El feminismo la única apuesta que nos reconoce
* Me ha dado una dimensión placentera de la vida
Soledad JARQUÍN EDGAR
Si pudiera describir la intensidad de una sonrisa, tendría que decir
que la de Niz Yamille Gómez Hernández parece a ratos tenue, pero de pronto sus
ojos se pueden abrir y entonces su sonrisa empieza brillar con gran intensidad.
Ella es feminista desde muy temprana edad, integrante y fundadora de la
Colectiva Feminista Mujeres Lilas y ahora de la Red de Mujeres Tejiendo Saberes
(MUTESA).
Es feminista porque asegura que es la única apuesta político-personal
que nos reconoce -a las mujeres- como sujetas de derechos en puntos neurálgicos
del análisis y la propuesta.
De inmediato añade que es feminista porque está a favor de la
igualdad, de ser dueñas de nuestras vidas, del derecho a decidir en libertad
nuestro destino, de que tengamos acceso a la educación, salarios justos,
espacios de participación incluidos los espacios propios que nos han sido negados.
Lo cual, son mínimos necesario para construir igualdad, justicia, paz y
“desarrollo” en el mundo.
Seguiré militando para que las mujeres seamos las protagonistas de
nuestra propia historia, dice con esa sobriedad que la caracteriza a esta mujer
que nació en los ochenta en Manzanillo, Colima, pero que se crió en la región
del Istmo de Tehuantepec desde muy pequeña, donde vivían su madre Juliana
Hernández García, su padre de crianza, Gualo Vicenteño, y sus hermanas Danae y
Arianna.
Yamille tiene en sus venas sangre indígena por el lado materno y del
lado paterno es descendiente de migrantes turcos, radicados en el norte del
país, “yo nací en Manzanillo porque mi mamá trabajaba y estudiaba Enfermería en
ese lugar, pero desde edad preescolar viví en Salina Cruz de donde migré a la
ciudad de Oaxaca hace 18 años”.
Cuento esto último porque considero que eso me ha permitido estar
abierta al mundo y conservar una raíz indígena oaxaqueña.
Por su infancia corren aires de libertad que aprendió, luego de que su
niñez fue impactada “por una serie de acontecimientos indeseables”, que dieron
nacimiento a lo que ella llama “mi parte intrépida y soñadora”. La libertad
hizo de Niz Yamille Margarita, sus nombres de pila, una niña inquieta e inconforme.
De sus recuerdos de aquellos primeros años vienen a su memoria, sin
duda fresca aún, los días en que con vecinos se iba a los cerros a recolectar
“nanches”, la pequeña fruta que define como “olorosa, amarilla y pulposa”, que
ineludiblemente la arraiga al terruño donde creció: el Istmo, sitio en el que
también aprendió a volar papalotes y disfrutar aquella sensación de libertad
que produce el aire en la cara cuando corría para que el artefacto de papel
alcanzara el cielo o el espacio y ella, tal vez, soñaba con volar.
Para concluir su último grado de preparatoria, Yamile Gómez Hernández
emigró de Salina Cruz a la capital oaxaqueña y posteriormente estudió Ciencias
de la Comunicación en la UNIVAS, a partir de ese momento ha realizado una serie
de diplomados sobre género y feminismo en instituciones públicas de Oaxaca,
como el Instituto de la Mujer Oaxaqueña, la Universidad Vasconcelos, la
Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, el Centro de Investigaciones y
Estudios Superiores en Antropología Social y en otras instancias como
UNICEF-IEPAAC.
El reconocimiento de Gómez Hernández como feminista es calificado por
ella como un proceso natural y crucial, que se dio “cuando aprendí a ponerle
nombre a inquietudes, sentires y saberes”. Inquietudes de la infancia y
adolescencia que tomaron sentido cuando leyó y escuchó por primera vez a la
doctora Marcela Lagarde, “mi primera maestra feminista”.
Entonces estaba en la Universidad y un amigo me invitó a participar en
el Diplomado en Investigación desde la Perspectiva de Género del IMO, ahí supe
que había toda una filosofía de práctica y pensamiento. Me encantó. El día que
escuché por primera vez a Marcela Largade me fui llena de dudas, revuelta,
emocionada y a la vez confiada de que se habría una nueva puerta.
