miércoles, 11 de junio de 2014
Sara Lovera ¿Yo feminista? Feminismo y periodismo, la experiencia de su vida
Sara
Lovera ¿Yo feminista?
Feminismo
y periodismo, la experiencia de su vida
· Su abuela y su madre cincelaron su carácter,
su independencia y sus sueños
· En la escuela de la vida su maestra fue la
sufragista Adelina Zendejas
-Primera
parte-
Soledad JARQUÍN EDGAR
Sara Lovera López es periodista, nació en la
ciudad de México, un 30 de septiembre de 1949. Una mujer de dos siglos, cuya
existencia se prolonga en el aprendizaje de su abuela paterna Sara Cedillo y de
su madre Rosario López. Su larga experiencia feminista está ligada al
periodismo. En una la hicieron y en otra se formó en la escuela. En ambas se
nutrió “entre la realidad y el cuento, entre la vida cotidiana y la narración
de historias”.
Ambas mujeres le dejaron puntuales lecciones
de vida, para lo que ha sido, sin vueltas de hoja ni medias tintas. Su abuela fue la primera en enseñarle a ser
persona, una mujer trabajadora e industriosa que le daba gran valor a su
trabajo y a su vida. “Era una madre soltera que construyó su espacio mental,
económico y físico. Comerciante, libre, luchona, ilusionada con sus planes,
poco maternal y gran maestra” que un día le explicó que lo que no hiciera por
ella misma nadie lo haría. Que debía tener su propio dinero y tejer su futuro. ¿Mis
derechos? Tenía que saberlos, ganarlos y ejercerlos.
En esa primera infancia se construyó con
enseñanzas claras y directas, tan simples como subirse una silla y limpiar las copas
de baccarat, antiguas, francesas, de colores ocres y rosados, a las que había
que limpiar lentamente. Le enseñó a coser a máquina pero también “a mirar por
la ventana el mundo, me enseñó a
cuestionar y reconocer, no a obedecer”. A la distancia parece simple, dice,
pero en eso consisten los valores humanos.
Más tarde le habló de los hombres y le dijo que eran una compañía para estar alegres, pero que en
general, “vienen de otra clase”, le advirtió, al tiempo de explicarle que había
que tratar de entenderlos o simplemente no esperar nada de ellos, repitió una y
otra vez a la pequeña Sara, sin saber que sus palabras cincelaban el futuro de
su nieta, a quien insistió en la importancia de hablar inglés, de forrar los
libros y leerlos.
“Esa fue doña Sara Cedillo, mazahua, erguida y
ancha de caderas. Muy seria, pero destilaba satisfacción. Podía estar muchas
horas acomodando el arroz y el frijol, la maicena y las cervezas por si había escasez.
Siempre pensaba que podía venir una revolución, como la que ella vivió. Se reía
diciendo que para salvarse de la leva los hombres de su familia se vestían de
mujer, como la única forma de no ir al ejército, ella misma escondió a mi abuelo
para que no se lo llevaran: Lo íbamos a necesitar para el trabajo”.
Supongo que doña Sara me hizo una mujer confiada
en mis propias fuerzas, eso hoy le llaman empoderamiento y autoestima. Su
madre, era igualita, por eso “mi padre se casó con ella”.
Unos días antes de morir, doña Charito, paseada,
emprendedora, autosuficiente, se había indignado cuando leyó que la esposa del
General Calles había tenido 13 hijos, a pesar de estar enferma de asma, tuvo tantos
hijos que el último la llevó a la tumba. Luego comentó: “¿ya leíste? el hombre
se casó inmediatamente, ¡qué barbaridad¡ todos son iguales”. Charito tenía 95
años, cuando murió, y era una conversadora inigualable. Ella me relató
puntualmente la vida de sus tías, sus acciones y aventuras. Todas esas tías le
enseñaron con el ejemplo. Con el ejemplo, otra vez, viví empoderada.
Sara se emociona al recordar la vida de su
madre, quien desde niña fue huérfana de padre y tuvo que vivir “arrimada” en
casa de un hermano del abuelo Ángel López, a quien mandaron matar cuando
rechazó a Carranza cuando éste puso su gobierno en Veracruz. Tras doce años,
Charito y su madre, maestra rural, se volvieron a encontrar y por todo el país
se buscaron la vida. A los 18 años, Charito le puso casa a su madre y cuando se
casó se dijo para sí: ahora tendré mi casa, es decir, su espacio, su lugar para
vivir y decidir su futuro.
“Decidió que no podía depender de mi padre, igual que mi
abuela paterna. Se buscó su dinero y siempre estaba contenta. Reía como pocas
personas, algo que yo no he podido; construyó su casa”.
Todas las mañanas se arreglaba cuidadosamente.
