jueves, 12 de marzo de 2015

Feminicidio, el gran pendiente



Feminicidio, el gran pendiente
·      Ninguno de los Poderes cumple con su responsabilidad: NRT
·      No existe un interés real hacia sancionar y reparar el daño a las víctimas: ELDC

El feminicidio es uno de los grandes pendientes en México y este es considerado como la forma más extrema de violencia contra ellas cometida por razones de género y en donde existe un contexto de violencia.
En los 31 estados del país y el Distrito Federal se ha tipificado el delito de feminicidio conforme lo establece la Ley General de Acceso de las Mujeres a una vida libre de violencia y aunque también se han aumentado las penas el fenómeno prevalece. Solo uno por ciento de los perpetradores recibe castigo, dato de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Preguntamos a feministas de Oaxaca su opinión sobre el fenómeno del feminicidio. Ellas son Norma Reyes Terán (NRT), Coordinadora General de la Agencia para el Adelanto de las Mujeres y Erika Lilí Díaz Cruz (ELDC), Coordinadora General de Proyectos de la asociación civil Luna del Sur.
Las Caracolas (LC) ¿Cuál es tu opinión sobre el fenómeno del feminicidio en México en general y en particular en el caso de Oaxaca?
NRT. Comparto la tesis de la Filosofa Feminista Celia Amorós, quien señala que el imaginario social actual provocado por la globalización neoliberal, ha activado el imaginario libertino (criminal) provocando una descontextualización del contrato social, por ello este desgarramiento se da en las fronteras y en este juega un papel principal la guerra entre los cárteles de la droga. Es decir, para Celia Amorós, el Feminicidio (asesinado sistemático de mujeres) tiene como origen la globalización neoliberal (porque permea todas las fronteras), la guerra entre los narcos, las conexiones o involucramiento de las autoridades con éstos (impunidad), las empresas (como las maquiladoras), por ello se da principalmente en las fronteras (Ciudad Juárez).
Ahora bien, en la mayoría de los Estados de la república mexicana se dan asesinatos sexistas, derivados principalmente de una relación de intimidad entre la víctima y el victimario (lo que antes llamaban incorrectamente crímenes pasionales o en estado de emoción violenta), es decir, derivados de la violencia de género que se ejerce en el ámbito de las relaciones interpersonales.
Para que el fenómeno que se da en Ciudad Juárez llegase a otros estados, tendría que haber un contexto similar (asentamientos de cárteles de la droga, guerra entre ellos, acuerdo entre éstos y las autoridades, mayor apertura comercial como en las fronteras, maquilas, etc.) lo cual no está cercano en todos los estados, quizá algunos se aproximen, como el Estado de México, Michoacán, Guerrero, Oaxaca.
Aceptar que todos los asesinatos de mujeres son Feminicidios, significa restar importancia a lo que sucede en Ciudad Juárez y otras entidades como los señalados, en los que se incluye Oaxaca.
ELDC. En México han ocurrido y continúan ocurriendo, manifestaciones de  violencia social y política; ello implica que la gran mayoría de personas que viven en este país, estamos en riesgo de sufrir cualquier agresión y quedar en la total impunidad, vivir o sobrevivir actos de molestia de manera tan continua que raya en la naturalización de la violencia. Ésta violencia se torna protagónica e impide que se observe y haga visible la violencia feminicida; es decir, medios de comunicación que difunden y enfatizan esa violencia, así como políticas públicas militarizadas, leyes que justifican el incremento y la dureza de las sanciones, que criminalizan cualquier acción social que implique la exigencia de derechos, todo ello contribuye a invisibilizar la violencia feminicida la cual puede o no culminar en la muerte. Con ello se evidencia el desinterés de la sociedad, de los gobiernos, de las empresas para involucrarse en una erradicación real de la violencia de género contra mujeres.
El fenómeno de la violencia feminicida se hará notar de manera tardada hasta entrada la primera década de este siglo, es entonces que empieza a nombrarse; sin embargo, simultáneamente ocurre la denominada guerra contra el narcotráfico, adicionada posteriormente con las mal denominadas “reformas estructurales”; ello va a aislar de la agenda pública y legislativa, cualquier avance en torno a la investigación, sanción o reparación sobre las mujeres víctimas de esta violencia. Esto es, que se invisibilizara, la violencia feminicida está en el área de los temas que no “deben ser tocados” pero sí abusados para lograr instaurar una alarma generalizada que orille a las personas a vivir en continuo miedo y temor bien fundado de que cualquier mujer (hija, hermana, esposa, amante, madre, tía, abuela, etc.), esté en riesgo de ser agredida a tal grado que se convierta en un número más, sin ninguna atención o tipo de resolución satisfactoria para las víctimas o sobre vivientes.
