martes, 1 de febrero de 2011

Mujeres y política. ¿Sexismo gubernamental?

Soledad JARQUIN EDGAR

La política es un tornillo y quienes viven de la política son tuercas, ambos dan vueltas para llegar a su cometido, pero no siempre el tornillo y la tuerca se ajustan. Eso pasa con algunos de los funcionarios que Gabino Cué incluyó en su gabinetazo resultado de la coalición. Todos y todas responden al mismo fin: el poder, pero no siempre quieren llegar por el mismo camino.

El gobernador del Estado debe recordar sus palabras y sus dichos, porque si le apuesta al olvido, habría que decir que no toda la población olvida. Meses antes, ya siendo gobernador electo, Cué dijo que no gobernaría con amigos, pero está claro que más de uno son sus compañeros de infancia pertenecen al grupo más cercano, otros no son de la infancia pero ahí están y son sus amigos entrañables.

También dijo que gobernaría con “los mejores hombres”, esto redujo de facto las posibilidades a “las mejores mujeres”, porque aunque el gobernante sostenga que cuando dice “todos”, como sucede en su eslogan de gobierno (Oaxaca de todos, un gobierno para todos) o cuando dice “hombres” se refiere a las mujeres, tendríamos que decirle que eso ya no es posible, es anacrónico y se llama lenguaje sexista, que discrimina y oculta a más de la mitad de la población: las mujeres.

Así, 60 días después tuercas y tornillos todavía no se ajustan porque la componenda política de derechaizquierda y aderezos simplemente impidieron que en realidad llegaran los y quizá las mejores. Había que pagar facturas, así que aquello de los mejores perfiles y la promesa no cumplida de incluir exámenes sicométricos para quienes estarían en el gabinetazo se esfumó porque su realidad es otra. Vaya entuerto.

Dos casos concretos: Irma Piñeyro y Benjamín Robles. El agua y el aceite. Piñeyro con un trabajo político de varias décadas, que al igual de Gabino Cué se formó en las filas del PRI, decidió relativamente hace poco tiempo dejar al moribundo padre y se sumó a las filas de una madre política a través del Partido Nueva Alianza (PANAL), de ahí salió como candidata a la gubernatura. Junto con Ángeles Abad –que dejó al PAN para competir con el PUP y que ahora es vocera del gobernador- se convirtieron en las primeras mujeres en la historia de Oaxaca en buscar el cargo político más importante de la entidad.

Piñeyro declinó a favor de Cué, sin duda una decisión evidentemente consecuencia de los compromisos políticos de la cúpula de su partido -no por ser vidente-. Resultado, Piñeyro se convirtió en la tuerca de un tornillo que no era propio al ocupar la Secretaría General de Gobierno.

Las evidencias: días antes de su nombramiento oficial, es decir, antes del 1 de diciembre, la hija de Elba Esther Gordillo la felicita por su designación en un periódico. Se confirma el compromiso político, asegurando políticamente que no haya cambios ni sorpresas, amarraron como quien dice, pero algo sigue sin apretar. Hay que mirar que el sentido del acuerdo implica la intervención de Elba Esther en la acciones de gobierno de Gabino Cué.

Quien está al frente de la Secretaría General de Gobierno tiene en sus manos la relación política con las distintas fuerzas políticas del estado, eso es lo que tendría que hacer Piñeyro. De ahí que Gabino Cué le diera la vuelta a ese acuerdo y aflojara la tuerca, ¿cómo? sobre poniendo una figura “novedosa” en la famosa Oficina de la Gubernatura, que sorprendentemente tiene tentáculos establecidos y de facto en todas las áreas del nuevo gobierno democrático centralizadas en Benjamín Robles, pero de manera más precisa y contundente en las áreas que se supondrían corresponden al quehacer político de la Secretaría General de Gobierno.

El primer síntoma que se vislumbra es la situación legal que expone sin necesidad a Irma Piñeyro para que cabildee con la diputación local con la intención de poder tomar protesta violentando Ley Orgánica de la Administración Pública del Estado de Oaxaca, por carecer de título profesional, nuevo requisito para desempeñar el cargo y que a la fecha, es decir, a 60 días de su nombramiento sigue sin presentar.

