lunes, 20 de diciembre de 2010

A reserva: Estado de Derecho

Aludiendo las enseñanzas de mi padre Dr. Miguelangel García Domínguez, Ministro jubilado de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Hoy en su cumpleaños.

Bárbara GARCÍA CHÁVEZ

Ciertos grupos reclaman, a veces, que se castigue a los delincuentes para que haya Estado de Derecho; algunos gobernantes, sobre todo después de hacer uso de la fuerza pública, afirman que están aplicando el Estado de Derecho.

Estas frecuentes afirmaciones hacen evidente el desconocimiento generalizado de lo que significa Estado de Derecho.

De modo normal, en un país cualquiera hay Estado y hay Derecho, pero no necesariamente habrá Estado de Derecho; baste recordar la Alemania nazi, la Italia fascista o la Rusia de Stalin.

Además, el hecho de que se violen algunas leyes no implica que deje de existir el Estado de Derecho, lo que habrá será una ruptura del orden legal; por otra parte, el que el Estado imponga sanciones a quien violente el orden público implicará que se está aplicando el Derecho, no que se esté imponiendo el Estado de Derecho.

El “Estado de Derecho” contrasta con todo poder arbitrario y se contrapone a cualquier forma de Estado absoluto o totalitario, como ocurre con el llamado “Estado policía”, que se caracteriza por otorgar facultades discrecionales excesivas a los órganos de la administración, sobre todo a la policía para conseguir cualquier clase de fines que se proponga alcanzar.

La filosofía político-jurídica nos informa de los orígenes y de la evolución de la idea de “gobierno limitado” y “gobierno de la ley” que constituyen paradigmas precedentes del concepto “Estado de Derecho”.

Aunque existen antecedentes más o menos precisos, en la antigüedad, con los griegos (Herodoto, Platón, Aristóteles y Demóstenes) y los romanos (Tito, Livio, Tácito y Cicerón), es en el Medioevo donde encontramos las más claras apologías del gobierno limitado; por ejemplo, el Obispo Giona de Orleáns, en el siglo IX escribía: “Por eso es colocado en este trono de rey, para pronunciar juicios justos, de manera que tome medidas personalmente e investigue con atención que ninguno en el juicio se aleje de la verdad y de la equidad”.

El Rey, por tanto, era la fuente de la justicia, la persona en la que los derechos de los súbditos podían encontrar su natural tutela y necesaria garantía.

Isidoro de Sevilla, un Obispo que vivió entre los siglos VI y VII, afirmó: “Los reyes son llamados así por la función de regir, pero el Rey que no corrige no rige. Por lo tanto, sólo actuando correctamente conservará el nombre de Rey”. Y el criterio para la corrección del comportamiento del Rey era su respeto a la ley.

Juan de Salisbury, en el siglo XII escribió: “Entre un tirano y un príncipe existe esta esencial diferencia: que éste obedece a la ley, y según ella gobierna al pueblo, del cual se considera servidor. En efecto, la autoridad del príncipe deriva de la autoridad del derecho; de modo que el príncipe no piense que le sea lícito lo que se aleje de la equidad y la justicia”.

Por su parte, Henry de Bracton, un juez de la corte inglesa, en la primera mitad del siglo XIII escribió el tratado de derecho denominado “De la Ley y la Costumbre Inglesas” que se volvió libro de texto clásico y que sirvió para formar a los juristas ingleses hasta fines del siglo XVII; ahí Bracton afirmó que “no hay Rey allí donde manda su voluntad y no la ley”; y que “el Rey no tiene todo el poder sobre la tierra que no sea el que le confiere el Derecho”; que “el suyo es el poder del derecho, no de la injusticia”; y que “el Rey está sujeto a la ley, porque es la ley la que hace al Rey”.

En la Inglaterra de 1600 se creó la expresión “RULE OF LAW”, que no puede traducirse literalmente pero que significa “el gobierno de la ley”; la locución “Rule of Law” retoma ampliamente temas medievales, para afirmar la igualdad de los ciudadanos ingleses frente a la ley y para combatir toda arbitrariedad del gobierno que lesione sus derechos. El “Rule of Law” es parte muy importante de la experiencia cultural, política y jurídica, típica de Inglaterra, que siempre ha afirmado la jerarquía del Derecho por encima del gobierno, la subordinación del gobierno al Derecho. Este principio general del sistema inglés implica la exclusión de todo poder discrecional o arbitrario que pueda lesionar los derechos de los ciudadanos.