Me decía que la dignidad empieza por la imagen, no para ser como una mujer del
cine, sino para sentirse a gusto. Le tocó el nacimiento de la penicilina, y
como había trabajado con un médico como recepcionista/enfermera, puso un
letrero en la puerta de nuestra casa: se aplican inyecciones. Oí más de una vez
decir a mi padre que no había necesidad, que en casa no faltaba su dinero y ella decía que sí, le
faltaba dinero para elegir lo que quería comprar para ella, para su casa y el
dinero de él era para sus dos hijas y su
hijo…amplió su casa, se compró 25 pares de zapatos, vestidos para las fiestas,
para trabajar. Mi padre, era lo que hoy se conoce como un hombre femenino:
lavaba y planchaba su ropa, siempre estaba elegante, no era como los papás de
mis amigas, jamás recibí un grito o una imposición. Las tías decían que era
“frío”, porque tampoco se emborrachaba ni gritaba. En 1968 cuando yo estaba
metida en el movimiento estudiantil, una tarde me llevó al Carrillón (un
espacio del Instituto Politécnico Nacional)
donde se hacía un mitin. Yo llené el auto de bombas molotov y él
simplemente me dijo, con algo de preocupación: ¿No crees que es peligroso?”, y
al bajar del auto, me dijo que me
cuidara, sin mayor reclamo.
Cuando él y ella dejaron de quererse, se diría
en feminismo de primer plano, hicieron un pacto. Ella decidiría todo sobre sí
misma, su casa y su trabajo. Vigilaría que todo fuera bien en la escuela. Él
debía respetarla y también, hacer su vida. Ella no se iría de la casa y él
podía ir a comer y bañarse cuando quisiera. No se rompía el vínculo, pero cada
cual desde entonces decidiría sobre su tiempo.
Mi madre y mi abuela me enseñaron a que la
base económica era la base de la libertad. Mi madre me enseñó igual que mi
abuela que el valor de vivir era disfrutar las cosas, las amistades y la
escuela.
A los 15 años decidí ser periodista, la
escuela Carlos Septién García tenía un horario de las seis de la tarde a las
nueve de la noche. Cosa terrible. Hubo una pequeña discusión, al final me
dijeron que podía ir sola, y que estaban seguros que me iría bien. Al año
siguiente me inscribí en la escuela de Trabajo Social por las mañanas,
especialmente para no dormir tarde y estratégicamente, me explicó mi madre,
para que si no me dejaban ser periodista –profesión de hombres- tendría otra
alternativa.
En trabajo social leí por primera vez, a
iniciativa de un profesor un texto aparecido en el diario Excélsior, sobre la
lucha de los sexos. Un texto que todavía conservo, que explicaba como los
hombres y las mujeres éramos distintos no sólo por los genitales sino por la
forma como se nos educa, se diría un artículo con perspectiva de género. Yo
creo que ahí me hice feminista.
El texto explica que las mujeres son oprimidas
porque no tienen libertad ni dinero, porque tienen los hijos que dios les
manda, porque al salir a la calle, viven y sufren todos los obstáculos de su
sexo. Ahí me dije que esa era la verdad. Como la escuela era de puras mujeres,
me di cuenta que la mayoría no había tenido una abuela, un padre ni una madre
como la mía y me quedó claro el valor de la libertad.
En mi primer trabajo de periodista en el
diario El Día (1968) conocí a Antonieta Rascón, entonces reportera de una
agencia de noticias. Me dijo que si yo
había leído que en Estados Unidos y Europa las mujeres estaban levantadas, que
hacían manifestaciones para exigir sus derechos, que estaban contra la
violencia que miles sufrían y que tenían unos círculos de conversación sobre la
condición de las mujeres.
Me sonaba conocido, un año antes en El Día, la
sufragista Adelina Zendejas que escribía la columna Ellas y la Vida, me retó a
no sólo mirar a los hombres en mis notas informativas y me enseñó lentamente,
con mucho cuidado, con mucho amor, cómo se ocultaba en los medios la vida de
las mujeres, me contó cómo las mexicanas habían pedido sus derechos sociales
desde la época juarista. Me enseñó a leer las revistas de mujeres que guardaba
celosamente en un armario gigante de su casa de la colonia Anzures. Y antes en
1967, yo había militado en la Liga Comunista Espartaco, ella comunista y yo
iniciada, nos comprendimos mutuamente durante 20 años.
Adelina me explicó que la Revolución Rusa
había conseguido la igualdad de las mujeres y el derecho –como ahora se dice- a
la interrupción legal del embarazo. Ella era una mujer de unos 55 años, vestía elegante
y sobria, asomaba canas que no intentaba quitarse, no era casada, pero, por
supuesto me contó de sus amores. Cuando la conocí y hablaba del aborto sin ruborizarse,
me acordé que mi madre trabajó con un médico que hacía abortos. El consultorio estaba
en la calle de Colombia, en el centro tepiteño de la capital. Me acordé que
ella había dicho que muchas mujeres no podían tener hijos porque eran
prostitutas, porque tenían un puesto en La Merced o una bodega y no podían tener más de dos o
tres. Adelina me explicó que eso era un derecho.
Antonieta me topó en 1970. Ella y Martha
Acevedo escribieron sendos artículos en el diario Excélsior sobre el nuevo
feminismo. Esa fue la plataforma que sirvió para llamar a una reunión en
Cuernavaca, donde nació el grupo Mujeres en Acción Solidaria (MAS).
Fue entonces
que me llamé feminista. Ese año empecé a
militar y no he dejado de militar y pensar feministamente desde aquella
reunión. Luego vinieron muchas reflexiones, en el pequeño grupo, muchas
lecturas. Me acuerdo que una de las mujeres de MAS, la doctora Dulce María
Pascual, siempre comenzaba la reunión, preguntando qué libro nuevo habíamos
descubierto y estábamos leyendo. En aquellos años llegaron las primeras
traducciones de las europeas/troskistas, y Antonieta escribió un texto, para
una primera reunión en la Casa del Lago, sobre la lucha de las mexicanas. Yo
sabía todo lo que ahí escribió, pero yo no hablaba ni escribía de esas
historias. Yo nada más escuchaba, aunque ustedes no puedan creerlo. Me bebí las
reflexiones, los matices, las discusiones sobre el feminismo liberal y el
feminismo socialista.
