domingo, 9 de marzo de 2014

CARTA PÚBLICA: RED DE MUJERES ACTIVISTAS Y DEFENSORAS DE DERECHOS HUMANOS DE OAXACA


La Red de Mujeres Activistas y Defensoras de Derechos Humanos de Oaxaca manifiesta su preocupación por escalada de violencia en Álvaro Obregón

CARTA PÚBLICA

9 de marzo de 2014.

Lic. Gabino Cué Monteagudo
Gobernador Constitucional del Estado de Oaxaca.
PRESENTE

Reciba un cordial saludo desde la Red de Activistas y Defensoras de Derechos Humanos de Oaxaca, que agrupa a 73 activistas y defensoras de Derechos Humanos en el estado de Oaxaca, ante Usted por este medio:

Es de nuestro conocimiento que el 2 de marzo del 2014, mientras tenía lugar la asamblea comunitaria de Álvaro Obregón mediante la cual se ratificaba el cabildo comunitario, un grupo de personas agredió con armas de fuego a comuneros y comuneras reunidos de manera pacífica en la plaza pública, resultando gravemente heridas cinco personas, desencadenando una ola de violencia en la comunidad; información recabada por defensoras integrantes de la Red Estatal, quienes expresan preocupación por su seguridad y su vida y manifestaron que esta situación se desencadenó por la negativa de las autoridades municipales y estatales de reconocer la decisión de esta comunidad zapoteca, de transitar hacía la autonomía y la autodeterminación, sustentados en sus valores comunitarios.

Nos preocupa de sobremanera la grave escalada de violencia en la comunidad indígena zapoteca de Álvaro Obregón, situación que pone en alto riesgo a las mujeres, niñas, niños, así como a las  defensoras de Derechos Humanos que desarrollan su labor en dicha región.

Asimismo, es de suma preocupación la alta conflictividad y riesgo de estallido social que existe en Álvaro Obregón y otras comunidades vecinas que se han organizado para defender su territorio contra la implementación de proyectos eólicos en la región.

De ahí que la  Red de Mujeres Activistas y Defensoras de Derechos Humanos de Oaxaca externa su preocupación por la grave situación de amenazas, criminalización y difamación que sufre nuestra compañera defensora de DH Lucila Bettina Cruz Velázquez y otras personas integrantes de la Asamblea de los Pueblos Indígenas del Istmo de Tehuantepec en Defensa de la Tierra y el Territorio.

Es por ello que instamos al Gobierno del Estado de Oaxaca a:  
·      Que se atienda con oficio político la situación en Álvaro Obregón, ya que el descuido de asuntos como estos ha llegado a la inestabilización del estado.

·      Que garantice la protección de la vida, integridad física y psicológica de Lucila Bettina Cruz Velázquez y otras personas defensoras de DH en Álvaro Obregón y en el Istmo de Tehuantepec.

·      Que realice una investigación imparcial y expedita para sancionar a los responsables de las agresiones cometidas contra la población de Álvaro Obregón.

·      Que garantice la seguridad para el ejercicio del derecho a defender derechos humanos en el Estado de Oaxaca.


Sin más por el momento, quedamos atentas para mayor información.