El ideal alemán del “Rechtstaat” que se traduce como “Estado de Derecho”, nace en la Prusia de 1700; y en la codificación promovida por Federico II, se difunde el ideal de la certeza de la ley, justamente cuando se inicia la formación de una compleja maquinaria burocrática que pone cotidianamente al ciudadano en contacto con la administración pública y, por lo tanto, con sus posibles abusos.

Pero es en el tercer decenio del siglo XIX, cuando el alemán Robert von Mohl utilizó ya el vocablo “Rechtstaat” o Estado de Derecho en su sentido moderno.

La ilustración francesa, el ideario del constituyente americano y del constitucionalismo liberal burgués, recogieron las principales exigencias del sistema constitucional inglés: supremacía del Derecho sobre el Estado, seguridad jurídica, división de poderes, protección de los derechos y libertades fundamentales de los seres humanos, limitación y racionalidad en el uso del poder, etc. Como resultado, la expresión Estado de Derecho adquirió una connotación técnica que lo identifica con un ideal político específico, utilizándose para designar un tipo de Estado que satisface las exigencias antes enumeradas; además, le asignó el concepto Estado de Derecho al carácter de un verdadero dogma en la lucha contra la arbitrariedad y el abuso del poder del Estado.

La función que desempeña el Estado de Derecho es la de una limitación efectiva y regularizada de la actividad de los órganos de gobierno.

El Derecho, y en particular la Constitución, no son un simple instrumento de gobierno, sino el marco que sirve de límite a la actividad del gobierno.

El Estado de Derecho es un argumento que los ciudadanos pueden oponer al Estado, pero no al revés.

El Estado de Derecho consiste, precisamente, en la sujeción de todos los integrantes del gobierno a las formas ético-jurídicas que excluyen el abuso y la arbitrariedad y aseguran a los ciudadanos una existencia digna y libre.

Estado de Derecho no es un término neutro para uso meramente descriptivo; es uno de los más importantes ideales jurídico-políticos a través del cual se le garantiza a los ciudadanos el respeto a sus derechos y libertades fundamentales.

Esta es una concepción sobre la naturaleza del poder del Estado que pone el acento sobre la ley por medio de la cual se limita el poder de los gobernantes.

El Estado de Derecho es, por definición, un gobierno limitado; es el impulso del gobernante limitado por la racionalidad de la ley; es el poder del Estado acotado por los derechos fundamentales de los ciudadanos y por la división de poderes.

Si el Estado de Derecho fuera sólo un modo de ejercer la fuerza del Estado, si el Derecho no constituyera un verdadero y eficaz límite a la fuerza del Estado, si sólo fuera el modo de manifestarse su poder, llegaría a constituir únicamente una forma de despotismo jurídico.

Causa alarma el creciente desdén por las formas políticas en la vida del Estado. Debe asustarnos que las acciones autoritarias se vuelvan costumbre.

Si los procedimientos basados en la fuerza le parecen a un gobierno bastante más rápidos y eficientes que otros procedimientos más democráticos, más racionales, de conciliación de intereses, de alternativas de solución a los problemas, se correría el riesgo de que el propio gobierno degenere en tiranía.

Finalmente, debemos recordar que la policía es una corporación cuyos miembros tienen el deber profesional de soportar el peligro; y que, para mantener el “Estado de Derecho”, la fuerza pública debe usarse como último recurso y después de buscar todas las alternativas posibles para prevenir el conflicto; y en caso de que no quede más remedio que usar la fuerza, hacerlo de manera racional, proporcionada y prudente, tratando de no causar daño o de causar el menor daño posible.

Palabra de Antígona Crimen de Estado

Por Sara Lovera

Por descabellado que parezca, el asesinato de Marisela Escobedo es un crimen de Estado. Marisela Escobedo, a quien muchas de nosotras conocíamos y admirábamos por cómo se había levantado del dolor para pelear, porque cómo entendió en muy poco tiempo el valor cívico de reclamar el derecho a ser como mujeres; ella que no se rendía, que estaría junto a las cruces pidiendo justicia para no dejar impune el asesinato de su hija e instaló un campamento, pasara lo que pasara.