Para no crear problemas, Gabino Cué simple y sencillamente guarda silencio y no le exige su renuncia o separación del cargo, sin embargo, hay agentes encubiertos, como la Sección 22 y Congruencia Ciudadana de Oaxaca, que parece fue creada para denunciar penalmente a esta funcionaria y al senador con licencia Salomón Jara, casualmente ambos incómodos para Cué. Piñeyro porque representa los intereses e intervención de Elba Esther en el gobierno local y el segundo porque antes y durante la campaña fue cuestionado y permaneció alejado del candidato, sin rendirle la pleitesía esperada.

Podrían hacer bien el sindicato y la nueva organización, pero casualmente no son los únicos funcionarios en esta situación de ilegalidad a los que podrían señalar, sus dedos acusadores deberán señalar a otros y otras, para ser “congruentes” como dicen.

¿A qué se expone Oaxaca con esta simulación montada por Cué? Bueno a la respuesta de la maestra de maestras o podríamos pensar que frente a los hechos, han abandonado a su suerte a Piñeyro. No tanto porque Elba Esther haya dejado su idea de crecimiento a través de los acuerdos con el nuevo gobierno de Oaxaca sino porque seguramente ha vislumbrado otro tipo de coyuntura, por supuesto más poderosa con Felipe Calderón. Tal vez, no nada más sería el reconocimiento de la Sección 59, la que no representa casi nada, pero sí sería una opción la inclusión de su propaganda política en las escuelas, como ya sucede en otras entidades, pero son conjeturas.

Relegada por el jefe de jefes (Benjamín Robles), la Secretaria

General de Gobierno no ha logrado hacer su trabajo ni intervenir en la política interior del estado, lo que se refleja, al menos por ahora, con dos situaciones concretas: no ha podido acordar con los partidos políticos, a pesar que la mayoría pertenecen a la coalición que postuló a este gobierno, y la segunda, es su incapacidad de acción por la intervención permanente del jefe de la Gubernatura en la solución de los problemas post electorales, fundamentalmente, en los municipios de usos y costumbres que son la mayoría y donde ni siquiera la han dejado dialogar para resolver lo que sin duda alguna es capaz de hacer.

Aunado a ello, la Secretaria General de Gobierno enfrenta de manera permanente el golpeo mediático de la consentida y única reconocida –según el titular de Educación en Oaxaca- Sección 22.

Si esto no se resuelve ahora, si el control total de Benjamín Robles sigue como barril sin fondo, a pesar de que existe una opinión amplia que señala que sólo le falta tocar la flauta, la insistencia a intervenir con el beneplácito de su gobernador, se podrían esperar conflictos serios ocasionados en cualquier régimen centralista. Claro está que eso depende de que doña Elba Esther no haya abandonado a su suerte a Irma Piñeyro.

Sin duda, la creación de esta súper Secretaría para el amigo incondicional del actual gobernador (que dijo que no gobernaría con amigos), es resultado del poder político de la maestra Elba Esther porque al declinar su candidata (Irma Piñeyro) el ofrecimiento fue ocupar el segundo cargo de importancia política del gobierno y el amigo quedó fuera, con ello, los planes gubernamentales se desbarataron. O sea la maestra les borró los apuntes del pizarrón y tuvieron que enmendar la plana, para lo cual Gabino creó un súper puesto a modo.

¿Habrían actuado de la misma manera si en lugar de Irma Piñeyro, el cargo de Secretaria General de Gobierno estuviera ocupado por un varón del poder? Digo, porque también fue claro Gabino cuando dijo: “gobernaré con los mejores hombres”.

¡Extra, extra! Aún cuando este mismo fin de semana se dio a conocer que Benjamín Robles ya no será jefe de la Oficina de la Gubernatura, lo cierto es que sólo le tapan el ojo al macho. Ni duda cabe

Ni veo ni oigo

Sin duda, el gobierno estatal equipado con vocería y estupendas áreas de comunicación social, ha optado por la política salinista de no ver ni oír aquellas voces ciudadanas que podrían ser críticas. A 10 días de los dichos del responsable de Salud en Oaxaca, Germán Tenorio, quien anunció que convertirá el hospital de la mujer que se construye en San Bartolo Coyotepec, en un hospital general, nadie ha respondido, aclarado o ratificado el punto. El silencio sigue frente a la solicitud de activistas, investigadoras reconocidas, funcionarias y ex autoridades electas que han pedido que retroceda en su idea. Pero nadie responde ni explica nada, simplemente ignoran a la sociedad. Es como decía el ex presidente Carlos Salinas de Gortari, cuando se le criticaba a través de los medios: ni los veo ni los oigo. Bien decía mi abuela Lucha: todo lo malo se aprende y lo más feo es lo que más persigue. En fin.