ATENTAMENTE,
Red de Mujeres Activistas y Defensoras de Derechos Humanos de Oaxaca 
Adriana Carolina Ruiz López (EPOCA A. C.), Adriana Luna Gasca (Tequio Jurídico), Adriana Ortiz García ¡¡¡Si no están ellas,…. No estamos todas!!!, Alba Cruz Ramos (Comité de Defensa Integral de Derechos Humanos Gobixha, CODIGO-DH), Alexandra Hernández Cosme, Aline Castellanos, Ana Karina Martínez Castillo (UCIZONI A.C.), Ana María Canseco Vásquez (Planeta Inclusión A.C.), Ana María Emeterio (Consorcio Oaxaca), Ana María Hernández Cárdenas (Consorcio Oaxaca), Antonia Ruiz Reyes (Planeta Inclusión A.C.), Areli López Quiroz (Circulo Profesional por la Formación con Equidad de Género), Atziri Ávila (Consorcio Oaxaca), Beatriz Ramírez Caballero (Colectiva Mujeres Lilas), Berenice Miguel Santos (UNOSJO), Lucila Bettina Cruz Velázquez (Asamblea de Pueblos Indígenas del Istmo en la Defensa de la Tierra y el Territorio), Clara Morales (Ojo de Agua), Claudia Ángel (Mujeres indígenas por CIARENA A.C.), Claudia Patricia Mendoza Reyes (Refugio Regional para mujeres indígenas del Istmo), Claudia Vera Noriega (Tianguis Indígena Multicultural A.C.), Dora Ávila Betancourt (Centro para los Derechos de la Mujer Naaxwiin A.C.), Doris Verónica Carmona Domínguez, Elisa Castillo Morga (Tequio Jurídico), Elisabeth Doroteo Velasco (Movimiento Agrario Indígena Zapatista A.C.), Emelia Ortiz García¡¡¡Si no están ellas,…. No estamos todas!!!, Erika Carbajal Morales, Esther Victoria Ortiz Sosa (Enlace Comunicación y Capacitación A.C.), Evic Julián Estrada, Evitelia Pacheco Ramírez, Eugenia Mata (Iniciativas para el Desarrollo de la Mujer Oaxaqueña A.C., IDEMO), Fabiola Hernández Hernández (Tequio Jurídico), Flavia Ester Anau (CAI Piña Palmera A. C.), Gabriela Cayetano Mateo (Centro para los Derechos de la Mujer Naaxwiin A.C.), Gladis Ramírez Romo (CAMPO A.C.), Gloria Díaz Jaso (Red Nacional de Católicas Jóvenes para el Derecho a Decidir), Indira de Jesús Luis Aquino (Refugio Regional para mujeres indígenas del Istmo), Inocencia Ramírez Jiménez (Comité de Defensa Integral de Derechos Humanos Gobixha, CODIGO-DH), Itandehui Santiago Galicia (Colectivo Mujer Nueva), Karina Pacheco Ramírez, Laura Díaz López (Comisión Regional de Derechos Humanos Mahatma Gandhi A.C.), María Belem Salas Salazar (Colectivo Bolivariano), María Guadalupe Blanco Méndez (Radio Nahndia), María Magdalena Andrade (Fundación Comunalidad), Nallely Ortiz Jiménez (Colectivo Bolivariano), Noelia Abigail Paz Hernández (Calpulli A.C.), Noemí Calderón Zarate (Gesmujer Rosario Castellanos), Patricia Matías López (CAI Piña Palmera A. C.), Rebecca Hernández Vásquez (Circulo Profesional por la Formación con Equidad de Género), Reyna Hernández Mendoza (Movimiento Agrario Indígena Zapatista A.C.), Reyna Gutiérrez Luis, Reynalda Cid, Rocío Santos Torres (Movimiento Agrario Indígena Zapatista A.C.), Rosario Aguilar Rodríguez (EPOCA A.C.), Roselia Gutiérrez Luis, Sandra Torres Pastrana, Silvia Pérez Yescas (Mujeres indígenas por CIARENA A.C.), Susana Ramírez Jiménez (Comité de Defensa Integral de Derechos Humanos Gobixha, CODIGO-DH), Teresa Emeterio (Consorcio Oaxaca), Teresa Valentina Díaz Jaso (Red Nacional de Católicas Jóvenes para el Derecho a Decidir), Tzinnia Carranza (Tianguis Indígena Multicultural A.C.), Yesica Sánchez Maya (Consorcio Oaxaca), Zaira Hipólito López (UNOSJO).

Para mayor información:

Red de Mujeres Activistas y Defensoras de Derechos Humanos de Oaxaca
Santo Tomás 209, Col. Xochimilco
C.P. 68040 Oaxaca, México.
Tel: 951 132 8996

Cel: 951 17 00 432

Discurso de Marcela Lagarde en el Senado

Discurso de Marcela Lagarde
En la Sesión Solemne del Senado de la República
 al recibir el reconocimiento Elvia Carrillo Puerto
6 de marzo de 2014