En Oaxaca el panorama es todavía más cruento, ya que se intersectan diversas formas de violencia social, esto incluye la violencia feminicida y el feminicidio; la militarización del territorio, esto incluye la policía militarizada, el ejército y el paramilitarismo sostenido por el Estado y empresas transnacionales, ha propiciado las condiciones para que la violencia hacia las mujeres, ya de por sí minimizada por las instituciones sociales, políticas, religiosas y culturales, se vuelva tolerada, permitida y con la garantía de que los perpetradores se queden en la impunidad como ha ocurrido con todos los casos de feminicidio denunciados; los feminicidas son encubiertos por los agentes del Estado, desde los policías hasta magistrados; este encubrimiento surge desde la percepción personal del deber ser basado en los roles tradicionales de género, la violencia de género contra mujeres en el ámbito familiar.
LC ¿Estás de acuerdo con la tipificación del fenómeno del feminicidio? Se requiere más desde lo Legislativo?
NRT. Estoy de acuerdo que se tipifique el asesinato de las mujeres siempre y cuando se aborden, por un lado, las formas de violencia patriarcal que han existido históricamente (crímenes pasionales, en estado de emoción violenta) y, por otra, las nuevas, intolerables y crueles formas de violencia contra las mujeres que están apareciendo en esta época de intensos y acelerados cambios sociales, como resultado de la globalización económica neoliberal, es decir, lo que Celia Amorós identifica como Feminicidio.
Respecto de la legislación en nuestro estado, sostengo que el delito de feminicidio debe ser revisado y, en su caso, reformado.
ELDC. La tipificación del feminicidio surge como una respuesta a la presión realizada por la sociedad civil, así como a las madres y víctimas sobrevivientes de los diversos casos de violencia feminicida, que se han incrementado en los últimos 6 años en Oaxaca. El poder legislativo tuvo que implementar este tipo penal para frenar los asesinatos de mujeres en la entidad, sin embargo desde que se reformó el código, no se ha podido sentenciar a ningún feminicida hasta ahora. Por tanto, lejos de disminuir los feminicidios en Oaxaca se han incrementado, esto puede resumirse a considerar por un lado que los feminicidios al encontrarse como tipo penal implican la necesidad de ser investigados bajo una parámetro de especialización basado en el análisis desde la categoría de género y bases teóricas del feminismo, herramientas indispensables para que operadores de justicia puedan entender las especificidades de la violencia basada en el género, la discriminación, la misoginia y la violencia sexual hacia las mujeres. La etapa de investigación es importante para fijar desde el principio la condición y posición de género de la víctima con respecto al feminicida y esto incluye no sólo el hecho de la privación de la vida y la forma en que lo hayan hecho, implica necesariamente hacer una revisión histórica de la víctima y de su agresor; muchas veces las primeras acciones en la averiguación permiten conocer esa historia; sin embargo la falta de preparación, ausencia de sensibilización y concientización sobre este tipo de violencia, implica en muchas ocasiones la debilidad de las acusaciones. Más que estar de acuerdo o en desacuerdo, es importante reconocer que el feminicidio no se puede investigar, sancionar o erradicar si se espera que con un solo artículo que describe el tipo penal, se piense erradicar le feminicidio, pues éste seguirá presentándose sobre todo en un territorio situado en estas nuevas caras de guerra informal.
El feminicidio representa la forma extrema de la violencia contra mujeres por razones de su sexo y género, ello implica la intersección de ámbitos y tipos de violencia que no se presentan de manera aislada, son continuos y sistemáticos; sus efectos colaterales impactan de tal forma que no se queda sólo en la víctima directa, llega inclusive a afectar su círculo afectivo familiar y filial; lo que implica connotaciones de carácter multiplicador en perjuicio de todas esas personas, si a ello se suma la impunidad, la burla hacia el dicho de las víctimas directas o indirectas o sobrevivientes, la nula acción de operadores de justicia y el señalamiento moralino de la sociedad, o de las mismas autoridades de justicia, entonces el impacto devastador y el sufrimiento se prolonga con frecuencia por el resto de sus vidas.
Se requiere presupuesto, voluntad política y social, educación, pero sobre todo eficacia en el sistema de justicia.
LC ¿Se hace lo suficiente desde el poder Ejecutivo? ¿qué falta?