Así, con el feminismo en la bolsa de sus pensamientos diarios, Yamille
Gómez ha sido una activista de las causas a favor de los derechos de las
mujeres y las niñas, aunque no ha militado desde una organización como tal,
“sino como parte de mi desarrollo personal y profesional combinando
colaboraciones a título individual y desde la Colectiva Feminista Mujeres Lilas
con diversas organizaciones de la sociedad civil, como GAEM, DDESER,
DIVERSIDADES, PROSA, MUJER NUEVA, MUTESA, CATÓLICAS POR EL DERECHO A DECIDIR,
AMIO, entre otras. En estas organizaciones he realizado acciones muy
puntuales”.
El principio como feminista viene de 2006, entonces ese recuerdo hace
que de nueva cuenta sus ojos se agranden y su sonrisa brille, se trata del
inicio de Mujeres Lilas, como denominaron en el verano de 2006 a un colectivo
que inició un círculo de lectura y
autoconciencia feminista de reflexión y análisis social, el cual estaba
conformado por activistas, académicas, servidoras públicas y en general mujeres
interesadas en el tema.
La mayoría de nosotras participábamos en el Diplomado “Estandarización
de bases y procedimientos para la atención de la violencia de género contra las
mujeres”, el cual se vio interrumpido por cuestiones institucionales frente a
las movilizaciones sociales que se gestaban entonces en Oaxaca.
El nombre de Mujeres Lilas fue escogido en memoria de las mujeres
trabajadoras de una fábrica que a finales del siglo XIX exigieron mejores
condiciones laborales en Estados Unidos y que por ello fueron incendiadas al
interior de la fábrica de telas, se dice que el humo era violeta, color que
retomó el movimiento feminista y nosotras decidimos llamar a así a la
agrupación. Ese fue el inicio de mi militancia como feminista.
En resumen, apunta, desde la mirada compartida en la Colectiva, impulsamos
un movimiento en dónde el quehacer, las ideas y acciones de las mujeres, las y
los jóvenes, las niñas y niños cobren un papel central ante las profundas
desigualdades entre hombres y mujeres.
Yamille Gómez Hernández es ahora una joven madura que ve en cada
acción feminista una enorme responsabilidad pero sobre todo valora su
importancia. “No cambiaría nada”, señala en relación a lo vivido dentro de las
organizaciones con las que ha colaborado.
Luego explica que estas experiencias le han resultado significativas,
en especial aquellas cercanas con niñas, adolescentes y mujeres que viven en
lugares distintos o lejanos de la cuidad, porque cada aproximación me hace caer
en cuenta que en muchas ocasiones el discurso político feminista no puede con
esta realidad concreta que experimentan niñas y mujeres en diversas regiones
del estado.
Situación que afirma “me ha obligado a salir de mi zona de confort y
acércame a esa realidad dura y compleja. No sé si lo he logrado pero considero
que este es el camino”.
La consciencia feminista no admite demora, hay mucho trabajo por
delante, parece ser la consigna de la generación de feministas a la que
pertenece Yamille Gómez Hernández quien en un tris enumera las actividades que
desde la Colectiva Feminista Mujeres Lilas han articulado, encaminadas a llamar
la atención y reflexión de la ciudadanía, para ello han echado mano de acciones
llamativas como la instalación de “altares de sensibilización”, convivencia con
nuestras madres, foros, talleres, ciclos de cine, teatro callejero, lecturas de
cuentos muy de la mano con los círculos de estudios feministas de
autoconciencia entre participantes.
Desde la conclusión reciente de su penúltimo diplomado se integró a la
Red de Mujeres Tejiendo Saberes (MUTESA) conformada por mujeres con distintos
perfiles y procedentes de diversas regiones del estado.
Pero en su andar Yamille Gómez muestra su militancia comprometida, como ella llama a las
actividades en las que participa como las campañas por el Derecho a Decidir de
las mujeres, y por la Interrupción Legal del Embarazo en el estado, particularmente
sobre la norma 046 en casos de Violación (ILEV). La realización de una
propuesta de agenda de género y el proyecto de bando de policía y buen gobierno
para el Instituto Municipal de la Mujer de Yosondua.
