jueves, 4 de septiembre de 2014

¿Yo feminista? Marta Lamas: Despenalizar el aborto, a la vuelta de la esquina


¿Yo feminista?
Marta Lamas
Despenalizar el aborto, a la vuelta de la esquina
·      Necesitamos transformar el feminismo, emprender nuevas investigaciones e incluir a los hombres

Soledad JARQUÍN EDGAR
Marta Lamas tenía poco más de veinte años cuando asistió a una conferencia de la feminista,  novelista y ensayista, Susan Sontag. El feminismo del que habló Sontag resonó en su memoria durante días y se dio cuenta que su madre era feminista y, mejor aún, que con esas ideas feministas había sido educada.
Doctora en Antropología por el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UMAN, Marta Lamas se asume como feminista desde 1971, pero desde 1967 ya era una activista de izquierda. Hace 25 años emprendió uno de sus trabajos más apasionantes, la edición de la revista Debate Feminista, que en octubre próximo publicará el número 50 y con eso anuncia se cierra un ciclo para ella. A partir del próximo año será una universidad la responsable de su elaboración, dice con un dejo de nostalgia que cambia cuando determina que tiene dos obras por concluir y otros sueños que seguir.
Con parsimonia afirma que cuando se asume feminista lo único que hizo en 1971 fue dar un giro a su activismo, al lado de memorables mujeres como Martha Acevedo, quien en aquella conferencia de Sontag pasó una libreta invitándolas a asistir a un grupo feminista. Por supuesto que Lamas se anotó.
Esa es una etapa las mujeres del grupo empiezan a buscar las cosas en las que coincidían, lo que las unía, sus vivencias como mujeres, independientemente de la clase social y de la edad, descubren que tienen muchas coincidencias, para luego mirar qué hacer, hacia donde debían encausar su trabajo, su activismo.
Nació en una familia donde se privilegió leer y escribir, dos de sus aficiones y de sus pasiones. De ahí que pasó del activismo de izquierda al activismo feminista y su vocación intelectual también dio un giro al aplicar sus esfuerzos al feminismo.
En aquellos primeros años militó en Mujeres en Acción Solidaria con Martha Acevedo, Antonieta Rascón y Lucero González. El grupo se escinde y formamos el Movimiento de Liberación de la Mujer (MLM) en 1975.
En 1985 tras el terremoto, Patricia Mercado había formado el segundo MAS, Mujeres en Acción Sindical y Mujeres Trabajadoras Unidas (Mutuac) en los que también participa Marta Lamas. En 1989 planteó a Mercado la necesidad de crear una Coordinadora Feminista, un pequeño grupo compuesto por siete, porque eran siete organizaciones, darían respuestas más rápidas ante las declaraciones estúpidas de obispos o de algún funcionario.
Con cierta socarronería relata la razón de su propuesta: “cada vez que había que responder nos tardábamos días, pues la dinámica colectiva nos llevaba a interminables discusiones de tres o cuatro horas para decidir una cosa. A la siguiente sesión no faltaban que algunas integrantes que no habían asistido a la sesión anterior preguntaran por qué habíamos decidido tal cosa”.
Lamas agrega que lamentablemente las otras mujeres no entendieron que se trataba de crear un grupo operativo, “pensaron que lo que queríamos es ser las jefas y yo dije ¡qué hueva!”.
Así tras 20 años de feminismo militante tomó la decisión “de hacer otra cosa, lejos de la dinámica colectiva”, en 1990 fundó la revista Debate Feminista. En ese año junto con Patricia Mercado decide formar una organización no gubernamental, “yo voy a ser la jefa, tú la segunda y vamos a contratar gente”, consideró entonces que así como era importante el trabajo con las mujeres de base, también era fundamental trabajar con tomadores de decisiones, así nació el Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), organismo que trabaja por la defensa y promoción de los derechos reproductivos de las mujeres.