Gracias.  
¡Qué tal!, estamos contentos.
Secretario; senadoras, senadores, diputadas, diputados, colegas, amigos, amigas, mi familia, mi hija:
Me honra recibir el reconocimiento “Elvia Carrillo Puerto”.
Lo hago en persona para mí, pero también como integrante de un movimiento maravilloso que fluye en el mundo en nuestro país, el movimiento feminista.
Me conmueve porque se trata de un reconocimiento republicano, una muestra de un compromiso político con las mujeres y con la igualdad de género.
Este reconocimiento, por lo que sé, fue impulsado de manera plural, como muchas veces trabajamos las mujeres; por legisladoras que por cierto todavía hacen política en desigualdad de género y emiten con este  reconocimiento un potente mensaje político a la nación al elegir a Elvia Carrillo Puerto, y no a otra de nuestras antecesoras.
Yo me identifico con ella en sus definiciones identitarias –qué casualidad, como mujer de izquierda, socialista y feminista, crítica y propositiva-.
El gran aporte del feminismo a la modernidad es la crítica política al hacendado patriarcalismo estructural, al androcentrismo, a la desigualdad que genera, a la discriminación estructural  al androcentrismo, a la desigualdad que generan,  a la discriminación que propicia la violencia, el cúmulo de injusticias que generan sociedades opresivas de corte patriarcal como la nuestra.
A la par de la crítica el feminismo siempre ha planteado alternativas a ese mundo de exclusión de las mujeres, de supremacismo de los hombres, de opresiones varias, de discriminación de género.
Desde antaño las feministas han imaginado siempre como cambiar la vida de las mujeres y de los hombres, y el mundo, tal y como sucedió durante una buena parte del Siglo XX en la historia a la que pertenece Elvia Carrillo Puerto; la causa feminista que no antecedió se prolonga en nosotras, en ese devenir hemos profundizado y avanzado, pero casi un siglo después continuamos construyendo derechos que nos son escamoteados y se nos niegan, impulsando cambios, para transformar la condición de las mujeres y lograr que los hombres y las instituciones cambien también.
Es la hora de decirlo, no sólo debemos cambiar las mujeres, requerimos que los hombres cambien sustancialmente, que cambie nuestra cultura con la eliminación de esta enajenante discriminación de género.
Los anhelos políticos de Elvia Carrillo Puerto  y sus compañeras de los diversos movimientos feministas en los que participó y partidistas, socialistas, eran el acceso de las mujeres a la educación; educación sexual, control de la natalidad, libertad sexual, amor libre, como ya dijeron mis compañeras.
Trabajo digno y participación política, incluyendo el derecho al sufragio. Nosotras también somos sufragistas, seguimos luchando por el derecho pleno al sufragio. A ella misma le tocó vivir obstáculos a los mínimos avances de las mujeres, incluso lo sabemos fue amenazada de muerte, lo que ocasionó que se alejara de las vida pública.
En la actualidad no nos extrañemos, hay mujeres en México amenazadas por exigir sus derechos, por participar en política, por ser defensoras de mujeres víctimas de violencia, perdónenme pero voy a tomar un traguito de agua, a pesar de cambios positivos que hemos logrado en la condición de mujeres, estos cambios se han concentrado sobre todo en mujeres de clases altas y medias, y de elites diversas, así como ha habido cambios parciales pero siempre intermitentes y frágiles en mujeres de franjas sociales populares.
Con todo, la mayor parte de las mexicanas hoy vive en pobreza, como quiera que se mida, con altos grados de marginación, explotación, y violencia, con sufrimiento; la mayoría de las mujeres es responsable en nuestro país del trabajo doméstico, aunado al trabajo público, casi siempre informal con la mitad del pago que se hace a los hombres, sin derechos sociales, con grandes cargas familiares de cuidado y sin visos de que eso cambie a menos de que haya voluntad política por el empoderamiento de las mujeres.
Decenas de miles de mujeres han migrado en pos de oportunidades, es cierto, pero también de libertad, lo han hecho para salvarse. 
En nuestros días reivindicamos de nuevo el acceso al trabajo digno, como lo hicieron hace un siglo nuestras antecesoras; pero el trabajo como un derecho y el empleo generador de derechos, salario justo, jornada justa, en pos de la independencia y la autonomía que queremos para todas las mujeres.
