lunes, 28 de octubre de 2013

concluye el Noveno Encuentro Nacional Feminista Jalisco 2013







Con una amplia participación de mujeres jóvenes, concluye el Noveno Encuentro Nacional Feminista Jalisco 2013

La articulación de los distintos feminismos en el país fue uno de los ejes centrales del Encuentro

Se realiza por primera vez el Tribunal de los Derechos de las Mujeres

Acuerdan que el próximo Encuentro será en el Estado de México en  2015



Luego de tres días de trabajo en el que participaron más de mil 600 mujeres de diferentes estados de México, concluyó el Noveno Encuentro Nacional Feminista ENF 2013 Jalisco, con el compromiso de continuar unidas y ser una fuerza política para luchar contra todos los tipos de violencia hacia las mujeres y que se garanticen todos sus derechos.

En la última plenaria de trabajo las participantes definieron que el próximo Encuentro Nacional Feminista será en el Estado de México, una de las entidades con mayores índices de violencia contra las mujeres y de feminicidios.

Durante los tres días de actividad del ENF 2013, que se realizó en Jalisco por primera vez, participaron en cada una de las mesas especializadas, mujeres de distintos perfiles como campesinas, académicas, lesbianas, jóvenes, adultas mayores, mujeres con vih entre otras.

En voz de las coordinadoras del Encuentro, estos días permitió “salir articuladas, crear un espacio de vínculo y trabajo en común”. De aquí al próximo encuentro, se definió que las feministas estarán coordinadas y en comunicación a través de medios digitales. Por ejemplo, se definió la creación de círculos de lecturas feministas virtuales.

En la conclusión del Encuentro Feminista distintos colectivos dieron a conocer su pronunciamiento sobre aquellos temas que les preocupa. Entre ellos, el grupo de Jóvenes Feministas que exigió “mayor participación política, respeto a los derechos sexuales y reproductivos, un alto a la violencia”.

Por su parte, las mujeres lesbianas con el grito “si no hay libertad política, no hay libertad sexual”  se hicieron visibles para reclamar que es necesario que existan “políticas públicas para respetar el derecho de las lesbianas”. Las mujeres que conforman el Feminismo Socialista también tomaron la palabra para pronunciarse contra todas las formas de violencia que existen en México y que se ha recrudecido  en los últimos años.

Por primera vez en México se realizó el Tribunal de los Derechos de las Mujeres, que concluyó con el compromiso de replicar este Tribunal en otros estados, como Sonora.  En el Tribunal se presentaron casos de desaparición forzada por condición de género, feminicidios, agresiones a periodistas y violencia militarizada. Esta actividad inédita fue un ejercicio de la sociedad civil para exhibir las omisiones y violaciones a los derechos cometidas por el Estado Mexicano.

Como parte del Encuentro las periodistas feministas se pronunciaron para que a través de la Reforma a la Ley de Telecomunicaciones, que se resuelva antes del 15 de diciembre, se  asignen espacios etiquetados con contenidos con perspectiva de género que fomenten la igualdad y la no discriminación. Incluso, como feministas contribuir a la formación y capacitación de comunicadores para eliminar estereotipos y prejuicios sobre las mujeres.

Aún en la diversidad de mujeres que asistieron al Encuentro, coincidieron en una agenda en común concentrada en cuatro ejes: repudio a todas formas de violencia contra las mujeres, a favor de los derechos sexuales y reproductivos, a favor del derecho a decidir sobre su propio cuerpo  y el derecho a no ser discriminadas por su condición de género y orientación sexual. Las participantes regresaron a sus estados con el compromiso de trabajar e incidir desde el feminismo en la construcción de una sociedad más igualitaria.




Feministas exigen la creación de consejos o contralorías ciudadanas



Feministas exigen la creación de consejos o contralorías ciudadanas 

Aún con la existencia de Instituto Nacional de las Mujeres, de institutos estatales  y municipales, no se ha garantizado el respeto a los derechos de las mujeres, a pesar de que el gobierno Mexicano ha firmado una serie de convenios y tratados internacionales que exigen erradicar cualquier forma de violencia y discriminación hacia las mujeres.

