jueves, 31 de julio de 2014

Palabra de Antígona Las Patronas


Palabra de Antígona
Las Patronas

Por Sara Lovera
El 29 de julio el diario, La Opinión de Los Ángeles difundió un aturdidor video sobre la actividad de un grupo de mujeres que a instancias de doña Leonila Romero, hoy llamada la Abuela, se organizaron hace 19 años para dar un poco de lo que tenían en sus familias a migrantes que transitan por México subidos en “La Bestia”.

Lo vi de casualidad navegando en internet. Me escalofrió, como hace dos décadas, la labor que por humanidad realizan Las Patronas, un núcleo de mujeres que con su práctica adquirieron conciencia y responsabilidad ciudadana. Sin altisonancias ni gastados discursos.

El breve pero sustancioso relato de Norma Romero  describe perfectamente el problema: “primero nos conmovió que los muchachos que venían en La Bestia, tenían hambre”. Hoy “sabemos que es un asunto profundo: la búsqueda de trabajo, al que toda persona tiene derecho”, y explica como fue su proceso individual, pasando  de dar sin recibir nada a cambio a comprender que el drama de estos jóvenes, es hoy el drama de familias completas que huyen de miserables condiciones de vida.

Con orgullo y claridad explicó:  hoy no somos estas hermanas preocupadas por preparar unos “lonchecitos” de arroz, un poco de tortillas y frijoles, sino 64 refugios en todo el país, para mitigar momentáneamente una desgracia social de México y Centroamérica, de un mundo desigual. Nosotras que no habíamos hecho nada en la vida: “crecimos y estamos dispuestas a luchar”.

Además encontré dos docenas de videos, cientos de notas y reportajes sobre la labor de Las Patrona, “admiradas por su sensibilidad” quienes  anunciaron, hace dos décadas lo que hoy asusta y sorprende:  åbebés, niños y niñas, mujeres, ancianos que se arriesgan y buscan  reunirse con sus familias en Estados Unidos, que huyen de  la violencia vivida en sus países, que  buscan  un cambio en su vida y que lamentablemente son objeto de abusos y vejaciones.

Las primeras experiencias de conmiseración en 1995, son hoy la revelación de una tarea que hay que seguir haciendo ante la ausencia de gobiernos y la indiferencia de una gran mayoría de la sociedad.

Mujeres que luego de “servir” sin esperar, estuvieron llenas de miedo porque no sabían que ayudar a los migrantes podía ser un delito, no sabían nada del Instituto de Migración ni de los abusos. Norma Romero explica: “empezamos a investigar, a leer las leyes, a preguntar de dónde venían y por qué venían”, cuáles eran las consecuencias y cuánto era necesario no sólo “atenderlos”, sino defenderlos.

Las Patronas de la comunidad que lleva el nombre de Guadalupe la Patrona, en las faldas montañosas de Amatlán de los Reyes, en el centro veracruzano, herederas de aquellas  mujeres de Río Blanco que detonaron el proceso revolucionario de 1910, se han convertido en un núcleo ciudadano que ya sabe defender los derechos, los de ellas también, como se dice.

“No somos un ejemplo servicial, hicimos lo que teníamos que hacer, porque nos enseñaron a ayudar”, pero eso es hoy totalmente insuficiente.

Su tarea, nublada por el discurso y los sesudos análisis, las denuncias discursivas y los golpes de pecho que chorrean tinta, hoy se sitúa en otro espacio: documentar lo que ojos y cabezas oficiales no quisieron ver durante días y noches lluviosas, el hambre y la persecución, el abandono y la violencia.

Sí es como dicen las autoridades “una crisis de humanidad” que nadie detuvo. En 1995 estaban solas. Hoy hasta les dieron un premio en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, pero no se ha resuelto su problema de hambre y trabajo en sus países. Norma Romero agrega a su relato: “un día vi a un joven de Chiapas y me di cuenta que tampoco hay trabajo en México y muchos de nuestros hermanos sufren exactamente lo mismo. Por eso no me voy a detener”.