A principios de los noventa formó la Sociedad Mexicana Pro-Derechos de la Mujer, A.C. (Semillas) que trabaja con grupos y mujeres líderes, y en 2000 el Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir cuya misión es contribuir a la construcción de una sociedad democrática de derechos y libertades.
El triángulo de oro estaba completo: activismo, funcionarias aliadas en los gobiernos e intelectuales afines a la causa, dice la autora de Feminismos: transmisiones y retransmisiones.
De sus proyectos, Debate Feminista y GIRE son sus dos grandes pasiones y a las cuales les ha dedicado más tiempo. Alguna vez tuvo que retomar Semillas, pero una vez encaminada dio pasos atrás, “creo que las organizaciones son como los hijos, hay que dejar que sean autónomo, hay que dar un paso atrás, que hagan sus errores y sus aciertos”.
Despenalizar el aborto, a la vuelta de la esquina
Uno de sus compromisos profesionales y como feminista es y ha sido la despenalización del aborto. En marzo de 2007, cuando se aprobó la despenalización de aborto en el Distrito Federal fue muy feliz y nada perturba sus ideas ni sus objetivos, porque los avances en política no son lineales, “se avanzan dos pasos y se retrocede uno”, explica en relación a las modificaciones que se hicieron en diversas entidades del país con relación al aborto, el más reciente en Guerrero, este año.
Su activismo y trabajo por el derecho de las mujeres a decidir, le han costado insultos y agresiones, propinadas por organismos como Provida y otros que no piensan como ella. Le han impedido participar en ciertas cosas o llegar a ciertos lugares, “es el precio que pago por haber elegido un tema complicado, no me parece raro caerle gorda a ciertas gentes”, dice con tranquilidad.
El problema para los otros es que Marta Lamas se asume como una mujer privilegiada en términos personales y también económicos, es hija de extranjeros y viene de una familia de ateos liberales, por tanto, afirma “no tengo conflicto en pelearme con la iglesia, no tengo arañas”.
Trazó sus caminos y no se equivocó. Asegura que del lado del feminismo está la tendencia de la modernidad, “veo a los jóvenes que aunque no sean feministas, aunque no sean de izquierda, están viviendo un momento en donde la sexualidad es mucho más libre, saben que existen otras opciones, eso en algún momento va a cuajar”.
Por el otro lado, en México hay cada vez más gobernantes jóvenes, “que no tienen esas mismas telarañas que tenían los de antes, creo que es una batalla ganada en términos generales, con esos asegunes”.
Sin duda, piensa, que a siete años de la despenalización del aborto en la ciudad de México, a donde llegan mujeres de todo el país, las cosas han cambiado. Además considera que lo que hicieron en algunas entidades del país fue un gesto simbólico de reformar la Constitución, pero no pudieron tocar el código penal.
Frente a eso considera que “a la vuelta de la esquina la está despenalización del aborto en todo el país, mientras tanto no podrán eliminar lo que ya existe”.
Señala que el papel de la iglesia católica está cambiando, “los chavos y chavas ya no están en lo mismo que nuestras abuelas y nuestras madres, el miedo al diablo, al pecado, al infierno no es una realidad en estos momentos entre la juventud”. Ello llevará a este Papa o al siguiente a cambiar su postura, porque ya es demasiado grande la brecha entre las prácticas de las personas y los mandamientos o los ordenamientos de la iglesia.
La académica de la UNAM y del ITAM explica que los cambios culturales son lentos, el problema es que medimos esos cambios en relación con nuestra vida, pero debemos tener claro que los cambios culturales van de siglo en siglo, no obstante piensa que en 20 o 30 años el aborto dejará de ser un tema de debate público y en cambio será un servicio de salud, la calve es no dejar de luchar.