Lourdes García, feminista integrante de la comisión organizadora del Noveno Encuentro Nacional Feminista coincidió en la necesidad de que se creen contralorías que vigilen el trabajo del Estado porque aún con la existencia de Institutos de las Mujeres se recrudeció la violencia de género.
“Hace falta que haya una evaluación de las políticas públicas con perspectiva de género, las evaluaciones que hace el CONEVAL son insuficientes. Necesitamos observaciones externas desde la visión ciudadana y desde la visión de las feministas”, explicó Lourdes García, quien dijo que pese a que desde hace 13 años hay políticas públicas por la igualdad, existen grandes brechas de desigualdad entre hombres y mujeres.

“Lo que ayudamos a formar las feministas fueron los institutos, pero en efecto  hace falta que estos también sean supervisados por el activismo y por los grupos de la sociedad civil para que las instituciones cumplan su trabajo”, dijo María de los Ángeles González, integrante del Colectivo “Queremos seguir vivas”, con sede en Jalisco. Se sumó a la idea de que exista una contraloría o consejo ciudadano que vigile el trabajo del gobierno en materia de derechos de las mujeres.

Aunque no definieron con exactitud si sería un consejo o contraloría, las feministas coincidieron en la necesidad de que se replique como ha ocurrido en otros países con los observatorios que nacen desligados de la institucionalidad porque ya existen las instancias. Para Lourdes García es  necesaria “una contraloría y no  un observatorio que solo emita recomendaciones, sino que efectivamente tenga un papel de incidencia”.

Flor de María Cervantes, integrante del colectivo 8 de Marzo, de Juchitán, también se pronunció a favor de la creación de un consejo o contraloría para la supervisión del trabajo de las instituciones, porque “hemos visto que no se aplica la ley y las instituciones no están funcionado aún cuando tienen el deber. Sobre todo las instituciones de acceso a la justicia”.

Las feministas coincidieron en que es necesario que quienes estén en estos espacios de contraloría o vigilancia ciudadana sean personas comprometidas con el tema “no debe estar cualquier funcionario que luego no tienen ni el conocimiento, ni la sensibilidad “, advirtió Flor María Cervantes.

Los acuerdos y tratados internacionales siguen vigentes  y son reconocidos, sin embargo en los últimos años se intensificó la violencia contra las mujeres en México. La feminista Leonor Aída Concha,  fundadora de  Mujeres para el Diálogo, y co-fudadora de la Red Nacional de Género y Economía, reconoció que aún con la creación del Instituto Nacional de las Mujeres, se viven graves problemas de pobreza, desigualdad,  y es víctima de una política represiva.

Al preguntarle su opinión sobre la creación de una contraloría o consejo ciudadano señaló lo siguiente: “No estoy segura, tendría la preocupación de que no se fuera a transformar en una institución más donde puede haber feministas, un grupo que ejerza presión, pero no creo que logre este tipo de influencia cambiar la política gubernamental”.  Sin embargo, sugirió que la alternativa sería una “fuerza ciudadana de las mujeres y así ejercer presión y cambiar las cosas” y que un ejemplo de esa consolidación del movimiento feminista en México es la realización del Noveno Encuentro Nacional Feminista 2013.



