sábado, 28 de agosto de 2010

Educación para niñas

Por Bárbara GARCÍA CHÁVEZ*
Reducir la brecha de género en materia de educación, garantizando a las niñas, adolescentes y jóvenes su acceso la escuela es condición impostergable en Oaxaca y en el país entero.
En el año del Bicentenario, todavía tenemos que lamentar que en México, las cifras oficiales indiquen que un porcentaje elevado de niñas y niños no saben leer ni escribir y que otra cantidad muy elevada no han concluido su educación básica.

Situación que contraviene a lo establecido el Artículo Tercero de la Constitución Política de los Estados Unidos mexicanos, como resultado, claro está, del fracaso educativo que vive el país, donde 7,5 millones de jóvenes no estudian ni trabajan.

En el ámbito de Oaxaca, el Instituto de la Juventud Oaxaqueña reveló que el 51 por ciento de la población juvenil económicamente activa no tiene trabajo y el 35 por ciento entre 15 y 29 años de edad, han adquirido el VIH-SIDA.

En el caso de las niñas, adolescentes y jóvenes, la inaccesibilidad a la educación genera otro tipo de problemas como el matrimonio y la maternidad a temprana edad. La explotación laboral y sexual, frente a la falta de alternativas reales que potencien su desarrollo.

A pesar de que las niñas tienen mayores porcentajes de asistencia escolar a partir de los cinco años, esta tendencia decae a partir de los 16 años para continuar hasta la franja de 30 y mayores.
Otro problema fundamental es el hecho de que 180 mil 500 madres adolescentes entre los 12 y 18 años no han concluido su educación básica en México.
Todo esto, a pesar de que existen datos que comprueban que por cada niña que asista a la escuela y que concluya sus estudios, se reducen los riesgos de la maternidad adolescente, la muerte de la madre y el niño; se favorece el desarrollo de la comunidad y se da a las mujeres, en general, mayores oportunidades y alternativas para sus vidas.

Lograr una mayor asistencia y aprovechamiento de niñas en la escuela, implica el compromiso de la familia, del profesorado y de las instituciones universitarias para garantizar los mecanismos que favorezcan el acceso de las niñas a la escuela, como la eliminación de cuotas financieras de ingreso, garantizando la educación gratuita tal y como lo establece el Artículo tercero.

Proporcionar becas de apoyo a sus familias y alimentación básica en las propias instituciones. Todo lo cual se puede y es posible, se requiere sólo de voluntad política.

Proporcionar educación sexual y reproductiva a fin de que estas jóvenes puedan tomar decisiones informadas sobre su vida sexual y reproductiva, como retardar el primer embarazo, reducir la violencia y el acoso sexual, así como la prevención de enfermedades de transmisión sexual como el VIH-SIDA o los embarazos no deseados mediante el uso y disposición de anticonceptivos.

Por esa razón, se debe destacar el trabajo que impulsa el Grupo de Estudios sobre la Mujer Rosario Castellanos a través del Fondo de Becas Guadalupe Musalem en Oaxaca, quienes a través de la educación integral ha favorecido el desarrollo profesional de indígenas oaxaqueñas, que de otra forma habrían permanecido marginadas sin ninguna oportunidad por parte de la institucionalidad que permanece ciega frente a los indicadores que revelan que educar a las mujeres contribuye a mejorar su condición personal y hasta comunitaria.
*Bárbara García Chávez es regidora de Equidad y Género en Oaxaca de Juárez/Tomado del Programa Radiofónico Mujeres en Voz Alta

Amalia, la niña madre

Soledad JARQUIN EDGAR

Datos de la Organización de las Naciones Unidas, apuntan que 104 millones de niñas y niños se encuentran fuera del sistema educativo en el mundo, casi el 60 por ciento son niñas; de los cerca de 800 millones de analfabetas que hay en el globo terráqueo, dos terceras partes son mujeres. Esas cifras no son sino resultado de las inequidades de género que imposibilitan a las mujeres a tener acceso a mejores condiciones a lo largo de sus vidas, convirtiéndose así en víctimas de un sistema que ni las ve ni las oye.

Con esos datos, la ONU estableció con las Naciones que la integran, entre ellas México, las Metas del Milenio y propuso lograr la educación primaria universal bajo el entendido que la educación de las niñas constituye una herramienta fundamental para el empoderamiento de las mujeres y con ello el desarrollo de sus comunidades.

