Alejandra Carmina Álvarez García |
Mujeres
y política
Caso
Cosolapa
Soledad
JARQUíN EDGAR
En
lo dicho, no hay vuelta de hoja. De las apenas 17 presidentas municipales
electas en el pasado proceso electoral quedan 16 apenas iniciado su periodo de
gobierno, porque este jueves 13 de marzo, 29 diputados y diputadas decidieron
suspender poderes en San José Cosolapa, comunidad de la Cuenca del Papaloapan.
La
separación del cargo de Alejandra Carmina Álvarez García “obedeció” a una
supuesta situación de violencia grave en el municipio, misma que a decir de quienes
se opusieron a esta decisión no era real ya que el Cabildo estaba despachando
con tranquilidad en el palacio municipal.
Sin
embargo, horas antes, la presidenta municipal, quien ganó la elección por el
Partido Movimiento Ciudadano, junto con otras integrantes de su Cabildo, había
advertido que el ex alcalde priista y actual diputado local Gustavo Díaz
Sánchez, principal promotor de la suspensión provisional de poderes, había dejado
irregularidades millonarias, es decir, desapareció algo así como 60 millones.
Pero
la voz de la alcaldesa suspendida no tuvo mayor eco en el recinto legislativo
de San Raymundo Jalpan, y la aplanadora priista operó para lograr 29 votos,
suficientes para crear lo que ahora sí será, porque así se observa, una grave
situación de violencia, pues tal parece que la ciudadanía de aquel municipio no
se quedará con los brazos cruzados.
Además
de la primera concejala Alejandra Carmina Álvarez García, gobernaban una
regidora de Hacienda, Ana Rodríguez Ortega; una regidora de Limpia, Isidora
Villa Cervantes; Ibette Criztina Flores, regidora de Educación, y Bartolo
Pulido, como síndico. Así como también una secretaria municipal en la persona
de Yoseline Sugey Vargas. Un cabildo compuesto por una mayoría de mujeres lo
que seguramente despertó algunos espíritus machistas y misóginos, además de la
pretensión de ocultar posibles hechos de corrupción.
Sin
duda, el Cabildo desaparecido se trataba de uno de esos extraños, donde los
partidos colocan mujeres en una mayoría, porque creen que no van a ganar, pero
¡Oh, sorpresa! Ellas ganaron y le ganaron al PRI que gobernaba en la persona de
un actual diputado quien, reitero, cometió un posible desvío de recursos.
Ni
duda cabe, el ex alcalde priista parece ser el fondo de todo y no la
inexistente violencia en aquel municipio, y el hoy diputado más vivo que ningún otro de sus compañeros
diputados y diputadas priistas hizo bien la tarea. Le resultó difícil hacer
“acuerdos” con las mujeres para que como autoridad desecharan sus posibles
desvíos y en venganza promovió lo que hoy es a todas luces un acto más de
violación a los derechos de las ciudadanas y ciudadanos de Cosolapa.
Con
este tipo de hechos, el PRI no solo demuestra que difícilmente está dispuesto a
ser un partido diferente o un nuevo PRI, como planteaban apenas hace cosa de un
año y que está dispuesto a solapar posibles irregularidades de Gustavo Díaz,
quien por cierto en el nombre lleva la penitencia y es tan cuche como trompudo.
Ya
lo decíamos antes, las mujeres políticas se enfrentan a hechos reales de
violencia por parte de sus partidos políticos, las instituciones electorales y
los propios gobiernos, como es el caso del Congreso local, antes, durante y
cuando ya son gobierno, los hechos son contundentes.
Esta
semana en que se discutieron de una y otra forma, en diversos foros a lo largo
y ancho del país y del mundo entero, los posibles avances de los derechos
humanos de las mujeres, en el Congreso local no tuvieron ningún eco los
planteamientos de las mujeres del mundo a propósito del Día Internacional de la
Mujer, por el contrario ha trascendido la forma en que las priistas se negaron
a impulsar una especie de parlamento o congreso de mujeres.
En
estos días, en todos los foros de análisis se planteó, entre otras muchas
cosas, que las mujeres tendríamos que ser aliadas, hacer pactos, como proponen
las feministas, en la consecución de objetivos comunes para el avance de las
mujeres, y de nueva cuenta han sido las
diputadas priistas las menos dispuestas a responder a esta acción de sororidad,
de reconocimiento con las otras mujeres y por el contrario terminan
mimetizándose con sus compañeros varones, responden a sus intereses partidistas
y no a los anhelos del pueblo.
De
42 integrantes del Congreso local, 16 son mujeres, sólo cinco votaron en contra
de la decisión de suspender provisionalmente poderes en San José Cosolapa: las
perredistas Juanita Cruz Cruz, Itaisa Cruz y Zoila José Juan, y las panista
Alejandra García Morlan y Natividad Díaz Jiménez (que curiosamente votó a favor
y en contra), hubo otros cuatro votos de varones en contra uno del PAN, otro de
PMC, el PT y el PUP.
El
PRI, señalan las crónicas parlamentarias, se valió del voto de sus 17
diputadas, siete de ellas mujeres: Martha Alicia Escamilla, Rosalía Palma,
Emilia García, María Luisa Matus, Lilia Mendoza, Edith Yolanda López y María
del Carmen Ricardez, así como una fracción de los democráticos perredistas y
otra buena parte de los conservadores panistas, así como de los señores del
Verde, ese que se denomina Social Demócrata y del Panal. Nada de qué asustarse
¿verdad? Partidos engañabobos.
Con
la suspensión de poderes en Cosolapa se solapa a un diputado priista, se quita
un lugar a las mujeres en los gobiernos municipales y de nueva cuenta Oaxaca es
noticia en el ámbito nacional e internacional por la presunta violación a los
derechos ciudadanos de las mujeres, todo esto cuando apenas se había subsanado,
al menos en una sentencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación el caso de San Bartolo Coyotepec.
Una pena de verdad. Esta vez no fue el Ejecutivo
sino el Legislativo el encargado de poner la estocada a las mujeres. Al final dirán: I'ts just
business.