NRT. Si consideramos que el derecho de las mujeres a vivir una vida libre de violencia de género, en términos del artículo 4º de la Convención Interamericana para Prevenir, Erradicar y Sancionar la Violencia contra la Mujer, comprende entre otros:
a)   El derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral;
b)   El derecho a la libertad y a la seguridad personales;
c)   El derecho a no ser sometida a torturas;
d)   El derecho a la igual protección ante la ley y de la ley; y
e)   El derecho a un recurso sencillo y rápido ante los tribunales competentes, que la ampare contra los actos que violen sus derechos.
Ninguno de los tres poderes del estado cumplen con su responsabilidad.
ELDC. No, de hecho el Ejecutivo ha hecho burla de las víctimas, directas, indirectas y sobrevivientes, en el sentido de prometerles justicia en discurso, sin establecer estrategias efectivas que incidan en la investigación de los delitos. Al cabo de varias solicitudes y de la nulidad en los avances de los casos conocidos públicamente en Oaxaca, el  poder ejecutivo ha optado por no volver a recibir a las víctimas y/o sobrevivientes.
Lo que hace falta es que quienes representen al ejecutivo y sus agentes, debe principalmente hacer conciencia sobre la realidad en la que le toca gobernar, priorizar la solución de las dificultades, dejar de lado las superfluidades como “adornar” calles, gastar tanto dinero en publicidad, tomar tiempo para adulaciones absurdas a otros gobiernos, invertir tanto dinero en la militarización de las policías u otros órganos de seguridad pública, los cuales sólo están para reprimir a la gente que demanda algún derecho; sobre todo debe garantizar una debida investigación, la cual he señalado anteriormente, la sanción, la reparación del daño de forma integral y el aseguramiento de no repetición.
LC. De acuerdo con el trabajo que desarrolla el poder Judicial ¿consideras que  hay justicia para las victimas de feminicidio?
NRT. No solamente no están comprometidos, sino que desde el Poder Judicial se ejerce violencia contra las mujeres. Es inadmisible, es un crimen que en Oaxaca, existan al menos 20 mujeres presas por violencia intrafamiliar, es inaudito, que una legislación que nació como una acción afirmativa con el propósito de proteger a las mujeres víctimas de la violencia machista, ahora se convierta en el instrumento para sancionarlas, es decir, de víctimas de la violencia machista, las mujeres se han convertido en victimarias, seguramente el Comité de la CEDAW algo tundra que decir y que recomendar al Estado Mexicano.
Por otro lado, desde el poder judicial se implementan políticas inviables, improcedentes para impartir justicia frente a la violencia de género contra las mujeres como la mediación. La mediación constituye una política inadecuada porque en las situaciones de violencia de género, existe un desequilibrio de poder de una de las partes —por temor real a la otra— lo que pone en peligro a las mujeres víctimas.
Los resultados de mediar cuando se presenta la violencia de género, no son acuerdos equilibrados entre iguales, sino renuncias forzadas de la persona que sufre violencia.
Una mujer maltratada, según el síndrome que la describe, se encuentra anulada personalmente, presenta apatía, pasividad, resignación, deterioro de su personalidad, minusvaloración, y aquello que los expertos llaman “efecto tipo campo de concentración”.
Las mujeres violentadas se encuentran aisladas de todo tipo de redes de apoyo e información que les permita detener la violencia y conocer sus derechos; las mujeres violentadas presentan una autoestima muy baja y deteriorada, viven lo que los especialistas llaman “el Desamparo Aprendido”, que se traduce en sumisión y sentimientos de impotencia.
Eso no es todo, las mujeres maltratadas se encuentran además en alguna de las etapas del ciclo de la violencia; si se trata de la primera fase, presentan un estado de tensión permanente, haciendo cualquier cosa por evitar el aumento de dicha tensión, como cambiando de conducta y siendo complaciente con el individuo violento.
Si se encuentra en la tercera fase, estarán viviendo las promesas de cambio de su maltratador y asumiendo bajo su propia responsabilidad la estabilidad y felicidad de la pareja y la familia.
Una mujer violentada se encuentra entrampada entre el cariño y la violencia, entre la indiferencia y el apego y en una dinámica de miedo en que un solo gesto, imperceptible para el resto, la puede aterrorizar.
Una mujer violentada y su pareja viven en la cultura del maltrato: tienen códigos de comunicación a través de los cuales esconden, niegan y minimizan el abuso —por ambas partes—.