Las mujeres que cuentan con una educación adecuada, dice Naciones Unidas, realizan mayores contribuciones económicas a sus hogares y comunidades, pues son más proclives a invertir en salud y educación para sus hijas e hijos.

Por ello, sostiene ONU que la educación de la mujer es el factor que más influye en la salud de las niñas y los niños y en la reducción de la mortalidad de las madres e hijos. También sirve para evitar embarazos y retardar la edad en que deciden unirse, y que en el caso de México es sumamente lamentable. El dato indica que el 23% de las jóvenes indígenas están casadas a los 15 años y su nivel promedio de educación es de 6o grado de primaria.

Pienso en Amalia, la niña de 11 años que hace unos días fue madre de otra niña en Quintana Roo. Pienso en la madre de Amalia y en la abuela de Amalia. Imagino si las tres primeras generaciones hubieran tenido acceso a una mejor educación, desde la elemental hasta desarrollar una carrera profesional. Entonces creo que el destino de Amalia hubiera sido otro.

Casos como el de Amalia nos muestran que las autoridades federales, estatales y municipales, son las únicas responsables de la desgracia de esta niña que tuvo que pasar por la violencia sexual de un padrastro, luego vivir la negativa de las instituciones, violentando por segunda vez sus derechos, al negarle la práctica de un aborto so pretexto de su avanzado estado de embarazo y, finalmente, enfrentar un embarazo y el nacimiento de una niña que ella ni siquiera imaginaba, peor aún, esta niña y su madre, ambas víctimas de un sistema que no ve a las mujeres como seres humanos. Amalia-niña y su hija-niña, si tienen “fortuna”, recibirán las migajas que el Estado reparte mediante programas asistenciales a través de ese bodrio llamado Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia y por donde corre un río de recursos financieros que son factibles de desviar y que, al final, no resuelven el problema de la desigualdad en que viven millones de mujeres.

La periodista Graciela Machuca me contaba esta misma mañana de viernes que las diputadas del Congreso de Quintana Roo, le ofrecieron a la niña-madre apoyos del Programa Oportunidades, sin duda, migajas del pastel que las señoras se comen todos los días, resultado también de su ceguera ¿Por qué no cambiar y darle un golpe de timón a la existencia de todas las mujeres? ¿Por qué no hacer algo más allá de repartir limosnas y crear como si estuviéramos en el auge del porfiriato, clubes de damas para repartir limosnas entre la población pobre? ¿Por qué no hacer políticas públicas con perspectiva de género? ¿Por qué no vigilar que haya presupuestos destinados a reducir las brechas de la desigualdad que generan todo tipo de violencias contra las mujeres? ¿Por qué no crear leyes y vigilar que las leyes que hacen realmente garanticen el ejercicio de los derechos de las mujeres? ¿Saben por qué? Porque eso significa trabajar y romper un esquema tradicional de subordinación, que primero debe desaparecer de su memoria personal.

Sin duda, en México las niñas, las adolescentes y las jóvenes viven en carne propia las desigualdades que provoca mirar a las mujeres como objetos y no como sujetos de derechos humanos. Las desventajas en las que han vivido son ese repetible círculo de la desgracia generación tras generación, frente a la mirada siempre acusadora de los gobiernos que no entienden que, en tanto, las mujeres no reciban oportunidades (y no me refiero al programa) de educación real y formal, oportunidades para mejorar su salud, oportunidades para crecer y adquirir herramientas para su desarrollo real y tangible, difícilmente podrán detener el tren de la desigualdad en que viajan más de la mitad de las personas que vivimos en México y en el mundo.

Así, sin condiciones, difícilmente podrán bajar del vagón de la pobreza y la violencia que hoy sigue enfrentando Amalia, como esa violencia que estereotipa y que hace decir a muchas personas que a pesar de sus 11 años, Amalia podrá ser una buena madre porque es una mujer; curiosamente, su ser mujer fue la misma razón que empleó su padrastro Isaac Santiago Martínez para abusar de ella cuando apenas tenía 10 años.

Esa es la realidad para miles o quizá millones de mujeres en este país, en especial las pobres y las indígenas, que permanecen sin educación formal, lejos de acceder a la educación sexual y ejercer sus derechos reproductivos debido al fundamentalismo que imponen las “santas” religiones. El resultado es la tragedia que vive Amalia.

En el mundo y en todo el país, la educación de las mujeres, de todas las edades y grupos sociales, debe concebirse como el elemento fundamental para acabar con las desigualdades de género. Pero de eso nada, Felipe Calderón en cambio nos subió esta semana al carro de una guerra que sin duda generará más violencia, marginación, pobreza y el olvido en que ya están las Amalias y para quienes ya vimos los derechos se convierten en migajas.

