- Asegura la ganadora del Premio 2011 L´Oréal-Unesco que trabaja a la par de sus colegas y se expresa con absoluta libertad, a su estilo: “como creo y quiero”
- Silvia Torres es reconocida a nivel mundial por sus aportaciones al estudio teórico y observacional de la materia interestelar
miércoles, 1 de diciembre de 2010
AMC: ROMPER ESQUEMAS EN EL QUEHACER CIENTÍFICO MI LEGADO, DICE LA ASTRONOMA SILVIA TORRES
Mujeres y política: ¿Dónde están las mujeres?
Soledad JARQUIN EDGAR
“Sin las mujeres no hay democracia” es una frase trillada, porque se repite como rosario, es una frase como tantas otras que se vuelven “clichés”, pero frente a la realidad, nos damos cuenta que está vacía, sin contenido ni compromiso de quién la dice. Esa frase, como muchas otras, se usa porque es políticamente correcta, pero nada más.
A tres días del “gran día” para Gabino Cué Monteagudo, quien gobernará Oaxaca estos próximos seis años, se sabe –todavía no a ciencia cierta- quiénes son los posibles integrantes del GABInetazo, lo que deja ver que a los señores del poder del próximo sexenio no sólo estará plagado de ex priistas diodoristas; hay empresarios reconocidos, que quién sabe persiguiendo qué interés piensan “servir” desde su visión empresarial esta tiendita que ven en Oaxaca; estarán los jóvenes representados nada más ni nada menos que por el hijo del ex gobernador Carrasco Altamirano, Santiago Carrasco, pero de las mujeres nada o casi nada, excepto lo que ya era inevitable el Instituto de la Mujer Oaxaqueña, faltaba más.
Esta acción, sin duda, muestra que Gabino Cué es un hombre agradecido en extremo, quizá recordó que el ex priista le dio la oportunidad hace 12 años, cuando tenía poco más de 30 años. Ahora, el devolvería el favor colocando al hijo de su amigo Diódoro en un puesto clave para Oaxaca, sólo que el joven Santiago tiene menos de 30 años. Algo debe traer el muchacho para que así fuera. Veremos, ya veremos.
Por eso, la frase: sin las mujeres no hay democracia, se queda vacía. Ellas no estarán en los grandes cargos, en los puestos públicos del poder. Una ausencia notable a todas luces. Una persona cercana señalaba que “no hay mujeres”, que las que se presentaron con sus cartas-credenciales eran ex funcionarias, ex diputadas y otras ex… que “no hicieron gran cosa”. Entonces a ellas, bajo ese razonamiento, no les dieron nada. Sin embargo, vemos que sí volverán algunos ex funcionarios, priistas convencidos y otros que se arrepintieron de estar en la línea tricolor. Para ellos, el razonamiento de que “ya fueron”, de que “no hicieron nada”, no funcionó, a ellos se les pasó por alto ese detallito.
Sin duda hay muchas mujeres destacadas en Oaxaca que bien podrían estar al frente de dependencias que usualmente son ocupadas por los hombres, en todas las áreas, sin discusión. Esto no quiere decir que serán mejores que ellos, pero nadie les ha dado la oportunidad y este gobierno, llamado gobierno de transición, no es la excepción en la forma en que son tasadas las mujeres.
El pasado viernes, al conmemorar el Día Internacional para la Eliminación de la violencia contra las Mujeres, integrantes del Colectivo Huaxyacac, pidió en la voz de Anabel López Jiménez, que “no coloque a quienes tengan algún antecedente de violencia contra las mujeres”. Este podría ser el primer escollo en la buena relación entre mujeres del Huaxyacac y Gabino Cué, ya que es probable que uno –o quizá varios- de sus funcionarios tenga este tipo de antecedentes.
Pero volviendo al asunto de las mujeres, Anabel López Jiménez, lanzó algunas solicitudes al nuevo gobierno, las cuales ella misma tendrá que vigilar que se cumplan, sólo que desde adentro de la institución y su respuesta tiene plazo, el mismo que el Colectivo Huaxyacac le puso a Gabino, aquí lo que dijo:
“…el nuevo gobierno debe dar señales de compromiso ante los derechos de las mujeres en los primeros 111 días facilitando el acceso y la impartición de la justicia para ellas, capacitando al personal de las instancias correspondientes en el tema de género pero principalmente comprometiéndose a que en su gobierno ninguna mujer será asesinada a causa de la misoginia, que ninguna mujer morirá por discriminación y por la ausencia de un Estado garante y vigilante de los derechos de más de la mitad de su población: las mujeres. Ninguna ley a favor de los derechos de las mujeres deberá ser letra muerta durante los próximos seis años”.
