domingo, 3 de mayo de 2015

Mujeres y política ¡Paridad! ¿Paridad?



Soledad JARQUÍN EDGAR
Me pregunto si la paridad tiene que ser una cuestión de enfoque, como decía aquel comercial de un diario editado en la capital del país y donde preguntaba al televidente ¿si el vaso estaba medio lleno o medio vacío?. Por eso aunque para muchas personas resulte razonable “el avance paulatino” - es decir, a lo largo de décadas- del nacimiento de reglas jurídicas que favorezcan una mayor participación política de las mujeres como la paridad, en lo particular tengo mis dudas, también razonables:
1)   ¿Por qué las mujeres no estaban consideradas como ciudadanas con capacidad de elegir, pero también con posibilidad de ser electas?
2)   ¿Por qué las mujeres de las primeras décadas del siglo XX tuvieron que demandar su derecho al voto, siguiendo, por supuesto el impulso de sus antecesoras a lo largo del siglo XIX?
3)   3)¿Por qué tuvieron que pasar más de 60 años, desde la aprobación del voto universal el 17 de octubre de 1953, para que el 31 de enero de 2014, finalmente (¡uf!), quedara aprobada la reforma al artículo 41 Constitucional que incorpora la paridad de género en las candidaturas?
4)   ¿Por qué otra vez el regateo de las candidaturas en los municipios con la llamada paridad vertical y horizontal?
Mis dudas son razonables. Yo no dudo de los derechos humanos de las mujeres ni de que pueden gobernar igualito, mejor y, por qué no, peor que los hombres. ¿Quiénes dudan? Duda el poder, dudan las cúpulas de los partidos políticos, duda el poder económico, dudan los magistrados, duda una mayoría de hombres, como el senador del PAN, cuyo nombre genérico es algo así como Nyasasaurus parringtoni, y que en México se conoce como Víctor Hermosillo y otros varios miles de nombres.
Las mujeres no tendríamos que pedir nada. Es derecho de las ciudadanas elegir y ser electas, en igualdad de condiciones y en la misma cantidad que los hombres. Sin embargo, como todo en México, hay que hacer “cola”, esperar turno y el turno de las mujeres  ha sido una larga esperanza para recibir a cuenta gotas, porque los señores del poder no saben si las mujeres están preparadas, de ahí la reiterada pregunta del gremio al que pertenezco cuando teniendo a una candidata enfrente pregunta: ¿Está México preparado para ser gobernado por una mujer? Pero nadie se ha preguntado “si los hombres están preparados para gobernar”, yo me atengo a los resultados ¿Ustedes?
La historia de la igualdad sustantiva en derechos político de las mujeres ha sido como adquirir algo en paguitos chiquitos y, por tanto, con réditos enormes, porque los dueños de los créditos están detrás de los emporios partidistas, de las legislaturas, de los poderes ejecutivo y judicial, y para ellos la presencia de mujeres representa la pérdida de poder.
El más grande de los réditos, como ya se ha dicho, es la violencia política, esa que durante años han denunciado candidatas o autoridades de todos los cargos políticos de elección popular en México y que esta semana tuvo una manifestación grotesca e inaceptable, las pancartas misóginas que aparecieron en las calles de Hermosillo, Sonora. Sin embargo, no será tipificada como delito a pesar de lo que ha representado para muchas mujeres como aquellas que han perdido a la vida o que ha perdido un ser querido solo por aspirar a gobernar un municipio o por desear ser diputadas. En la LII Legislatura nos mandaron decir que hay será para la próxima cuando “tal vez” se tome en cuenta la violencia política, la analicen y decidan si es necesario o no sea tipificada como delito.
Por ello decimos, reiteramos, a cuenta gotas “garantizan” el derecho a gobernar municipios los magistrado del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que dijeron NO a la paridad vertical y horizontal: la paridad en las elecciones municipales, como lo habían demandado Nuevo León, Sonora y Estado de México y donde será para la próxima. ¡Qué tanto es tantito más! Donde sigue el proceso en paridad en candidatos municipales, mujeres y hombres, es en Guerrero, Morelos, Baja California, Querétaro y Tabasco.