La pregunta es: ¿puede una mujer, en estas condiciones, participar junto con su victimario en un proceso de mediación o conciliación que sea justo y eficaz para ella?
Las estadísticas nos ilustran en lo siguiente: muchos casos de asesinatos de mujeres, han estado precedidos de violencia machista en el ámbito familiar.
ELDC. No existe un interés real hacia sancionar y reparar el daño a las víctimas, cuando en un sistema jurídico no se garantiza la no repetición de dichos crímenes, lo que ocurre es la ineficacia del sistema de justicia, las víctimas que no reciben una reparación integral o la satisfacción a sus demandas y derechos, implica que el sistema de justicia no está funcionando. Hasta ahora no existen sentencias sobre feminicidio y mucho menos la existencia de una valoración y análisis de los casos. El poder judicial es determinante para la justiciabilidad de los derechos de las víctimas, es decir, tiene en su alcance reafirmar la verdad de las víctimas, observar con perspectiva de género y teoría feminista, los argumentos planteados por las partes y finalmente establecer criterios progresistas que permitan esclarecer y hacer visible una realidad que se materializa en el asesinato de mujeres en forma cruel y degradante.
Es indispensable que el personal del tribunal se constituya como principal elemento para la no impunidad, para la garantía de restituir en lo más posible las vidas de las víctimas, la garantía de que esos hechos no vuelvan a repetirse.
¿Cuáles consideras son los principales problemas para eliminar y erradicar, si fuera posible, el feminicidio?
NRT. Los principales problemas para garantizar son los siguientes:
No se cuenta con un marco jurídico adecuado;
La arquitectura institucional es inapropiada; y
Se destina un presupuesto insuficiente y mal diseñado.
Empeoran el escenario la falta de sensibilidad social y política frente a la violencia contra las mujeres; evidenciada en una opinión pública ignorante y superflua a la que no se ha sabido educar; la ausencia de propuestas al respecto en las plataformas de los partidos políticos; la reproducción de políticas públicas que favorecen y extienden las desigualdades de género y, principalmente, la violencia que desde el sector justicia (Seguridad Pública, Procuraduría General de Justicia del Estado y el Poder Judicial) se ejerce contra las mujeres víctimas.
Resolver lo anterior, requiere de una armonización sistemática del marco jurídico del estado con los instrumentos internacionales sobre Derechos Humanos de las Mujeres y las Leyes Federales en materia de violencia de género.
ELDC. Educación a la población, la violencia feminicida y feminicidio tienen su origen en la violencia aprendida en el ámbito de la familia, a la siembra de esa enseñanza, sumada al sistema sexo género social, la mercantilización de los cuerpos de las mujeres, contribuyen a construir el imaginario de que las mujeres somos vulnerables, que debemos tener miedo porque pueden asesinarnos o violarnos, que no podemos salir a la calle solas, que no existen libertades para nosotras porque existe un grave riesgo de que pueda ocurrirnos; es totalmente difícil desmontar este imaginario de la sociedad, sobre todo si tomamos en cuenta que la promoción de los derechos de las mujeres se limita a que sepamos qué derechos tenemos como mujeres y los medios que tenemos para defenderlos, sin embargo pocas campañas existen dirigidas a agentes de Estado, sistema educativo, población en general para respetar los cuerpos de las mujeres, para educar en la no agresión, para educar en las libertades de hombres y mujeres, de plasmar una ética colectiva basada en el respeto y la dignidad personal y colectiva. La violencia hacia las mujeres es sinónimo de pobreza y marginación como ya lo han dicho muchas mujeres, es también el perjuicio a la salud pública, la cual se ve impactada negativamente al privar de la salud a miles de mujeres; concientizar y transformar a través de las acciones de las personas, esto implica un esfuerzo de tipo colectivo, pero sobre todo de tipo personal, ya que erradicar de la propia educación los esquemas de dominación, mercantilización y cosificación de los cuerpos de las mujeres, permitirá identificarlos y eliminarlos en el ámbito colectivo.
Es importante fortalecer el diálogo entre mujeres, validar sus conocimientos, reconocer los esfuerzos, el trabajo, los cuidados, el proceso de la reproducción, dando el valor que corresponde. Establecer la naturalidad de la necesidad humana a la libertad, a la expresión de todo su potencial humano frente a sí misma o frente al resto; para ello deberán modificarse los parámetros del deber ser en el ámbito social y colocar lo que impliquen una vida con dignidad independientemente del sexo y género de la persona. (Soledad JARQUIN EDGAR)