Los videos reflejan la sencillez, por no decir la escasez, en que sigue realizando esa labor humanitaria: una cocina donde todavía hay una estufa de carbón, peroles desgastados pero limpios de tanto producir toneladas de arroz, donde reciben el pan frío de una importante cadena de tiendas y las tortillas también frías de harina de maíz, las frutas abandonadas en las fincas, las botellas de plástico recicladas que sirven como contenedores de agua limpia y cuando se puede hasta con algún sabor.

A veces hay frijoles calientes y nopales en salsa. Estas mujeres producen montones de “lonches”. Norma explica “nos dimos cuenta que no bastaba la comida, había que organizar un refugio con catres y elementales instrumentos de primeros auxilios, porque muchos tienen accidentes, quedan mutilados y hay que atenderlos”.

Una familia, siete hermanas, la madre Leonila, los niños hoy adultos que han crecido en la solidaridad. Las Patronas veracruzanas, en el sentido literal de defensoras y protectoras y no en el sentido de quien manda, dirige o explota  a otros en un negocio, una comunidad o una fábrica. Patronas que ya comprendieron que se trata de un conflicto social, económico, político y de urgente atención por quienes forman el Estado.

Estas mujeres perdieron el miedo. Reciben a tesistas, “que nos estudian”, a creadores de imagen, periodistas y toda clase de aprendices de antropología, hoy dan talleres, reciben formación legal, practican la solidaridad ciudadana y no quieren...realmente contribuir a cambiar el mundo.