Planteamos además el fin de la doble jornada de trabajo y la ampliación de lo público en el soporte de los cuidados; desde luego ocupan un lugar central los derechos sexuales y reproductivos sin restricción, y la libertad sexual también, el amor libre, desde luego, de pensamiento, libertad de creencias, libertad de afiliación política, libertad de participación; libertad de comunicación, libertad de tránsito en este país; libertad horaria para las mujeres que no podemos salir después de las ocho de la noche de nuestra casa.
La utopía que contribuimos a crear a través de infinidad de topías, de logros y avances en el aquí y el ahora, de décadas atrás, contiene esta utopía, la solución a estos grandes problemas nacionales, nosotras los hemos propuesto en todos los foros nacionales, internacionales; en los congresos, en todo sitio, sabemos cómo.
El feminismo ha investigado y sabe como enfrentar estos grandes problemas nacionales, y me atrevo a llamarlos así como Molina Enríquez llamó a los grandes problemas nacionales de manera precursora de la Revolución Mexicana.
La problemática de la desigualdad forma parte de los grandes problemas nacionales. Tenemos un nuevo paradigma que ofrecer, que proponer, que construir, es el paradigma que se llama así del desarrollo humano sustentable, fue creado por un trío de grandes investigadores del PNUD que debe honrarnos que sean del PNUD,  Martha Nussbaum, Amartya Sen, el primer Premio Nobel de Economía  no Neoliberal; y “Magbuj Huljac”, tres pensadores maravillosos que crean una propuesta para salir del infradesarrollo humano.
Este paradigma contiene la posibilidad real del desarrollo de las mujeres, es un paradigma, desde luego contrario y opuesto al neoliberalismo, al capitalismo depredador y patriarcal. 
En términos económicos, el paradigma del desarrollo humano implica una vía redistributiva de la riqueza social acumulada, basada en la satisfacción de las necesidades vitales de todas las personas, y en términos sociales y políticos en la eliminación de las desigualdades, todas, la exclusión y la marginación.
También se propone el desarrollo de capacidades personales y grupales en la sociedad. El paradigma del desarrollo humano sustentable en la perspectiva de ONU MUJERES,  con permiso, contiene el adelante y el empoderamiento de las mujeres, implica el acceso a la educación en todos los niveles, y la eliminación de las brechas, incluso la última, la de las nuevas tecnologías; implica también el acceso a la salud integral de calidad durante toda la vida, y en especial a la salud y los derechos sexuales y reproductivos.
Con la indispensable eliminación de obstáculos, ¿cuáles son estos obstáculos?  La violencia, y por eso decimos con Belem do Pará, luchamos, trabajamos por la erradicación de la violencia de género contra mujeres y niñas, eliminación de todas las formas de discriminación como lo planteó la CEDAW,  que es parte de nuestra legislación, y desde luego la eliminación del supremacismo de género así como de las injusticias y el acceso de las mujeres y las niñas a recursos indispensables para la vida, a oportunidades para lograr en efecto una condición vital aceptable, solo aceptable.
El núcleo de la para lograr en efecto una condición vital aceptable, sólo aceptable.
        El núcleo de la utopía feminista que se ha fraguado durante tres siglos en el mundo se sintetiza hoy en el campo de las mujeres en eso que llamamos la vigencia de los derechos humano de las mujeres y las niñas, y eso en el camino hacia la igualdad entre mujeres y hombres.
        Qué son los derechos humanos de las mujeres y las niñas.
        A mí me gusta verlo  como un pequeño ramito, un ramito de derechos, empezando por el derecho a la vida en primera persona sin tener que trascender por nadie y por nada, el derecho a la vida libre de miedo y violencia, pasando por el derecho a ser lo que una quiera hacer como lo afirmó la comandanta Esther en la tribuna de la Cámara de Diputados y concluye con el derecho a la  participación política  y la toma de decisiones en condiciones de igualdad, no es mucho, es un ramito de derechos humanos para hacer posible la vida de las mujeres, hoy decimos igualdad plena, pero también le aumentamos sustantiva y luego llegó la efectiva, y además queremos igualdad de resultados.
        De acuerdo con la Declaración de Derechos Humanos de Viena de 1993 que reconoció por cierto la condición humana de las mujeres y asumió los derechos de las mujeres por fin  como derechos humanos, como dice Alda Facio:  “El año en que nos volvimos humanas las mujeres”.
        Elvia Carrillo Puerto participó, como todas nosotras, en la construcción de la ciudadanía de las mujeres a lo largo de toda su vida, incluso cuando se retiró de la actividad pública por amenazas de muerte.
        Quiero  sólo citar una de las organizaciones de las que formó parte, es el entrañable frente único pro derechos de la mujer, algunas cintas dicen que tuvo 50 mil afiliadas en el país, otras 70 mil, ya quisiéramos, ya quisiéramos.
