Derecho a la igualdad
Un repaso por los pendientes
Soledad
JARQUÍN EDGAR
Clara Zetkin, socialista alemana propone a Rosa de Luxemburgo, socialista
polaca, conmemorar un día para la mujer, durante el II Congreso de Mujeres
Socialistas celebrado en 1910, como un homenaje a las mujeres obreras que
habían dado su vida para exigir una mejora sustancial a sus condiciones
laborales.
El primer Día Internacional de la Mujer se conmemoró en 1911, y sí fueron
las socialistas de Europa y de Estados Unidos de América las primeras en
coincidir en dicha conmemoración. Más de un siglo después de la Revolución
Francesa y la aparición de Olympia de Gouges (1789) demandando los derechos de
la mujer y la ciudadana y de la obra denominada la Vindicación de los derechos
de las mujeres, de la británica Mary Wollstonecraft (1792), como señala en un
texto sobre el tema la académica y escritora Francesca Gargallo.
En México, más de un siglo antes de la Revolución Francesa, tuvimos a la
primera feminista de América: Sor Juana Inés de la Cruz, que eligió el camino
religioso para poder leer, escribir y hacer experimentos científicos no aptos
para las mujeres.
La historia del 8 de marzo ha caminado entre hitos y mitos. La periodista
peruana Ana María Portugal cita a la
historiadora Renée Cote quien descarta el incendio de la fábrica textil en
Nueva York en 1857, donde habrían muerto quemadas las obreras, lo que si hubo
en aquel año fue una marcha convocada por el sindicato de costureras, que como
las europeas reclamaban una jornada laboral solo de 10 horas.
De igual forma, la historia recoge que en 1867 existió una huelga de
planchadoras de cuellos en una fábrica de la ciudad de N.Y., quienes demandaban
mejores condiciones salariales y que fueron obligadas a volver a su trabajo sin
conseguir nada.
¿Por qué no hay un día para los hombres? La respuesta recién la dio Mar
Esquembre, quien sostiene que no lo hay porque estos días internacionales se establecen
no para quienes guardan un sitio de privilegio, desde donde se pueda ejercer la
explotación y la dominación, que siguen ejerciendo los hombres.
Una primera demanda de las mujeres fue, como planteamos antes, el
reconocimiento a los derechos laborales. En las grandes huelgas que fueron
también puntal para que en 1910 se disparara la Revolución Mexicana, Río Blanco
y Cananea, las mujeres jugaron un papel importante y, lamentablemente, poco
reconocido. En Río Blanco, por ejemplo, la historiografía destaca a las
heroínas Dolores Larios, Carmen Cruz, Isabel Díaz de Pensamiento y Lucrecia
Toriz.
Otra demanda fue el acceso a la educación, porque las promotoras que eran
mujeres liberales se dieron cuenta que para recibir mejores salarios debían
tener mejores conocimientos. En México, en tiempos de Don Benito Juárez, se
fundaron las dos primeras escuelas para niñas, una en Oaxaca (1852) y la otra
en la capital del país. Recordemos que en casi todo el mundo la escuela era
prohibida para las mujeres, su destino era casarse o ser monjas, por eso lo
hecho por Juana Inés de la Cruz es destacado en todo sentido. Desafió al mundo,
condición que más de 300 años después casi le cuesta la vida a la pakistaní Malala
Yousafzai, activista por los derechos humanos de las mujeres, y quien desafió
al régimen talibán que prohíbe la asistencia de las niñas a las escuelas. A a
los 13 años ella denunció la situación que vivían y eso provocó que el régimen
tratara de asesinarla en 2012, fue víctima de un atentado terrorista, cuando
viajaba en el autobús escolar. Malala no abandonó sus sueños por la educación
libre para las mujeres, en diciembre pasado obtuvo el Nobel de la Paz. La
UNESCO señala que hoy 31 millones de niñas en el mundo no están en la escuela. De acuerdo con
el Censo de Población y Vivienda del 2010, 6 de cada 100 hombres y 8 de cada 100 mujeres de 15 años y más no saben leer ni escribir. La pregunta es
¿qué hay detrás de esto? Y la respuesta es lo que hemos planteado desde hace
muchos años y que se llama desigualdad, discriminación, exclusión de las
mujeres por ser mujeres. Uno o una de cada cuatro
jóvenes pueden ingresar a la universidad, la mitad o más de la mitad
seguramente son mujeres.
INEGI establece que en
México hay alrededor de 25 millones de hogares mexicanos, de los cuales el 24
por ciento son encabezados por mujeres. El mercado
laboral no está preparado para recibirlas. Ellas ganan 30 por ciento menos salarios que
los hombres, aun cuando realicen las mismas tareas y cuenten con el mismo nivel
educativo. Al seguir recargado sobre las mujeres la crianza y el cuidado de la
casa y los hijos e hijas, ni las instituciones laborales ni los gobiernos
ofrecen alternativas de guarderías o casas de día, los primeros para los hijos
e hijas, las segundas para los padres y madres. Los horarios de clases están
desfasados con relación a la jornada laboral hasta por cuatro horas y más.
Aunado a los paros magisteriales que se traducen en problemas para las jefas de
familia. Las embarazadas y madres de hijos e hijas menores de dos años no son
contratadas.
Las mujeres no llegamos tarde sino cuando los hombres quisieron. La primera
profesionista mexicana fue la dentista Margarita Chorné y Salazar quien se
graduó en 1886 y uno después lo hizo la primera médica Matilde Montoya sus historias
revelan cómo vencieron el machismo y la discriminación. Antes que ellas, Luz
Bonequi, oaxaqueña, obtuvo su título como telegrafista en 1885.