Palabra de Antígona. Adriana Morlett: desaparecida

Palabra de Antígona

Adriana Morlett: desaparecida

Por Sara Lovera

Frente a una desaparición lo que parece invadir el alma es la angustia, la ansiedad, la zozobra, la congoja y un sentimiento que crece en espiral de desesperanza y desesperación.

Esa desaparición inexplicable, inquietante, nos coloca en un estado de desasosiego permanente. Es como si alguien hubiera quebrado toda racionalidad.

Desde septiembre del año pasado, Adriana Morlett desapareció. Era el 6 de septiembre, hace casi cinco meses. Ella dejó de estar, caminó a un no sitio, a un sin lugar, convertida en humo y sin señales de vida. Como si se la hubiera tragado la tierra, llevado el viento, evaporada y ausente.

No volvió a casa. Ese septiembre, luego de ir a recoger un libro a la biblioteca central de la UNAM, se citó con Mauro Alberto Rodríguez Romero, pensaba ir a casa a ver unas películas y tras salir de la biblioteca, filmada por las cámaras de seguridad, simplemente se eclipsó. Se sumergió en este océano de la violencia que parece ser la imagen de México. Lo extraño es que días después el libro que pidió prestado regresó a la biblioteca y nadie sabe cómo.

Estudiante de la Facultad de Arquitectura, Adriana se había citado con amigas y amigos para tener una velada estupenda. La esperaban a las 8 de la noche pero no llegó. Ella fue a la biblioteca a las 7 de la noche, no tardó nada en gestionar el préstamo y ya, en la puerta de salida sonó su celular, era Mauro Alberto, hoy escondido, atrapado por quién sabe qué saberes sobre su amiga.

Por supuesto que las autoridades encargadas y responsables de investigar, de encontrarla, no han explicado nada. La desaparición de Adriana está en la impunidad y sus padres viven con ese desasosiego de la desesperación y la zozobra del no saber, del no entender. Se han dado cuenta del significado de la palabra impunidad que asola a nuestra realidad, esa impunidad que nos cubre y nos hunde todos los días frente a la injusticia y la desgracia.

Hace menos de una semana que la diputada Teresa Incháustegui, de la Comisión Especial de Feminicidios de la Cámara de Diputados, reveló que el Registro Nacional de Personas Extraviadas de la Secretaría de Seguridad Pública Federal (SSP), en la última década desaparecieron 676 mujeres.

Los datos son siempre ilustrativos, pero atrás de cada una de esas 676 mujeres hay una vida, una historia, una gama de afectos, un cúmulo de experiencias y expectativas, de planes, de ilusiones.

Según la SSP de las 676 mujeres reportadas como desaparecidas, el 64.2 por ciento son mujeres de entre 10 y 24 años de edad, es decir, niñas y jóvenes.

Adriana está en la estadística, pero está en un no lugar, borrada, desvanecida en el mar de expedientes. Se trata, dijo la diputada Incháustegui, campechana y politóloga, que el número de mujeres desparecidas tendría que ser un asunto importante para la sociedad, esa masa informe que se debate en el día a día de las preocupaciones urgentes: el trabajo, el salario, su seguridad y la integridad individual.

La desaparición de mujeres en México, la de Adriana, por ejemplo es parte de los diferentes contornos de la violencia que se convierte en un tema, pero que no se resuelve ni se enfrenta por el Estado y la sociedad; que se nombra pero que no se confronta. Leyes van y vienen. Las desapariciones continúan inexplicablemente, sumidas en ese mar de amargura que desestructura familias, comunidades y país.

¿Dónde está Adriana? Seguro que es la pregunta cotidiana con la que le amanece a su madre, a su padre, a sus más queridas compañeras y amigas.

Es evidente que las autoridades federales incumplen su responsabilidad, no dan señas de eficacia, porque las desapariciones, esas que a nadie le importan, más que a las familias, como las organizadas en Coahuila o las tan antiguas buscadoras de hijos e hijas del grupo Eureka de la senadora Rosario Ibarra, sin encontrar respuestas.

Hace algunos días, la agrupación feminista Pan y Rosas lanzó un pronunciamiento sobre la desaparición de Adriana Morlett Espinoza y ha gritado fuerte:

¡La queremos de regreso!

