jueves, 12 de julio de 2012

¿Avanza la democracia? opinión de Maru Mata


¿Avanza la democracia?

Eugenia Mata*
Ciertamente el 1 de Julio un porcentaje significativo de la ciudadanía ejerció su derecho a votar, ante una gran expectativa de cambio serio y profundo. Los resultados que arroja el PREP dan una ventaja de aproximadamente siete por ciento al Partido Revolucionario Institucional (PRI). En el caso de Oaxaca con un 62 por ciento de participación, el voto mayoritario se lo llevó Andrés Manuel López Obrador.
Pero más allá de los resultados, pareciera que aquellas prácticas que pensábamos ya eran del pasado, como duplicado y/o robo de boletas, compra y coacción del voto, entrega de despensas, denuncias ciudadanas y de medios como The Guardian con respecto a la unidad secreta de Televisa para la campaña del candidato del tricolor, entrega de tarjetas por ejemplo de Soriana con 2500 pesos otorgadas por el PRI para la compra de votos y hasta las boletas de más, como se dio en nuestro Estado de Oaxaca, son una multiplicidad de irregularidades que hablan de un retroceso enorme a la democracia, porque pareciera que la voluntad ciudadana tiene un precio.
Si bien es cierto que la participación ciudadana no se circunscribe al proceso electoral, es un medio ineludible para proponer a quienes nos gobiernan.
A diferencia del 2006 en donde la distancia fue menos de un punto porcentual, este siete por ciento no da absoluta claridad del triunfo, ante las irregularidades antes mencionadas y ante la tibieza de un órgano electoral (IFE), que fue incapaz de contener todas esas prácticas.
Nuevamente el caso de las casillas especiales representó un problema, cuando hombres y mujeres no pudieron votar, generando situaciones de inconformidad y de cierto riesgo, que afortunadamente no pasó a mayores, pero que habla también de la dificultad que los propios congresistas ocasionan a la ciudadanía, porque la modificación del número de casillas especiales solamente puede ser en el COFIPE por el Congreso. Y, ¿quiénes están en el Congreso de la Unión?, los representantes de los partidos políticos.
Traigo a colación esta pregunta, porque es importante que nos cuestionemos si de verdad los partidos políticos representan los intereses de la mayoría de mexicanas y mexicanos. Cuando además vuelven a repetir las mismas prácticas ilegales y complejizan los procedimientos, las estructuras y las leyes que tendrían que incentivar la participación ciudadana.
Ante el nuevo gobierno federal que tendremos a partir de diciembre de este año, no debemos olvidar que el partido ganador tiene responsabilidad en una serie de agravios como Atenco, la represión en Oaxaca durante el conflicto en 2006, gobernadores y ex gobernadores bajo sospecha de estar asociados al crimen organizado, desvío de recursos, criminalización de la protesta social, que ciertamente no fueron prácticas exclusivas del PRI –no olvidemos los 12 años de panismo-, pero que si en este proceso electoral hicieron todo para ganar por la vía ilegal, no tenemos ningún aliciente para decir que habrá cambios sustantivos en la vida de las y los mexicanos.
En el caso de las mujeres, no se visualizan propuestas esperanzadoras para modificar sus condiciones de vida, que eliminen la exclusión y la discriminación de la cual son objeto.
Por ejemplo, en los 10 Compromisos que Enrique Peña Nieto suscribió con respecto a la Economía Familiar, vuelve a repetir los lugares comunes, como darle más valor al trabajo (sin explicar lo que eso signifique), detener el alza de precios en alimentos básicos, bajar la luz, dotación de útiles gratuitos, becas de transporte, vales de medicina, pensión a adultos mayores, continuar con Oportunidades y Seguro Popular y la única en donde hace mención a las mujeres es un Seguro de Vida para que los hijos estén protegidos si ellas llegan a faltar.
Es decir, todo en función de la “familia”, o sea de los otros y no tomando en cuenta las necesidades concretas y situaciones específicas de las mujeres. No existe en los 264 Compromisos que suscribió ninguno dirigido específicamente a las mujeres. Llama la atención que la mayoría de estos compromisos establecidos están en torno a infraestructura, caminos o en la continuidad de los programas ya establecidos, que si bien pueden ser necesarios, no atienden lo sustantivo en la condición de las mujeres.
Esta falta de perspectiva de género es obvia cuando se menciona a las mujeres cumpliendo los roles tradicionales y no en la generación de acciones afirmativas a favor de ellas, tanto para modificar las brechas de desigualdad de género, en relación al trabajo, la salud, la educación, un alto a la violencia que viven y la generación de condiciones para participar políticamente.
Habrá que exigir que este gobierno no repita ni los errores de las dos administraciones pasadas, pero tampoco las que cometió durante los años en el poder. Ojalá este concepto del poder sea utilizado para servir a la población y no como ha hecho por tantos años, para servirse.
*Directora de Iniciativas para el Desarrollo de la Mujer Oaxaqueña y consejera ciudadana de la DDHPO