Y sí, hay que decirlo, las mujeres esperan que al menos la violencia no se siga reproduciendo como hasta ahora, 295 mujeres asesinadas en los últimos seis años, como señala el recuento hemerográfico presentado por Huaxyacac en su conferencia de prensa; lo peor es que sólo tres por ciento han logrado que sus casos no queden en la impunidad. Como sucedió el 11 de este mes, en San Juan Guichicovi, donde un elemento de la
Policía Preventiva Estatal, asesinó a dos mujeres indígenas, una muchacha de 21 años y la otra de 25 años, el culpable, seguramente protegido lograron huir. Así las familias de las víctimas que quedaron con dolor que produce la ausencia de estas mujeres y nunca tendrán justicia. Eso es lo que ya nadie quiere.
Todo empieza de nuevo el 1 de diciembre, la mayoría de la gente espera mucho más de lo que el propio Gabino Cué imagina y con la esperanza de la gente no se puede jugar. Como chiste hoy se dice que al tomar protesta el próximo miércoles tendrá que sacar su barita mágica y como el famoso mago convertirá a los sapos en príncipes. De ese tamaño son las cosas.
Habría que mirar qué va a pasar con las mujeres triquis ahora que ya entró el ejército a la zona que habitan allá en la mixteca oaxaqueña, de quién o entre quiénes fue el acuerdo. Se olvidaron muy pronto, en estos días de cambio de la administración de gobierno, de los daños que las propias mujeres triquis han relatado causa la militarización, hay libros, denuncia y relatos de esas mujeres algunas de ellas que en los años setenta y principios de los ochentas eran niñas, ahora mujeres con sus propios sueños, sueños que no han dejado crecer porque ellas no han tenido la posibilidad de desplegar sus sueños de vivir en paz. De eso hay que hablar, esa militarización podría tener consecuencias graves y funestas para las mujeres triquis, más graves de las que ahora viven, pero demuestra el gobierno que no tienen ninguna capacidad para resolver los problemas internos de esa comunidad.
Palabra de Antígona: Mujeres, presupuesto y memoria
Por Sara Lovera
La desmemoria es una de las tragedias nacionales. El olvido de nuestras raíces, ahora trastocado con tanta parafernalia acerca del bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución Mexicana.
Una fase lamentable de la sociedad mexicana, en que se echa por tierra al juarismo o el significado de las múltiples invasiones norteamericanas a México, que con tanta exactitud relató Gastón García Cantú, o el contenido profundo del Plan de Ayala de Emiliano Zapata que era una propuesta de nación, esa que en 1910 era fundamentalmente rural.
Del mismo modo, todo mundo olvida que hace 15 años, ante la presión internacional se creó la Comisión Nacional de la Mujer (CONMUJER) que coordinó la ex gobernadora yucateca Dulce María Sauri, ahí arrancó la política oficial, inductiva del gobierno mexicano para enfrentar lo que definió Ernesto Zedillo como un problema de Estado: la violencia contra las mujeres.
Muchos ayeres fundamentales de diagnóstico y reconocimiento, cuando apareció en el panorama nacional la tremenda relataría de los oprobiosos hechos de violencia y asesinato de mujeres en Ciudad Juárez, Chihuahua.
Sabemos que durante ya hubo -en 1997- un Programa Nacional Contra la Violencia Familiar y Sexual y se echó para adelante la Norma Oficial Mexicana 190 que permitiría identificar y reaccionar en los hospitales de cara al maltrato femenino, se decía entonces acorde con la Convención Interamericana contra Todas las Formas de Violencia contra la Mujer (conocida como Belén Do Pará).
A la vuelta de esos años, en estos días de la Jornada Internacional para Eliminar la Violencia Contra las Mujeres, la Comisión Especial del Feminicidio de la actual legislatura, revela como si nada, que en algunas entidades del país, como el Estado de México, la violencia crece hasta en un 5.8 por ciento en los dos últimos años y que es imparable.
