lunes, 10 de agosto de 2015

La imagen de las mujeres en la Guelaguetza



Noemí DOMÍNGUEZ GASPAR
Ha pasado ya la época de “la máxima fiesta de los Oaxaqueños”, en medio de un conflicto político y una crisis social donde la población de la capital del estado de Oaxaca se encuentra desarrollando de la vida en “temporada alta”, calles transitadas por miles de turistas,  policías federal y miembros de la gendarmería intimidando con su sola presencia cualquier acción de protesta social indeseable en esté ambiente festivo que suele ser señalado como apolítico, pues se trata de una fiesta, que cómo la navidad, es época de amor y paz y no habría porqué empañarla con nimiedades, cómo las injusticias, los feminicidios, la discriminación cotidiana con múltiples matices  y otras “nimiedades” que demandan “gente revoltosa y sin quehacer”.
Ante eso pudimos ver el despliegue de representaciones, el consumo del folklor, la fiesta y el ensueño de la puesta en escena de una “hermandad” entre los pueblos originarios de Oaxaca y turistas locales, nacionales y extranjeros. Un performance montado en tiempos y formas que han sido establecidos por quienes organizan y dirigen la Guelaguetza “oficial” y “popular”,  que si bien es cierto difieren en objetivos políticos, siguen avalando y reproduciendo imágenes y representaciones populares de las mujeres de acuerdo a “la tradición”.
Ejemplo de ello es que en ambas Guelguetzas se siguen representando a las mujeres tal cual lo marca su costumbre y sus características “naturales” de acuerdo a su poblado de origen, las serranas del norte siguen siendo bailando en algunas delegaciones cabizbajas por que”en el principio de los tiempos” eran muy tímidas y abnegadas, la imagen que corresponde a su condición “histórica”, en cambio las mujeres  representantes de la región de la costa en absoluto ejecutan sumisión alguna, son “por naturaleza” sensuales, alegres y pícaras, todas gustan de la seducción masculina y disfrutan lanzar versos sexistas a sus parejas de baile, las vashistas presentan diferentes estilos de su jarabe del valle y bien podrían ser personajes de alguna película de Ismael Rodríguez o el Indio Fernández,  las istmeñas en cambio siempre son altivas y galantes, no hay otra concepción de mujeres istmeñas-zapotecas, los otros pueblos que no tienen participación en ambas Guelaguetza quedan anuladas/os de la fiesta de la “diversa e incluyente máxima fiesta del folklor”.
Tengo que aclarar que particularmente no tengo nada en contra de ninguna Guelaguetza escénica, yo misma participe en algún grupo de danza folklórica, tengo amistades que participan de delegaciones y nunca me pierdo ningún lunes del cero (aunque sea por internet pero lo veo), pero mi gafas feministas me impiden omitir cualquier expresión que naturalice ciertas representaciones que naturalicen el “deber ser” y la corporalidad de mujeres y hombres, se me ocurre que por ejemplo las mazatecas podrían bailar sin la cabeza agachada, que las chinantecas podrían cantar bellos versos al amor y a la diverso ecosistema que les rodea en vez de un triste relato de violencia y alcoholismo, pienso que las costeñas podrían divertirse con sus compañeros sin tanta alusión a la hipersexualización a la cual son destinadas.
No se trata de una reflexión mojigata, ultra o antiGuelaguetza, sólo pienso que si seguimos reproduciendo mitos “inventados”  a través del relato oral, de soportes musicales, de la danza y el teatro, lo único que  obtendremos es la naturalización de condiciones que han sido adversas para la vida de mujeres y hombres a nivel individual y colectivo.
Y es que ahora me parece percibir algunas posturas ProGuelaguetza o AntiGuelaguetza, quienes le detestan y quienes le disfrutan, y no me identifico con ninguna, disfruto el ambiente de esos días en la ciudad (si trabajará en el sector servicios opinaría lo contrarío) es un gusto culposo, lo asumo sin perder de vista todo aquello que no me parece, pienso que la Guelaguetza no desaparecerá a pesar de que reproduzca en diversos matices el racismo, clasismo, homofobia y otras formas de segregación social, mi posicionamiento podría parecer tibio, pero cómo mi misión en el mundo no es mesiánica, lo que puedo aportar son pensamientos e ideas que tal vez podrían generar otro tipo de representaciones, corporalidades y formas de estar en la vida, o al menos, contribuir al cuestionamiento del status quo, consciente soy que gozo de un privilegio que me permite escribir y cuestionar estos temas que podrían parecer banales, pero que justo son importantes pues no quedan pocos espacios en los que se nos permita expresar nuestros sentires y pensares, como la fiesta y la vacación.
Vendrán mas Guelaguetza y usos políticos con ellas, también acciones retrogradas guardianas del deber  ser y la buena moral ¿Cuál será el punto medio que no haga realmente solidarizarnos en la fiesta-espectáculo?