Mujeres y
Política
Una embarcación
naufraga
Soledad JARQUÍN EDGAR
Medir el peso de las acciones realizadas por el gobierno
estatal a favor de las mujeres al finalizar el año 2012, da un resultado
negativo porque es evidente que faltó contundencia a tantos dichos, que como
palabras que eran, terminaron siendo arrastradas por el viento.
Como en otros sectores, en la burocracia del género la
caminata del gobierno de las cuotas y amigos es hacia atrás, no da resultado
alguno, la realidad inscrita en altas cifras de violencia feminicida y
feminicidio es la más clara y evidente prueba de la inexistencia de políticas
públicas que se reflejen en la vida de las mujeres.
A excepción de aquellas acciones de caridad que se
empeñan en efectuar para las siempre “pobrecitas mujeres”, como las madres
jefas de familia, a través de la Secretaría de Desarrollo Social que después de
una infernal tramitología les otorga el beneficio de tres meses de “beca” o
ayuda cada mes de mil 500 pesos, lo que se gasta Gerardo Albino en una
sentadita a comer solo; el DIF estatal “apoya” en comunidades rurales e
indígenas con cocinas comunitarias, donde ellas (las mujeres) deben cocinar
para sus hijos e hijas, fortaleciendo roles y costumbres del cuidado; y el
Instituto de Capacitación para el Trabajo que las “capacita” para que con el
tiempo consigan un trabajo casi siempre mal pagado o abran un changarro, en
realidad el Icapet debería capacitar a los ineptos funcionarios.
El problema de Gabino Cué ha sido pagar deudas
electorales con cargos públicos. Por cierto, muy curioso porque todo ello ha
sido al estilo priista, ese sistema que tanto se aborrece pero que sirve de
bandera engañabobos para llegar al poder, pero ningún cambio será posible en
tanto quienes no cambien sean los actores principales y a río revuelto los
beneficiados son los egresados del viejo régimen ahora militantes de otros
partidos o gobernantes encumbrados por otros partidos de izquierda o de derecha,
como el caso del gobernador de Oaxaca graduado con honores en la escuela más
vieja del sistema político: el PRI, aunque se empeñen en decir lo contrario.
Así que inspirado por el pago de cuotas y con acuerdos
poco claros frente a la ciudadanía, pero que buscaban tener un tinte democrático,
las oficinas de gobierno se llenaron de militantes, activistas, académicos y de
entusiastas soñadores que buscaban cambiar la realidad de Oaxaca, pero que
pronto se vieron envueltos en la soberbia del buen sueldo, el chofer y la
camioneta, la emoción de una oficina con baño para ellas y ellos solitos, la
secretaria o el secretario particular, el poder de mandar a otros y otras, los
reflectores de la prensa cómoda y servil dispuesta a publicar sus dictados sin
cuestionarlos para finalmente en poco tiempo perder el piso y con ello el
objetivo, lo que nos remite al final poético que dice que la vida es sueño,
parafraseando el título del interesante poema de Calderón de la Barca.
Y como decía mi abuelita Lucha “del dicho al hecho hay un
enorme trecho”, resultado: la percepción del que encabeza el grupo y de quienes
lo rodean en la burbuja es que todo va viento en popa y, por otro lado, muchas
decepciones ante un Oaxaca que se derrumba entre malos administradores, una
permanente violación a los derechos humanos, actos de corrupción tan parecidos
o iguales a los que cometieron los famosos ladrones del pasado y lo imposible
de ocultar: la ineptitud y falta de capacidad para gobernar. De todo ello, no
escapan quienes ejecutan las políticas públicas a favor de los derechos humanos
de las mujeres.
Sin duda, Perla Woolrich Fernández, quien tiene sobre sus
hombros la enorme tarea de hacer que la casa opere sin tanta corrupción, se
encuentra, atribulada con la chamba y algo se le escapa: mirar la viga en el
propio ojo. No es para menos, la secretaria de la Contraloría y Transparencia
Gubernamental está ocupadísima en que sus perros de caza persigan a los que ya
se fueron y que sin duda se llevaron todo lo que pudieron, pero pierde de vista
los manotazos que le meten a las arcas públicas los del gobierno del cambio,
porque los perros de caza no son tan bravos como parecen, eso sí ladran mucho y
ya sabe lo que dicen sobre el tema: perro que ladra no muerde.
A pesar de los pocos dientes que ha mostrado hasta ahora,
Perla Woolrich tiene una enorme tarea por realizar en algunas instituciones
gubernamentales y de eso no escapa el Instituto de la Mujer Oaxaqueña, que
“opera” programas federales y donde no hay posibilidades de enderezar el barco
que empieza a naufragar.
La titular Anabel López Sánchez, pago de cuota y
activista de grupos feministas, se desentiende de la oficina, solo parece estar
para hacer apariciones públicas en medio de aplausos y flashazos, cuando se
trata de resolver problemas desaparece, “los delega” a un segundo nivel, una
funcionaria menor que hace las veces de subdirectora, coordinadora de
programas, responsable de la Unidad de Prevención y Atención a Víctimas de
Violencia de Género y de todo cuanto tenga que ver con el IMO, nada se mueve
sin su consentimiento.
Del otro lado, las usuarias, trabajadoras y prestadoras
de servicios encuentran una enorme pared que resulta imposible de pasar, nada
que ver con la política de puertas abiertas que prometieron con el gobierno del
cambio y que revela que las burbujas son como la hierba mala donde quiera nacen.