domingo, 27 de julio de 2014

Mujeres y Política El club de los extraviados


Mujeres y Política
El club de los extraviados

Soledad JARQUÍN EDGAR
Gobernadores yupis y extraviados, en eso coinciden Rafael Moreno Valle y Gabino Cué Monteagudo. Uno gobernador de Puebla y el otro de Oaxaca. Si tuviéramos que jugar a las coincidencias tendríamos varias opciones.
Cuando ambos asumieron la gubernatura tenían sus bolsas llenas de promesas, con el tiempo se han vaciado. Incluso sabían de su bono de “guapura” según el gusto de muchas mujeres, hoy revelan algunos estragos, menos pelo y más canas, el mismo fenómeno de envejecimiento prematuro que se observa en el señor del copete don Enrique Peña Nieto. ¿Será cosa de la conciencia?
Ambos fueron abanderados de una coalición distinta al PRI, el partido en el poder y el instituto político hegemónico a vencer. Por cierto, gobiernos priistas a los que sirvieron antes de saltar del barco que no cumplía sus expectativas; el mismo PRI en el que militaron “satisfactoriamente” para fines personales sus ancestros.
Moreno como Cué tuvieron como antecesor a un gobernador “chiquito pero picoso”. Chiquitos de estatura mental, humana y mucho más política. Mario Marín en Puebla cuya fama trascendió tras el escándalo de pederastia en el que se vio involucrado, al detener de manera arbitraria y tonta de la periodista Lidia Cacho, pretendiendo hacerle un favor a su amigo Kamel Nacif. ¿Quién se olvida de las botellas de whisky?
El otro, Ulises Ruiz, famoso por sus escándalos y amoríos subidos a la red, por el dispendio de recursos, la corrupción de algunos de sus colaboradores para terminar siendo el “villano favorito” de la Sección 22 del SNTE tras el casi legendario desalojo de maestros del zócalo capitalino y la posterior asunción de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, más tarde de Cué y con ello pérdida del PRI tras ocho décadas de gobierno. El ¡ya cayó, ya cayó! que no logró tumbar a Ulises Ruiz, “el aborto del diablo”, como se leía hace años en una pinta sobre una de las paredes del gimnasio universitario, sí hizo caer al tricolor.
Ambos jóvenes gobernantes que prometieron mucho, que al paso del tiempo han desilusionado más, mostraron su voracidad al fijar sus estrategias en las inversiones privadas como base fundamental de sus administraciones, hicieron del gobierno una empresa privada de acuerdo al mundo global, que nos permite mirar sus quehacer desde cualquier parte del mundo y que más que obras de fondo para resolver los problemas sociales solo pintan de vez en cuando la fachada.
Pero en lo político pronto mostraron ser poco tolerantes, se vieron iracundos a pesar de sus sonrisas colgate y la aparente calma que proyectan en su tono de voz. El 15 de febrero de 2011, ante la visita del ex presidente Felipe Calderón, los maestros armaron la gorda en Oaxaca tras el pretendido desalojo por parte de la policía, el resultado fueron varios heridos, entre ellos algunos reporteros. ¿Quién no recuerda al ex director de Seguridad Pública, Marco Tulio López Escamilla, siendo vapuleado por maestros?
Y como esa, varias arremetidas policiacas contra otro tipo de organizaciones en todo el territorio oaxaqueño y en contraste acuerdos “temporales”, treguas con quienes se plantan en el zócalo o en el palacio, mientras pasa una fiesta conmemorativa o una convención o la firma para crear una iniciativa “conjunta” de la Ley de Educación, pero que no es otra cosa que la representación de un capítulo de Mafalda escrito por Quino, en el que compraba un regalo a su papá y le preguntaban si lo quería envuelto para regaló y ella decía que no que era como para perdonarlo. Así se ve el regalo de Cué que arrastró a los legisladores que no tiene ahora ninguna dignidad ni calidad moral, sólo que ellos esperan el perdón de la Sección 22.
Otra coincidencia, sin duda con Moreno Valle que de plano aconsejado por Don Diablo se voló la barda con su Ley Bala, aprobada el pasado mayo y cuya aplicación el 9 de julio costó la vida del niño José Luis Tehuatlie Tamayo de 13 años de edad, quien se encontraba en el grupo de manifestantes de San Bernardino Chalchihuapan en la autopista Puebla-Atlixco o Vía Atlixcáyotl, al que se enfrentó  la policía que como ya vimos antes “tenía permiso para disparar”, aun cuando fueran balas de goma.