        Ese frente único pro derechos de la mujer contó con militantes, activistas, además de Elvia Carrillo Puerto, mujeres entrañables, mujeres de izquierda, feministas connotadas como Frida Kahlo, María Izquierdo y otras intelectuales, artistas, escritoras, maestras, empleadas, campesinas, estudiantes, decenas de miles levantadas por los derechos de las mujeres.
        Dicho frente exigió el derecho al voto para las mujeres, es un antecedente clave para lograr el derecho al voto que no fue una concesión graciosa de nadie, como nos enseñaban en la escuela, sino el resultado de la incidencia política de diversos movimientos también internacionales.
        Para las contemporáneas el derecho al sufragio abarca muchas cosas, abarca el derecho a votar, ya lo sabemos, pero también el derecho a ser votadas, y también el derecho a presentar legítimamente los intereses públicos, comunitarios, los intereses de la ciudadanía, implica el sufragio el derecho a gobernar  en igualdad y con paridad que hoy ocupan nuestros afanes.
        Quiero decir aquí que recibí hoy un correo electrónico en el que nuestra magistrado  Carmen Alanís Figueroa nos comunica a todas en red que  en el municipio de San Bartola Coyotepec, Oaxaca, se logró enfrentar un problema de desigualdad político-electoral, y por primera vez que el Tribunal Electoral directamente pidió a una comunidad indígena regida por su sistema  normativo ancestral a que registre mujeres como candidatas para formar parte de sus autoridades, nos dice nuestra magistrado.
        De la utopía, las feministas siempre, como se vio, transitamos a la utopía, a lo posible, lo realizable, aquí y ahora, no sólo proponemos, hacemos, transformamos, somos constantes, piensen, pensemos juntas, juntos, qué país requerimos para erradicar la violencia de género en la casa y en la calle, para erradicar la violencia feminicida y el feminicidio que nos abofetean día con día desde hace  años.
        Qué país necesitamos para saciar el hambre y erradicar la pobreza, para eliminar la mortalidad materna y el embarazo adolescente, el contagio del VIH, la alarmante extensión del papiloma ente las adolescentes y las jóvenes.
        Qué país para que adolescentes jóvenes y marginadas no sean insultadas y maltratadas al hacerlas parir en el baño o en el patio o afuera de la clínica que debería albergarlas o para que no se mueran más de una docena de criaturas al nacer en un solo hospital en un estado de nuestro país .
        La respuesta, tal vez, me parece que va por ahí, está en construir un país solidario; solidario con las mujeres, está en construir un país solidario; solidario con las mujeres, con las niñas, las adolescentes, las mujeres de mediana edad, de terciana edad, las viejas, las ancianas.
Un país que pueda reconocer y valorar la condición humana de las mujeres, no es mucho, un país en que su gente sea capaz de sentir empatía y movilizarse por la calidad de vida de las mujeres, en el que las instituciones de justicia hagan justicia, a Ernestina Ascencio, violada de manera tumultuaria hace siete años por soldados y muerta dos días después de gastritis.
        Fin a la impunidad, dijimos al tipificar el feminicidio y lo sostenemos.
Hoy el caso de Ernestina Ascendió está ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
        Aspiramos a que en este proceso, si la Corte lo acepta, haga justicia, como lo hizo en el caso del campo algodonero que en que por primera vez ante casos de feminicidio un gobierno fue considerado culpable de no garantizar el derecho  humano de las mujeres a una vida libre de violencia, de acuerdo ahora con nuestra ley y desde antes  la Convención Belém Do Pará.
        La injusticia continua en nuestro país, aún en casos de defensa propia, como ocurrió con Yakyri Rubio, quién se defendió de su violador, pasó seis meses presa y por fin ha salido de la cárcel, a continuar el proceso en libertad, pero sigue acusada de exceso de fuerza en defensa propia y deberá pagar 400 mil  pesos que tenemos que juntar entre todas las personas que estamos aquí, podríamos aportar cada quien una cantidad, yo lo propongo como parte de este reconocimiento.
         Qué país, para que las periodistas y las defensoras de derechos humanos no sean acosadas, hostigadas, incluso asesinadas, víctimas de defensoras de derechos humanos no sean acosadas, hostigadas, incluso asesinadas, víctimas de feminicidio en el ejercicio de su trabajo.
