Para muchas personas resultó una sorpresa la respuesta que Manuel Camacho Solís, dirigente del Diálogo para la Reconstrucción de México (DIA), dio luego de una reunión con las y los diputados electos en Oaxaca. Camacho aseguró que en la LXI Legislatura local, que asumirá funciones en noviembre próximo, no se discutirán los temas donde los partidos políticos (coaligados) no tengan coincidencias, tal es el caso del aborto y los matrimonios entre personas del mismo sexo.
La declaración del ex funcionario de Carlos Salinas de Gortari, es decir, Camacho Solís resulta extraña, porque alguna parte de las mujeres de Oaxaca preveía que eso iba a pasar, pero esperaban que fuera César Nava, el dirigente de Acción Nacional, quien expresara semejante idea, pero nunca esperaron que sería Camacho. Hay entonces un temor bien fundado ante otros posibles retrocesos en los derechos de las mujeres que viven en Oaxaca.
Manuel Camacho Solís -quien aspiró a ocupar la presidencia de México en aquel año funesto para el PRI por la aparición del EZLN en Chiapas, el magnicidio de Luis Donaldo Colosio y la estocada final “el error de diciembre” (1994)-, revela con su declaración a representantes de medios de comunicación de qué están hechos los acuerdos para llegar a formar una alianza opositora y sacar al PRI del gobierno.
Para muchas feministas, mujeres independientes y del movimiento amplio, los dichos de Camacho Solís resultaron demoledores, pues algunas habían cifrado sus esperanzas de avances sustanciales en los derechos de las mujeres en el “nuevo gobierno”. Otras, en cambio, habían vislumbrado la imposibilidad de consolidar el derecho a decidir.
La clave de este dilema está en la composición hecha entre partidos que se dicen de izquierda y la derecha, representada por el PAN, partido político que históricamente se ha opuesto a la libertad de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos.
Otra revelación trascendental para muchas oaxaqueñas y oaxaqueños es el hecho de que tras la contienda electoral del pasado 4 de julio, se creía que había ganado Gabino Cué Monteagudo, la realidad nos dice que no, que no fue así. En el fondo de las aguas turbulentas de la composición que hicieron en la alianza PAN-PRD-PT-PC, están otras cabezas, entre ellas la de Manuel Camacho Solís, la de César Nava y por supuesto la de Felipe Calderón y otros que apostaron el futuro de Oaxaca en sus afanes de poder.
El ex priista, aprendió la lección que su ex jefe Salinas de Gortari, quien expresó aquella frase de “no se hagan bolas” cuando el propio Camacho Solís pretendía hacerle malas pasadas al candidato priista Luis Donaldo Colosio. Con ese aprendizaje, Camacho estuvo esta semana en Oaxaca para poner orden, para que no se equivoquen los diputados y diputadas electas y les indicó cómo tendrá que hacer su tarea en la LXI Legislatura: juntitos, revueltos y sin confundirse con los temas.
Sin duda, éste es un mal presagio para Oaxaca, donde Gabino Cué, no sólo tiene una difícil tarea al gobernar el Estado más pobre y atrasado del país, una entidad dividida hasta el extremo y donde la reconciliación se ve cada día más lejos. Gabino Cué deberá responder y pagar los favores recibidos, en especial del PAN de Felipe Calderón, el indignado Felipe Calderón.
El problema fundamental es que de nueva cuenta las mujeres serán la carnada y el colchoncito de los acuerdos pactados entre la supuesta izquierda y la derecha recalcitrante de México. En tanto, el PRI tendrá que revertir los daños causados, cuando también por acuerdos políticos con el PAN, hicieron retroceder las leyes de diversos Estados del país, penalizando el aborto. Los daños están en los cuerpos de las mujeres que pagan condenas de entre 25 y 30 años por haber abortado en Guanajuato y otras entidades como Quintana Roo; otras sufren persecución como si estuviéramos en la época de la Colonia.
Todavía está en la memoria de las feministas oaxaqueñas la “batalla campal” librada en el Congreso del Estado, el 9 de septiembre pasado, cuando pretendieron impedir la modificación del párrafo sexto del artículo 12 de la Constitución local, con el que se reconoció al no nacido al “proteger y garantizar el derecho a la vida desde el momento de la fecundación y hasta su muerte natural”.
Aparecieron pronto los guaruras que trataron de impedir la toma de la tribuna, pero las feministas se impusieron, lo que no fue suficiente, porque bastó con sesionar en otro salón del edificio y a “puerta cerrada” priistas y panistas cumplieron con el “pacto” al aprobar la reforma que, sin duda, significó un retroceso para las mujeres. De risa es la forma en que la prensa oficial del Congreso consignó los hechos en un boletín de prensa fechado el 9 de septiembre de 2009.