Mujeres y política Oaxaca, república independiente




Mujeres y política
Oaxaca, 
república independiente

Soledad JARQUÍN EDGAR
San Bartolo Coyotepec es una población aparentemente apacible, una población pequeña, pintoresca, una población emblemática en el mapa turístico de Oaxaca, gracias a sus artesanías de barro negro mundialmente conocidas, ollas de barro negro cuyo brillo se atribuye a doña Rosa Nicolasa Real.
Hablar de San Bartolo Coyotepec, cuyo nombre zapoteco fue Zaapeche, lugar de jaguares, es hablar de esa pequeña mujer de manos agrietadas por el barro húmedo con el que labró cientos, quizá miles de ollas y otras piezas, mujer que despertó el interés de Alfonso Caso y María Lombardo que admiraron su trabajo allá por los años treinta.
En los últimos días, San Bartolo Coyotepec ha dado la nota por sus mujeres, no solo por su carácter artístico artesanal, esta vez porque a ellas una decisión de la asamblea las “echó” prácticamente de la posibilidad de ocupar un cargo dentro del gobierno municipal, sólo porque carecen de fuerza física, les dijeron el pasado domingo.
Este caso que no es otra cosa que un absurdo increíble y misógino, que pone en tela de juicio la decisión arbitraria de una mayoría de ciudadanos varones a quienes nada les importó que precisamente cuando ellos estaban cometiendo esa arbitrariedad en otros puntos del país entero se hacían discusiones, reflexiones, mesas de trabajo, conferencias y toda clase de actos para reflexionar en torno al 60 aniversario de la reformas al artículo 34 constitucional que daba a las mujeres la ciudadanía plena, el derecho a votar y ser votadas.
Esta decisión unilateral tomada en  San Bartolo Coyotepec, la tierra donde Rosa Nicolasa Real nació un 5 de septiembre de 1900, es una desgracia para la igualdad y los derechos humanos de las mujeres y debe ser un hecho vergonzoso para la ciudadanía, tanto  de hombres como mujeres. Una situación que exige no sólo de una carta de protesta de las oaxaqueñas sino de la negativa de las autoridades electorales y de gobierno, sin embargo, parece que aceptan esta situación al guardar silencio y no hacer un posicionamiento al respecto de algo que a todas luces es un grave acto de exclusión para las mujeres.
Pero el silencio tiene una razón, en Oaxaca los “usos y costumbres” hoy llamados sistemas normativos internos son incuestionables, es más son intocables, aún cuando en ello vayan los derechos de las mujeres, que hay que decirlo con todas sus letras, en algunas comunidades deriva en la existencia de “ciudadanas” de segunda y hasta de tercera. Este es el gran atorón para la democracia mexicana, no sólo estatal, por increíble que parezca, así opera el machismo-político en algunos municipios oaxaqueños.
Así, el Oaxaca real, no la postal, se convierte por enésima vez en el foco de la violencia machista-política contra las mujeres y las dimensiones de su efecto puede llegar a ser tan grande como sus protagonistas lo determinen, ahí tenemos el caso de Eufrosina Cruz Mendoza, el caso real, el libro y la película.
Pero lo increíble es que apenas la semana pasada se denunció un hecho semejante en el municipio de San Nicolás Yaxe, donde también las “autoridades”, es decir, los hombres de la comunidad, excluyeron a las mujeres del gobierno. Seguramente este tipo de escenarios los seguiremos observando en los próximos días, pero lo alarmante insisto es que todavía no hay un pronunciamiento certero y específico por parte del gobernador Gabino Cué, a quien por cierto se le acortan los días de su maravilloso año “oficial” contra la violencia hacia las mujeres. Pura demagogia y atole con el dedo.
Y si de machismo-político hablamos que podemos pensar de la intención malsana y nefasta de la bancada perredista oaxaqueña que busca derogar el artículo 158 del Código de Instituciones Políticas y Procedimientos Electorales para el Estado de Oaxaca (CIPPEO) para que el IEEPCO no tenga forma de sancionar a los partidos políticos cuando no cumplan con lo establecido en la ley y en específico con la cuota de género.
Si los demás partidos políticos votan a favor de esta vergonzosa iniciativa estaremos de nueva cuenta frente a un vergonzoso retroceso para la democracia pero sobre todo para el ejercicio de los derechos políticos de las mujeres, que no tendrán forma de hacer que se cumplan.
Así que mientras en Baja California Sur ya se aprobó la paridad en las candidaturas para hombres y mujeres a cargos de elección popular para la legislatura estatal y las planillas de los ayuntamientos y, por otra parte, el Ejecutivo federal anunció que ya envío la iniciativa de reformas al COFIPE para que haya paridad en los procesos electorales federales, en Oaxaca se pretende hacer todo lo contrario.
A mi ya no me cabe duda, Oaxaca es una república independiente de la mexicana. Tiene su propio sistema de gobierno (el mole de todos los chiles), tiene su propio calendario escolar, tiene un sistema de salud muy cuestionable y que no protege a las mujeres (al contrario procura su muerte como sucedió esta semana con una mujer de profesión enfermera a quien dejaron morir tras un parto), y tiene un sistema político-machista que da terror, y todo ello junto, se traduce en feminicidio, si nos apegamos a la definición de este término que fue tipificado como les dio la gana.
La magnitud de la desigualdad que las mujeres viven en Oaxaca nos lleva a entender el por qué en el Noveno Encuentro Nacional Feminista, que se realiza este fin de semana en Guadalajara, Jalisco,  hay tantas oaxaqueñas dispersas en todas las reuniones buscando, claro está, los caminos para contrarrestar los retos de la desigualdad.
Ahí están mezcladas con las otras, escuchando las experiencias de las otras, elaborando con las otras los mecanismos de articulación posibles en medio, como se dice, de una pluralidad que sorprende y donde las que más se ven son mujeres muy jóvenes que no dejan pensar en las feministas pioneras que ni siquiera se asomaron por esta asonada. Hay y habrá nuevas y muy frescas propuestas al final de este domingo.
En el Noveno Encuentro Nacional Feminista se ratifica que la violencia como la pobreza son dos obstáculos contra la igualdad, que ponen a las mujeres en desventaja lacerante y mortífera, y que sigue pendiente una gran deuda con las mujeres su derecho fundamental a decidir. Todo ello en medio de proyectos de gobierno de derecha, centro o izquierda que como los astros parecen alinearse y utilizan, como en el caso de Oaxaca, los derechos de las mujeres como recurso para exaltar mediáticamente supuestas acciones democráticas que no son más que pura demagogia, y claro, para la negociación.
El Noveno Encuentro Feminista es una reunión entre el pasado y una nueva generación de activistas y académicas que tendrán que resolver los viejos pendientes y nuevos los retos del feminismo. Algo muy parecido a lo que pasó hace casi un siglo en Yucatán, así están las cosas, entre avances y retrocesos, pero recrudecidas por la violencia que atraviesa la vida de las mujeres en todos los sentidos.
@jarquinedgar