Muy pronto empecé a hacer las crónicas del
naciente nuevo feminismo. Adelina me enseñó las fotos de los grupos llamados
feministas que apoyaron a Madero, me contó de las revistas feministas del siglo
XIX, me dijo que una feminista, Dolores Jiménez y Muro, había escrito la
primera proclama contra el presidente Porfirio Díaz (la declaración de Tacubaya) y que Hermila Galindo, que era
secretaria de Venustiano Carranza, había
editado una revista y que personalmente la había llevado a muchas ciudades para que las mujeres
reclamaran el voto. Me enseñó con los documentos de su archivo como Juana
Gutiérrez de Mendoza había pegado grandes papelotes en el Zócalo reivindicando
los derechos de las mujeres y los indígenas y que le ayudaba, entonces
jovencita, doña Eulalia Guzmán. Me contó cómo cantaba Concha Michel y
organizaba campesinos y cómo fue la vida
de Frida Kahlo.
Yo no estudié la historia de estas mujeres.
Fueron cuentos de Adelina que me aprendí en la sala de su casa, conversando, en
la cocina –porque también me enseñó a guisar-, en un cafecito al lado del
periódico y en grandes comilonas en su casa, donde asistían algunas mujeres
históricas y ahora historiadas por las feministas.
Ya estaba lista: tenía tres elementos para
hacerme feminista y pasar por un feministómetro: una formación libresca y
militante de la dialéctica marxista; conocimiento de mis antepasadas, y la
seguridad de que las mujeres eran valientes y no sólo buenas madres. Que
abortaban y que elegían, por su conocimiento, con quién vivir. Me explicó
Adelina que los libros de texto no contaban toda la verdad sobre el proceso
nacional.
De las mujeres emblemáticas, algunas ya
muertas, podía imaginar cómo eran. No conocí sus rostros hasta muchos años
después. A las vivas, a varias, las
conocí en casa de Adelina Zendejas, como
a doña Amalia González Caballero de Castillo Ledón, a doña Concha
Michel, a doña Efraína Rocha, a doña Gracielita ( del PC), a María Lavalle Urbina
y a otras cuantas.
Además, ya era aprendiz de periodista y sabía
que hablar de las mujeres en mis notas, era convencer al subdirector, negociar (pastorear
se decía) las notas en la mesa de redacción, a evitar los chistes y las mofas
de mis compañeros, a demostrar que había
noticia. Con Adelina recorrí los barrios pobres de la ciudad; identifiqué a las
mujeres indígenas que vendían fruta en las aceras del centro, conocidas como
Las Marías, visité la cárcel de mujeres y las reuniones de las madres de los
presos. Ella siempre hablaba en su columna, como si hiciera un reportaje, tenía
que verificar los hechos.
De modo que en 1970, cuando no nacía MAS, yo
ya sabía que las mujeres tenían que tener un espacio público y había que
documentar su historia. Fue cuando entrevisté a Lolita Lebrón y a esta
independentista portorriqueña, le pregunté donde estaban las mujeres en ese
movimiento. Fue mi primera entrevista, a gran despliegue con una mujer hablando
de la independencia y de las mujeres.
Ya no había marcha atrás. A partir de 1971,
trataría de contar lo que hacían las nuevas feministas, sin dejar de hacer las
notas que me encargaba el diario, de la cámara, del Distrito Federal o de la
Secretaría de Relaciones exteriores. Lo que hacían las feministas, era mi doble
jornada en el periódico. Y lo hacía a pesar de que muchas me corrían de sus
concíbalos y reuniones de estrategia, porque quien sabe cómo iba yo a
escribir, decidí hacer lo que hoy se
llama pomposamente, periodismo con perspectiva de género.
Periodistas vulnerables ante riesgos e impunidad *Aumenta la profesionalización
A
propósito del Día de la Libertad de Expresión:
Periodistas
vulnerables ante riesgos e impunidad
*Aumenta
la profesionalización de reporteras no así sus ingresos ni prestaciones
Soledad JARQUÍN EDGAR
El ejercicio del trabajo periodístico en
México se ha modificado con rapidez en los últimos años, consecuencia de las
nuevas tecnologías de la información que han revolucionado como nunca la
producción de noticias, no sólo es más rápida la transmisión sino que el globo
terráqueo se hizo más pequeño.
Otro fenómeno que ha afectado la producción
informativa son las condiciones de inseguridad para las y los trabajadores de
los medios, principalmente por grupos de poder: políticos o económicos, así
como por una creciente incursión de los grupos delincuenciales.
Algunos datos muestran el avance de las
agresiones contra periodistas en la última década. Por ejemplo, Human Rights
Watch señala en el Informe Mundial 2014: México, que al menos 85 periodistas
fueron asesinados entre 2000 y 2013, otros 20 desaparecieron entre 2005 y abril
de 2013.
Hechos que han permanecido en la
impunidad “y muchas veces descartan de
manera prematura la posibilidad de que hayan sido agredidos por motivos
vinculados a su profesión”.