Ella que nos dejó ahora, antes de que termine el 2010, el año más sanguinario que han vivido los y las juarenses; el año en que fueron asesinadas en Ciudad Juárez 367 mujeres, la misma cantidad por la que millones de mujeres se indignaron cuando en 1997 ya hablamos de feminicidio en Ciudad Juárez y se levantaron todas las voces.

Marisela no era una madre solamente. Era una mujer indignada y solidaria con todas las madres que en Ciudad Juárez perdieron a sus hijas en esa selva temeraria y fronteriza, donde no hay ley ni gobierno, ni tribunales capaces de responder por los asesinatos de jóvenes, la persecución de defensoras de derechos humanos, de maestros desaparecidos y ataques sistemáticos a la población.

Marisela Escobedo ha dejado a una niña de dos años, hija de Rubí Marisol Fraire, su querida hija. Por Marisela ya se pidió un minuto de silencio en el Congreso; una multitud de organizaciones nacionales e internacionales han solicitado que se investigue y se detenga al culpable, ese que vimos asestar a quemarropa un balazo a Marisela y que nadie puede encontrar todavía, a pesar de que el auto fue filmado y a pesar de que había muchas y muchos testigos.

El homicidio de Marisela, convertida en defensora de derechos humanos, nuevamente pone en el tapete de la discusión si el señor Felipe Calderón ha desatado una guerra, sin estrategia, sin inteligencia y ha demostrado que el aparato de justicia es inviable, en toda la República mexicana y en Ciudad Juárez, ya sabíamos hace más de cinco años que en el Congreso federal se diagnosticó que no existe coordinación entre las policías, ahora tampoco con el ejército; no hay voluntad política de quienes gobiernan; no existe interés en profesionalizar las investigaciones y en detener los crímenes anunciados.

Resulta que el gobierno de Chihuahua ahora dice que el principal sospechoso del asesinato de Marisela Contreras es, precisamente, Sergio Rafael Barraza Bocanegra, y claro, lo dice porque ha sido incapaz de localizarlo en dos años y detenerlo. Es el mismo Sergio Rafael que mató a la hija de Marisela dos años atrás.

En Ciudad Juárez, además, las luchadoras que están tras cada caso y cada dolor desde hace más de una década, sostienen que cuando su protesta se eleva, se cobran con la vida de una de ellas y los familiares. Lo de Marisela corresponde a esta hipótesis. Menos de 48 horas después incendiaron la casa de Marisela, cuando ella era velada y estuvo en peligro su pareja. ¿La policía no sabe qué pasa, no tiene pistas? ¡No hay investigación, todo mundo corre peligro!

Efectivamente, contra lo que dice el secretario de gobernación a la población, como si nada, con cinismo proverbial, que nos quitemos el miedo. Marisela se lo quitó, estaba protestando porque andaba suelto el asesino de su hija. Por eso la asesinaron, porque nadie la cuidaba, no había cerca del campamento policías o investigadores, no estaba el Estado, no estaba el gobierno, no había ley.

Ya sabemos, las mujeres del país piden, reclaman, se movilizaron inmediatamente, tanto en las redes sociales como en la calle, en el Distrito Federal y en otras ciudades del país, en Ciudad Juárez por supuesto, ahí en el ojo del huracán, donde peligran la vida de todas y todos los que salieron a la calle. A ver qué dice el Secretario de Gobernación ¿cree que tenemos miedo? No, no hay miedo, lo que hay es injusticia, impunidad y quienes debían hacer algo no lo hacen. El asesinato de Marisela Escobedo, la noche del 16 de diciembre, nos ha puesto con los pies en la tierra. Nada ni nadie puede hablar de fiestas y felicidades, porque no hay justicia ni democracia.

Algunas feministas piden que se promuevan demandas unificadas en la Comisión Permanente del Congreso. Es urgente, dice un correo pedir a diputados y senadores que pongan un alto a la corrupción, simulación y complicidad en estos asesinatos.
Es urgente pedir cuentas a la Fiscalía Especializada en los Delitos contra las Mujeres y la Trata (FEVINTRA).

Un paliativo, que no remediará la violencia, pero que puede manejarse como evidencia de que es el Estado es el responsable, exigimos que el Estado otorgue una pensión permanente para la hija de Rubí Marisol, nieta de Marisela.

Y algo que siempre no sirve para nada, pero que se podría simplemente insistir como la creación de una comisión independiente integrada por los familiares de las víctimas y personalidades de derechos humanos, que tome en sus manos este y otros casos.

