¿Yo
Feminista?
Anel
Flores Cruz: feminista hasta que el mundo cambie
* Espero que algún día, todas las mujeres, podamos
disfrutar de la mitad del cielo y la mitad de la tierra
Soledad JARQUÍN EDGAR
Nació en la década de los ochenta en
Tehuantepec. Dice que será feminista hasta que el mundo cambie o hasta su
último suspiro.
Su rostro define a una niña de blanca sonrisa.
Cuando habla es certera, muy segura. Se formó en el feminismo muy pronto y así,
explica, asoció el feminismo con el sentido de
justicia, porque creo que la humanidad sigue en deuda con las mujeres y porque
me siento con la responsabilidad de corresponder a las mujeres que han marcado
mi vida: mis abuelas, mi madre, mi hermana, mi cuñada, mis sobrinas, mis
primas, mis amigas…
También soy feminista porque el
feminismo me ha dado herramientas para traducir algunos “malestares femeninos”,
los propios y los de otras mujeres.
Como muchas otras jóvenes de su
generación sus padres son profesionistas. Él, Maximino Flores es profesor de
Matemáticas. Ella, Teresa Cruz, profesora de Pedagogía. El esfuerzo de su papá
y su mamá es uno de los más grandes orgullos de Anel Flores Cruz. Desde muy
pequeños y debido a las carencias familiares estudiaron en internados rurales, padeciendo
la lejanía, extrañando a la familia y sin ningún recurso extra que no fuera el
necesario y a veces sin eso. “De ellos aprendí que el derecho a la educación
tiene que ser prioritario”.
Anel pertenece a una nueva
generación de feministas, pero lleva al menos tres lustros, un poco menos de la
mitad de su vida, preparándose para ello, es una lectora voraz y una admiradora
de sus ancestras. Así es como esta filosofía es una actitud ante la vida:
La primera vez
que encontré una definición de feminismo fue cuando yo estaba por concluir la
universidad, hace 13 años, el Internet de ese entonces era demasiado lento,
pero recuerdo que cuando leí sobre feminismo me emocioné mucho, porque había
estado trabajando con unas compañeras un proyecto en el parque industrial de
Magdalena Apasco, Etla, y me di cuenta que lo que aparentemente era un problema
de comunicación interna (como nos habían dicho), en realidad se trataba de un
problema de discriminación en diferentes niveles: la rotación de personal no se
debía a una mala comunicación, se debía a que las obreras trabajan en pésimas
circunstancias, eran acosadas sexualmente, las condiciones de infraestructura
eran inadecuadas para su salud, ganaban una miseria como sueldo y, además, eran
menores de edad. Todo lo que vi me pareció indignante y el feminismo en ese
momento me ayudo a quitarme el velo.
El segundo
momento en el que escuché sobre feminismo fue decisivo, yo trabajaba entonces
en el Instituto de la Mujer Oaxaqueña (en 2003), tomaba un diplomado de
Investigación con perspectiva de género y una de las maestras fue Marcela
Lagarde. Cuando la escuché por primera vez sentí que todo lo que decía me
checaba, ella usaba el lenguaje que yo quería usar para explicar tantas cosas
que hacían que el mundo me pareciera una farsa. Después de la primera clase no
dormí de lo emocionada que estaba.
Abre sus
grandes ojos negros, efectivamente la emoción sigue en su piel.
El feminismo y
sus categorías me emocionaron mucho, entonces decidí que quería estudiar una
maestría en la UAM que se llama Estudios de las Mujeres, pero no logré entrar,
no obstante decidí quedarme a vivir en el Distrito Federal por dos años. En ese
tiempo, mientras buscaba trabajo, me hice el hábito de ir a leer libros sobre
feminismo y género en la Biblioteca Central de la UNAM, iba los días que podía
por la mañana, leía por un rato y luego me iba a comer unos tacos de canasta a
la Facultad de Filosofía.