Además ha contribuido en la elaboración de la ley que rige actualmente
la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca y el proyecto
“diagnóstico de género” para el Instituto de la Mujer en San Bartolo Coyotepec.
Así como la propuesta de Teatro Callejero para evidenciar problemáticas
sociales de las mujeres desde la perspectiva de género.
No es cualquier cosa ni cualquier trabajo, incidir en la tarea de
gobierno desde la sociedad civil o de manera independiente como lo ha hecho Niz
Yamile Gómez involucrada, casi de manera personal con propuestas que
modificarían el marco jurídico para la Ley de la Defensoría, o la Agenda por
los derechos sexuales y reproductivos, educación sexual, acceso a servicios de
calidad y calidez en el sistema de salud, salud materna, garantías para el
derecho a decidir de las mujeres y la despenalización del aborto en el estado y
recientemente en la prevención y atención de la violencia de las niñas, niños y
adolescentes.
Además de acciones que tienen como finalidad una mayor conciencia
ciudadana y respuestas efectivas por parte del Estado para la prevención,
atención y reducción de la violencia hacia las mujeres, desde la infancia, en
el noviazgo y en el ámbito familiar. Y
la necesidad de promovernos autocuidado, respeto y espacios propios entre
mujeres, como ella misma lo destaca.
Desafortunadamente, apunta, la deuda por el reconocimiento pleno de
los derechos de las mujeres en la todos los contextos sigue siendo un tema
actual. Y en problemáticas como el feminicidio los retos se han agudizado.
No estamos en las mismas, hemos avanzado, ese es el planteamiento de
Yamille Gómez, quien afirma que a lo largo de la historia, las mujeres siempre
hemos estado activas, creativas y sabedoras. Hay que reconocernos. Y muchos de
lo ganado para nosotras a sido gracias al movimiento feminista.
Sin embargo, mientras se sigan cometiendo injusticias, se nos violente
y niegue lo que nos es legítimo, tenemos que seguir con las “mismas exigencias”
y las que de acuerdo a las adversidades se vayan presentando. Considero que
todas las propuestas se valen…Lo que no se vale es no hacer nada.
En ese sentido agrega que el movimiento se ha diversificado cada vez
hay más mujeres jóvenes interesadas en defender y hacer valer sus derechos,
y no necesariamente desde espacios de la
sociedad civil pero sí activas y propositivas desde las nuevas tecnologías de
la información y comunicación, en ámbitos escolares, académicos, artísticos,
culturales y comunitarios.
Ahora, explica, el desafío es mantenernos juntas en la lucha,
reconocer nuestras coincidencias frente a las diferencias. Pero, sobre todo,
recordar que las feministas queremos libertad, justicia, igualdad y derechos
fundamentales que no son negociables, olvidar esto último, es lo que a veces
nos ha distanciado.
El movimiento feminista llegó para quedarse, está vivo, fuerte para
seguir favoreciendo a que las mujeres tengamos mejores condiciones de vida. A
pesar de las crisis que se pudiera presentar siempre va a haber más feminismo y
más mujeres involucradas haciendo todo tipo de propuestas.
Los resultados son más visibles desde la academia, la acción social,
el periodismo, la salud holística, en comunidades indígenas y afromexicanas, en
el movimiento por la diversidad sexual, espacios artísticos y culturales, aun
incipientes en la efectividad de leyes, en espacios públicos y de participación
política.
Acciones contundentes frente a la violencia de género, los
feminicidios y muerte materna, la despenalización del aborto, entre otros,
están pendientes.
Lo importante ahora es seguir trabajando y resolver los retos, para
ello propone: tejer redes, impulsar espacios de participación para las niñas,
adolescentes y jóvenes, confiar en sus propios procesos.
Yamile Gómez no puede dejar de mencionar a las maestras de las que
aprendió y destaca un momento fundamental: la primera vez que escuchó a Estela
Serret, filósofa mexicana que había sido invitada por el IMO, después tuvo que
leer su libro de “Género, Identidad y Democracia”.