Una demanda clarísima como la apertura de todos los expedientes donde hay implicados asesinos de mujeres. En el sueño, en este país, para las especialistas en violencia contra las mujeres sería un avance crear la comisión independiente con los recursos necesarios para contratar especialistas nacionales e internacionales y dar seguimiento e identificar las ligas de corrupción y colusión entre autoridades y feminicidas.

Por supuesto, la indignación tiene que ir más allá de la protesta. Por Marisela Escobedo los grupos de mujeres y derechos humanos levantarán su voz. Sin duda.

saralovera yahoo.com.mx

Mujeres y política Qué les digo…

Soledad JARQUIN EDGAR

Frente a la víspera de las fiestas de fin de año, donde se busca que todo sea paz, felicidad, armonía, concordia y mucho, pero mucho amor, una tiene que olvidar casi por la fuerza lo desagradable que resultan las mentiras, los fracasos gubernamentales y las promesas de siempre.

El asesinato de Maricela Escobedo en Chihuahua, frente a la puerta del palacio de gobierno estatal, nos indigna sin duda, porque en este caso, como hay muchos otros en el país, el único responsable es el Estado, incapaz de preservar la vida de las mujeres. Frente a eso nada o casi nada queda, todo se esfuma, como la posibilidad de que algo cambie cuando quienes ocupan las sillas de los gobiernos son otros. Lo cierto que lo que no cambia en realidad es la forma de mirar a las mujeres. Hay ejemplos, uno tras otro.

Por eso, quisiera negarme rotundamente a dejar de pensar en los gastos infructuosos que deja una pista de patinaje sobre hielo que costó ocho millones de pesos, en una entidad en la que viven marginados, en la pobreza y en el olvido institucional cientos y cientos de habitantes de Oaxaca y para quienes el gobierno estatal, a través de la presidenta del DIF, Mané Cámara, ha iniciado una colecta de 78 mil cobijas para apoyar a 212 municipios con mayor vulnerabilidad al frío.

Esta mi conciencia, me lleva a pararme frente a muchas personas como una aguafiestas, como una perversa del “progreso” porque piensan que poner una pista de hielo y repartir cobijas a los pobres es progresar. Yo, en cambio, pienso que sí, que sería fantástico tener una pista de hielo, pero sería mejor no tener que repartir cobijas, acabar con la pobreza y la verdad es que está comprobadísimo que el asistencialismo no sirve para acabar con la pobreza, insisto, le pone curitas a la cesárea. Escribo esto por el reclamo de quienes se han molestado con esta mi posición.

Sin embargo, reitero, no puedo dejar de escribir en este espacio sobre esa desigualdad que opera en las políticas públicas y que tasan la vida de la población oaxaqueña con aquella vieja consigna de pan y circo, (aquí pan sería el PAN y el circo lo están poniendo los “funcionarios” del PAN y del PRD, que junto con la pista, son toda una botana) donde a una parte se le entregan cobijas y a la otra se le instala una divertida pista de hielo para patinar placenteramente y se olviden de vivir ahorcados en una ciudad sitiada por la inconformidad de otros. Sí, la juventud adormecida patina y patina… como si estuviera en cualquier ciudad de “primer mundo”. Esa es la triste idea, adormecer la realidad social con “políticas públicas” somníferas.

Ahora que todavía hay algo de esa cruda que nos deja la fiesta del relevo institucional, provocada por esa conjunción diversa de la derecha y la supuesta izquierda, ¿hay izquierda? cómo me preguntó una querida amiga, que ahora reside en Argentina y ve a este su país deshacerse, convertirse en “un hinche” país. Pues, sí, tiene razón cuando pregunta eso.

Esa derechaizquierda que llega con su guadaña para cortar de tajo a trabajadores y trabajadoras de confianza y de contrato de las instituciones públicas, porque han cometido el pecado de trabajar para los gobiernos priistas, confunden -como dice otra querida amiga- lo laboral con lo político. ¿Por qué cuántos de esos trabajadores habrían votado por este nuevo gobierno? ¿Cuántos vieron en esa posibilidad la esperanza de cambio real? El mismo que los deja fuera de la posibilidad de insertarse o quedarse en la burocracia estatal, el gran empleador de este Oaxaca empobrecido.