El hoyo es tan grande en la sociedad poblana, pero también en el resto del país, que al macuarro gobernador yupi no le quedó otra que pedir la abrogación de su “Ley Bala”, porque el tiro le salió por la culata. Del otro lado, senadores y diputados del PRD quisieran llevarlo a juicio político, por ese vergonzoso hecho que violenta los derechos humanos.
¿En que más coinciden los yupis gobernantes? Pues sí, en que han extraviado la brújula con un costo político superlativo para ellos y un costo humano que se traduce en atraso y pobreza para las sociedades oaxaqueña y poblana.
Tercer extraviado
Pero si Cué y Moreno están extraviados, qué me dicen del dirigente perredista en Guerrero, David Jiménez Rumbo, que la verdad perdió el rumbo cuando declaró que el PRD no lucha por lesbianas, homosexuales o abortistas “porque esos no son principios de la izquierda” (LaRazón 25/07/2013). Su declaración tiene que ver con la molestia expresada con un grupo de personas que en una manta llamaron traidora a su hermana, la diputada local Ana Lilia Jiménez, por votar en contra de la iniciativa de interrupción del embarazo en esa entidad.
Cierto que muchas de las luchas por la libertad han quedado rezagadas o en el olvido en el imaginario de la “izquierda” mexicana y que los perredistas demostraron que el tema de la despenalización del aborto no es algo que les interese, ni les apasione…al grado tal que entre 2008 y 2014, en algunos Estados, los menos votaron a favor de castigar a las mujeres por abortar, en otros hicieron como que no entendía nada y se abstuvieron y en muy pocos votaron en contra. A favor del perredismo sólo queda la despenalización del aborto en el D.F.
Sí, todavía resulta imposible de entender las declaraciones del dirigente del Sol Azteca en Guerrero quien agrega en la nota periodística del periodista Felipe Rodea que quienes piden aprobar la interrupción legal del embarazo: “Están mal de la cabeza, nadie las quiere, nadie la pela, no tienen ni marido, nunca van a parir ni abortar ni nada porque ni marido tienen”…además de acusar a la dirigencia nacional perredista de defender homosexuales y abortistas.
David Jiménez Rumbo realmente está perdido, ya forma parte del club de los extraviados. Su postura machista, misógina y homofóbica, sin duda tiene mucho de discurso fascista de la derecha, como lo indica el Chucho mayor, Jesús Ortega, en una carta que le enviaron a este perdido legislador del PRD, que realmente debería considerar si está en el instituto político correcto o debería unirse al Yunque o tal vez a los neonazis que para vergüenza de la humanidad todavía suspiran con eso de la raza superior. Lo que no acabo de comprender es la pasividad mostrada por quienes militan en PRD y que sí creen en la libertad, la vida y los derechos de las mujeres.
Tras las rejas
La violencia contra las mujeres no siempre termina en impunidad. A Mario Abelardo Vargas Cabrera, presidente del Consejo Ciudadano de Seguimiento a la Función Pública, A.C., se le dictó auto de formal prisión por abuso sexual agravado en contra de una mujer. El caso parece subir de tono y en Facebook un grupo que se hace llamar Trabajadores en lucha por sus Derechos emprendió una campaña para defender al acusado aduciendo influyentismo de la víctima.
Hay que destacar que contra todo, la víctima ha hecho lo necesario para obtener justicia y seguramente volverán los ataques en su contra, especialmente de quienes creen que una agresión sexual es culpa de la víctima, que los hombres actúan por “instinto” y que la justicia no los alcanzará nunca, menos aún cuando se trata de un hombre público.
Contra el margen
La cuarta extraviada es la dirigente del Comité Municipal del PRI en San Felipe Usila, Taide Hernández Rivera, quien permitió que un grupo de sus seguidores atacaran a la reportera Soledad Inocente Isidro, agredida física y sexualmente. La pregunta es ¿qué autoridad debe intervenir? ¿Qué esperan para detener a los responsables? ¿O lo ocurrido a Soledad Inocente Isidro será parte de las estadísticas?
@jarquinedgar




