Sara Lovera, 45 años de periodismo
· A la información le faltaban las
mujeres
Bárbara
GARCÍA CHÁVEZ
En
noviembre pasado, la periodista Sara Lovera cumplió 45 años de trabajo en los
medios de comunicación y este mismo mes recibió, junto con otras destacadas
mujeres la Medalla Omecíhuatl que otorga el
gobierno del Distrito Federal.
Sara Lovera que nació en Veracruz, vivió desde muy niña en el Distrito
Federal. “Genio y figura” inquieta desde la infancia, tanto que su madre, doña
Rosario, trató de mantenerla ocupada, por la mañana en la escuela y por la tarde
en alguna otra actividad y en la lectura.
Siendo
casi una adolescente se inscribió en la Escuela de Periodismo Carlos Septién
García. Estudiar periodismo no parecía buena idea en su familia, porque tendría
que estudiar una profesión seria. Estudió entonces dos carreras: periodismo y
trabajo social.
Estuvo
presente la tarde noche del 2 de octubre en Tlatelolco de 1968, porque se hacía
pasar como reportera junto con otros compañeros de escuela, entre ellos Carlos
Marín quien era miembro del comité de huelga. El periodista de El Día, José
Antonio del Campo, la salvó de ser detenida por los militares al decir que sí
era periodista y que no tenía credencia porque había perdido su bolsa en la
plaza de las Tres Culturas. Después la sacó del hospital hasta donde los habían
llevado, ella tenía el vestido manchado de sangre, sangre del propio Del Campo.
A los
18 años pisó por primera vez una redacción. En el periódico El Día, donde el
jefe de información Luis Sánchez Arreola, la miró con desde, movió la cabeza en
sentido negativo, se metió la mano a la bolsa del pantalón y sacó de ahí unos
pesos. Extendió la mano y le ordenó que se comprara unas medias porque no podía
trabajar con calcetas blancas como se había presentado a solicitar empleo.
Así
empezó su largo andar en los medios escritos de México y pronto se distinguió
por “oler la nota”, por ganar las entrevistas, fue ella quien le realizó la
última entrevista al general Lázaro Cárdenas años más tarde. Lovera fue tenaz,
le gustaba ganar “la de ocho” y por lo general la obtenía, incluso, la ponían a
prueba cambiándole la fuente, sin embargo, oler la nota es una de sus
facultades. Empezó en la redacción tomando los "asuntos en curso" y
notas por teléfono que enviaban sus compañeros periodistas.
Uno de
sus primeros entrevistados fue David Alfaro Siquieros, quien en diciembre de
1968 anunció la construcción del Poliforum. De El Día pasó a otros medios.
Fundó y dirigió los Noticieros de Radio Educación, fue jefa Editorial de la
Carta de México 1972-1973, reportera de El Nacional donde sólo estuvo un año;
fue guionista, conductora y reportera del Canal 13 de TV; directora de
Noticieros de Canal 11, volvió a El Día entre 1977 y 1980; después estuvo en el
Unomásuno entre 1981-1984 y de ahí se fue para fundar de La Jornada, diario que
dejó tras 14 años de trabajo en 1998.
Son
muchos los personajes entrevistados por Sara Lovera a lo largo de los últimos
nuevo lustros y sostiene que no hay periodismo si éste carece de investigación
y seguimiento.
En La
Jornada fue la reportera que cubrió las paraestatales, la fuente financiera,
las obreras y cada semana la tradicional conferencia del sempiterno líder de la
CTM, Fidel Velásquez, el tiempo de la venta de las paraestatales, la lucha de
los obreros y las obreras, y por supuesto fue la periodista de la condición
social de las mujeres.
Sara
Lovera conoció en 1970 a Adelina Zendejas, quien ya había investigado que el
periodismo sólo miraba a los hombres. Ese será el hilo conductor en la vida de
la entonces jovencita Lovera. De ella aprendió mucho y fue ella la que puso en
sus manos las primeras lecturas feministas, cuando la enviaban a la casa de
doña Adelina Zendejas para mecanografiar algunos textos.
Zendejas
-pionera de periodismo de género, historiadora y, por supuesto, feminista-,
quien para la década de los ochenta era ya una señora mayor, llegó al periódico
La Jornada para entregarle a Sara Lovera un ramito de flores en reconocimiento
por la publicación del suplemento feminista La Doblejornada, ya que finalmente
habría un medio para hablar de las mujeres.
La
pregunta que se hace Lovera es ¿dónde están las mujeres? Para responder a esa
pregunta inicia un trayecto entre millones de kilómetros de quadratines, tramos
de palabras e imágenes que parecen no tener fin y ahora lo hace en la infovía a
través de los megabytes del mundo virtual de la comunicación-información.
En
estos 45 años, Sara Lovera tiene una trayectoria que ha dejado huella en medios
impresos, radio, televisión, páginas web, televisión por internet y seguramente
en lo que se invente mañana, pero la marca más profunda de Sara Lovera la dejó
y la sigue dejando en varios cientos de periodistas mexicanas que tras
escucharla entendieron que sin las mujeres no puede haber un periodismo
democrático o se estaba transmitiendo una realidad parcial.
La
tarea la emprende siendo directora de CIMAC, organismo no gubernamental donde
también impulsó la que sería una de las primeras agencias de noticias de género
en el mundo y de la que se retira varios años después para cumplir otras
tareas.
Sara
Lovera consideró que un mecanismo efectivo para que las y los periodistas de
México, primero y después en otros continentes, se echó a cuestas la tarea de
recorrer los pueblos, municipios y ciudades donde habría medios de comunicación
para explicar la ausencia de las mujeres, basada ésta en la construcción social
que minusvalía a las mujeres, el uso de estereotipos, la ausencia de lenguaje
igualitario y el desequilibrio en su representación o invisibilidad en los
medios, considerando que hoy ocupan un sitio en casi todas, por no decir que en
todas, las actividades humanas.
Hoy
Sara Lovera sigue escribiendo, cada semana elabora su columna Palabra de
Antígona y Postdata, para cuando es necesario intervenir a media semana, dice.
Además, hasta hace muy poco tiempo realizaba un programa de televisión en
Capital 21 y hace comentarios en Radio Educación.
Otro
trabajo que desarrolla con singular alegría es impartir talleres de periodismo
de género en todo el país y en otros países donde se reconoce y respeta el
trabajo de Lovera, quien sigue levantándose todos los días antes de que salga
el sol para empezar a hurgar en el mundo de la información y para ejecutar una
de sus más grandes pasiones: leer y leer.
La otra
actividad en la que está vinculada es la defensa de los derechos humanos de las
y los periodistas, ahora a través de la Casa de los Periodistas. Le indignan
las agresiones y siempre es solidaria con sus colegas hombres y mujeres.
Sin
duda, Sara Lovera levanta polvo cuando habla, porque dice las cosas como las
piensa y no le importa si más de la mitad está de acuerdo con ella. No tolera
la violencia contra las mujeres como tampoco contra sus colegas, le preocupa
mucho que la gente se haya acostumbrado a la violencia y en ocasiones se asome
al día a día ignorando las muchas formas de violencia contra las mujeres.
Hoy
Sara Lovera prepara varios textos interesantes. Recién terminó de elaborar una
agenda para el próximo año, un homenaje a las periodistas mexicanas, y por otro
lado busca hasta por debajo de las piedras para corroborar datos, nombres y los
hechos de mujeres que hasta hoy son invisibles: las de izquierda.
Así,
Sara Lovera permite la llegada del otoño y de sus primeros 45 años como
reportera, tomándose un nuevo aire, preparando incansable lo que sigue y sigue…