Sabemos por las informaciones civiles lo que sucede en Ciudad Juárez, Chihuahua, donde este lamentable 2010 cerca de 300 mujeres fueron asesinadas; conocimos que creció la violencia hasta 600 por ciento en las ciudades, comunidades, caminos donde se yergue el militarismo y los enfrentamientos de los grupos del crimen organizado con policías y miembros del ejército. Las montañas y las carreteras se tiñen de sangre y hasta se hacen recuentos puntuales y lamentables para los nuevos gobernadores. Como si nada y sin memoria, no hay duda, nos deben una puntual rendición de cuentas, porque una política oficial ha demandando millones de pesos para atajar lo que no se ataja.
Es obligación, desde aquellos años noventa, de la Secretaría de Gobernación todavía cabeza en materia de violencia contra las mujeres, de decirnos qué ha hecho y cómo, y por qué las cifras no disminuyen; en cambio aumenta el miedo y existe esa temeraria impunidad.
Para la diputada ciudadana, pero promovida por el Partido de la Revolución Democrática, Teresa Inchaústegui, lo que sucede es que es parte de la simulación eso de que ha crecido sustantivamente el presupuesto para los asuntos específicos de las mujeres y cómo se avanza sin caminar.
Sabemos que los famosos institutos de las mujeres, la pasan del hambre a presupuestos exiguos, que además controla y distribuye para los temas que etiqueta y vigila el Instituto Nacional de las Mujeres, una entidad que está en la atmósfera por obra y gracia de las mujeres.
Teresa Inchaústigui, en reunión con dos o tres periodistas, dijo el lunes 22 de noviembre que el presupuesto para 2011 mermó en 35 por ciento en temas como la salud de las mujeres, a sabiendas que los cánceres femeninos se llevan al menos unas 18 mujeres diariamente; que se repiten gastos como el de un nuevo diagnóstico sobre la violencia –que se hizo ya por la UNAM – y sin embargo ahora otros 20 millones de pesos se darán para ello a la Secretaría de Gobernación.
Dijo más: que ninguno de esos presupuestos que se arrancan cada año por las legisladoras, tienen rendición de cuentas, que no es transparente y como se creó un ramo especial, el 10 en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), pues que entonces es el Ejecutivo el que señala cómo y dónde, e integra mil cosas que nada tienen que ver, como algunas construcciones o compra de aparatos que debían ser para todo el sector salud.
En fin, que se nos olvida que hemos venido construyendo esas políticas y que siempre parece que apenas iniciamos. Lo grave de esa desmemoria es que no hay una fuerza organizada de mujeres para exigir, eso que ahora las diputadas parece que introdujeron en el presupuesto de 2011, que se rindan cuentas, que se explique, que se vigilen las normas.
Claro que una evaluación externa en tiempos de desgobierno, insensibilidad, falta de acciones políticas y harta violencia no parece posible. Y sí harta violencia, en la que ya hay más muertos que en todas las etapas de la postrevolución, incluidos el 68, la persecución a los levantamientos del Cuartel Madera a los Zapatistas, la represión obrera del 58 al 60; la incursión permanente, por años, en la montaña de Guerrero y por supuesto la guerra sucia y los desaparecidos.
Me lo dijo un ex procurador general de la República, sí, mucho más muertos en cuatro años que en todo ese periodo lastimero de fractura tras fractura de lo que se suponía era el programa de la Revolución Mexicana. La diputada asegura que hay cuatro mil cadáveres sin identificar en las fosas comunes.
También me dijo ese ex funcionario, también como si nada, que en estos años y se cumplirán cuatro este 1 de diciembre, la administración calderonista, nos ha ido mermando no sólo presupuesto, sino libertades fundamentales, esas que son el eje de las Revoluciones: la de tránsito, la de la libre expresión de las ideas, la del trabajo y el salario remunerador, incluso, la librecambista de la moneda y la del ahorro, las que debían existir para no hablar y reiterar que se deben respetar los derechos humanos, contenidos en las garantías de la Constitución Mexicana.
En esta jornada de 16 días de reflexión sobre los significados de la violencia contra las mujeres, habría necesidad de un balance, a partir de aquella vieja y amarillenta Comisión Nacional de la Mujer, la parafernalia de leyes y normas que están echadas al olvido y todavía son profundamente descocidas por la mayoría de la población, claro de las más interesadas: las mujeres.
Sería muy bueno que se rindan cuentas. Lo que de ahí pude saltar, es esta inmundicia, esta falta de civismo y legalidad de un gobierno que se lanzó a la guerra, sin importar la vida de hombres y mujeres; que sigue hablando en doble banda, de derechos cuando cotidianamente viola la ley y no existe ningún presupuesto etiquetado para el acceso de las mujeres a la justicia. El colmo.