Francesca Gargallo sostiene que otra de las primeras demandas de las
mujeres fue su derecho a la "patria" potestad sobre las hijas e hijos. Esta ha
sido una muy larga lucha de las mexicanas. “No es el ejercicio del poder como
propiedad sobre los hijos por parte de la madre o el padre sino el ejercicio
del beneficio para las hijas e hijos, como una responsabilidad afectiva. Por
otra parte, cada día las mujeres separadas tienen que enfrentar la lucha por el
pago de la pensión alimenticia.
La violencia es otro fenómeno común en la vida de las mujeres y un
pendiente no resuelto. Al menos una tercera parte de los asesinatos contra
mujeres es cometido por las parejas o exparejas. El feminicidio es un delito
autónomo y es el asesinato de mujeres por razones de género. En Oaxaca, durante
la actual administración pública es decir en poco más de cuatro años, han sido
asesinadas 361 mujeres. Este fenómeno se
ha visto agravado como resultado de la guerra contra el narcotráfico y la
delincuencia organizada, la OCDE apunta que los feminicidios han aumentado
hasta en un 40 por ciento y que la impunidad ha crecido en un 95 por ciento. La
CIDH indica dice que solo el 1 por
ciento de los asesinos es castigado, es decir, lo que prevalece es la
impunidad. La violencia sexual en un fenómeno latente, es un miedo que vive con
nosotras. De los mas de 23 mil desparecidos ¿qué porcentaje son mujeres?
Nuestros cuerpos son propiedad de los otros. De ahí la violencia sexual y en
general la violencia feminicida. Por ello las cifras de feminicidio o
asesinatos de mujeres se ha incrementado, la OCDE estima que en 2013 se
cometieron 6.4 asesinatos por día en México. Que nuestros cuerpos y nuestras
vidas sean consideradas como de otros o como simples objetos nos pone en
condición de vulnerabilidad real en México las cifras son espeluznantes 47 por
ciento de mujeres mayores de 15 años han sufrido algún tipo de violencia,
física, sexual, emocional o económica, señala el INMUJERES.
Una de las primeras mujeres que se atrevió a solicitar el divorcio fue
Laura Fernández de Arteaga y Mantecón Santibáñez, oaxaqueña casada con Manuel
González, compadre de Porfirio Díaz, gobernador de Michoacán y Presidente de
México. A finales del siglo XIX, el irascible general la hizo víctima de lo que
hoy conocemos como violencia familiar y de múltiples y denigrantes engaños. Lo
que la llevó a tomar la decisión de separarse de acuerdo con la ley de
separación de consortes (1874) pero no obtuvo como quería el divorcio. Nunca
cesaron las agresiones en su contra, no se le permitió ejercer su carrera de médica homeópata y tuvo
que poner en lugar de un consultorio un taller de costura y la pena de no ver a
sus tres hijos. Fue hasta 1914 cuando don Venustiano Carranza envía la
iniciativa de reforma para la disolución del vinculo matrimonial, una demanda
silenciosa de las mujeres que llevó hasta sus últimas consecuencias su
secretaria, una ilustre sufragista mexicana, llamada Hermila Galindo.
El derecho al sufragio universal fue un logro obtenido en 1953,
después de más de cien años de que las mexicanas lo habían demandado. Incluso
hay datos que señalan que fue tan pronto como terminó la guerra de independencia
cuando surgieron las primeras voces planteando esa demanda. Hay detrás de esta
luchas muchos nombres, pero fueron las liberales las primeras en solicitar su
acceso al poder. Las socialistas ni las comunistas veían con buenos ojos la
propuesta y la razón que esgrimen las historiadoras es que posiblemente porque
ellas no tenían un partido político que las impulsara. Hoy se hace necesaria la
participación de más mujeres en el poder político, mujeres comprometidas con
las mujeres y sus demandas. Como dice la periodista Sara Lovera, cuando la
crisis del sistema político es más profundo, las mujeres aparecen en medio de
una discusión que nos indigna. Los partidos quieren omitir el asunto de la
paridad, como lo hacían con la cuota las quieren enviar a los lugares donde sus
partidos pierden y cuando tienen seguro un lugar envían a sus parientas, sean
madres, hermanas, esposas, hijas o amantes. Ese es el reto fundamental de la
paridad (que como dice Norma Reyes, la paridad es un rasgo esencial de la democracia,
que corrige fallos de representatividad de las mujeres), no es para menos,
somos el 52 por ciento de quienes pueden votar, pero estamos subrepresentadas
con el 26.8 por ciento de mujeres en los cargos de elección popular y que
ocupan hoy curules en los 31 congresos estatales, la asamblea del D.F., la
Cámara de Diputados federal y el Senado de la República. Francesca Gargallo,
escritora, investigadora y catedrática universitaria y feminista sostiene que:
“La no aceptación de la igualdad y de la
participación de las mujeres en todos los ámbitos de las decisiones de
convivencia es uno de los múltiples factores que han puesto en crisis la
democracia formal y el instrumento electoral”.
Derecho a Decidir. El mayor pendiente que tenemos hoy las mujeres, como parte de nuestros
derechos es la toma de decisiones sobre nuestros cuerpos. Las mujeres hemos vivido por cultura una
dependencia de los hombres, inventada, claro está por ellos. No somos dueñas de
nuestros cuerpos. No hay clínicas de salud ni personal médico humanizado. La
violencia obstétrica es una realidad. El aborto se castiga con cárcel y se ha
penalizado en 18 entidades del país. Aún cuando el aborto clandestino
represente una de las principales causas de muerte de mujeres en México.