Los destinos si se pueden cambiar. Un caso concreto es el trabajo que realiza el Fondo de Becas Guadalupe Musalem, que en 15 años ha transformado el panorama de vida de 72 niñas oaxaqueñas que sin la beca de estudios no hubieran podido estudiar una carrera. Entre ellas, hay ahora antropólogas, abogadas, médicas, contadoras, algunas están haciendo maestrías, 41 por ciento son bilingües y tres de ellas son trilingües. Tienen un formación distinta y están colaborando con sus comunidades en la construcción de relaciones diferentes entre mujeres y hombres.

A ese grupo pertenece Maricela Zurita Cruz, estudiante de la carrera de Ciencias de la Educación, 22 años y originaria de San Juan Quiahije, Juquila, en la Sierra Sur de Oaxaca, quien ganó el Premio Nacional de la Juventud 2008 y pudo cumplir el sueño de que su madre tenía: conocer la ciudad de México.

Sin duda, la historia de Amalia y de Maricela, son paralelas pero pudieron ser iguales, si Amalia hubiera contado con la ayuda de mujeres como las del Grupo Rosario Castellanos que impulsaron el Fondo de Becas Guadalupe Musalem en Oaxaca.

La historia pudo ser diferente, si las autoridades dejaran de pensar en las mujeres como si se tratara de objetos y no de sujetos con derechos. Si dejaran de pensar que Amalia podrá sobrevivir con el programa Oportunidades.

Tal vez el DIF le quite a su hija porque es menor de edad, como pasó con otra menor que fue retenida en un albergue de Quintana Roo; tal vez, como sucede en Oaxaca, donde las menores de edad por un lado son obligadas a tener a sus hijos y después no se les permite registrar a sus hijos e hijas ¿y saben por qué? Porque son menores de edad.

jueves, 26 de agosto de 2010

Lujambio:La superficialidad y la ignorancia

Por Sara Lovera
Uno de los grandes proyectos de la nación Mexicana, desde la Independencia, fue sacar de la ignorancia a sus habitantes. La democracia y la libertad son los dos signos filosóficos y políticos del proyecto educativo que arrancó en el siglo XIX. El Artículo Tercero Constitucional, precisamente, pone por encima de la moral, el tema de la democracia.

La primera Dirección de Instrucción Pública se instituyó a iniciativa de Valentín Gómez Farías –varias veces presidente-. Estaba fundamentada en el método Lancasteriano, siempre pensando en la urgencia de atender a muchas personas, a una amplia población, esto en plena construcción de la República. Con una visión laica e inclinada a desarrollar la democracia y dar oportunidades a las masas, seguramente de indios e indias que estaban dispersos en las comunidades del país.

Los Científicos de Don Porfirio, acercaron a la élite lo que entonces se discutía del positivismo en Europa; de Ilustración y, tal vez, por ello en el Porfiriato se abrieron las escuelas de artes y oficios para mujeres.

Es decir, la idea de aprender, de masificar el conocimiento como algo realmente valioso, integrante de la visión de país, incluyendo a las niñas, como examina Samuel Ramos en El Perfil del Hombre y la Cultura en México, dio lugar a la reflexión. Nadie podría hablar de desarrollo del pensamiento sin aquel Ateneo de la Juventud a que se refiere Ramos.

No venimos de la nada señor secretario Alonso Lujambio. ¿Por qué lo reclamo? Por su absoluta superficialidad y su incapacidad para ser heredero de esa fortaleza que es la Secretaría de Educación Pública, no sólo por los frescos de Diego Rivera que están ahí vigilantes de la cultura, sino por lo que ha representado en la construcción de nuestra identidad.

Los gastos y las respuestas sobre las tonterías de la fiesta del Bicentenario, lo han hecho derrapar y mostrar su verdadero rostro señor Alonso Lujambio, nada más y nada menos que el encargado de la política educativa nacional. Alonso Lujambio que se retrata para promocionarse como precandidato a la presidencia de México; es tan superficial que no atina a responder porque las 34 canciones para el Bicentenario fueron escritas y arregladas -de arreglo musical digo- sólo por hombres; que para ello, entre sus amigos, el señor Leoncio Lara tuvo 600 millones de pesos para repartir y no sabía que había mujeres músicas, que no las llamó a participar menos a concursar con los hombres, porque no hizo concurso. Y dice este señor Leoncio Lara que no tiene idea de cómo se aplica “la cuota de género”.