        El país urgente es el que cumple sus compromisos internacionales, y cumple las recomendaciones de la CEDAW, de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, de Amnistía Internacional, de otros organismos, y desde luego, de todas las redes civiles de mujeres y feministas que damos vida a la defensa de los derechos humanos de las mujeres en nuestra tierra.
        En el país que anhelamos, parece una perogrullada, pero la justicia debe ser justa a tiempo, sin dilación, sin equivocaciones, sin omisiones, sin colusión, sin negligencia, sin corrupción.
        En la valoración, este país tendrá, como un principio, la valoración de la diversidad por parte de la sociedad y del Estado, que deben ser capaces de igualar a los diferentes, y de lograr el respeto a la diversidad.
        Las mujeres indígenas y sus pueblos y comunidades deben ser reconocidos y respetados en su dignidad y derechos; en igualdad y con libertad, como deben serlo las mujeres lesbianas, las mujeres bisexuales, las mujeres transexuales, y las mujeres transgénero, y cualquier otra categoría de género que se nos antoje inventar, hasta las heterosexuales también; las mujeres enfermas, las mujeres con discapacidades varias, todas nosotros y nuestras familias que podamos vivir investidas de derechos y en convivencia democrática.
        Hace más de 50 años, otra entrañable feminista, Rosario Castellanos, académica universitaria maravillosa, escritora nuestra, feminista entrañable, reflexionaba en su poema “Meditación en el umbral sobre la condición opresiva y enajenante de las mujeres, y afirmaba:
        “Debe de haber otro modo que no se llame zafo.
        Debe de haber otro modo que no se llame Mesalina, ni María Egipciaca, ni Magdalena, ni Clemencia Isaura.
        Otro modo para nosotras de ser humano y libre.
        Otro modo de ser”.
        Me parece a mí que en este poema maravilloso, en su pregunta hay una respuesta, es una pregunta afirmativa. Ahí encontramos su reflexión:
        “Había que desapegarnos de estereotipos patriarcales”, que ella menciona en todos estos nombres de mujeres de la literatura.
        “Había que desapegarnos de esos estereotipos que nos fueron asignados, pero también no voltear al lugar del hombre, ese hombre paradigmático, sujeto, excluyente, supremacista, como referente”.
        “Tampoco deberíamos seguir en la visión patriarcal del mundo, todo ello para empezar a ser libres”. Lo hemos hecho.
        Resolvimos el acertijo con una “A”.
        La respuesta no es la de ser humano y libre, la respuesta es ser humanas y libres con “A”, como dijera Griselda Alvarez, con arduo camino de una “A”, que no consiste sólo en hablar en femenino, sino en vivir en feminista.
        Las feministas optamos por cambiar nosotras mismas a nuestro entorno, la vida cotidiana y también al Estado.
        Y al Estado ¿Por qué? Para que deje de ser parte del problema, y para que pase a ser parte de las soluciones, como vamos viendo que avanzamos, pero queremos que prevalezcan en el Estado y se fortalezcan las tendencias democráticas y de bienestar social, al eliminar estructuras sexistas, clasistas, racistas, discriminatorias y violentas, para dar paso a una sociedad solidaria y a un Estado democratizado, un Estado reformado para el Siglo XXI transparente.
        Queremos un Estado transparente, compuesto por instituciones efectivas, profesionales, honorables y confiables que superen la ilegalidad y haga prevalecer el estado de derecho en nuestro país.
        Queremos una sociedad que por fin pueda vivir en paz y desplegar una cultura de paz.
        Las feministas como Elvia Carrillo Puerto, y todas, trabajamos por tejer ese país, y desde luego también un mundo global de cooperación solidaria, todo ello basado en ese desarrollo comprometido por lo sostenible con el planeta, pero por lo sustentable con la gente, con las personas que estamos en ese planeta.
Una sociedad que pueda comprometerse con lo que la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 estipula en su parágrafo 28.
¿Quieren que se los lea?
Dice: “Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esta declaración se hagan plenamente efectivos. Es un derecho humano que se creen ese tipo de condiciones para la vida”.
-Nadie lo ha dicho mejor que la filósofa malagueña, que estuvo trasterrada en México como parte del exilio español, la filósofa María Zambrano, a la que respeto muchísimo.
Y reflexionado sobre la democracia, María Zambrano dijo, la voy a citar:
“Si hubiera que definir la democracia, podría hacerse diciendo que es esa sociedad, en la cual no sólo es permitido, sino exigido ser persona”.
Y pienso yo: “Que ser persona se inicia como planteó Hannah Arendt, con el primero de los derechos: el derecho a tener derechos.
“Por la vida y la libertad de las mujeres y las niñas”.
Muchas gracias.