Este informe muestra además que las
agresiones no sólo consecuencia de la “guerra” contra el narcotráfico, sino que
también están involucrados gobernantes o grupos delictivos, incluso, dice el
informe, en 2006, México creo una Fiscalía Especial para la Atención de Delitos
cometidos contra la libertad de expresión, con la salvedad que solo ha
conseguido una condena en 378 investigaciones que inició.
En ese mismo sentido, Reporteros sin
Fronteras advierte que México es uno de los países más peligrosos para el
ejercicio del periodismo, “las amenazas y los asesinatos a manos del crimen
organizado –incluso de las autoridades corruptas- son cosa de todos los días.
Este clima de miedo, junto con la impunidad que prevalece, genera autocensura,
perjudicial para la libertad de información”.
Como lo plantea Human Rights Watch,
Reporteros sin Fronteras coincide que la impunidad sigue siendo la regla en la
inmensa mayoría de asesinatos y desapariciones…impunidad que se explica por la
colusión entre el crimen organizado y las autoridades políticas y
administrativas.
Oaxaca no es la excepción, tan sólo por el
número de hechos ocurridos en lo que va de la presente administración de
gobierno, el Grupo Prensa Oaxaca contabiliza más de 20 agresiones, algunas de
ellas que han terminado en asesinatos.
El clima exacerbado de violencia
–político-social- que se vive las
principales ciudades de la entidad, así como los conflictos postelectorales son
el caldo de cultivo que propician las agresiones como las sufridas en las
últimas semanas por las periodistas Citlalli López y Janet Martínez, en ambos casos
se interpusieron demandas. A la reportera Citlalli López, la amenazó el
dirigente del Frente Amplio de Lucha Popular, organismo dependiente del PRD,
Gervasio García Martínez, luego de las publicaciones hechas en relación con la
destitución de la síndica de Tlacolula y la segunda, Janet Martínez, fue
agredida por ocho hombres integrantes todos de la Confederación Nacional de la
Productividad, organismo del PRI, cuando la reportera cubría una marcha, a
quien en un acto de prepotencia machista rodean y despojan de su teléfono
celular y cámara fotográfica. Ambos casos fueron reportados en mayo pasado.
Sin duda, esta violencia es real y está visto
puede alcanzar grados extremos como el asesinato. Por tanto, es indispensable tomar medidas,
existen otros factores que se han dejado de ver, se trata de las condiciones
laborales de quienes trabajan en los medios y en específico de las mujeres,
sobre quienes sigue recayendo la responsabilidad de las tareas de cuidado de
las familias, como parte de la inequidad cotidiana.
Profesionales
pero sin prestaciones
Para evaluar la condición laboral y un tanto
social de las mujeres que trabajan en medios de comunicación pedimos a
reporteras o periodistas contestaran un cuestionario, de las cuales respondió
el 70 por ciento; de ellas el 85.7 por ciento son reporteras y el 14 por ciento
dueñas de un medio.
Encontramos algunas diferencias sustanciales
con respecto a una encuesta semejante, en especial con los datos sobre la profesionalización
de las reporteras, su edad y sueldo, realizada hace 14 años y publicada en Las
Caracolas del 26 de septiembre de 2000.
En ese año, el 77 por ciento de las
trabajadoras respondieron que tenían estudios en Comunicación Social, 11 por
ciento dijeron tener una carrera técnica en periodismo y 12 por ciento
señalaron no tener estudios profesionales. Este año se elevó al 85.7 por ciento
con estudios en Periodismo y/o Ciencias de la Comunicación y el resto (poco más
del 14.2 por ciento) ha estudiado una carrera profesional diferente.
Como en el año 2000, el 51.8 por ciento
reportó laborar para dos medios distintos y solo el 3.7 colaboraba para tres
medios; en 2014 el 42 por ciento señaló trabajar para tres medios; 28.5 para
dos medios y sólo el 14 por ciento lo hace para un solo medio de comunicación.
Es decir, las condiciones laborales se han revertido, en parte por las
facilidades de las nuevas tecnologías y en parte por la pérdida del valor
salarial.
La comparación salarial muestra que los
sueldos de las periodistas oaxaqueñas no han mejorado siguen en la misma escala
de entre cinco y diez mil pesos. En 2000, el 25 por ciento de las trabajadoras
ganaba menos de cinco mil pesos, en 2014 ganan menos de cinco mil pesos sólo el
14 por ciento de las encuestadas. En cambio se duplicó la cantidad de
reporteras que ganan entre cinco y nueve mil 900 pesos, en el 2000 era de 22
por ciento, ahora es del 42 por ciento; mismo porcentaje reporta ganar más de
10 mil pesos y menos de 15 mil.
Si entre el año 2000 y el 2014 de alguna
manera se percibe que hay el doble de reporteras con un sueldo superior a los
cinco mil pesos, existe una operación inversa en relación con sus prestaciones
laborales, se reduce a la mitad el porcentaje de periodistas con estas
garantías de ley. En 2000 era de 48.1, en la actualidad es del 28.5 por ciento,
otro 14 por ciento tiene la mitad de sus prestaciones y 57 por ciento no tiene
prestaciones elementales como el seguro social ni derecho a vivienda ni fondos
para el retiro y ninguna goza de mecanismos de protección laboral diferentes
por ser mujeres.
Además, ese 57 por ciento trabaja en promedio
ocho horas y el 42 por ciento reporta trabajar más de 10 horas diarias.