Esto es el colmo. Un verdadero horror de ignorancia y superficialidad ¿Quién le dijo a Lujambio que se trata de una cuota? No señor Lujambio, no señor Leoncio Lara, no es un tema de cuota. Se trata de saber que en este país hay hombres y mujeres haciendo música desde el siglo XIX, ya de manera formal; de saber que en las escuelas de música se han formado compositoras y compositores, desde hace años, a pesar de que el neoliberalismo intentó desaparecer por completo las escuelas de iniciación artística de Bellas Artes.

Como se lee. Se han creado 34 canciones –algunas totalmente ridículas, sin gusto y malas- para los festejos del Bicentenario. Todas hechas por hombres. Pedidas entre amigos, sin concurso. La ignorancia es tan grave, que no sabe historia el señor Secretario de Educación Pública ni sabe en qué lío se metió, porque tal vez incurre en falta administrativa grave, al no hacer concurso y encima excluir a las creadoras.

Hay que contarle al señor Secretario de Educación Pública que cuando se pensó en un Himno Nacional, como elemento fundamental para forjar la identidad de mexicanos y mexicanas que triunfaron en la guerra de la independencia, hubo un concurso, se llamó a toda la población para que participaran con el deseo de ver quien expresaba mejor el sentimiento nacional de aquella época - por cierto salió un himno guerrero y machín- pero en fin, lo importante: escúchese bien, se concursó y fueron el poeta Francisco González Bocanegra y el músico Jaime Nunó, los elegidos.
Se sabe, que uno de los dos no quería y fue precisamente su hermana quien lo impulsó y lo encerró por días, según los cuentos del profesorado en la época en que estudié la primaria.

Ahora nada. Estos neoliberales, conservadores e ignorantes, han tomado la batuta. Los gastos millonarios para las fiestas del bicentenario, de más de 2 mil 700 millones de pesos son escandalosos. Lo que ha sucedido con las canciones, hechas sólo por músicos varones, revelan que no sabremos cómo y con quien se reparten los recursos, lo que se suma a la gravedad de la exclusión de las artistas.

Lo de Lujambio es una vergüenza. Acabo de leer este lunes 23 de agosto, que le rectificó al rector de la UNAM, sobre la cifra de jóvenes de 15 a 18 que no estudian ni trabajan, asegurando que lo exacto son las estadísticas oficiales de INEGI, no las que expresó José Narro. Pero existe un abismo entre lo que expone INEGI y la encuesta que la propia Secretaría de Educación Pública hizo, ahora resulta que ¿se la inventó el público, el rector, cualquier comentarista? No hay seriedad señor Secretario.

A mí me da pena este señor Lujambio, cuyo libro de política está en una cadena de tiendas, como pidiendo que lo pongan en las novedades; que se toma fotografías pensando en que es su guapura un elemento electoral; que aprobó el cambio de libros de texto minimizando hechos históricos, como el del 2 de Octubre de 1968; que se lima y arregla las uñas de las manos, pero que no tiene idea de que en México las niñas y los niños van a la escuela juntos desde la época de Gómez Farías y que las primeras mujeres profesionistas mexicanas se recibieron en tiempos de don Porfirio, la primera dentista Margarita Chorné y Salazar (1886) y la primera médica Matilde Montoya (1887).

No sabe que la señora, ahora diputada federal, Josefina Vásquez Mota, fue secretaria de Educación Pública porque las mujeres forman parte del entramado social de este país. Otras mujeres también hacen música o son de las más brillantes pintoras.

Pero hay más. El señor Lujambio no sabe que las maestras (el primer gremio masivo del país, porque el plan de nación tenía en el centro la idea de esparcir el conocimiento) son las actoras principales en la historia de México para pedir el voto ciudadano de todas las mujeres; ellas, además, fueron promotoras originarias de algunos otros derechos de las mujeres, que según el último censo de población, representan poco más de la mitad de la población (cifra institucional).
Es verdad. El diagnóstico de Banco Mundial sobre la falta de eficacia del sistema educativo de los gobiernos panista de hace más de una década y de la ignorancia de los ejecutores de la política, han dejado en el rezago a miles y miles de jóvenes; cayó la calidad educativa y desgraciadamente parecemos un país sin futuro.