martes, 22 de julio de 2014

Juventud y feminismo, la revolución inacabada



Juventud y feminismo, la revolución inacabada

Noemí DOMÍNGUEZ GASPAR*
La edad parece ser una barrera que puede llegar a limitar, e incluso bloquear, el diálogo de conocimientos (saberes dirían algunas) entre mujeres que compartimos la misma causa: la reivindicación de los derechos humanos de las mujeres en distintos ámbitos.
Parece ser que la juventud −el conocimiento inacabado− se acentúa más como una marca jerárquica en las mujeres jóvenes, que evidentemente, no tienen los años de experiencia de las compañeras mayores que han caminado en el feminismo como posicionamiento de vida y el desafío que ello genera en espacios machistas, violentos, falocéntricos, etcétera. 
Si bien es cierto hay que reconocer que está problemática no es exclusiva de las mujeres, todas las personas vivimos inmersas en relaciones de poder marcadas por nuestro género. La semejanza de género en este orden no significa paridad (es decir que las mujeres por ser mujeres nos encontramos en igualdad de circunstancias y trato). Por el contrario, en cada categorías (etnia, clases, edad, preferencia sexual) hay jerarquías que enfrentan, antagonizan y  ubican el dominio a las mujeres sobre otras mujeres.
Sin embargo hay mecanismos que nos permiten identificarnos, aliarnos y desarrollar poderío de género (ya hablaré en otro momento sobre mi experiencia en la sororidad y acompañamiento con mis maestras de la vida). En el caso de nosotras, las mujeres, las relaciones de poder (del poder opresivo) se basan en el extrañamiento y la enemistad.
En el mundo patriarcal se nos educa que el poderío entre las mujeres se ejerce por estatuto, por edad, por cualquier posicionamiento de unas sobre otras. Pero, además, las mujeres competimos y ejercemos formas fragmentarias de dominio entre nosotras por la manera en que somos mujeres.
Es decir, desde esta lógica, las mujeres debemos competir por obtener reconocimiento social porque cualquier mujer es amenazante de quitar el sitio a la otra: compiten por los espacios sociales y por los vínculos con los hombres y las instituciones a partir de los cuales pueden existir. Compiten también, desde la carencia de género, por acceder a bienes, recursos y oportunidades y por poseer más que las otras. (Lagarde, Marcela. Género y feminismo. Cuadernos inacabados, España 1997).
La experiencia personal de la incursión al espacio feminista de América Latina, de México, de Oaxaca me ha mostrado que la juventud marca un sesgo en los encuentros y desencuentros con otras mujeres feministas.
Aparentemente el arribo de mujeres jóvenes al movimiento, a la academia y a los espacios de discusión emociona a mujeres mayores, a algunas por sus recuerdos “de juventud” y a otras porque se sienten fortalecidas con las nuevas generaciones; sin embargo, también observamos con preocupación que para algunas genera desconfianza, escozor, envidia, alergia, enojo y recelo, compañeras que reclaman su derecho de antigüedad, de propiedad, que resguardan con desconfianza y hasta temor los pocos espacios que el patriarcado les ha otorgado: de trabajo, de puestos en las instituciones públicas, de reconocimiento a sus trayectoria…
Parecen temer la pérdida de control y poder ante nuestra llegada tan eufórica a las estructuras de organización de los distintos feminismos, quizá con la idea de que arrebataremos lo que ellas con tanto esfuerzo han construido en sus pequeños círculos, que en algunas ocasiones se han convertido en pequeños cotos de poder donde reproducen el orden jerárquico del sistema capitalista patriarcal que sin ser consientes de ello (quiero pensar), se (lo) reproduce (cimos) una y otra vez.
La inexperiencia que nos permite imaginar nuevos mundos utópicos, con errores y aciertos, con la paciencia que implica el método y la adquisición de nuevos aprendizajes, con la conciencia que esto es −como dice Silvia Federici− “la revolución feminista inacabada”, sin dogmas ni imposiciones, nos permite también sobrellevar el pesimismo de la razón con el optimismo de la voluntad, de pensar que esta energía y buena voluntad (estrenada) puede concretar los proyectos anhelados por nuestras ancestras y contemporáneas, quienes  a veces nos acompañan, nos guían y animan nuestro caminar.