La internet, la globalización y la facilidad de los métodos abortivos hará que las cosas cambien. “El que puedas abortar en tu casa con unas pastillas e ir al médico a revisión, cambiará la situación, muchas mexicanas dejarán de padecer frente a un embarazo no deseado, terminará la clandestinidad, el uso de la sonda o el té de ruda, habrá mas información y disposición de las pastillas abortivas.
Lamas considera que los “enemigos” son el fanatismo religioso y la ignorancia, sin embargo en este camino ha encontrado panistas ilustrados que están a favor, aunque aclara que del fundamentalismo religioso no hay un grupo que se salve, como ejemplo cita lo sucedido en el Estado de Guerrero, donde los perredistas echaron para atrás la despenalización del aborto. Asunto que por cierto le huele a corrupción: “yo creo que los compraron”, dice con respecto a los diputados del PRD que votaron en contra.
A pesar de todo es claro que el derecho de las mujeres a abortar ya es otra cosa en el imaginario colectivo.
Los avances son grandes
Para la especialista, la despenalización del aborto en el Distrito Federal es uno de los avances más importantes que ha visto en los últimos 41 años que tiene de militancia feminista; como también el que hoy muchas personas, algunas en cuerpo de hombre, “ya tienen un discurso feminista”, dice en referencia a editorialistas, figuras políticas y muchos jóvenes que “se desembarazaron de mil prejuicios que había antes, veo un cambio generacional”.
Los retos también resultan interesantes y se muestra preocupada porque “las figuras consagradas” no han establecido canales de diálogo para encausar una relación con las personas más jóvenes, para dialogar con ellos. Además, la mirada feminista está sesgada al tema de la violencia hacia las mujeres, “sin darse cuenta que eso es una consecuencia y no una causa de un sistema político y económico, creo que hay mucha energía de los grupos, encausada en cuestiones asistencialistas, asistencialismo feminista, no sólo del gobierno. Hay toda una actitud del apapacho a la víctima, al regodeo con la víctimas, que impiden una acción más radical, más critica y más confrontativa”.
Que los hombres entiendan el feminismo
A las mujeres, consideradas por grupos y según sus necesidades, nos quedan muchas batallas, sostiene Marta Lamas quien plantea que la mayor es que los hombres entiendan el feminismo y propone que se le cambie el nombre porque resulta difícil que se vuelvan “feministos”. Otra gran batalla es el tema de la conciliación y del cuidado.
Se entiende  que hay que luchar por el aborto, pero no por los permisos paternos y se piensa que son para que el papá ayude a la mamá en la casa o en la crianza, no es para eso. Se trata de que las mujeres tengan un lugar igual en el mundo del trabajo. Como ejemplo citó el caso de los países escandinavos donde existen los “cuidados paternos por tres meses y como no es obligatorio los hombres no tomaban ese permiso. De ahí que optaron por otorgar incentivos tales como reducir la edad de jubilación. Se trata de que los patrones contraten por igual a hombres que a mujeres, pues ya saben que en caso de embarazo tendrán que conceder permisos a ambos y no sólo a las mujeres, lo que reducía las posibilidades de contratación para ellas.
También aclara que no debemos hablar de “las mujeres”, así en plural porque se generaliza. Es necesario especificar a cada grupo, porque cada uno tiene sus propias necesidades, debemos pensar en las empleadas, en las trabajadoras sexuales, en las secretarias y en las que pertenecen a tal o cual grupo étnico, clase social, edad…Solo así sabremos cuántas batallas nos faltan por ganar.
Lo que resulta evidente es que donde hay más ignorancia y pobreza están peor las cosas. Mujeres y hombres alimentados por programas televisivos, no leen, no han ido a la escuela, están en trabajos rutinarios, de ahí que su perspectiva de lo que tiene que cambiar del país es muy inmediatista: quieren tener más lana, vivir mejor, pero no están pensando políticamente en términos de la necesidad de unirse a otros grupos, pero tampoco los podemos criticar, están verdaderamente en la sobrevivencia.