No digo que los únicos responsables sean los políticos panistas, retrógrados e ignorantes, sino que 10 años de panistas, sin conocimiento de la historia, sin títulos, ni capacidades de estadistas, con espíritu guerrero como el de Felipe Calderón, le ponen la cereza al pastel, se aliaron con lo más nefasto del SNTE y no sabremos qué pasa con el dinero del pueblo.

Pero, entre todos, el señor Alonso Lujambio es un lujo, porque subió dos pisos del edificio de la SEP y se creyó, como Fox que ya estaba en los Pinos; la diferencia entre éste secretario y Vicente Fox es solamente el sombrero. Lujambio pactó con las trasnacionales de frituras, refrescos light y porquerías alimenticias para vender en las escuelas, Fox lo hizo con una refresquera trasnacional.
saralovera@yahoo.com.mx

No olvidemos nunca el pasado

Soledad JARQUIN EDGAR

En este agosto, en la soledad de su casa, Antonia Ramírez, madre de Daniela y Virginia, espera por ellas como siempre lo hace y esperó este mes tenerlas en casa para celebrar sus cumpleaños, para abrazarlas. Daniela nació un 14 de agosto de 1992 y habría cumplido 18 años, Virginia nació en 1986 un 15 de agosto, en 2010 tendría 24 años. Sin embargo, no hay certeza, ambas están desaparecidas desde el 5 de julio de 2007.

Este agosto, como el resto del año, la violencia sigue penetrando con sus balas los cuerpos de las mujeres y hombres, desde la infancia hasta la vejez, en la región triqui. La noticia se ha vuelto cotidiana y empieza a sufrir un efecto invisible para lo que ya era invisible.

Tratar de describir lo que vive Antonia desde la ausencia forzada de sus hijas en la mixteca oaxaqueña, es una tarea difícil, no hay palabras posibles para narrar el dolor interno de Antonia que todos los días sostiene la esperanza de que ellas volverán y al mismo tiempo sabe que quizá eso no suceda nunca.

Pero es aún más difícil entender las razones, si es que existieran, de la autoridad que se paraliza frente a un hecho como este. ¿Cuáles son esas razones? No las hay, pero una puede hacer sus propias conjeturas:

Ellas, Daniela y Virginia, se apellidan Ortiz Ramírez. Son indígenas triquis. Pobres y, por si fuera poco, son mujeres. Razones suficientes para el patriarcado que se piensa supremo y que ignora a estas mujeres. Esa y no otra, fue la “razón” por lo que estas jóvenes y su familia no tuvieron ninguna respuesta de quienes han estado al frente de lo que se llama procuración de justicia, es más, han ignorado el caso desde su inicio un 5 de julio de 2007.

La voz de Antonia no alcanzó ni siquiera al entonces procurador (quien la oyó pero no la escuchó ¿en qué piensan los funcionarios como Evencio cuando la gente les habla?). Tampoco tuvo eco entre los círculos cercanos a la burbuja de la política local, porque para ellos “en la triqui siempre se están matando, su problema es ancestral” (vergonzosa declaración, repetida mil veces). Por si todo esto fuera poco, la voz de Antonia Ramírez no alcanzó a atravesar la enorme distancia que hay entre el pueblo y quien vive en Los Pinos: Felipe Calderón.

Las amigas y amigos oaxaqueños de Margarita Zavala, quienes aseguran se reúnen con esa “bonita” familia en eventos sociales y hasta son invitadas a actos políticos, no pudieron comentar el caso, porque tampoco se enteraron de que en Oaxaca dos jóvenes indígenas estaban desaparecidas. El individualismo impera siempre, el para qué meterse, paraliza y empaña la imaginación.

La voz de Antonia Ramírez no era la voz de Alejandro Martí, el empresario a quién lamentablemente -en agosto de 2008- le habían secuestrado y asesinado a su hijo Fernando, casi un año después de la desaparición de Virginia y Daniela. Por tanto, Antonia no tuvo la capacidad para hacer posible una reunión del Consejo Nacional de Seguridad.

Antonia no pudo decirle a Evencio Nicolás Martínez Ramírez, a todo el gabinete de seguridad, a los diputados locales, federales y a los senadores por Oaxaca y menos a Ulises Ruiz, lo que sí pudo hacer Alejandro Martí, quien aseveró frente a Felipe Calderón: "Si no pueden renuncien, pero no sigamos usando las oficinas de gobierno, no sigan recibiendo un sueldo por no hacer nada porque eso también es corrupción", aquel muy comentado 21 de agosto de 2008.

