Lucha lésbica,
excluida del feminismo heterosexual
* Entraron las
masculinidades, pero sigue invisibilizado el lesbianismo
La lucha de la comunidad lésbico-gay ha sido
fuertemente sancionado y excluido desde el feminismo heterosexual, lo que llevó
a este grupo social de mujeres a reivindicar y reconocer que también son
sujetos de derechos políticos, afirma Elva Rivera Gómez, profesora
investigadora de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).
Al participar en 2º. Seminario Internacional los Debates
sobre la Globalización desde la Perspectiva de Género, organizado por la
Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México,
destacó el trabajo realizado por feministas lesbianas de República Dominicana,
quienes en América Latina abren la brecha sobre el tema, como mujeres
afroamericanas y lesbianas, lo que las lleva a vivir triples o cuádruples
exclusiones y marginaciones.
Al presentar su ponencia "Por la defensa de mis
derecho. La crítica y las propuestas del movimiento de las mujeres ante los
efectos de la globalización”, la doctora Rivera Gómez se refirió al trabajo
realizado por Yuderkys Espinosa y Ochy Curiel Pichardo, quienes desde la década
de los setenta y ochenta, plantearon su radicalismo al revindicar y fundar un
movimiento político dentro del feminismo lésbico, que actualmente tiene una
influencia importante en la región latinoamericana.
La identidad sexual, añadió, provoca
posicionamientos importantes de los otros feminismos, ante la emergencia del
movimiento por los derechos de la diversidad sexual, sobre todo de las “trans”,
es decir hombres que han transformado sus cuerpos en mujeres, como sucedió en
2009 en México durante el Encuentro Latinoamericano Feminista, realizado en la
ciudad de México.
Por otra parte, la investigadora planteó que “cómo se han institucionalizado los estudios de la
disidencia sexual en la academia, encontramos que de 2004, año en que surgen
los primeros congresos de escritores/as de la disidencia sexual, a 2014 las
investigaciones sobre las lesbianas se diluye y apenas se dedican unos cuantos
trabajos”.
En
cambio, añade, en la mesa de discusión están los estudios de las
masculinidades, por que el feminismo abrió las puertas a la inclusión no sólo
del tema sino de la participación en el debate teórico de los hombres y son
algunos de ellos los que están legitimando las teorías feministas, es más se
asumen como tal, sin embargo hay otros estudiosos de las masculinidades que se
asumen como “feministas” que reproducen la jerarquía patriarcal al interior de
sus grupos y colectivos masculinos o con sus pares académicas.
Frente
a esa perspectiva, Rivera Gómez se pregunta: ¿Cuáles son los privilegios que
los hombres han tenido en la academia? ¿por qué algunos hombres ahora que
estudian las masculinidades siguen teniendo un espacio de privilegio para
estudiar a los otros y a las otras, en particular a estos sectores de la
población?
Por
eso considera importante recuperar las historias de vida de todas aquellas
mujeres, a partir de la interseccionalidad, introducida gracias a los estudios
poscoloniales, “no podemos seguir mirándonos o repensándonos sin el concepto de
clase, raza, etnia e identidad sexual, porque a partir de estas categorías
conoceremos la subordinación y los silencios que viven las nuevas generaciones
ante los grupos de poder, sobre todo las jóvenes lesbianas que han tenido que
vencer serios obstáculos para ser
reconocidas como sujetos políticos ante una sociedad discriminatoria, altamente
conservadoras y de doble moral”.
En
su intervención, la profesora investigadora de origen oaxaqueña, explica que a
través de los módulos que imparte sobre Historia de los feminismos, a las
jóvenes lesbianas, se reivindican las luchas por los Derechos Humanos que las
mujeres han emprendido durante los últimos tres siglos y ellas pueden comprobar
las luchas que han tenido que afrontar sus antecesoras desde la teoría
feminista lésbica.
Rivera
Gómez explica que las nuevas generaciones de lesbianas desconocen la historia
de la lucha por los derechos de las organizaciones lésbicas en las últimas
décadas del siglo XX, como son la organización Lesbos o el Claustro de Sor
Juana, las primeras enfrentaron una lucha política por sus derechos y la
segunda organización, compuesta por numerosas académicas, de igual forma
impulsaron una agenda lésbica cuando tuvieron a su primer diputada lesbiana en
la persona de Patria Jiménez, en el Congreso Federal.
En
su exposición, la investigadora de la BUAP dio a conocer algunas respuestas de
las jóvenes a la pregunta ¿para qué crees que va a servirte el feminismo en tu
vida personal?
Una
de ellas respondió que “El feminismo será establecer el lugar indicado para la
mujer, defender los derechos y resaltar la importancia, como mujer me
corresponde defenderme cuidarme y darme mi lugar entre los hombres, como
lesbiana comprender que también tengo lugar y debo defenderlo”
Para
otra de las entrevistadas: “El feminismo en mi vida es como conocimiento de una historia importante
que de generación en generación y es la lucha por los derechos sociales y
políticos así como el reconocimiento de normas y no normas para la convivencia
con las, les, los para romper mis paradigmas”.
Para
otra: “Reconociéndome como mujer y realizar mi visibilización como lesbiana en
mi entorno, modificando mis ideas, rol y expectativas y metas”.
Una
más: “El feminismo puede trasformar el pensamiento individual, para reconstruir
cada sector de mi vida social, para auto-reconocerme fuera de un marco de
subordinación, aun cuando sea el más sutil”.
“Todo
esto nos permite pensar que tenemos en la mesa de discusión, la formación de
seres humanos que se van a insertar en el mercado neoliberal, habidos de
competencia destrezas y aptitudes” dice la maestra Elva Rivera Gómez quien
finalmente lanza una pregunta más: ¿En qué momento les vamos a enseñar a ser
ciudadanas completas?