Sí, me dirán, si el gobierno de Gabino Cué ya dio marcha atrás al despido, ya no van a correr a los 12 mil, pero ¿qué creen? la orden llegó tarde, muchas y muchos ya habían sido despedidos y a pesar de lo dicho en otras instancias de gobierno seguían pidiendo las renuncias y ¿otra sorpresa? la mayoría de las personas despedidas son mujeres jóvenes, madres de familia o mujeres que nunca tuvieron la “suerte” de tener una base sindical y que dejaron ahí entre esas paredes de la burocracia 20 o quizá más años de su vida.

Cualquiera diría que tengo un gran afán de empañar las bonitas fiestas buscándole tres pies al gato, como decía mi querida abuela Lucha, pero no se trata de eso, sino de todo lo contrario, se trata de no dejar de mirar lo que sucede a nuestro alrededor, en esta enorme borrachera de la conciencia que significan para muchas personas estas frías fiestas, que por cierto se han visto empañadas, además, por el circo que se traen con los títulos profesionales, los falzatis y el cinismo de otros y otras que nos han aparecido y que muestra realidad educativa. Las cabezas han rodado. Hay quienes opinan que lo tenían fríamente calculado, yo no concedo tanta inteligencia ni tanta perversidad, lo que digo es que a Gabino se le salió el tiro por la culata, ojalá no se quede solo para la cena de navidad porque Oaxaca no se lo merece.

De verdad que no quiero ser el Greench, ese personaje holliwoodesco que odia la Navidad, porque de eso nada. Pero no puedo dejar de decir que me parece imposible creer que las mujeres seamos ciudadanas de segunda, tercera o cuarta, por la actitud que asume el funcionariado al pasarse literalmente por el arco del triunfo una orden de Cabildo de aprobar los presupuestos públicos con perspectiva de género y dejar sólo la mitad de las acciones que se habían propuesto. Peor, aún, algunas dependencias obligadas a hacerlo por lo que son, como el Instituto Municipal de las Mujeres, simple y llanamente omitieron incluir las acciones.

Es entonces cuando digo que el discurso está vacío, cuando pienso que nada hay detrás, que las mujeres somos ciudadanas de segunda, tercera o cuarta, y que a las funcionarias públicas les da lo mismo, no les interesa. Ya vendrá un nuevo gobierno municipal, el de Luis Ugartechea, quien sin duda está enterado de este presupuesto rasurado para las mujeres. Sólo resta decir que al menos algo quedó, por aquello de las 35 políticas públicas para posicionar a las mujeres en una situación mejor, reducir las brechas de la desigualdad y respetar sus derechos humanos. Lo malo, es que las propias autoridades toleran ese ejercicio de violentar la ley, igualito como pasa con Gabino Cué y sus funcionarios dispensados de tener título profesional. Insisto, no soy mala leche, pero es más de lo mismo. Aunque algunos crean que era otra cosa y que aquel sistema político ¡ya cayó!

Esta semana se discutirá en el Congreso el presupuesto de egresos. Y aquí es donde una ratifica eso de las ciudadanías de segunda, tercera o cuarta. Tal y como está la propuesta habrá una reducción sustancia al presupuesto destinado a los programas de Equidad de Género al dejarlo en sólo 9 millones 310 mil 128 pesos 76 centavos, no sólo casi cuatro millones menos que este año que termina, sino que es sólo un 1.3 millones de pesos más que lo que se destina a la famosa pistita de hielo. ¿Entonces para donde vamos? Sin duda que vamos para atrás, ojalá que las vacaciones, las fiestas y la cruda no nos haga despertar en la isla de la fantasía. Aquí el contrapeso lo tendrán que dar las 15 mujeres diputadas –si eso fuera posible-, los diputados conscientes que no pueden permitir este retroceso en las políticas públicas de igualdad. Ya veremos qué pasa el próximo miércoles. Si seguimos así, los resultados serán las mismas y lastimosas tasas de muerte materna, feminicidio, violencia feminicida, analfabetismo entre las mujeres, abortos y embarazos adolescentes que cuestan la vida a las mujeres…

Silencio, amenazas y corrupción

De verdad lo digo, a mi me da vergüenza hablar de estos temas, no por las víctimas sino por la clase de gobiernos que tenemos. El gobierno municipal que terminará pronto, deja una ciudad en retroceso cosa que casi siempre sucede. Pero permitir que un delito cometido por servidores públicos, como la violencia y violación sexual contra cuatro mujeres policías, quede en total impunidad es, como decía tres líneas arriba, una vergüenza.

