo Istúriz por su parte nos recuerda que ello es imposible sin la conciencia que es producto del conocimiento.

Ciudadano: Rousseau argumentaba al decir que los asociados por el pacto social "toman colectivamente el nombre de pueblo y en particular se llaman ciudadanos, como partícipes de la autoridad soberana".
En una sociedad democrática el ciudadano es el sujeto de la vida política, y como tal goza de derechos y tiene responsabilidades.

Ciudadano es el hombre libre, sujeto de derechos, que acuerda con sus iguales dar su consentimiento y someterse a la ley que los garantiza.
La esencia del ciudadano es la capacidad para decidir su gobierno, participar en las formas que determinan y regulan su colectividad, libre para decidir y actuar responsablemente individual y en colectivo.
Hoy en día nada democrático puede desarrollarse contra el principio de ciudadanía, ya que la condición de ciudadano otorga el derecho a elegir entre una pluralidad ideológica.
Ser ciudadano implica el reconocimiento de una igual dignidad sustancial, frente a la norma jurídica que necesariamente redunde en el respeto universal de Derechos de mujeres y hombres. Por lo tanto la ciudadanía no implica ni es sinónimo de nacionalidad, cualquier ser humano debe tener, por esta condición, la certeza de sus derechos y libertades, más allá de fronteras y regímenes.
Ciudadanía: es un status jurídico de la persona individual, que significa que todo ciudadano tiene un peculiar conjunto de derechos y libertades que están unidos a deberes y responsabilidades.
La ciudadanía, definida por derecho, otorga al hombre y a la mujer su libertad, es inseparable de la igualdad y, por tanto, tiene vocación universal.

La ciudadanía está unida a la democracia y a la participación política, lo que significa que la persona y sus derechos son los valores básicos y el fundamento de todo el orden jurídico.
El concepto de ciudadanía debe contemplarse como un conjunto de derechos, cuya determinación ha ido evolucionando con el paso de los siglos, por lo que no se puede considerar como un hecho natural, siendo más bien una construcción social, que se ha ido enriqueciendo con las ampliaciones de los derechos y elevando el nivel de la igualdad y de las exigencias de la dignidad humana.
La ciudadanía es un status que cabe exhibir tanto dentro como fuera del propio país, ya que cualquier Estado se sabe obligado a defender, con las medidas que estén a su alcance, a la ciudadanía injustamente tratados en otras naciones.
Ser ciudadano se refiere no sólo al mundo de lo jurídico sino también a la relación con el modo como se desarrolla la humana condición social, con la forma como se construye el ámbito de la identidad social y con la manera de orientar la iniciativa individual dentro de la propia sociedad.
La ciudadanía tiene como función principal consolidar la convivencia haciendo posibles los derechos iguales en una sociedad de desiguales.

Revisemos nuestra condición ciudadana frente al ejercicio de nuestras libertades y a la actuación de nuestros gobiernos.

No hay ciudadanía sin dignidad humana. La ciudadanía no se otorga, se adquiere por uno y una misma.