Sin embargo, es en algunos momentos desalentador ver, sentir, vivir la enemistad entre las mujeres, la rivalidad, que se utilice el discurso feminista políticamente correcto y pragmáticamente incoherente (recordando que la sororidad es una práctica-pacto político a favor de las mujeres y no un club del optimismo), soy testiga de como en torno al “feminismo y género” se ha creado todo un mercado de eventos, reuniones, seminarios, diplomados a los cuales concurren sin falta “las mismas de siempre”, que se conocen y reconocen, a las que pertenecen a un exclusivo gremio y no aceptan desertoras ni disidencias que  movilicen el status quo en el cual ya se encuentran posicionadas, con tristeza se mira, muchas veces, la desgana por el diálogo y el respeto a lo diferente, lo que se sale del scrip, lo que no les da la razón.
Ser disidente dentro de la disidencia no es una labor pionera ni exclusiva de nadie, sin embargo resulta ser un posicionamiento complejo de sostener, sobre todo si no se tienen los años de vivencia (ni el poder para  imponer) que puedan respaldar el ánimo de seguir y sostener lo que se tímidamente se comienza a plantear. 
Revisando algunos documentos, encontré que certeramente (aunque muy lejos de ser ejercida) la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (ignorada no sólo por autoridades si no por hasta portavoces de la defensa de los derechos de las mujeres), menciona lo siguiente:
            Artículo 10. Violencia laboral y docente: Se ejerce por las personas que tienen vínculo laboral, docente o análogo con la víctima, independientemente de la relación jerárquica, consistente en un acto o una omisión en abuso de poder que daña la autoestima, salud, integridad, libertad y seguridad de la víctima, e impide su desarrollo y atenta contra la igualdad.
            Artículo 11. Constituye violencia laboral: la negativa ilegal a contratar a la víctima o a respetar su permanencia o condiciones generales de trabajo; la descalificación del trabajo realizado, las amenazas, la intimidación, las humillaciones, la explotación y todo tipo de discriminación por condición de género. (Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y tipificación del feminicidio como delito de lesa humanidad).
Acceder al conocimiento (como el de está ley), a diversos escritos-experiencias de otras colegas, al acompañamiento de otras mujeres con verdadera sororidad, ayudan no sólo a reconocer y a nombrar a la violencia sino que además se nos otorgan herramientas para nunca más permitir acciones que legitimadas en la “tradición y costumbre”, dañen o vulneren no sólo a las jóvenes, sino a las mujeres en general a razón del “trabajo bien hecho”.
Esto relato, da cuenta que le pasa a muchas jóvenes , que nos apropiamos del feminismo sin pedir permiso, sin subsumirnos a una tribu o clan, es difícil y complicado de abordar por que en el camino también cometemos errores que juzgados por los máximos tribunales son imperdonables a causa de nuestra inexperiencia y juventud, cosa que no se permite en una sociedad del consumo despersonalizada.
¿Qué podrían compartirnos las niñas, las adolescentes, mujeres sin voz que tienen el germen de la rebeldía, y que no tienen las redes o bagaje que nosotras como jóvenes comenzamos a teje/construir/aportar? No lo sabemos, y tampoco la intención es convertirnos en víctimas de una historia de desengaños, por que estos procesos no son así, binarios, son complejos, de muchos matices.
Este ejercicio de auto-reflexión tampoco pretende denostar los aportes de las feministas de generaciones anteriores, mucho menos del movimiento feminista, es, más bien, una crítica a las subordinaciones múltiples que se replican al interior de movimientos “de avanzada”, jerarquías que a veces pueden resultar violentadoras y opresivas, desde las diferencias entre los grados académicos que replican el autoritarismo, o  hasta el hecho de obtener el certificado de calidad o legitimidad de quien si es ”una verdadera feminista”, de la complejidad que provoca para otras mujeres. Nos falta mucho por aprender y desaprender.
Juventud, ¿sabes que la tuya no es la primera generación que anhela una vida plena de belleza y libertad?...”, nos diría Albert Eistein.
(*La autora es Licenciada en Etnología por la UMAN y feminista).