Los meses han pasado y las autoridades le apuestan al olvido, pero no toda la gente olvida y recordaba aquel pusilánime hecho cometido, entre otros, por Delfino Cruz, entonces director de la corporación y Alberto Sibaja, entonces comandante de la Dirección de Seguridad Pública Municipal.

Por acuerdo, conclave o por hermandad, desde el presidente municipal, un síndico y otro, uno o dos regidores, elementos de seguridad pública, todos varones, decidieron que el caso terminaba con el despido de Delfino Cruz y Alberto Sibaja. A las cuatro víctimas las amenazaron para que no hablaran, algo se dijo en la prensa y luego todo volvió al mismo redil: el silencio.

Por ello, me parece que no sólo se debe iniciar un proceso judicial contra los agresores, existen vídeos de los hechos, tenemos cuatro víctimas y hay muchos testigos, sino contra los funcionarios que conociendo el caso pidieron silencio o peor aún obstaculizaron el ejercicio de la justicia, ocultaron los hechos y mantienen hasta la fecha amenazadas a las policías mujeres que fueron abusadas sexualmente.

Me refiero, sin más vueltas, al hoy diputado local y presidente municipal con licencia, José Hernández Fraguas, el síndico Pablo Ireneo Calderón, quienes molestos por los hechos acordaron el silencio como la mejor estrategia y supusieron que el escándalo quedaba saldado con el despido de estos dos personajes que son sin duda aberraciones humanas. Fraguas, claro está, no será llamado a cuentas porque siendo legislador goza de fuero, pero los otros no.

Fueron cuatro las policías agredidas, previamente drogadas y de acuerdo a un video que existe de los hechos fue otro orangután de nombre Margarito López quien habría llevado las pastillas y marihuana suministrada a las policías.

Lo lamentable de tan terrible episodio para las víctimas y vergonzoso para la sociedad por la clase de autoridades que tiene es que haya quedado en el olvido, en el silencio total y nadie hizo absolutamente nada más allá de amenazar y obstaculizar el ejercicio de la justicia, incluso a algunas funcionarias que tendrían que haber pedido justicia les ordenaron callar y para que la sociedad viera que algo se hacía, se contrató a una organización de la sociedad civil para que les diera un cursito de género a los policías y así taparle, ahora sí, el ojo al macho. Todo debía quedar en el más profundo silencio.

Otro enterado fue el regidor Eduardo Castillo, quién sabiéndolo todo también consideró que no era necesario el escándalo ni mucho menos la justicia para las mujeres y ¿saben cuál es la razón “política”? Estaban cuidando la imagen de quién aspiraba a ser candidato al gobierno del estado. Visiones cortas y bastante ciegas. Tendría que aprender el ahora legislador que la justicia no se negocia y que otro gallo le cantara si hubiera hecho lo que tenía que hacer.

En contraparte, cito a Marcela Lagarde, feminista, antropóloga y ex legisladora federal, de esas que no nos ha tocado ninguna en Oaxaca, quien sostiene que la erradicación de la violencia contra las mujeres ocupa hoy un sitio prioritario en la conciencia política de las mujeres, en la agenda democrática de cada país y en el mundo. Por los hechos pasados y presentes, tendría que decir que en Oaxaca no y seguramente en todo el país. Hay gobiernos que siguen tapando las heridas con curitas y otros, como en Chihuahua no siguen dejando sin palabras.

Además agrega que la violencia de género, esa violencia que padecen las mujeres por el hecho de serlo, sintetiza formas de violencia sexista y misógina, clasista, etárea, racista, ideológica, religiosa, identitaria y política. Sin duda, como ella plantea, la violencia de género es un problema político. Tenemos el dedo puesto en el renglón y seguramente alguien tendrá que tomar el caso de forma legal, para eso necesitamos que las víctimas se quiten ese terrible miedo que les han infundido estos gorilas de la política municipal, quitarse el miedo para denunciar los hechos como en 2006, 14 mujeres violadas sexualmente por elementos del ejército mexicano en Coahuila. De norte a sur, este país está atravesado por la violencia, el cinismo, la corrupción y un Estado que deja a las mujeres en total indefensión. De eso ya nadie tiene duda.