Entonces el propio Martí aseguró que el dolor y la muerte de su hijo le daban el honor de poderse expresar “a nombre de todos aquellos que han sufrido una pena como yo”, entre los otros y las otras personas seguramente debía estar el nombre de Antonia Ramírez, la mujer triqui que desde un año antes (hoy son 37 meses después) había estado demando justicia, había dado santo y seña sobre quiénes habían cometido la desaparición forzada de sus hijas. Porque a diferencia de Fernando Martí, en el caso de Daniela y Virginia no pidieron rescate.

Pero al igual que en el caso de Fernando Martí, en la desaparición de Daniela y Virginia estaban involucrado delincuentes de “altos vuelos” o como decía mi abuela Lucha “pájaros de cuenta” y es cuando volvemos al sitio inicial: la procuración de justicia en Oaxaca, en esta entidad más que en ninguna otra parte del país, es algo que se negocia, se compra o se vende.

José Ramírez y Francisco Herrera, por ejemplo, habían sido detenidos anteriormente por portación ilegal de armas. La organización a la que pertenecía –Ubisort- negoció con las autoridades, el resultado es que fueron puestos en libertad en muy poco tiempo. Para eso sirven algunos líderes.

Un año antes de la desaparición de Virginia y Daniela, una niña de apenas 13 años fue violada tumultuariamente. Entre los agresores estaba Alejandro Timoteo (éste último fue asesinado junto con su esposa este año). Las tres personas antes referidas fueron señaladas por un testigo como tres de los cuatro hombres que se llevaron a Virginia y Daniela.

Esa es la razón por la que no se puede entender por qué “las autoridades” no hacen nada. Permanecen impávidas viendo el recuento de las agresiones que ha dejado varias docenas de víctimas, como si esa zona habitada por el grupo étnico Triqui no perteneciera al mapa oaxaqueño, esas llamadas autoridades han omitido a ese pueblo dividido y confrontado, han ignorado lo que ahí pasa con los más pobres y con las mujeres, convertidas en muros de contención contra las balas y en botín de guerra entre los grupos que se disputan el pequeño poder. Como si no fuera suficiente, Adela, agredida el 30 de julio de 2010, tendrá que pasar el resto de sus días en una silla de ruedas y sin la mínima expresión de calidad de vida que le favorezca en su nueva condición. Eso no existe.

Todavía esta semana una nueva emboscada dejó otras tres víctimas mortales y dos heridos, todos varones, pero la cuenta de viudas y huérfanos ya no tiene fin ni límite en esa zona marginada de Oaxaca, donde los tres grupos políticos MUTL, UBISORT y MULTI se acusan mutuamente, todo depende de qué lado sea la víctima. La última emboscada señalan en la agencia de San Juan Copala (municipio autónomo) es responsabilidad de MULT. La muerte de las locutoras Teresa Bautista y Felícitas Martínez se atribuyó a UBISORT. La violación de la menor de 13 años, el balazo que dejó semiparalizada a Sofía se responsabilizó a UBISORT-MULTI, de la desaparición de Virginia y Daniela se dice que los responsables fue gente de MULTI-UBISORT y así sucesivamente por todos los tiempos. Todos se acusan mutuamente de tener grupos paramilitares, de interrumpir la paz con emboscadas y balaceras a cualquier hora y por cualquier motivo. Todos afirman que hay grupos paramilitares y todos acusan al gobierno estatal.

Hay parálisis de las autoridades, en especial de quienes tienen la responsabilidad de investigar los hechos, la cruenta venganza entre Abel y Caín, azuzados por el interés ajeno. Así para Antonia han pasado 37 meses de espera, tiempo en el que se han sumado nuevas víctimas de violación, nuevas víctimas de las balas que terminan con la vida, victimas de abandono de toda clase de abandonos, víctimas de orfandad y de tristeza que muerde y carcome su existencia abandonada entre las inhóspitas tierras mixtecas donde se asentó la etnia Triqui.

Parte de ese sistema patriarcal que olvida son algunas y algunos funcionarios. En esta administración que termina, la actual procuradora Luz María Candelaria Chiñas, tiene todos los años, entró con Patricia Villanueva, la dejó Lizbeth Caña Cadeza, permaneció el oscuro Evencio Nicolás Martínez Ramírez –ahora Secretario General de Gobierno- y finalmente la hicieron Procuradora. Pero la señora Candelaria Chiñas (como parte de la política de Estado) y como su antecesor invisibilizaron a la etnia Triqui, para ellos siempre hubo otros asuntos más importantes que atender.