El amigo de Adriana, explican las mujeres de Pan y Rosas, identificado como Mauro Alberto Rodríguez Romero e inscrito en la Facultad de Psicología de la UNAM, no explica si se encontró con ella y lo grave es que no se tienen más datos, porque el estudiante ante el temor a pasar de testigo a indiciado, primero evadió dar cualquier explicación y cuando finalmente se decidió a dar información, se mostró renuente argumentando que no quiere ser un “chivo expiatorio”.

Dio dos versiones de los hechos: en una aseguró que al salir de la biblioteca, Adriana lo quiso acompañar hasta su casa “por tener una atención” con él y que en cuanto llegaron, él sólo dejó su mochila y la acompañó a tomar un taxi. Después dijo que fueron a su casa, porque Adriana quería ver un sofá que le iba a comprar y que posteriormente la acompañó a tomar el taxi.

Lo único cierto, cinco meses después es que la investigación está estancada, ya que Mauro Alberto acudió a la Comisión de Derechos Humanos del D.F. para interponer una queja contra las autoridades de la Fiscalía Antisecuestros, según él, ha sufrido actos de intimidación y lo han interrogado sin estar plenamente identificados como personal de la fiscalía o sin las órdenes judiciales correspondientes. ¿Y las autoridades lo dejaron libre?

El padre y la madre que vivían en Guerrero dejaron casa y empleo y dedican todo su tiempo, como parias a buscar a su hija, desde hace meses.

Ellos, como muchos ciudadanos y ciudadanas, hacen por vía libre sus investigaciones frente al casi nulo avance de las pesquisas que deben realizar las autoridades.

Se ha podido precisar que Mauro Alberto prepara un recurso psicológico que anule sus probables declaraciones. Es decir ¿no ha declarado? ¿Por qué pretende preparar este recurso psicológico de perder la memoria? Los padres de Adriana cuentan eso, que la familia de Mauro Alberto se los ha dicho. ¿Dónde está la autoridad? Pan y Rosas no se explica, el mar burocrático o la falta de todo ¿no se sabe? Esto es se ha oscurecido el contexto, las autoridades están muy ocupadas, no funcionan las oficinas judiciales o qué pasa.

El caso de Adriana muestra el desprecio que sobre la vida de las mujeres tienen las autoridades y aparece como única verdad la impunidad. Las militantes de Pan y Rosas sostienen que esta es una forma de violencia contra las mujeres, ya que los responsables de investigar la desaparición, sólo dicen: “No tenemos nada".

Lo irracional es que el marco legal que nos rige establece que tras una desaparición, la búsqueda no se inicia hasta 72 horas después, cuando la experiencia –como sucede en Ciudad Juárez- muestra que en las primeras horas después de la desaparición de una persona son cruciales. Lo asombroso que es la pasividad a pesar de pruebas, como el que “alguien” regresó a la biblioteca el libro que Adriana sacó, sin haberlo reportado; o ante llamadas como la que recibió la mamá de Adriana, de que la tenían privada de su libertad para prostituirla. Llamada que se realizó desde un teléfono público de la delegación Gustavo A. Madero, pero que los policías “no pudieron localizar”.

Hoy las mujeres organizadas gritan ¡Devuelvan a Adriana!

A Reserva Derechos humanos sí, legalidad también.

Bárbara GARCÍA CHÁVEZ

El pasado 6 de enero, se dio a conocer la creación de la Oficina de la Comisionada para la Atención de los Derechos Humanos del Gobierno del Estado de Oaxaca, como una acción más de lo que llaman la reforma del estado democrático. Se nombró como comisionada a la maestra Eréndira Cruzvillegas Fuentes, recomendada desde el gobierno ebradista de la ciudad de México y avalada por su compañero del Centro Nacional de Comunicación Social (Cencos), Emilio Álvarez Icaza, quien presidió la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal del 2001 a 2009.

La recién nombrada Comisionada se formó en los principios ideológicos y pragmáticos del CENCOS; por lo que es importante conocer la derivación política y ascendiente social de esta organización que nace en los años sesentas, que en sus orígenes difundió la información hacia la comunidad de iglesias, desde un punto de vista en el que aportaba a la discusión de la iglesia como parte del cambio social. Su estrategia fue utilizar los medios de comunicación de manera eficiente para la formación de valores cristianos y para dirigir, orientar y recopilar los trabajos, experiencias y el desempeño del apostolado.

