Soledad Jarquín Edgar
SemMéxico, 21 noviembre 2016.- Menos burocracia y más
resultados. Eso nos haría un pueblo feliz. Menos publicidad mediática y más
acciones reales, concretas. Eso también nos haría feliz.
Pero cuando hablamos de emprender tareas efectivas,
contundentes, fundamentales, con dinero suficiente para combatir la violencia
contra las mujeres y, mejor aún, utilizar los mecanismos que desde hace varios
años existen para prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia contra
las mujeres las cosas parecen ir demasiado lentas.
Es el caso de la declaración de alerta de violencia de
género que este viernes se hizo para cinco municipios de Nuevo León, que tuvo
que esperar casi cinco años, lapso en el que se cometieron otros 450 asesinatos
contra mujeres, algunos o quizá muchos de ellos se hubieran evitado si en el 2012, el contexto político no les hubiera ganado a
quienes tenían la responsabilidad de actuar.
Hoy, más de 400 tumbas asoman en el territorio neoleonés para
quienes no llegó la respuesta, el principio para jalar el hilo y enderezar el
barco. Y no, no es que el gobierno sea el único responsable, pero sí tiene una
enorme responsabilidad sobre la vida de las personas.
¿Acaso no se ha dicho suficiente por las expertas,
incluso reconocido por las instituciones de gobierno, que la violencia de
género y en específico el feminicidio son una emergencia nacional?
En Chiapas, las organizaciones sociales de mujeres,
también demandaron esa Declaración de Alerta desde 2013, pero fue hasta este
viernes que dijeron que sí, que sí va.
Así tenemos que además de estas entidades se han
declarado estas alertas en el Estado de México, Morelos y Jalisco. Es decir, en
cinco estados del país ha quedado establecida la alerta. Emblemático el caso de
Edomex donde todo indica que la mencionada alerta no funcionó, seguramente
porque no se operó adecuadamente o estamos ya en el umbral de reconocer que ese
no es el mecanismo correcto. Difícil de aceptar. Pero demos más tiempo al
tiempo, ojalá se pudiera sin más asesinatos contra mujeres que lamentar.
Hoy están en “lista de espera”, la cual como hemos visto
podría ser de varios años más, Tlaxcala, Puebla, Guerrero, Nayarit, Tabasco,
Sinaloa, Veracruz, Querétaro, San Luis Potosí, Michoacán, Colima, Guanajuato,
Sonora, Baja California y Quintana Roo.
También emblemático el caso de Chihuahua donde no existe
la alerta de género pese a que el fenómeno que se visibilizó en la ciudad de
fronteriza de Juárez, se extendió
por todo el país. Pero ahí, en esa entidad, el feminicidio está presente en 47
de los 67 municipios de aquel estado. El Instituto Chihuahuense de la Mujer reconoce
que el asesinato de mujeres se multiplicó y que el aumento ha sido drástico y
progresivo –en 2010, la tasa fue la más alta 26.7 por cada cien mil
habitantes-. Luego baja hasta llegar a 7.4 para 2014. (netnoticias.mx
28/07/2016).
Y sí, existe una solicitud de alerta de género,
presentada por el Centro de Derechos Humanos de las Mujeres por la negativa del
Congreso local de ese estado a reformar los códigos de Procedimientos Civiles y
de Procedimientos Familiares que violentan las garantías humanitarias de las
mujeres.
Este mismo año, el Observatorio Nacional del Feminicidio,
a través de María de la Luz Estada, señaló que “analizaban plantear la
declaratoria de violencia de género” en la ciudad de México (NoticiasMVS
4/08/2016).
Si nos quedamos con las palabras del gobernador de
Aguascalientes, en esa entidad no hay feminicidios. Sería una excepción.
No sabemos a ciencia cierta que pasa en Baja California
Sur, Campeche, Coahuila, Durango, Hidalgo, Tamaulipas, Yucatán y Zacatecas.
El caso de Oaxaca,
donde en los últimos seis años del gobierno de Gabino Cué Monteagudo, la cifra
de mujeres asesinadas superó las 600 y más de cien en el último año, las cosas
tienen otro ritmo, otras prioridades y están inmersas en un sospechosismo que nadie entiende ni se
puede descifrar con claridad. Las organizaciones no gubernamentales hicieron
declaraciones demandando la alerta de violencia de género, las cuales se
quedaron en el espacio mediático. En abril de 2013, el pleno de la LXI
Legislatura aprobó como de urgente y obvia resolución, la emisión de un exhorto
al titular de la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca para
que solicitara la declaratoria de alerta de género. En abril, el titular de la
Defensoría, Arturo Peimberg hizo la solicitud ante Osorio Chong, En agosto de
ese año, la Comisión Permanente de Derechos Humanos solicitó ante Gobernación
la famosa declaratoria. Toc, toc, nadie contestó. El fondo del asunto es que el
destinatario estaba equivocado.
Tumbos y caos. Así podría llamarse el episodio de Oaxaca,
donde la Fiscal Especializada para la Atención de Delitos contra la Mujer por
Razón de Género, Ileana Araceli Hernández Gómez, dijo a Proceso en marzo de
este año, que en esta entidad no era procedente la alerta porque no hay
asesinos seriales ni desapariciones por la presencia de la delincuencia
organizada. Para Ripley.
Así que si en Oaxaca no hay la declaratoria de alerta de
género se debe no solo a la dilación que este procedimiento significa, como
hemos visto sucedió en Nuevo León y en Chiapas y podría suceder en otras
entidades que están en la lista de espera (en este país, recordemos todo se
logra a través de la cola). El problema en Oaxaca también son errores de procedimiento,
la solicitud se mandó a la puerta equivocada y no hubo corrección en el camino,
¿será esa una equivocación casual o intencionada? Como le sucedió a Peimberg
luego de los actos mediáticos protagonizados por integrantes de la LXII
Legislatura. La diputación que ya se fue nadó de a muertito, ni se inmutó ante
el problema pese a que las cifras se fueron multiplicando año con año.
Lo otro que hay que decir es que hubo una protección
abierta o encubierta por parte de algunos y algunas servidoras públicas que no
tienen consciencia de lo que aquí estaba pasando y que las mujeres han sido
para ellas una forma de vivir cómodamente. Y conste que no lo digo porque ya se
van, lo dije siempre. Su ineptitud fue tal que rayó en la ridiculez, eso
también es corrupción.
Lo otro fue que algunas organizaciones “dueñas del tema”
le hicieron al cuento y seguirán haciéndole al cuento en tanto les convenga. Porque
las declaratorias de alerta de género se logran con trabajo y compromiso, ahí
está el ejemplo de lo realizado por las Arthemisas por la Equidad, que durante
más de cinco años no quitaron el dedo del renglón. Aquí, en Oaxaca son
declaraciones mediáticas y no hubo más. Era claro se trataba de no “dañar” la
imagen del indefendible Gabino Cué Monteagudo, cuyas políticas públicas a favor
de las mujeres brillaron por su ausencia y se puede constatar en su último
informe de gobierno y claro las cifras.
Gabino ya se va. Alejandro Murat, se queda con las
mujeres asesinadas. Le tocan ni modo, es la herencia maldita y tendrá que responder.
@jarquinedgar