Por otro lado, un dato concreto de la desigualdad electoral,  dio a conocer Rebeca Garza, vocal de Capacitación Electoral y Capacitación Cívica de la Junta Local Ejecutiva Oaxaca del INE, quien explica que solamente seis mujeres encabezan las listas de candidaturas plurinominales en las cinco circunscripciones lo que representa el 12 por ciento: dos de Nueva Alianza, una de Movimiento Ciudadano, una de Morena, una del Verde Ecologista y una del Humanista. También ahí quedó coja la paridad.
Por eso cuando escucho que hemos avanzado, sí, sin duda hemos avanzado, por supuesto que sí, pero los rezagos se han acumulado desde el 17 de octubre de 1953 y no se resolvieron el 31 de enero de 2014, de ahí que sigamos cargando una pesada loza de desigualdad que nos revela, que nos pone en blanco y negro las diferencias sustanciales y de vergüenza que siguen poniendo a las mujeres en un lugar diferente y desventajoso en comparación con los hombres.
¿Por qué no? Acaso no son suficientes las leyes, incluyendo la reforma constitucional a la fracción tercera del apartado A del artículo Segundo, en el que se indica que no habrá prácticas comunitarias que excluyan a las mujeres en procesos electorales.
En Oaxaca, haciendo un recuento de las 48 candidatas que buscan una curul en San Lázaro en los 11 distritos electorales, a través de 10 partidos políticos, dos de ellos en coalición, resulta interesante el análisis.
Algunas de ellas, las menos, han militado en dos o más partidos. Cuatro de ellas tienen experiencia legislativa importante: es Sofía Castro, candidata del PRI, en el distrito V de Tehuantepec-Salina Cruz, y Juanita Cruz Cruz, candidata del PRD-PT en el tercer distrito electoral federal; ambas han sido diputadas locales como federales; ésta última y las dos siguientes son actualmente diputadas locales: Yolanda López Velasco, del PRI, y Zonia López Cruz del PAN, estas dos últimas compiten en el distrito III de Huajuapan de León.
Entre las candidatas hay dos que han sido funcionarias. Concepción Rueda Gómez y la y Beatriz Rodríguez. La primera fue delegada de la CDI, durante el sexenio de Felipe Calderón, y la otra fue secretaria de Turismo en el sexenio de Ulises Ruiz, sobra decir que una va por el PAN en el distrito VII de Juchitán y la otra por el PRI, en el VIII, de Oaxaca. Anteriormente ambas habían buscado, una ser diputada y la otra presidenta municipal pero perdieron.
En esta lista de mujeres compitiendo hay líderes de distintos organismos partidistas, muchas de ellas profesionistas, empresarias, artesanas y otras,  como Abigail Vasconcelos Castellanos quien llevó hasta el TEEPJF el caso de San Bartolo Coyotepec y logró la reposición del procedimiento de elección de autoridades municipales para lograr la inclusión de las mujeres, muchas otras como María Cort y detenidos=ay detenidos=? procuraduretiscalés pisan por primera vez la arena política, pero tienen tras de sí una enorme trayectoria partidista o han estado enrolada o dirigiendo organismos de la sociedad civil.
Seminario
Y como de elecciones se trata es importante asistir al tercer panel: Elecciones y Crisis de las Instituciones,  del Seminario Elecciones, Ciudadanía y Crisis Política en México. Con la participación de la catedrática del Postgrado en Derecho Electoral de la UABJO, Ana Teresa Lara López, y el consultor Juan Pablo Morales García, cuya sesión este 8 de mayo a las 5:00 pm, en Av. Juárez 909. El seminario es organizado por diversas instituciones como la UABJO, EDUCA, Coldiba, Letra Verde y Amedi.
Observación
Para pensar. En los primeros días de marzo pasado, la Procuraduría General de  Justicia del Estado, anunció como siempre con bombo y platillo el “rescate” de un grupo de mujeres que eran sometidas a trata de personas en el comercio sexual, esta semana anunció que otras 40 habían sido rescatadas. Ambos operativos en la capital oaxaqueña. Lo inexplicable es que en ningún caso hubo detenidos. ¿Quién trata con los de la trata desde la procuraduría que nunca hay detenidos? ¿Quién los alerta?
@jarquinedgar
www.semexico.org.mx