Comparativamente con el año 2000, 33.3 por ciento trabajaba ocho horas y entonces
un porcentaje similar trabajaba 12 horas diarias.
Más
riesgos y mucha impunidad
Una segunda parte de la encuesta, comprende
preguntas diferentes a las hechas en el año 2000.
Este año, las mujeres reportaron cubrir todas
las fuentes, exceptuando la “nota roja”. Podemos decir que en comparación con
lo que sucedía hace más de 20 años, las mujeres reporteras han ampliado su
ámbito de acción, derivado también de la urgencia en la transmisión de noticias
por las nuevas tecnologías de la comunicación (TIC). En todos los casos las
reporteras señalaron que las TIC han favorecido el quehacer periodístico, no
sólo por la rapidez en la transmisión de noticias que acortan tiempo y espacio sino
porque resultan aliados en la obtención de información de contexto.
En relación con los riesgos de las
periodistas sólo el 28.5 por ciento señalan que no han sufrido ningún tipo de
hostigamiento dentro del trabajo pero el resto de las encuestadas afirman que
sí, los cuales van desde piropos de sus compañeros hasta proposiciones
inadecuadas de funcionarios, en especial a las más jóvenes.
El cien por ciento de las encuestadas reporta
observar riesgos en su trabajo periodístico como consecuencia, señalan, de la
falta de castigo a los responsables por parte de las autoridades; exceptuando
una mínima parte, la mayoría considera que existen mecanismos para la
protección de periodistas pero no tienen certeza de su efectividad, plantean que
las redes sociales como las redes entre periodistas son fundamentales para su
protección.
Reportan también que existe más
vulnerabilidad para las mujeres por el hecho de ser mujeres. Es muy común que
el ejercicio de su trabajo como reporteras sufran agresiones verbales y hasta
físicas por parte de manifestantes y/o autoridades de todos los niveles que
basados en actitudes machistas buscan intimidarlas.
Y como la perversión no existen sin el
perverso es importante señalar que en Oaxaca la práctica de ofrecer dinero para
guardar silencio o no publicar una nota fue reportada en el 57 por ciento de
las reporteras que respondieron la encuesta de Las Caracolas de El Imparcial,
otro porcentaje ofrece dinero para ser ensalzados en las notas periodísticas y
otra cantidad consideraron que han recibido ofrecimientos de dinero en
“agradecimiento” por una publicación.
Estadísticas
85.7% estudiaron Periodismo y/o Ciencias de la
Comunicación
42% trabaja para tres medios
28.5 % para dos medios
14 % lo hace para un solo medio
14% ganan menos de 5 mil pesos
42% entre cinco y nueve mil pesos
42% gana más de 10 mil pesos mensuales
28.5% reporta gozar de prestaciones sociales por su
trabajo
14% disfruta solo de parte de sus prestaciones
57 % trabajan sin recibir prestaciones
57% trabaja ocho horas
42% trabaja 10 horas
La absurda “defensa de la vida”
La absurda
“defensa de la vida”
Juana María NAVA CASTILLO
Monterrey, NL.- Como hace 16 años, las mujeres
de Nuevo León enfrentan una embestida de la derecha más conservadora de la
entidad, que aprovechando su mayoría en el Congreso local, busca elevar a rango
constitucional el derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte
natural.
Este tema se veía venir, desde que una de las
principales impulsoras de la iniciativa en 1998, Carolina Garza, asumió como
diputada local del Partido Acción Nacional en la presente legislatura, y en
varias ocasiones dejó entrever el tema, que en los últimos días tomó forma al
convertirse en una nueva propuesta de ley que fue aprobada en comisiones y
llevada al pleno y votada a favor por mayoría, en un periodo de tres días del
calendario legislativo.
La diferencia con el proceso que en aquella
primera ocasión enfrentaron las organizaciones feministas, académicas y en
general las personas que se oponían a tal reforma constitucional, es que ahora
no solo el partido promovente, sino que también el PRI se adhirió a la
propuesta, votando a favor en la primera vuelta de las dos necesarias para la
modificación constitucional, lo que prácticamente dejó sin “aliados” a las
oponentes, con excepción del apoyo de los partidos PT, PRD y Panal, que en
conjunto suman seis votos y que por supuesto no son suficientes para incidir en
la decisión final.
En diciembre de 1999, luego de dos años de
debate, de mesas de discusión, de protestas ciudadanas, de análisis en medios,
de enfrentamientos con los grupos conservadores, las feministas de Nuevo León
consiguieron que la iniciativa de entonces se “congelara”. Se contaba entonces
con el respaldo de algunas y algunos legisladores priistas que se oponían a la
reforma constitucional. Hubo un desgastante, pero interesante debate
legislativo.
En 2014, las cosas son diferentes, empezando
por el documento hueco y sin fundamentos debatibles que se aprobó como
dictamen, y que otorga al producto de la fecundación los derechos a la
justicia, a la libertad, a la igualdad, a la equidad, a la paz. De risa y de
vergüenza, que las
y los legisladores de los partidos Acción Nacional y Revolucionario
Institucional, sumaran 33 votos para aprobar la reforma en una primera vuelta,
es decir más votos de los necesarios, pues bastaba con una mayoría simple, de
22 votos, para que procediera la modificación en su primera etapa.
Esto hace suponer que en
la segunda vuelta, obligada en un periodo de sesiones diferente, ya sea
ordinario, o extraordinario, se conseguiría fácilmente la mayoría calificada,
que debe ser de 28 votos.