En ese entonces
conocí El segundo sexo de Simone de
Beauvoir y algunos textos de Graciela Hierro y Rosario Castellanos. Dos años
después me regresé a vivir a Oaxaca, y continué estudiando en diversos
diplomados organizados por el IMO. El más reciente que tomé fue organizado el
de Estudios de las Mujeres, Género, Feminismo y Descolonización por la UABJO, en
donde conocí a muchas mujeres muy chidas.
Considero que
me falta mucho, el feminismo se tiene que aprender y aprehender todo el tiempo,
porque —como dice Patricia Castañeda– ninguna mujer nace siendo feminista, el
feminismo exige conocimientos sólidos. Y también estoy segura que el feminismo
se comprende en la cotidianidad todos los días, se aprende de las feministas de
mucha trayectoria y de las que apenas se descubren, se aprende de las
activistas, de las que hacen política, de las académicas, de las periodistas y
de las que deciden vivir el feminismo solo para transformar su vida.
En lo personal y luego en lo profesional el feminismo
tiene marcas para tu vida y tu trabajo. ¿Has dejado de hacer cosas por ser
feminista, cuáles?
Sí he dejado de
hacer cosas a partir de conocer el feminismo, pero ninguna me ha pesado, porque
de todas maneras no me sentía cómoda haciéndolas. Dejé de ser católica y
suspendí mi creencia por cualquier religión porque tengo muy claro que no puedo
empatar y conciliar lo que ahora pienso con ningún dogma religioso, por
ejemplo. También el feminismo me ha llevado a concluir, entre otras cosas, que
el amor no tiene porqué ser legitimado por alguna iglesia o por el Estado, las
posibilidades de amar son muchas.
Pero también te ha hecho encontrar otras, diferentes tal vez
a las que ven muchas mujeres de tu generación.
Claro, el
feminismo me ha dado la posibilidad de dimensionar el mundo desde sus
diferentes matices, he conocido a muchas mujeres que andan igual que yo por la
vida “haciéndola de pedo” —como nos dicen— y construyendo desde sus espacios,
y eso me encanta, me reconforta saber que muchas toman el feminismo como una
posición política, reflexiva y ética, que se asumen como feminista sin
necesidad de recurrir a algún eufemismo para edulcorarlo, reivindican el
movimiento y eso está muy chido.
Otra de los
aportes del feminismo que agradezco es la posibilidad que me da para
relacionarme de manera distinta con las mujeres, con las que son y no son
feministas, de pronto una se tiene que crear sus pequeñas burbujas para poder
tener una vida equilibrada y mentalmente sana, porque ser feminista en esta
sociedad patriarcal se torna muy difícil. Esto no significa que debamos
aislarnos de la sociedad, al contrario, debemos estar en metidas en ella e
interactuar, porque las ideas de libertad, autonomía, igualdad, equidad, tiene
que hacerse común en todos los espacios posibles, tiene que ser así mientras no
podamos mudarnos a otro planeta.
El feminismo
también me ha brindado herramientas en el aspecto profesional, soy comunicadora
feminista siempre que puedo, me gusta escribir sobre el tema, y me gusta más
que la gente lea lo que escribo porque quiero seguir haciéndolo.
Feminista académica o activista
Yo no me formé
como feminista desde el activismo social como muchas feministas de Oaxaca, me
hubiera gustado, pero mis circunstancias fueron otras y también agradezco que
se haya dado de esa manera. Aunque también —cabe señalar— el concepto de
“activismo” no solo se refiere a la protesta o manifestación en la vía pública,
es también sinónimo de militancia a
favor de una causa, así que de alguna manera he sido activista.
Al final, creo,
no hay una manera única de volverse feminista, ni tampoco una que sea más
genuina que otra, todas las mujeres tienen el derecho de llamarse feminista
cuando lo consideren necesario, es como quien se define como “poeta”, puede no
tener sentimiento estético al escribir y desconocer las normas literarias de
composición, pero esa persona cree que lo es y en ese sentido pueden suceder
dos cosas: que la gente le crea, o que la gente se dé cuenta que es un poeta
chafa que no proyecta nada. Así sucede con quien se autodefine como feminista
sin saber lo que representa el feminismo, es una mentira que no se puede
sostener por mucho tiempo si no demuestras con los hechos que realmente quieres
la autonomía de las mujeres en condiciones igualitarias.