Por eso no encuentro ninguna razón para que el próximo gobierno sostenga, como se ha dicho entre la gente cercana, un año o más a Luz María Candelaria Chiñas en la Procuraduría General de Justicia del Estado. Ella, más que los otros, ha ignorado los hechos, no ha cumplido su deber, de ahí que no haya tenido ni siquiera cinco minutos para la familia de Virginia y Daniela en los meses que lleva al frente, porque tal vez no tiene nada que explicar porque nunca investigaron los hechos, porque Evencio Nicolás Martínez Ramírez cerró el caso, en enero de 2008, cuando un rumor señaló que ambas mujeres habían sido asesinadas. ¿Y los cuerpos? ¿Los responsables? ¿La justicia? Eso sí como decía Alejandro Martí, siguen cobrando su sueldo y ocupando una oficina que no sirve para nada.

El lazo profundo entre Gabino Cué y Luz María Candelaria Chiñas está en el pasado inmediato de ambos, cuando uno fue presidente municipal de Oaxaca de Juárez y la otra directora del DIF Municipal.

Y, por cierto, sigue el PAN, la derecha, sigue disponiendo en las tareas previas del gobierno que prepara Gabino Cué y qué pensará de esto la supuesta izquierda o de verdad como se ha dicho la izquierda se volvió diestra.

martes, 17 de agosto de 2010

Geometría política

Por Bárbara García Chávez*
Hasta hace pocos años el desempeño de los partidos en la geometría política no tenía la mayor complejidad, se les consideraba de izquierda, de derecha o de centro, de acuerdo a su ideología, programa y principios.

En base a las marcadas diferencias que existían entre los partidos políticos, la ciudadanía mexicana escogíamos no sólo una opción electoral cada tres o seis años, según fuera el caso, sino el proyecto de sociedad con el que nuestros ideales, convicciones y anhelos se identificaban. Sin embargo, el comportamiento de los partidos en tiempos recientes, dificulta reconocer la tendencia que identifica a cada uno y se desdibujan los aspectos programáticos, imponiéndose urgencias pragmáticas, confusas y peligrosas.

En efecto, en el pasado proceso electoral oaxaqueño, vivimos un proceso de descomposición ideológica política, resultado de una coalición entre la derecha, la izquierda y el centro (PAN, PRD-PT y PC); que independientemente de los resultados obtenidos dio lugar a una especie de desvanecimiento de las expresiones básicas que delinean el contorno político. Las grandes coaliciones electorales como vía para acceder a un nuevo modelo de gobierno lograron su objetivo; pero en este contexto, pareciera que la prioridad para la nueva-vieja clase política y uno que otro novato, es obtener el poder por el poder, es decir, “un quítate tú para que me ponga yo”.

Conocemos las grandes diferencias ideológicas que existen entre la izquierda y la derecha, por lo que no resulta una empresa fácil lograr una coalición de este tipo que en efecto alcance bienestar y desarrollo para la sociedad, ya que para ello resulta indispensable contar con planes y programas de gobierno con una visión plural, resultado de acuerdos y consensos logrados después de analizar las diferentes visiones de cada partido que cogobierna. Es decir, poner en práctica el respeto y la tolerancia.

Por supuesto, las contradicciones geométricas deben resolverse, sin que esto de ninguna manera signifique renunciar al proyecto de sociedad que cada una de las opciones políticas han postulado y que representan el fundamento de su ideología, como sí lo ha planteado Manuel Camacho Solís al decir que temas como el aborto y los matrimonios homoparentales no serán parte de la agenda de la próxima legislatura local, por tratarse de “temas escabrosos”. ¿Ahora resulta que las banderas de la izquierda se han convertido en “temas escabrosos”? ¿Será acaso que la coalición de partidos, en realidad fue un amasiato político en el que la izquierda juega el papel de consorte dominada? Muchas y muchos seguramente se sorprendieron ante las declaraciones vertidas por el coordinador del DIA (Diálogo por la reconstrucción de México) no obstante me parece que no hay motivo para ello, sobre todo tomando en cuenta los antecedentes de este personaje, quien ha demostrado a lo largo de su trayectoria, que el único proyecto que el interesa es el suyo; lo que sí da que pensar es el silencio de la izquierda (PRD-PT) ante tales afirmaciones, que de esta manera reconocen que con tal de acceder al poder, traicionaron la parte central y crítica de sus postulados.