Pasos firmes, camino claro
Con el camino claro, madura en edad, reitera se dedicará a escribir libros. Recién presentó en la ciudad de México el tercer libro de una colección hecha por Océano y Debate Feminista. Cuerpo, sexo y política (los otros dos son: Misógino Feminista de Carlos Monsiváis y Ensayos impertinentes de Jean Franco). Este nuevo libro contiene ensayos sobre la vinculación del cuerpo y el sexo: Comercio sexual, el aborto, la transexualidad.
Además está trabajando en otro sobre comercio sexual, ella piensa que “hay mucha confusión entre comercio sexual y trata (de personas) y entre pensar que todas las mujeres que están en el comercio sexual son víctimas”. Este libro estará listo para el año 2015. Lamas es profesora investigadora de la UNAM y del ITAM, además de dar clases tanto en la licenciatura como a nivel postgrado.
Sostiene que hay poca investigación, incluso entre las feministas, “después de 30 años a nadie se le ha ocurrido darle un giro a la investigación sobre la violencia hacia las mujeres, aunque verdaderamente tendría que surgir un genio para ofrecernos nuevos hallazgos”, estamos encasilladas, dice un tanto sarcástica.
Se requiere, insiste, una mirada nueva, sin reducirlo únicamente al feminicidio y la violencia hacia las mujeres, porque las estadísticas nos muestran que el 97 por ciento de los asesinatos son cometidos en contra de los hombres ¿Por qué no nos sorprende esa violencia de género? ¿Por qué nos parece normal? ¿Por qué nadie investiga? Es preocupante la violencia de los hombres hacia los hombres, una dinámica que alcanza a todo el país.
Marta Lamas considera que no se cambia por decreto y cree que es necesario volver la mirada hacia los hombres, que son parte de la condición humana – y si aparte de hombres hubiera bichos verdes fosforescentes, también tendrían que opinar-. No se puede plantear un cambio social sin tomarlos en consideración, también hay sexismo contra los hombres y ellos no pueden protestar, por ser fuertes, porque les está prohibido quejarse, pero si solo ves mujeres, borramos a la mitad.
Los institutos necesarios…pero son una monserga
Editorialista de la revista política Proceso y del periódico El País que se edita en España, opina que los institutos de la mujer son necesario pero también son una monserga. Por un lado existen avances y por otro se burocratizan.
Llegará un momento, agrega, en que tendrán que cambiar a Ministerios de Género, para trabajar a través de ellos la masculinidad, por lo pronto algunos de estos institutos están haciendo una labor importante pero están rebasados por la cantidad de mujeres que requieren atención, lo que les impide hacer una acción estratégica de largo plazo.
Marta Lamas sabe que sus propuestas no siempre son bien recibidas, “caen mal mis puntos de vista, no están de acuerdo que vaya al Mañanero con Brozo, porque dicen que respaldo el sexismo y eso de la mujer objeto, pero voy porque Carlos Monsiváis me dijo que fuera porque iba a llegar a un público que no lee y que no va a la universidad”.
Así, contra todas las opiniones lleva cuatro años en el programa de la empresa Televisa, cada martes cuenta con 10 o 15 minutos para plantear un tema, “el que me pega la gana” y sabe que han protestado empresarios y gente de la iglesia, pero me aguantan y mientas no me digan algo ahí seguiré aprovechando el espacio considerando que la televisión es un espacio al que es difícil acceder.
Cuando tomé esa decisión no todas estuvieron de acuerdo y hay quienes incluso marcaron su distancia, sin embargo hay quienes si valoran que mi presencia en la televisión comercial tiene una eficacia política, como sucedió con un violador que tenía amigos en la Policía Judicial, cuando lo dije en el programa, esos amigos desaparecieron y el violador está en la cárcel.
Así, tranquila como aparentemente se ve, sostiene que lamenta que no les guste a todas las feministas, y advierte que cuando cambie este país y tengamos más medios, otra cosa será.