“…la 60 Legislatura sesionó anoche a puerta cerrada, luego de que integrantes de diversas organizaciones civiles tomaron, por la fuerza y con violencia, la tribuna del principal salón de sesiones… El comportamiento del grupo de mujeres… alteró el orden por más de tres horas”. No se dijo entonces que afuera de las instalaciones había tres patrullas de granaderos y en el edificio había varias docenas de policías vestidos de civiles, todos prestos para “actuar” en caso de que las 30 o quizá 50 feministas (a las que llamaron violentas) trataban de impedir la sesión en el salón alterno, donde finalmente fue votada y aprobada la iniciativa que en enero de ese mismo año había presentado la panista Perla Woolrich, por cierto actual integrante del “equipo de transición” de Gabino Cué.
Es interesante lo que un diario de debates puede mostrar, sin duda que sí. El documento consigna “sesudos análisis” que fueron de la ciencia a la creencia, de la genética a la jurisprudencia, de los derechos humanos a la denostación de las mujeres, pasando por supuesto por “la moral”, todo junto y con singular alegría.
Eva Diego del PRI expresó: “A lo largo de los años hemos aprendido que la defensa de la vida y por la vida vale la pena y estimula lo más valioso que tiene todo ser humano, que es la propia vida”. “Filosofía” pura. El diputado de Convergencia, Gustavo Velásquez Lavariega, además de externar toda una lección de biología, dijo que había fundamentos legales para que la reforma fuera aprobada. Antonio Amaro Cansino habló de su mamá y después se refirió a “los irresponsables que tienen relaciones” y “hasta de quienes en su casa no se les educa como debe de ser”, pero se olvidó de su propia responsabilidad como legislador.
Por supuesto, Perla Woolrich, cuestionó la representación de las mujeres que protestaban y señaló con su característico lenguaje sexista: “ya cualquier grupo de treinta revoltosos pone a temblar al gobierno, negocia y le dan el dinero, ¡el chantaje se ha convertido aquí en el arma más importante para conseguir los intereses más bastardos!”, esa expresión es suficiente para saber de qué está hecha la señora. Sobre lo mismo se refirió Jaime Aranda Castillo, quien también puso en tela de juicio la representación de las mujeres sólo por ser parte de una asociación civil, él considerándose, claro está, como único representante, las otras no, lo cual tiene que ver con el androcentrismo. Aranda Castillo añadió que sería en otra sesión cuando discutirían la iniciativa para modificar el capítulo de aborto del Código Penal. Bondadosamente, el priista, dijo que solicitarían la eliminación de la sanción corporal “por una pena alternativa… vamos a proponer el servicio a la comunidad”. No sé si aquello de que “la Nación se los demande” se cumpla alguna vez en nuestras vidas.
Alfredo Ahuja Pérez, del PAN –tratando de ser “objetivo”, como dijo- recordó el sesudo cuestionamiento que dice: “¿quién fue primero el huevo o la gallina?”, “qué fue primero el derecho de esa persona o el derecho de la mujer”. Después subió a la tribuna Silvia Estela Zárate, priista y la médica de profesión habló en términos “científicos” durante algunos minutos, para finalmente sostener que “el 80 por ciento de los abortos que se dan en las mujeres es espontáneo, es porque Dios así lo decidió…” Después cayó un diluvio en Oaxaca, sí aquella tarde llovió. Quizá la priista pensó que era castigo divino.
Hoy el escenario es distinto. Ya no es el PRI quien le hará la mayoría al PAN; ahora esa mayoría a favor de la derecha la harán los partidos de izquierda: Convergencia, Partido del Trabajo y de la Revolución Democrática, el más increíble de los absurdos, sin duda. Todos juntos trabajarán a la señal que desde México se les ordene.
La derecha no dará su brazo a torcer y seguirán por el mismo camino, con la ganancia de la supuesta izquierda, incluyendo a Flavio Sosa, diputado local, quien está acostumbrado a convivir con la derecha, no olvidemos que le alzó la mano a Vicente Fox. Así, mientras la derecha sigue a galope, la supuesta izquierda busca su dignidad y sus principios, los cuales perdió –al menos en Oaxaca- desde hace 12 años, cuando comieron de la mano del entonces gobernador José Murat, luego hicieron mutis bajo el mandato de Ulises Ruiz cuando el pueblo los demandaba (me refiero a los diputados del PRD) y hoy todavía perviven algunos rescoldos de aquellas rémoras a través de sus descendientes.
Las organizaciones no gubernamentales y feministas sostienen que Gabino Cué debe responder a las demandas sociales, a las demandas de las mujeres, además de señalar que la “confianza” de las asociaciones civiles al hoy gobernador electo no es un cheque en blanco. Por lo pronto, varias verdades han quedado al descubierto. La principal es que la derecha manda y que la izquierda se derechiza. Que Camacho Solís y otros más tienen injerencia directa en los asuntos de Oaxaca y que el aborto ni los matrimonios entre personas del mismo sexo no serán temas a discutir, para no incomodar al PAN y la izquierda acepta, guarda silencio, al igual que Gabino.