jueves, 13 de noviembre de 2014

El Cuerpo, nuestro primer territorio



El Cuerpo, nuestro primer territorio
Segunda parte

 "Todo cuanto ha sido escrito por los
Hombres acerca de las mujeres
Debe considerarse sospechoso, Pues ellos son juez y parte a la vez".
Françoise Poulain de la Barre.

Noemí DOMÍNGUEZ GASPAR
En la organización genérica se conjugan concepciones del mundos y sus correspondientes órdenes sociales, por ejemplo: el de la división clasista según el modo de producción, con sus formas específicas de explotación, de riqueza y privilegios y,  con sus definiciones concretas de productividad y adecuación económica; el de las concepciones religiosas dominantes, con sus preceptos dogmáticos sobre el bien y el mal, sus ideales de salvación y condena y sus prácticas inquisitoriales; el de lo étnico y lo nacional con sus convenciones jurídico-políticas.
En cada uno de los órdenes mencionados, así como en la compleja estructura que resulta de la conjugación de todos ellos, prevalece la supremacía de un género sobre el otro: como se ha señalado, por el solo hecho de haber nacido hombre o mujer, cada sujeto queda inserto diferencialmente en las estratificación social que define niveles de poder y de dominio; tal inserción constituye su determinación política en tanto que delimita con bastante rigidez los ámbitos de las relaciones de cada sujeto y las formas que pueden tomar las interacciones en que le es dado involucrarse.
Marcela Lagarde analiza el patriarcado como uno de los espacios históricos del poder masculino asentado en las más diversas formaciones sociales y manifiestas en todas las formas políticas, económicas y sociales, clases, feudalismo y burocracia- y en las principales religiones. La autora recuerda que el patriarcado muestra una notable diversidad tanto histórica como geográfica y,  formula sus características generales.
El patriarcado no es una estructura que sea visiblemente omnipresente, esta configurada por diversos agentes que regulan y sancionan las transgresiones a desiderátum.
En algunas casos estás transgresiones pueden tener mayor señalamientos o castigo cuando se tratan de mujeres, cuyo rango o umbral de transgresión es mucho mas restrictivo que el de los hombres, recordemos que en el caso de Juquila, se trata de un enclave importante de la religión católica la cual es en algunas ocasiones, (dependiendo de la corriente teológica) puede tener una postura conservadora  en cuanto a los temas del ejercicio de la vida sexual en jóvenes, la diversidad sexual y otros tema. El poder patriarcal se articula con las opresiones de clase, nacional, étnica, religiosa, política, lingüística y racial.
La misoginia expresa el odio contra las mujeres. Uno de los productos más elaborados del sistema patriarcal, tiene expresiones culturales, sociales, políticas, jurídicas, impacta la vida de las mujeres y hombres de manera muy particular, la misoginia es muy dañina, porque el odio se manifiesta, se expresa y  siempre deriva en algún daño.
Especialización genérica y poder.
Tal como operan en cada sociedad, los géneros son resultado de significaciones específicas adjudicadas históricamente a los sexos: conforman complejas síntesis simbólicas concretadas en estructuras biosocioculturales que definen modos de vida, identidades y subjetividades. En esos procesos de significación actúan simultáneamente fuerzas conservadoras y potencias innovadoras. Ambas contribuyen a que los sujetos tengan la sensación de que nada ha cambiado nunca en la definición de los géneros y,  a que lo nuevo, una vez aceptado, aparezca como si siempre hubiese existido.
“La acción de formación, de Bildung, en su sentido exacto, que opera esta construcción social del cuerpo  sólo adopta muy parcialmente la forma de una acción pedagógica explícita y expresa”. [Bourdieu, Op. Cit. 38]
Lo dicho significa que existe un orden genérico de la vida social o, lo que es lo mismo, que la organización genérica de las sociedades es resultado y reflejo de las atribuciones definidas en forma diferencial para mujeres y hombres y, de las relaciones entre ellas, entre ellos y entre ellas y ellos. En esta perspectiva, las instituciones –las consuetudinarias tanto como las jurídicas–  definen y conforman los espacios en que se ejercen las atribuciones genéricas y en donde, de manera evidente o apenas perceptiblemente, se realiza, se fortalece, se reproduce y se transforma el desiderátum cultural definitorio de los sujetos.
“El género es el mecanismo a través del cuales producen y se naturalizan las nociones de lo masculino y lo femenino, pero el género bien podría ser el aparato a través del cual dichos términos se deconstruyen y se desnaturalizan. [Butler, 2006; 70].
Cada sociedad posee su propia organización genérica. Los principios estructurales de ésta operan de forma articulada y conforman un todo con los otros principios de la organización social (nacional, clasista, generacional, política, religiosa), con los que se conjuga de manera inextricable. La asignación de género es un proceso cultural complejo cuya incidencia se mnifiesta en todas las dimensiones de   la vida humana.
Al tratar de la sujeción y de la regulación es importante tener en cuenta al menos dos advertencias derivadas del pensamiento de Foucault:
1) el poder regulador no sólo actúa sobre un sujeto preexistente, sino que también labra y formal sujeto; además, cada forma jurídica de poder tiene su efecto productivo;
2) estar sujeto  a un reglamento es también estar subjetivado por él, es decir, devenir como sujeto precisamente a través de la reglamentación. [Ibíd.]
Al hablar aquí de organización genérica de la sociedad, se hace referencia específica a la dimensión propiamente social del género. Es decir, a aquélla en que se observa la estructuración práctica de las interacciones y de las relaciones cotidianas. El desiderátum develado es la referencia interpretativa, las acciones concretas constituyen el núcleo analítico.
Esta situación es aún más complicada porque en el entramado de la red organizativa genérico-etaria, se entretejen los otros órdenes de organización de la cultura y de la sociedad. Cada sujeto tiene también un lugar social asignado por su origen de clase y,  las contradicciones del modo de producción forman parte fundamental de la organización genérica. Sucede algo semejante con las concepciones religiosas en que se basan otros preceptos organizativos y,  con las identidades étnicas y nacionales.
Regulación del cuerpo
Como toda estructura social, la organización genérica define un orden de relaciones y delimita una arena; es en ésta donde cada sujeto actúa las potencialidades que realmente posee, en donde ejerce o padece los dominios que su ubicación social le exige o le permite, en donde sobrevive o perece.
El trabajo de construcción simbólico no se reduce a una operación estrictamente performativa de motivación que orienta y estructura las representaciones, comenzando por las representaciones del cuerpo (lo que no es poca cosa);se completa y se realiza en una transformación profunda y duradera de los cuerpos (y de los cerebros), o sea, en y a través de un trabajo de construcción práctico que impone una definición diferenciada de los usos legítimos del cuerpo, sexuales sobre todo, que tiende a excluir del universo de lo sensible y de lo factible todo lo que marca la pertenencia al otro sexo -y en particular todas las virtualidades biológicamente inscritas en el <>que es, de creer a Fred, cualquier niño- , para producir ese artefacto llamado un hombre viril o una mujer femenina. [Bourdieu, Op. Cit. 37]
La asignación de género es el inicio de un proceso inacabable de especialización de los sujetos. Esta especialización origina diferencias y la valorización social de las diferencias así creadas da lugar a jerarquías, esto es, de poder y de dominio.