Pero la lucha de las
mujeres ha sido de nuevo fundamental, y la esperanza de poder revertir la
postura de las y los legisladores es una constante plasmada en diversas
acciones de protesta y de exigencia para que se respeten los derechos de las
mujeres a decidir sobre su cuerpo, a no otorgar derechos al nonato por encima
de los que tienen las personas nacidas, consagrados en las leyes supremas de
este país, pero que las y los diputados de Nuevo León parecen ignorar.
Y es que sabemos que de
proceder la reforma que impulsa el PAN, con el aval del PRI, se conseguiría con
facilidad, y sin necesidad de requerir de la mayoría en la votación, reformas
al Código Penal que establece hasta ahora tres excepciones para practicarse un
aborto, y que son por grave riesgo a la salud, por peligro de muerte de la
mujer y por violación.
Además por supuesto que
sería motivo de impedir otras leyes que garanticen a las mujeres un aborto
seguro.
Solo baste recordar que
en mayo de 2007, Juan Villanueva y Francisco Barrios, entonces diputados
federales del PAN presentaron ante el Congreso local una iniciativa de reforma
al Código Penal del estado para incrementar las penas de 3 a 5 años a las
mujeres que se practiquen un aborto, argumentando que de ninguna manera se
permitiría que “la despenalización del aborto en el Distrito Federal llegue
hasta acá, y que atente contra la vida solo por moda".
Es el nivel de
argumentaciones y justificaciones que han dado históricamente los y las legisladoras
pro derechos del embrión. Al celebrar el triunfo de la votación en la primera
vuelta para la reforma constitucional, el pasado 28 de mayo, la diputada
Carolina Garza dijo en la tribuna que “ahora tenemos la oportunidad de ser la
voz de los niños nuevoleoneses que no la tienen; se regresará el rostro humano
al estado de Nuevo León”.
También, el diputado que
firmó la iniciativa, Francisco Treviño Cabello, expresó frases como: “hay quien
dice que la mujer tiene derecho sobre su propio cuerpo, pero el no nacido es
una persona diferente”; “privar de la vida a un bebé por nacer no hace a la mujer
ni más libre, ni más sana” o “una persona no es responsable si usa el aborto
como método de planificación familiar”, entre otras de ese tipo.
Porque para las y los diputados
es más importante otorgar derechos jurídicos al producto de la fecundación que
el respeto por la vida de las mujeres, y la importancia de garantizarles a
ellas su derecho a la reproducción en el momento que lo decidan.
Tampoco ha sido
prioritario preocuparse por impulsar acciones legislativas que generen
políticas públicas efectivas para abatir el embarazo de niñas y adolescentes,
que en la entidad es preocupante: más de 300 niñas de entre 10 y 14 años se
convirtieron en madres en el año 2012, y el 5 por ciento de las niñas entre 15
y 17 años tuvieron un hijo en ese año. Nueve de cada 10 de ellas, ya no
regresaron a la escuela. Niñas criando a otros niños. ¿A quién le importa eso?
A estas alturas solo
apelamos a la concientización de los y las diputadas, o de algunas de ellas,
especialmente del PRI, para que apegadas a los principios y estatutos de su
propio partido legislen conforme lo dicta el Estado laico; y respeten sus
postulados a la defensa de los derechos de las mujeres y a la libre decisión.
De apoyar la votación en
la segunda vuelta, para reformar la Constitución de Nuevo León, las y los
legisladores del PRI ya no serán requeridos para modificar otras leyes
secundarias que darían al traste con los derechos humanos de las mujeres.
El acceso al aborto legal y seguro es parte
esencial de los servicios de salud reproductiva a los que tienen derecho las
mujeres. Se fundamenta en los derechos a la vida, la salud, la integridad
física, la vida privada, la no discriminación y la autonomía reproductiva
de las mujeres. Estos derechos se encuentran reconocidos tanto en la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos como en los tratados
internacionales en materia de derechos humanos.
Cuando los servicios de aborto son inaccesibles
para las mujeres que los necesitan o cuando las leyes de aborto son
restrictivas, los Estados pueden ser responsables por las violaciones a los
derechos humanos que les causan. Además, tiene un impacto negativo en el
ejercicio de los derechos de las mujeres, sus oportunidades de vida y su
futuro.
En México el aborto es un delito que se regula a
nivel local con exclusiones de responsabilidad, es decir que en determinados
casos, a las personas que llevan a cabo un aborto, no se les impone una
sanción. Estas exclusiones varían dependiendo de la entidad federativa. El
Distrito Federal (DF) es la única donde el aborto es legal en las primeras doce
semanas de gestación. Asimismo, la interrupción del embarazo en casos donde el
embarazo es producto de una violación es legal en todo el país. Sin embargo, el
acceso depende del lugar de residencia, del grupo socioeconómico al que
pertenezcan, del nivel de información que tengan y del estigma en su entorno
social. (GIRE)
Mujeralia de la maternidad
Incidencia de aborto
44, por cada 100 nacidos vivos
Seis de cada diez
adolescentes (61.8%) sexualmente activas, no usa métodos anticonceptivos
durante su primera relación sexual.