Por eso digo que las mañas se aprenden rápido.
Las usuarias encuentran una apretada agenda. Sí requieren
atención “pronta y expedita” lo que encuentran es una cita con la abogada o
psicóloga 15 días después, están saturadas, con personal a medio sueldo, enojo
permanente que ha terminado en un rosario de despidos, muchos injustificados;
otras han laborado por meses, finalmente les dicen que no les podrán pagar, si
pelean ante la Junta Local de Conciliación y Arbitraje tienen toda una serie de
artimañas para decir que “a esa señora ni la conocen”, a pesar de que a “esa
señora” sí la conocen, porque no sólo fue usuaria sino que se comprometió con
la condición social de las mujeres y en alguna ocasión la propia titular del IMO,
Anabel López Sánchez, le dijo “que bueno que estás con nosotras”.
Poco le duró el gusto, porque la “subdirectora” le pidió
su renuncia, el problema es que su jefa inmediata también había sido despedida.
Después de ser “perdonada” por intervención de una tercera persona, le
prometieron que le pagarían el 15 de diciembre, terminó el año sin pago del
tiempo que trabajó. En estos días sigue la cortadora de cabezas en el IMO y es
tal la situación que se ha dado el caso de que cuando una empleada ya no es necesaria
ni siquiera las dejan pasar a las oficinas, muy indignante sin duda.
Finalmente, tenemos el caso de las prestadoras de
servicios, llamadas consultoras, quienes son contratadas a invitación de la
titular del IMO para llevar a cabo programas como el de Apoyo a Instancias de
Mujeres de las Entidades Federativas (PAIMEF) o el de Fortalecimiento a la Transversalización
de la Perspectiva de Género. Las contratadas hacen su trabajo y después tienen
que “bajar” a la corte celestial para que les paguen, porque la administración
en manos de Elena Espina Cruz es tortuosa, está llena de mentiras, de dichos
que luego se contradicen y lo peor alguno que otro pecado digno de que la
administración federal a través de Indesol empiece a investigar, lo mismo que
la Contralora del estado, porque hay mar de fondo.
Para realizar estos trabajos por supuesto que hay un
contrato de por medio, pero el IMO lo incumple con la mano en la cintura. Por
un lado el proyecto que era A termina en Z, nada que ver con la propuesta inicial.
Pero hay más sorpresas, un proyecto se divide entre tres instancias: dos
asociaciones civiles y una tercera que a veces es el propio IMO y otras otra
instancia de gobierno federal. Después el cronograma de acciones no se cumple
tal cual porque siempre hay “detalles” que resolver. Luego cuando viene el
proceso de pago que debería ser en tres emisiones a lo largo del proceso pero
no pasa nada porque señalan que es la Secretaría de la Contraloría la que
todavía no valida el proyecto; segundo acto que Secretaría de Finanzas no les
entrega el dinero, se lo jinetea; tercer acto que los recibos no son los
correctos, pero no se preocupe nadie ya lo resolveremos, “hay formas”;
cuarto…décimo y hasta el infinito número de actos la inigualable promesa: ya
les vamos a pagar… días que se vuelven meses y meses que terminan con un año y
nada de nada. ¿Y finalmente qué creen? Se dan cuenta que empezaron por el final
y terminan por el principio con la firma de un acuerdo entre el IMO y la
institución con la que operó el programa, eso sí se anuncia a todo pulmón, que
se escuche. Ver para creer. O sufrir para creer.
Sin duda, se trata de mala administración o de buenas
intenciones que resultan malas, porque no sólo lo parecen, resultan malas en
todo sentido humano. Lo cierto es que los bonos de confianza que las activistas
del género y académicas (exceptuando algunas de su consejo consultivo nombrado
recientemente) empieza a perderse en el abismo de una desmedida actitud
protagónica que contrasta con malos tratos y falta de eficiencia y como dicen
algunas mujeres podemos esperar que en otras instituciones nos maltraten y
pisoteen los derechos y nuestra dignidad, pero no en el Instituto de la Mujer
Oaxaqueña, donde se esperaría otro trato y parafraseando a otra gran poeta, Rosario
Castellanos, (esperaríamos) otro modo de ser y de hacer las cosas.
En conclusión 2012 y las políticas de género dejó
malísimos tratos en el IMO a usuarias, empleadas y prestadoras de servicios; en
salud las cuentas no son alegres, 42 muertes maternas hasta octubre pasado, un
promedio de 200 defunciones por cáncer cérvico uterino al año, unas 90 muertes
por cáncer de mama y en el tramo de la injusticia: 79 asesinatos de mujeres en
2012 hasta este sábado de los cuales ni el 20 por ciento se “concluyen” y
varios miles de casos de violencia sexual, física, psicológica, porque si algo
brilla por su ausencia es una estrategia real, eficiente y comprometida para
favorecer la condición social de las mujeres.
Las cifras hablan por las muertas y las víctimas de la
violación constante a sus derechos humanos. Eso sin contar las muchas
atrocidades contra activistas y defensoras de derechos humanos. Sin duda, en la
burocracia del género, insisto, el saldo es negativo, muy negativo.
Y ya saben: mis mejores deseos para este 2013 es que
disfruten de la libertad, de todas las libertades, que la felicidad también es
un ejercicio de libertad y que está en nuestras manos ejercerla y cuidarla
siempre.
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