Más adelante durante el Diplomado de Investigación desde la
Perspectiva de Género después de las sesiones con Marcela Lagarde compré mi
primer libro feminista: Identidad de Género y Derechos Humanos...Esos momentos
iluminaron mi camino.
En su trayecto han sido muchas las mujeres que la han influenciado,
recuerda que cuando era estudiante de Secundaria vio una entrevista a Julieta
Fierro, astrónoma mexicana, y sintió una enorme admiración por una mujer tan
destacada y sabia.
Luego vinieron las ya mencionadas Marcela Lagarde y Estela Serret, así
como Celia Amorós, Julieta Paredes, Simone de Beauvoir, Julia Monárrez, Luisa
Muraro, Virginia Woolf, Graciela Atencio, Jules Flaquet, Alda Facio, Patricia
Mercado, Francesca Gargallo, Nuria Varela, Marta Lamas, Graciela Hierro,
Rosario Castellanos, Judit Butler y Sor Juana Inés, entre otras mujeres que han
sido fuente de inspiración, “que he leído y/o escuchado en el Círculo de
Lecturas de Lilas, procesos de formación y/o seguido a través de los medios de
comunicación.
Pero además ha aprendido de mujeres como Flor Cervantes, Ita Bico
Cruz, Beatriz Ramírez, Lidia Aguilar, Evlin Aragón, Mayra Morales, Anel Flores,
Susana Chía, Yesica Sanchéz, Sofía Robles, Ximena Avellaneda, María Cristina
Salazar, Valentina Jaso, Maricela Zurita, Rosario Sánchez, Mare Advertencia “y
muchas más mujeres que no terminaría de nombrar en estas páginas”.
Mención especial tiene en la vida de Yamille Gómez la feminista
Graciela Atencio, de la que se refiere como “mi primera referencia (vivencial)
porque es una mujer inteligente, aguerrida y propositiva a quien vi asumir el
discurso y la teoría en una práctica cotidiana, la recuerdo sincera y
compartida de sus saberes sin mayores pretensiones.
Entre las entrañables se refiere a su madre Juliana Hernández García,
a su tía Silvina Avendaño y a sus abuelas Margarita García Espinoza y Trinidad
Gualo y todas las mujeres de su familia. “A todas las feministas y no
feministas, solo mujeres”.
Yamille Gómez “invoca” entonces a la primera gran feminista de su
vida, su abuela materna Margarita García Espinoza de casi 90 años de edad,
chontal originaria de San Pedro Huamelula municipio entre la región de la Costa
y el Istmo, “ella migró a los 16 años a Salina Cruz, con su primera hija en
brazos, rompió el ciclo de la violencia, ahí conoció a mi abuelo originario de
Matatlán con quien se casó, pero nunca vivió con él, tuvo en total nueve hijas
e hijos, le sobrevivieron siete. Una mujer trabajadora e inteligente, me enseñó
a “valerme por mi misma” (en palabras
de ella) eso que no se aprende en los libros, ella no fue a la escuela pero
posee una sabiduría ancestral que me hace sentir orgullosa”.
El bagaje del feminismo le ha dado “certezas en la vida y varias
sacudidas, considero que es un proceso que no termina, siempre se aprenden
cosas nuevas. Gracias al feminismo me reconcilié con mi madre, con mi ser mujer
y las mujeres en mi vida de ahí que me asuma como lesbiana política. Gracias al
feminismo he ido ganando autonomía”.
El feminismo me ha brindado herramientas que busco aplicar en el
ámbito laboral, profesional y político, y me motiva aprender más.
Me ha permitido conocer a muchas personas defensoras de los derechos
humanos y a un buen de banda feminista, apunta con alegría, para luego añadir
que también le ha servido para tener claro que la maternidad no es el fin del
ser mujer. Me ha motivado para construir relaciones saludables con las mujeres,
con la familia, con la comunidad, incluso con mi pareja.
Sin duda, el feminismo, me ha dado una dimensión placentera de la
vida.