Cada mujer mexicana
tiene entre 2 y 3 hijos en promedio y hay más de 30 millones de madres. El 5.3
millones de madres son solteras, separadas o divorciadas. Asimismo, más de 77 mil niñas de 12 a 17 años de edad están
casadas, lo que representa el 1.2 por ciento de la población.
Según la Organización
Mundial de la Salud, aproximadamente mil mujeres mueren al día por
complicaciones prevenibles del embarazo y del parto según el último censo de
2008, resultando en un total de 358 mil de defunciones al año.
Más de 136 millones de
mujeres dan a luz al año, sin embargo, 20 millones de bebés experimentan
enfermedades después de nacer. De esa cifra, 16 millones de
niñas entre los 15 y 19 años tienen un hijo.
De acuerdo con la
Organización de las Naciones Unidas, se estima que entre 100 y 140 millones de
niñas y mujeres en el mundo viven actualmente con las consecuencias de la
mutilación o escisión genital femenina, y se estima que 3 millones
de niñas corren riesgo de esa práctica todos los años.
(Las Caracolas, páginas 2 y 3)
Cronología: Caso Yeniffer Barroso Rodríguez vs SPP
Cronología:
Caso Yeniffer Barroso Rodríguez vs SPP
1 de mayo
de 2007. Fui contratada por el Gobierno del Estado, en la Secretaría de
Protección Ciudadana, con nombramiento de confianza nivel 5. Funciones: Conducir y producir el programa de
radio y televisión de la Dependencia a través del canal 9. El titular era el
Lic. Sergio Segreste Ríos.
1 de
octubre de 2010, me fue otorgado nombramiento confianza sin término de
finiquito con nivel administrativo 5 adscrita a la oficina del Secretario de
Seguridad Pública.
1 de
diciembre de 2010 es nombrado nuevo titular Marco Tulio López Escamilla.
El 17 de
diciembre de 2010 se me incapacita por maternidad.
29 de
marzo de 2011 me reintegro. Al llegar a mi departamento no cuento con lugar
específico, no tengo material para trabajar, me asignan la función de sacar
copias y hacer mandados al jefe actual.
12 de
abril de 2011. Solicito al Lic. Roberto Morales me ponga a disposición de la
Secretaría de Administración por estar siendo hostigada en mi área de trabajo.
6 de
septiembre de 2011. Denuncio ante mi jefe directo, Lic. Antonio Gutierrez
Sumano, Coordinador de Comunicación de SSP a Manuel Maldonado Ojeda por violencia
cibernética en mi contra.
18 de
octubre de 2011 solicito audiencia con el Secretario López Escamilla. Su
secretaria Particular Rosa Minerva Cruz Triunfo, me niega la posibilidad de
entrevistarme con él.
5 de
enero de 2012. Solicito nuevamente ante el oficial mayor se me ponga a
disposición de la Secretaría de Administración, me indica que sí, siempre y
cuando acceda a tomar un café fuera de la oficina.
4 de mayo
de 2012. Soy atendida en audiencia por el Secretario de la SSP, a quien
manifiesto todos los atropellos cometdos por Manuel Maldonado, Minerva Cruz,
Xavier Villalobos Carranza, así como de un grupo de personas adscritas al área
de comunicación social. Me solicita comparezca ante el área jurídica, lo cual
hice pero no me entregan copia firmada, después observo que existen algunas
alteraciones a mis dichos.
8 de mayo
de 2012. Pido la intervención del IMO
para manifestar el maltrato verbal, físico, cibernético y psicológico que soy
objeto.
10 de
mayo de 2012, el IMO gira oficio al Secretario de Seguridad Pública para
exhortarlo a actuar.
11 de
mayo de 2012, contesta al IMO el Lic. Carlos Morales Sánchez, Director Jurídico
de SSP, donde indica que se le impuso suspensión preventiva a Manuel Maldonado.
Durante
los meses siguientes solicito se atienda mi caso, aportando pruebas,
entrevistándome con quienes teóricamente tenían la encomienda de investigar,
sin embargo mi dicho transcrito no me fue entregado, aduciendo mil dificultades
de origen técnico.
Me es
entregada la orden de iniciar con los exámenes de control de confianza. Asisto
a la evaluación poligráfica y psicológica.
Se me
indica que realice los exámenes médicos. El médico me solicitan me desnudara
totalmente, en presencia de alguien que ni siquiera me mostró identificación de
doctor y ante dos personas más del sexo masculino, a lo cual me opuse y envíe
oficio a la Directora del C4, encargada de los exámenes, para que me explicara.
La propia Subdirectora del C4 me indica verbalmente que no debieron tratar de
hacerme de esa manera los exámenes incluso me hace saber que a todas les han
pedido constancia de no embarazo para poder ingresar.
4 de
septiembre de 2012. Me intentan notificar la separación de mi cargo a las 4 de
la tarde, ante lo cual inicio huelga de hambre en las instalaciones de mi
oficina, solicitando una explicación ante proceder tan injusto y arbitrario. A
las 8 horas, el Jefe del Departamento de Asuntos Penales del Cuartel de la
Policía, quien con tres policías acreditables y dos varones más me sacaron de
la oficina en la que me encontraba en forma por demás violenta. Este hecho es
grabado por el actual titular de Tránsito del Estado, Porfirio Villalobos. Fui golpeada, insultada, arrastrada,
intimidada, trasladada al cuartel en un vehículo con vidrios polarizados. 9:15
de la noche me ingresan al cuartel de la policía donde en la explanada estaban
formados aproximadamente 300 policías quienes son testigos de la privación de
mi libertad.