Palabra de Antígona Contrastes del Encuentro Feminista

De Josie Chávez


Palabra de Antígona
Contrastes del Encuentro Feminista

Sara Lovera
Cientos de mujeres en Guadalajara, Jalisco. En un hotel de cinco estrellas enorme y con todos los servicios. Empoderadas y campantes, caminaron de un salón a otro durante tres días, discutiendo el futuro de México con las mujeres en el centro. Casi nada indica que se tratara de las antiguas, de las de la tercera ola que comenzaron como contestatarias.

Mujeres indígenas que venden sus productos y duermen en el suelo, venidas de las montañas y zonas de refugio del occidente del país; una orquesta maravillosa de Santa María Tlahuitoltepec con jóvenes de 10 años a 21, orquesta llamada Mujeres del  Viento Florido, que estremece nuestros sentidos, ellas si empoderadas por el arte; jóvenes rebeldes y contestatarias, más preocupadas por la consigna que por el feminismo, en fin, una diáspora tan enorme, que en los 80 hubiéramos dicho: no es feminismo, es movimiento amplio de mujeres.

Acudieron mujeres de organizaciones sociales, alumnas de estudios de género, estudiantes de todas las universidades, trabajadoras y dirigentes de los institutos de las mujeres y otras instituciones oficiales y particulares. Mujeres mayores recién llegadas al feminismo.

Lo que más me llamó la atención es que la palabra, feminismo,  no ahuyentó a nadie,  más bien convocó a cientos de mujeres que por jóvenes, muy jóvenes quieren saber por qué su cuerpo está encapsulado por el poder y mujeres de mediana edad que no se asustan con la denominación de feministas y quieren saber de qué se trata.

Todas confluyen en una cuestión fundamental: reconocer que a pesar de todo, los años, las leyes, los discursos, los miles y miles de conversatorios, talleres y seminarios sobre la condición social de las mujeres, aún  se vive discriminación, injusticia y sobre todo violencia, esa que se práctica dentro de la casa y aquella que ejerce el patriarcado, en todos los espacios.

Llama la atención que a estas cientos de mujeres de todo el país, no las limita nada. Dentro de la reunión usan y ejercen su libertad. Bailan, se reúnen en la piscina a discutir su autocuidado,  disfrutan y se sorprenden de lo que muchas personas dan por sentado: que las mujeres caminan por un espacio seguro y al éxito. Nada de eso.

También en este encuentro, el Noveno desde que en los años 80 se reunieron en Acapulco, reveló que estamos, otra vez, en dos grandes y abultadas corrientes. Las empoderadas, sus organizaciones no gubernamentales, sus proyectos que ya no tienen necesidad de discutir nada ni de encontrarse y esas miles de mujeres levantadas en pueblos y comunidades; que organizan asociaciones sociales y se preocupan al mismo tiempo por su pueblo, el hambre y todo lo que propagandizan los hombres, pero empiezan a verse a sí mismas.