¿Trabajas con algún grupo de mujeres?
Actualmente soy
integrante a la red de Mujeres Tejiendo
Saberes (Mutesa), es una red que apenas está consolidándose; también formo
parte del colectivo que festeja ya su primer año de existencia: Círculo de lectura Por nosotras mismas.
Hace algunos
años, junto con otras compañeras, fundamos Educar sin Violencia A.C. una
asociación que por el momento tenemos suspendida, pero en ella trabajamos
proyectos de investigación con perspectiva de género en algunas comunidades del
Estado y diseñamos e impartimos cursos sobre coeducación a profesoras y
profesores de Oaxaca.
El feminismo podrían pensar algunas personas es un
asunto trasnochado, tú eres muy joven, por qué militar dentro del feminismo y
qué le responderías a quienes piensan que ya no es necesario el feminismo.
Todos los días
encuentro razones para militar en el feminismo, porque todos los días veo en el
periódico que una mujer fue asesinada o que fue secuestrada o que fue
violentada o las tres cosas. Quienes piensan que el feminismo no es necesario
es porque desconocen que uno de los principales problemas en México es que las
mujeres mueren constantemente asesinadas a manos de su pareja, ex pareja o de
un hombre que considera que tiene el derecho de quitarle la vida a una mujer.
También hay hombres que dicen que el feminismo no es necesario, pero creo que
es porque temen perder sus privilegios.
Qué piensas de las feministas de la generación
anterior a la tuya. Qué les dejaron a deber a las jóvenes como tú.
Pienso que
todas las feministas dejan un legado, tal vez no sea muy visible, pero al menos
en el imaginario de las personas que le rodean ya fueron o son un factor de
cambio, ya despertaron dudas y ya mostraron una alternativa de vida distinta a
la tradicional. Es innegable que muchas feministas en Oaxaca han abierto
camino, no nos deben nada, la deuda no es de las feministas, la deuda es de la
sociedad que estructuralmente está encabezada por los hombres.
A partir del año 2000 se institucionalizaron algunas
instancias para el avance de las mujeres. ¿Cuáles crees que han sido sus
alcances, si los han tenido, si han servido de algo, nos equivocamos al pedir
este tipo de instituciones?
La creación de instancias
de las mujeres en México a partir del año 2000 obedece a los acuerdos y pactos
internacionales en los que se pide a los Estados y gobiernos que se involucren
y asuman su responsabilidad en los temas de discriminación contra las mujeres,
igualdad, y ejercicio pleno de los derechos de las mujeres. Si bien no se han
medido, hasta la fecha, los alcances
y efectos reales de las
instancias―porque supongo que son muy costosos y porque no hay interés–
considero que, más allá de las contradicciones de un sistema burocrático, sí ha
habido un avance en el fortalecimiento institucional, porque ahora los
gobiernos cuentan con instancias especializadas en el tema. En el ámbito de las
leyes también ha habido un avance, pero nos sigue faltando mucho.
Le llaman burocracia del género a quienes trabajan en
esas instituciones, tú que piensas?
Creo que a
cualquier persona que trabaje en la administración pública se le puede llamar
burócrata, porque es la manera en la que están organizadas las acciones
gubernamentales en el país, y evidentemente tiene en algún momento que cambiar.
Supongo que “burócrata de género” es un término peyorativo que se utiliza para
señalar algunas acciones de las personas que trabajan en las instancias de las
mujeres. Pienso que muchas de las cosas criticables en alguno de estos espacios
se asocian con la falta de profesionalización del tema por parte de quienes la
encabezan, porque por ignorancia se toman decisiones que no tienen enfoque de
género y por tanto no están encaminadas a superar las brechas de desigualdad, y
a eso se puede sumar la falta de interés de los gobernantes, de sus
funcionarias y funcionarios para trabajar de manera conjunta y la ausencia de
transparencia en la utilización de los recursos. También creo que la decepción
para muchas feministas es porque se esperaba la consolidación de un feminismo
institucional en México en la creación de las instancias, y bueno, esto no es
una realidad en el país, dentro de estas dependencias hay feministas, no
feministas y hasta detractoras.