A la
23:00 horas me trasladan a los separos de la policía municipal, donde me son
certificadas lesiones. Al llegar estaban esperando mi arribo Emanuel Catillo, Subsecretario de Reinserción
Social, así como el Director Jurídico, Carlos Morales Sánchez, quienes me
indican que se retiran los cargos si firmo mi renuncia y un documento donde los
exonero de cualquier acción que hayan cometido en mi contra, a lo cual me
niego.
Intimidan
a mis familiares indicándoles que me ingresarían al penal de Ixcotel porque lo
cometido era en grave. Soy acusada de uso indebido del uniforme y
condecoraciones, y de usurpación de funciones.
5 de
septiembre de 2012. A las 6 de la mañana arriba un vehículo de la Procuraduría
de Justicia del Estado donde soy trasladada sus oficinas ubicadas en Ciudad
Judicial, soy recluida hasta las 6 de la tarde una vez comprobada la falsedad
de las acusaciones hechas en mi contra.
6 de
septiembre de 2012. Acudo a la oficialía mayor por mis documentos personales
que habían quedado en mi oficina. En el momento de mi llegada un grupo de la
oficina de asuntos internos comandados por Hipólito Avendaño, Director de esa
oficina, y otras 10 personas, entre ellas un notario público de apellido Avilés,
quienes me notifican que se montará Consejo de Honor en mi contra.
7 de
septiembre acudo a poner mi denuncia ante la Defensoría de los Derechos Humanos
del Estado de Oaxaca, donde no se me abre expediente alguno, y se me convence
de que la vía es otra.
13 de
septiembre de 2012. Se monta Consejo de Honor en mi contra.
26 de
Octubre. se me notifica que soy removida de mi cargo y que solo tengo derecho a
mi liquidación.
7 de
diciembre de 2012. Interpongo demanda ante el Tribunal de lo Contencioso
Administrativo.
5 de
septiembre de 2013. El Tribunal de lo Contencioso Administrativo falla a mi
favor declarando la nulidad lisa y llana de la resolución del 26 de Octubre del
2012, sin embargo, por “errores” de mi abogado no se piden los efectos que
considero resultan naturales.
19 de
septiembre de 2013. Demando ante la defensoría nuevamente, denunciado su
opacidad anterior que rayaba en contubernio con la Secretaría de Seguridad
Pública.
10 de
octubre de 2013. Nuevamente solicito intervención del IMO para saber de mis
denuncias ante la Dirección de Asuntos Internos de la SSP. La Lic. Beatriz
Casas manifiesta de manera verbal que el director de asuntos jurídicos, le
informó que Manuel Maldonado había sido separado definitivamente de sus
funciones. Posteriormente el 11 de noviembre me es enviado oficio donde se me
indica que esa persona fue suspendida, basando esta información en oficio que
les dirige el Director Jurídico de la SSP, Gabriel Quevedo Martínez.
Enero 7
de 2014. Me entrevisto con el nuevo Secretario de Seguridad Pública, Alberto Esteva Salinas, quien me advierte que
no desea problemas, desdeña mi nombramiento por ser otorgado durante la
administración del anterior Gobernador y solo me indica que esté en contacto
con uno de sus allegados para dar trámite a mi asunto. Nada ha sucedido.
13 de
marzo de 2014. La Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca dicta
seis recomendaciones. Entre ellas medidas para reparar los daños, como la
reincorporación de Yeniffer Mirna Barroso Rodríguez en el trabajo que venía
desempeñando hasta el 4 de septiembre de 2011; el pago de salarios y demás
prestaciones económicas que dejó de percibir, atención psicológica por las
afectaciones provocadas, y se ofrezca una disculpa pública a la afectada.
20 de
marzo de 2014. Entregué a la Diputada Itaiza López Galvan copia de la
recomendación con objeto de solicitar su apoyo para la consecución de los
puntos recomendados por el Defensor, sin que hasta el momento haya recibido
respuesta alguna.
Marzo de
2014. Entregue al Senador Benjamín Robles Montoya, ante más de mil mujeres, mi
recomendación a efecto de que se pronunciara a mi favor, quedando muy
solemnemente en apoyarme, lo cual hasta el momento no ha sucedido.
19 de
mayo del 2014. Exijo a la Defensoría se me notifique de la no aceptación de la
recomendación para los efectos legales conducentes ya que la Secretaría acepta
la recomendación de manera parcial, y engañosamente quieren hacer creer que lo
aceptado está siendo cumplido, con la complacencia de las autoridades de la
Defensoría.
22 de
mayo de 2014. Pido al IMO una explicación
ya que al acudir a la dirección jurídica de la SSP encuentro a Manuel
Maldonado Ojeda, laborando sin problemas en la Secretaría, a pesar de los
dichos de Beatriz Casas.
24 de
mayo de 2014. Acudo a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos para
manifestar lo anterior y procederá a la
impugnación de la recomendación pues no fue cumplida ni aceptada.
30 de
mayo de 2014. Soy notificada por la Defensoría sobre la aceptación parcial de
la Secretaría de la recomendación, así como de las acciones que han empezado a realizarse
de acuerdo a los puntos recomendados, marcando cosas como aceptadas cuando solo
hay documentos simples que supuestamente prueban el hecho de la ejecución
(De Las Caracolas, página 8)
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