Palabra de Antígona Mayo, madres y maestras: la Ingratitud


Foto de internet


Sara Lovera
Mayo me duele. No puedo olvidarme de las movilizaciones de las madres con hijas desaparecidas, asesinadas, sin justicia; ni ocultar que están ahí  las madres de los 43 de Ayotzinapa que no se consuelan naturalmente; ni desestimar a  las que mueren antes, durante o después del parto. O esas madres que han convertido su indignación en desesperanza y coraje, como las del incendio de la guardería  ABC en Hermosillo.
A las madres que me duelen se suman las maestras, las mentoras, las sabias y las humanas que abren caminos, que además enseñan con su experiencia, las que aconsejan no más por aconsejar; a las que dan no más por dar o abren una pequeña puerta para que alguien se desarrolle o sea beneficiada. Y sólo recibe desagradecimiento y olvido.
Y si las junto: las madres y las maestras. La primeras  madres individuales, las que queremos o padecemos,  reales y simbólicas que en un proceso, no esencialista, son el ejemplo, el mástil donde apoyarse, las ancestras que, como Rosario Castellanos, que nació hace 90 años un 25 de mayo, nos dejó su Eterno Femenino y su Poesía no eres tú;  en mayo nuestras colegas, algunas ya muertas, nos dejaron el 28 para reflexionar por el día de la salud de las mujeres, un 28 de mayo para saber que la muerte materna es evitable, como es evitable el conflicto con quien da y enseña; como evitable es la ingratitud.
En mayo me duele la ingratitud entre mujeres, tanto como la muerte materna o la desaparición de una hermana. Y la ingratitud como desagradecimiento,  que Marlene Dietrich reconocía: “Más duro que los reveces de la fortuna, es la cruenta ingratitud” y Martín Lutero agregaba: ingratitud, soberbia y envidia, “cuando muerden dejan una herida profunda”, en quien los vive o siente o contra quien se ejerce. Para Kant la ingratitud es la esencia de la vileza.
Y es esa ingratitud que se vive individualmente, de abajo hacia arriba por el olvido de un favor, de una enseñanza, por el desatino a no reconocer en esa persona su amabilidad o ayuda y también la ingratitud de arriba, de las que tienen poder o conocimiento con las de abajo, como sus asesoras, ayudantes o estudiantes que sin ellas la tarea no podría hacerse. Y la ingratitud, eso que para José Ortega y Gasset es el defecto humano más grave, cuando se   expresa socialmente  es devastadora.
Solamente datos sueltos en una sociedad adoradora de la madre: todavía cerca del 30 por ciento de los partos en México no suceden en un hospital; sólo el 8.7 por ciento de las mujeres mayores de 60 años reciben una pensión; unas 700 mil mujeres exponen su vida al interrumpirse un embarazo porque esa interrupción es un delito y hay muchas de ellas enfrentando procesos judiciales.
Yo que las pienso, a las que son miles y a las concretas, me duele que no exista, como decía Rosario Castellanos, otra forma de ser humanas y libres. Mayo me recuerda que las mujeres de mi vida me dieron fuerza física y moral; confianza en el corazón y en los sentimientos; apoyo y crítica  profesional, sin las cuales no sería nada.
Lo que María-Milagros Rivera Garretas llama el orden simbólico de la madre. Como en la historia del mundo, controlada mayoritariamente por los hombres y el poder, las mujeres, dice María-Milagros, nos han dejado una genealogía fantástica: muchas mujeres a lo largo de la civilización han luchado contra las conductas impuestas, han hecho vida aparte del orden dado y nos han heredado fuerza y capacidad.
Entre ellas,  mi madre y mi abuela paterna, que además de enseñarme la vida, me enseñaron a trabajar, a pensar en distribuir, a no ser madre tradicional y confiar en la libertad y el libre albedrio;  a elegir y a tener horizonte;  tengo que agradecer infinitamente a quienes me forjaron con ética e inquietud intelectual y periodística mis maestras: Dolores Cordero, Adelina Zendejas, María Luisa la China Mendoza y  Sara Moirón. A quien refinó críticamente mi audacia, a mi maestra Teresita de Barbieri.
Las que me apoyan, creen en mí, sin sus propuestas no se es nadie. Esas son tantas y tan variadas que no puedo nombrar. Con toda humildad, sabiendo que la gratitud no es vasallaje, y que tampoco la gratitud disminuye mi capacidad e inteligencia, tengo que reconocer en el mes de mayo a mis iguales, mis amigas, de quien aprendo, en positivo y negativo, desde hace lustros, en todos los campos, especialmente el del periodismo y el feminismo. A ellas este mes las incluye por maestras, madres simbólicas, hijas indirectas o también simbólicas.
Finalmente, mayo me hace recordar mi infancia y mi disciplina. Mis libros y mis amores. Recordar la riqueza de contar con una hija de mis entrañas y tres nietas, una infinita riqueza donde la trascendencia no es que las mime 24 horas o las sostenga en su vida cotidiana, sino en esa oportunidad de establecer lazos humanos que nos conduzcan a espacios amorosos, sanos y no ingratos, porque como decía la ingratitud conspira contra la democracia, el bien vivir y el progreso de las mujeres. Así de simple.