¿Qué nos falta por hacer a las mujeres para lograr el
reconocimiento sustantivo de los derechos humanos?
Creo que nos
falta ponernos de acuerdo. Primero en reconocer que el sujeto del feminismo
siguen siendo las mujeres, porque la libertad de las mujeres no está
planetariamente conseguida, “en muchos sitios de este planeta nacer mujer es
estar condenada al infierno”, como dice Amelia Valcárcel. El feminismo sigue
siendo un movimiento que busca las libertades mínimas de las mujeres: que no te
maten, que no te violen, que no te vendan, que no te dejen decidir tu
maternidad, que te metan a la cárcel por abortar, etc. Y a partir de este
reconocimiento establecer una agenda de mínimos en la que cada una desde sus
espacios y desde sus oportunidades aporte al la concreción de estos derechos
elementales. No es una tarea fácil y creo que de alguna manera ya está
sucediendo.
¿Cuáles son tus preocupaciones más constantes como
feminista?
Me preocupa que
cada vez hay maneras más sutiles de violencia contra las mujeres. Me preocupa
que las nuevas generaciones crezcan con la idea de que viven en condiciones
igualitarias y toman el feminismo como un tema anacrónico. Me preocupa también
que bajo la corrección política, el feminismo se utilice con oportunismo. Me
preocupa que muchas de las violencias contra las mujeres se oculten en las
ideas neoliberales globalizadas y globalizantes, pero también me preocupa que
la violencia se justifique con la tradición y con valores indígenas idílicos.
Tu opinión sobre la violencia feminicida, el aborto,
la educación y los medios de comunicación.
La violencia
feminicida es el resultado de la cultura misógina, pero también resulta de un Estado
que no garantiza los derechos y seguridad a las mujeres.
Creo que
mientras no se despenalice el aborto en México, seguirá habiendo miles de
mujeres que mueren por abortos mal practicados (la mayoría pobres), mujeres
encarceladas por tomar esa decisión, mujeres frustradas que no quería ser
madres, hijas e hijos no deseados, y seguiremos siendo ciudadanas de segunda,
porque el derecho a decidir sobre el cuerpo es un derecho que no tendría por
qué discutirse. Pero, como dice Martha Lamas, “las y
los legisladores no promueven el aborto porque no tiene ningún costo, saben que
van a estar tres años, que los compran y que se van”.
Respecto a la educación, creo que también hay mucho que hacer, aunque
aparentemente tenemos derecho al acceso, todavía se sigue habiendo una
educación diferenciada en detrimento de las mujeres, y esto lo podemos ver en
muchos niveles, desde la currícula escolar hasta en los uniformes. Los
contenidos, el lenguaje, el currículo oculto del profesorado, etc.
Los medios de comunicación también tendrían que entrarle al tema, hay mucho
qué hacer por capacitar a reporteras, reporteros editoras y editores para
evitar el sexismo y el androcentrismo.
Qué esperas que suceda en el futuro con las mujeres,
con el feminismo. A qué le tiras como mexicana feminista
Espero que la
calidad de las mujeres mexicanas mejore, espero que cada vez haya más mujeres
feministas y hombres comprometidos honestamente con el respeto de los derechos
de las mujeres. Espero que algún día, todas las mujeres, podamos disfrutar de
la mitad del cielo y la mitad de la tierra.
Este es un año electoral ¿nos hacen falta gobiernos de
mujeres o crees que sería lo mismo?
No sé si serían
iguales las mujeres gobernando, pero creo tenemos derecho a estar representadas
políticamente, a tener gobernadoras y presidentas. También creo que las mujeres
que están en el poder tendrían que comprometerse con las mujeres que
representan, y lo más ético para corresponder tendría que ser desde el
feminismo, porque están ahí gracias a este movimiento. Me preocupa que varias
desconocen el tema y no buscan capacitarse, en vez de hacerlo invierten en
seguir sosteniendo los intereses de los partidos políticos, todos patriarcales.