Es entonces comprensible que Cruzvillegas Fuentes alcance tan digno cargo en un gobierno declarado de facto como de derecha, con el beneplácito de las organizaciones pro derechos humanos dirigidas por los cotos eclesiásticos en Oaxaca. Sin embargo, pensamos en activistas que se han comprometido desde su quehacer jurídico, político y social en Oaxaca, incluso desde antes del aciago 2006, tan valiosas como la hoy comisionada; es el caso de Angélica Ayala, Margarita Dalton, Yésica Sánchez Maya, María Eugenia Mata, Gloria Zafra, Concepción Núñez y seguramente algunas más.

Por otra parte, aún más importante y cuestionable, resulta, el proceso fuera de la ley de la creación de esta nueva instancia del Ejecutivo y el propio nombramiento sin referencia normativa que lo permita; el nuevo gobierno democrático pasa por alto el principio de derecho ineludible referente al deber que implica la función pública de no hacer nada que no permita la ley expresamente.

En boletín de prensa distribuido por Comunicación Social del gobierno estatal, que circuló hace poco más de una semana, el jefe de la oficina de la gubernatura, Benjamín Robles, informó que por iniciativa del gobernador se había entregado en la Cámara de Diputados un paquete de reformas legales, para consolidar la transición democrática en el que se incluía la creación de la oficina de la Comisionada de Derechos Humanos.

Es decir, de la loable sensibilidad del gobernador Gabino Cué para transitar hacia un régimen democrático, dice su comunicado, se han impulsado diversas acciones encaminadas a estructurar el andamiaje institucional que coadyuve a darle un nuevo rostro a la entidad, con la participación decidida de la ciudadanía.

Error tras error, el gobierno del Estado que encabeza Gabino Cué Monteagudo viola el orden jurídico con argumentos que parecieran populistas y distan flagrantemente de los procesos legislativos que dan origen legal a cualquier acción de gobierno, aún más de aquellos que pretenden enarbolar la democracia, sin constreñirse a la estructura legal que debe regir sus actos en la función pública.

La democracia no puede estar por encima del derecho y la legalidad; la democracia hará exigible la consulta al pueblo (ciudadanía) que permita el proceso legislativo con el objetivo de crear las normas jurídicas necesarias que autoricen cualquier acción o decisión de los gobernantes; así y sólo así, las acciones del gobierno democrático serán legales y legítimas. Si no es así, entonces sólo son actos de voluntad de una persona que abusa y excede los límites de sus funciones en un aparente ejercicio democrático que resulta antidemocrático y por supuesto a modo de lo que él considera lo mejor, atribuyendo esta conducta ilegal a la voluntad ciudadana.

Este proceso tiene una sola dirección no podrá invertirse si se pretende ser congruente con el orden jurídico y sus principios republicanos.

Esta oficina de la Comisionada de los Derechos Humanos y su titular, por falta de lineamientos legales que determinen sus funciones expresamente, podría parecer una función paralela a los de la Comisión para la Defensa de los Derechos Humanos Oaxaca, creada en cumplimiento de una norma constitucional, con un procedimiento cierto y funciones implícitas en la ley reglamentaria.

Por otra parte, aunado a lo anterior, si la comisionada ya se encuentra en funciones, es seguro que le fue asignado presupuesto, lo que podría constituir un delito imputable de facto a ella, al responsable de Finanzas y por supuesto a la Oficina de la Gubernatura si es que depende de ésta.

Por último y aludiendo a las repetidas citas de Benito Juárez García en foros, discursos y presentaciones, que el propio Gobernador hace desde su campaña y toma de protesta, incluso repetidas incesantemente por sus colaboradores y contra dichas en los hechos por simulación e ignorancia, cito:

"No temáis, pues, que el inmenso poder que hoy se deposita en mis manos, se convierta en un instrumento que os oprima, ni que sirva para favorecer a una familia, a una clase o a un partido. No oaxaqueños. El primer gobernante de una sociedad no debe tener más bandera que la ley: la felicidad común debe de ser su norte, e iguales los hombres (y las mujeres) ante su presencia, como lo son ante la ley". Benito Juárez, al rendir protesta como gobernador de Oaxaca.

¿Estará cumpliendo con la consigna juarista? Parece que no.