Así, la izquierda como opción política representada por estos partidos se desdibuja, sucumbe ante sus poderosos aliados, otrora acérrimos detractores, para lograr los ansiados espacios de poder, con lo que están a punto de convertirse en comparsa de la derecha. Históricamente la política tiene una geometría: la Izquierda identifica sus objetivos con la justa distribución de la riqueza que acabe con la desigualdad, reconociendo derechos para todas y todos. La Derecha con el conservadurismo de un sistema de injusticia y privilegios, despojando de derechos a quien considera inferiores. La Izquierda actúa por principios y la Derecha por intereses.

En esta dicotomía, una mujer o un hombre de izquierda puede perder el empleo, la libertad o la vida, menos sus convicciones, porque al hacerlo desestima la causa que defiende y sus objetivos, cancela su destino, allanando el camino a la derecha.

A reserva de que la verdadera izquierda -que por supuesto no es la que representan los actuales partidos- resurja como opción política seria y responsable, moderna y moderada, que verdaderamente enarbole las causas sociales con claras prioridades de acción en el marco de la legalidad y un verdadero proyecto de nación plural e incluyente, estaremos ante la reafirmación y fortalecimiento de la derecha en el poder, apuntalada por lo que un día fue la izquierda mexicana.
* Regidora de Equidad y Género del Municipio de Oaxaca de Juárez.

Cancún, otra vez la infancia

Soledad Jarquín Edgar

Cancún, cabecera del municipio de Benito Juárez, está en el ojo el huracán luego de que se diera a conocer la violación de una menor en una “celda de castigo” que existe desde 2006 en un albergue o casa filtro para menores, perteneciente al Sistema DIF y que opera el gobierno municipal.

Hace poco más de una semana, fueron reveladas varias verdades: la violencia sexual contra una menor que puso una denuncia en la Comisión Estatal de Derechos Humanos, trascendió que otra pequeña sufrió la misma tortura y que hay una tercera que está desaparecida.

Sin embargo, este vergonzoso caso cobró notoriedad en los medios por el escándalo político que acusaba con índice de fuego al gobierno perredista de Benito Juárez, lo que dio lugar a otra revelación terrible en el sentido de que estas celdas de castigo operan en seis de los nueve municipios de Quintana Roo.

Así, que como un acto de magia, los medios invisibilizaron las amargas experiencias de las dos menores y la supuesta desaparición de otra más –muy parecido a lo sucedido en Casitas del Sur, un albergue de la ciudad de México, cuya investigación está en manos de la PGR, pero ya no se sabe nada -. Es increíble cómo frente a determinados asuntos escabrosos, dolorosos y vergonzosos, la sociedad mexicana invisibiliza los hechos profundos que revelan que en este país los derechos humanos son un plato de segunda mesa, más aún cuando se trata de las niñas y los niños.

Hasta ahora, la Comisión Estatal de Derechos Humanos realiza entrevistas con las más de 40 niñas y niños y la directora María del Pilar Rello Aguilar fue destituida. Esta funcionaria aceptó que sí había la celda de castigo y, en una pretensión absurda de lavarse las manos, sostiene que se utilizó sólo “algunas veces” para niñas y niños con adicciones y también para aislar a quienes por su conducta podrían ocasionar algún daño.

Sin duda, se hace necesario investigar a fondo los hechos ocurridos. No basta con destituir a la directora, se tiene que saber quiénes fueron y castigar a los agresores de la violencia sexual cometida contra una o dos niñas y también se debe conocer qué fue de la niña cuyo paradero se desconoce. Saber la verdad es fundamental.

El albergue o casa filtro como le llaman es dirigido desde el pasado viernes por la ex visitadora de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, Laura Susana Martínez, quien tendrá que asumir su papel, porque aunque el hecho se convirtió en un asunto político, ocultando las agresiones cometidas contra las niñas y los niños, este no puede ser un caso más de los que ocurren en este país y que termine en el olvido y sin el ejercicio de la justicia para las niñas violadas.

Ojalá que la verdad se esclarezca antes de que inicie su gobierno el priista Roberto Borge Angulo lo que ocurrirá en abril de 2011, digo esto por aquello del parentesco del mandatario electo con nada más ni nada menos que Kamel Nacif Borge, quien es su primo. Sí, efectivamente, me refiero al Kamel Nacif, aquel de “mi héroe”, “mi gober precioso”, el Rey de la mezclilla, como le llaman es primo del nuevo gober electo de Quintana Roo. El otro ojalá que se me ocurre expresar es que esta vez el gobierno de Quintana Roo sea menos complaciente con quienes violan los derechos de la infancia.