Imágenes materna y paterna en las relaciones de violencia


Imágenes materna y paterna en las relaciones de violencia

* Las y los adolescentes se sienten incapaces de enfrentar su realidad, por lo que minimizan su capacidad de autoprotección

La familia continúa siendo el principal generador de la violencia, al repetir patrones de comportamiento violento, generando síntomas de indefensión, es decir, que la persona violentada se siente abandonada, desamparada, incapaz de soportarlo desde su interior y realidad psíquica.
Así lo estableció la investigación titulada La percepción de las imágenes materna y paterna en relaciones de violencia y su identificación con modelos de víctima y victimario en adolescentes, realizada por la Psicóloga de la Preparatoria No. 7 de la Universidad  Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, María Antonieta Canseco Cervantes, y la Maestra Rosa Ivonne Torres Castillo, Profesora-investigadora de la Facultad de Psicología de la Universidad Regional del Sureste (URSE).
Auspiciada por el Instituto Municipal de la Mujer de Oaxaca de Juárez la investigación tuvo el objetivo de indagar sobre la dinámica familiar en un contexto a partir de las unidades de selección contempladas en dos escuelas secundarias públicas,  la Gregorio Torres Quintero y la Moisés Sáenz Garza.
La investigación también arrojó que la estructura psíquica que presentan las y los adolescentes ya poseen condiciones emocionales que los preparan para repetir patrones de violencia, con los cuales han estado en contacto, ya sea de manera activa o pasiva, siendo víctimas y/o victimarios, pudiendo estar propensos a repetir patrones de comportamiento que forman parte de “un modo de ser”, ya sea como parte de un proceso de aprendizaje socio-cultural, o bien como un proceso individual de identificación de la niñez y la juventud con los modelos que están presentes en sus hogares.
Para obtener los resultados, las investigadoras aplicaron un cuestionario estructura a 278 estudiantes, hombres y mujeres, de 14 a 15 años de edad, de los cuales fueron seleccionados 32 cuestionarios, luego que las y los estudiantes señalaron tener dificultades con alguno o algunos miembros de su familia.
A la primera  escuela de referencia  correspondieron 10 que representan el 7.8 por ciento del total de cuestionarios aplicados  y a la segunda 22 que representan el 14.5 por ciento. A estos estudiantes se les aplicaron las pruebas proyectivas gráficas: Test de la figura humana de Karen Machover y el Test de una persona bajo la lluvia.
La composición por sexo de los estudiantes investigados fue de 44 por ciento hombres y 56 por ciento mujeres. En cuanto al grado escolar de las y los adolescentes investigados, el 53 por ciento se encuentra cursando el tercer grado y 47 por ciento segundo grado. La edad comprendida fue de 14 años (84 por ciento) y 15 años (16 por ciento).
En ambas escuelas, los hogares familiares son en su mayoría extensos (18 casos), seguidos de los hogares nucleares conyugales que son 14. En números porcentuales los hogares extensos constituyen el 56.25 por ciento.
Refiriéndonos al número de integrantes de la familia, el puntaje más alto fue de 12  casos de familias conformadas por cinco integrantes seguidos de nueve casos de 10 o más integrantes y siete casos de cuatro integrantes de la familia. Si consideramos el promedio de integrantes es de 6.3 hijos. Este número es diferente según la clase: en el hogar nuclear hay en promedio 4.7 hijos mientras que en los extensos el promedio es de 7.5. Los hogares nucleares (14) representan el 43.75 por ciento de los hogares estudiados, ocho fueron biparentales y seis monoparentales con jefatura femenina.
Por la ausencia de algún miembro en estas unidades familiares, se encontró que de los 18 casos referidos previamente, 12 de ellos que representan el 67 por ciento  no cuentan con el padre o madre (11 casos sin padre y uno sin la madre).
Se puede constatar que la figura del padre es una figura ausente, en el mejor de los casos es eventual o transitoria. En ocasiones, cuando aparece en el hogar, es para ser atendido y obedecido.
En los test se encontraron indicadores de baja autoestima y pobre autoconcepto; ambos son referentes de la percepción que los demás tienen de “uno mismo”. Las figuras aparecen distorsionadas, indicativo de una percepción distorsionada de sí mismo. Cabe hacer mención que la literatura especializada señala que esto puede deberse a estados recurrentes de ansiedad elevada.
En los hombres sobresale una tendencia a actuar de manera impulsiva y agresiva debido a la frustración y resentimiento, ante situaciones de estrés provenientes del ambiente exterior.
Otros indicadores detectados sugieren estados de ansiedad y angustia significativos, ya que surgen ante las experiencias traumáticas.  La preocupación por los problemas emocionales se ven reflejados en el cuerpo (alteraciones psicosomáticas), generando en los individuos sometidos a estrés continuo, sentimientos de inferioridad, inmadurez emocional y dependencia a la figura materna.
En ambos sexos se observó retraimiento emocional, que afecta en las relaciones sociales que establecen. Otros más proyectan impulsividad y ausencia de control de impulsos o en su caso, poco control.
De igual manera pueden apreciarse rasgos obsesivos, en ambos géneros que predominan en los hombres, como una necesidad compulsiva de defenderse de los impulsos agresivos que recibe del exterior, por la angustia de la amenaza real o fantaseada.
Se puede destacar que las y los adolescentes se sienten incapaces de enfrentar su realidad, por lo que minimizan su capacidad de autoprotección, proyectando indefensión yoica, sensación de debilidad y falta de ayuda. Las y los adolescentes además manifiestan en sus dibujos, rasgos depresivos, con fases de júbilo (defensas maníacas), interpretándose como señal de sufrimiento.