En ese comienzo muchas quedarán por el camino, otras no. Vi, ahí a las mujeres del sindicato de costureras que en 1985 sólo buscaban mejorar su trabajo y ahora encabezan una organización o un grupo de conciencia feminista.

Dirían las expertas: es que ya cundió la cultura feminista y es imposible que las mujeres, al menos esas, politizadas, organizadas, rebeldes, no sepan que tienen derechos. A veces no lo saben con certeza, no han leído ni reflexionado, pero tienen la piel sensible y saben que algo anda mal. Ahí, en Guadalajara estuvieron. Son esa masa inmensa que se ha ido multiplicando con los años.

Lo que preocupa, en todo caso, es que de ellas, tan diversas, una nueva fuerza necesita convicciones y un piso básico de conocimientos, inquietudes y claridad. El feminismo atenta contra las instituciones patriarcales; no se refiere sólo a temas o asuntos, sino que propone otro tipo de sociedad, con otras coordenadas y nuevos principios. Donde es verdad que se pelea por el respeto a los Derechos Humanos, pero no se queda ahí, busca las libertades fundamentales y amplias de las mujeres; pone en jaque a la familia tradicional y patriarcal; sospecha que la esclavitud  de las mujeres comienza con el matrimonio y ha hecho crítica profunda a lo que se llama amor romántico; pone en crisis la maternidad tradicional que no se reduce al pago de alimentos,  y no es sólo autoestima, es recuperación de la libertad.

Bueno todo ese titipuchal de transformaciones traíamos en la bolsa las de los años 70. Lo traen un montón de jóvenes universitarias y contestatarias -por suerte-, pero hay muchas mujeres que se confunden entre sí mismas y como siempre, las penalidades de otras y otros; los pescadores, el abuso de las compañías mineras en campos y desiertos; los presos de todas las luchas, sus esposos, hijos, maridos, pero también integrantes de sus organizaciones, donde ellas son excluidas en la práctica.

Es este el nudo, el principal nudo para construir una fuerza. A nosotras, las de antes, que fuimos descubriendo la subordinación femenina, nuestra fuerza venía de ahí, del cuerpo y la urgencia de nuestra libertad. Venía del significado de un sistema de poderes jerarquizado. Algunas por eso están conformes con avances sustantivos; otras sospechan de sus límites; algunas mas no creen en nada de eso. Y como en una rueca permanente, hay que volver al principio, cuando una escucha, mil veces repetidos, los temas sociales de siempre, la injusticia y el mal gobierno, sin las mujeres en el centro. Y vuelta a empezar. Nadie está en contra de la defensa de todas y de todos, pero la cosa es dónde estamos nosotras, nuestra vida.

El Noveno Encuentro Nacional Feminista ha dejado este hecho al descubierto. Hoy no se habla de nuestro cuerpo sino como protegerlo de la inseguridad  social, pero no de la inseguridad de todos los días, de esa que se vive en el noviazgo, en la pareja juvenil; ya no se habla de la carga injusta de los hijos e hijas;  ni de la libertad y la autonomía, sino de la pobreza extrema, cierta y lacerante, pero donde las mujeres se quedan hambreadas por dar a sus hijos; no se habla de la emancipación milenaria de la opresión, sino de la injusticia y la violencia que nos oscurece al mundo, pero donde no se ve ahí, en el centro, especialmente a las mujeres; hoy se victimiza demasiado, por cierto, sin duda, de la desigualdad social, pero a un lado está la desigualdad profunda entre hombres y mujeres.

Eso preocupa. Quizá porque ha rebasado la desgracia nacional y ahora lo que urge, más que nuestros derechos, es horadar al sistema. Quizá, pero urge conectar con el sistema patriarcal al feminicidio y no solamente con el mal gobierno. La pobreza al patriarcado y no sólo a lo que conocemos y decimos como sistema; a la subordinación con la corrupción, aún dentro del propio movimiento; al desconocimiento milenario con el tema de la clase, donde las mujeres somos las más pobres, no sólo por la cuestión económica, sino por la exclusión patriarcal.

De eso se trata. Si no son los asuntos de cada una, en su pueblo y su espacio, pudiéramos construir una fuerza, nacida, otra vez, de la rebeldía.

saraloveralopez@gmail.com