Mujeres
y política
Este país no
es serio
Soledad JARQUÍN EDGAR
Sentido común que lleva a la desconfianza. No lo sé,
pero sí entiendo que el sentido común nos salvará, es como el sexto sentido,
una respuesta instintiva, de supervivencia social.
Sentido común para comprender que en México se
levantan tolvaneras para ocultar algo.
Los más recientes del chupacabras a los náufragos, entretenimiento vil y barato
para un pueblo agobiado bajo el siempre “loable” patrocinio de los grandes
medios o de los monopolios (o monopillos) mediáticos.
La liberación de Florence Cassez, acusada por su
participación dentro de una banda de secuestradores, no es cosa menor y nos
muestra en vivo y a todo color que México está amputado desde hace muchos pero
mucho tiempo de una de sus dos piernas, le quitaron parte de un brazo y los
dedos le tiemblan, el habla la ha perdido poco a poco y es sorda y muy ciega.
Por ello, operan en lugar de esa pierna, ese brazo y esos dedos y los sentidos
que le escasean, una infame máquina tragamonedas. Así es la justicia. El que
paga o tiene poder tiene justicia.
Ese hecho de libertad a la ciudadana francesa, que “no
es inocente ni culpable” (no lo sabe, pues) como reconoce la ministra Olga
Sánchez Cordero, porque lo que la Suprema Corte de Justicia de la Nación revisó
fue el proceso judicial al que fue sometida en 2005 y que revela que estuvo
mal, equivocaciones que ya conocemos de memoria de quienes “investigan” la
comisión de delitos en este país.
De ahí que a pesar de los señalamientos con el índice
de fuego, como se dice, y de las pruebas que habrían aportado personas como
Ezequiel Elizalde, una de sus presuntas víctimas, quien de pasó escribió una
carta Enrique Peña Nieto en la que sostiene: “sin temor a equivocarme” (que
Florance Cassez es su) “secuestradora”. “Ella fue quien me diera de
comer en la primera casa de seguridad y fue ella misma quien me inyectara el dedo de mi mano
izquierda para amputármelo y ser método de presión sobre mi familia,
para el pago del rescate”… “Todavía recuerdo su cara y el odio con la que ella me daba a escoger entre un dedo o una oreja”,
esa misma mujeres es hoy una ciudadana francesa libre, paseándose entre las
altas esferas del poder del país Galo, gracias a un sistema judicial que no
aplica el mismo criterio con el resto de quienes han sido indebidamente, como
se presume, acusados de un delito.
Frente a la realidad de ese testigo el sentido común
tiene que obrar para entender por qué pasan esas cosas en México. Así que
mientras la ciudadana francesa tiene todo el apoyo de su gobierno para obtener
la libertad, mover a los medios de comunicación, otras personas que se llaman inocentes,
que muestran esa inocencia de los delitos de las que son acusadas con pruebas
de todo tipo, en este país, se quedan sin el apoyo de nadie, a veces ni de su
familia, menos de su comunidad y por supuesto mucho menos de las autoridades. A
las y los mexicanos acusados en otro
país como EE.UU. o como en cualquier otra parte del mundo, como ya hemos
visto no les pasa lo mismo que a Cassez, porque más allá de México la justicia
es otra, a veces tan parecida a la nuestra pero es otra, no tienen las
autoridades que hoy tiene este país. Y si son mujeres como Cassez tienen que
enfrentar solas la injusticia de un proceso inapropiado, las culparon y hasta
condenaron sin pruebas, les hacen “procesos” en una lengua que no conocen
porque en este país se hablan más de 60 lenguas diferentes y (para acabar
pronto) las castigan con mayor severidad que a un hombre por cometer el mismo
delito.
Esto que yo reproduzco aquí, está plenamente
documentado, yo sólo soy reportera y por años planteamos los casos que vimos
cuando en Oaxaca, por ejemplo, todavía era vigente el homicidio por honor y se
“justificaba” de alguna forma el asesinato de una mujer por el “estado de
emoción violenta” en que se encontraba el asesino, esto implicaba la reducción
de la pena hasta poco más de tres años (caso concreto de Heriberto Vásquez
Espinosa) en tanto las mujeres no recibían nunca el “beneficio” de la “emoción
violenta” y tenían que purgar al menos tres décadas de condena, aún cuando el
asesinato se hubiera cometido en defensa propia, aún cuando existieran
denuncias previas de eso que se llama violencia familiar.
En México, existen infinidad de casos de mujeres
indígenas a las que sólo la buena conciencia social de algunas organizaciones
lograron liberar, porque se demostró plenamente su inocencia como pasó con la
maya Basilia Ucan Nah, luego de dos años cinco meses de prisión injustificada o
la otomí Jacinta Francisco Marcial acusada de secuestrar agentes de la AFI, lo
que por supuesto solo era creíble entre los acusadores. Lo que no pasó con Isabel
Almaraz, zapoteca de la zona loxicha de Oaxaca que fue detenida y encarcelada
por el delito de secuestro que plenamente comprobó no cometió y señalada,
incluso, por el entonces gobernador José Murat como terrorista. Esta joven fue
torturada física y psicológicamente por policías “investigadores”, la
desnudaron y la amenazaron con violarla y quitarle a sus hijos (¿le suena
conocido?) y finalmente tras años de encarcelamiento obtuvo su libertad. Y hay
muchos, muchos casos de este tipo, algunos fueron plenamente documentados ya por
investigadoras y otras, como Concepción Núñez Miranda, nos plantean las trampas
de la justicia para con las mujeres oaxaqueñas, más aún cuando son indígenas y
pobres. Pero igual se han documentado en otras entidades del país, porque de
norte a sur o de sur a norte la injusticia permea, lástima pues que el gobierno
mexicano no crea en que se violó el debido proceso de miles de personas a las que
el sistema de (in) justicia mexicano les fabricó pruebas y las puso sin más
tras las rejas.
Este sentido común es el que no funciona por ahora, es
el que no permite comprender lo que sucedió esta semana con la francesa Cassez,
más cuando conocemos la realidad del país, es lo que sigue indignando y
produciendo toda clase de comentarios, protestas porque lo que sí nos queda
claro es que aún no han inventado cómo confiscar la indignación del pueblo o al
menos de una parte del pueblo.
Sólo que…siempre habrá un pero, liso y llano: ¿hasta
dónde el asunto Cassez realmente ocultó el tema de Monex? ¿Fue una estrategia?
El “arte” de ocultar información con otra información ¿funcionó?
La resolución del IFE ya no debe asombrarnos, es
también producto de la “justicia” mexicana y, reitero y confirmo, la justicia
es un asunto de poder y el poder está en manos del PRI, entonces siguiendo ese
silogismo el resultado es el ya conocido (o desconocido por la mayoría de la
gente): los 50 millones de pesos que el PRI gastó en tarjetas Monex en la
campaña presidencial de Enrique Peña Nieto tuvieron un origen y destino
legales”. Así de simple. Para qué tantas vueltas. Se cerró el círculo y la
indignación seguirá en tanto quede algo entre la ciudadanía, ciudadanía que por
cierto dista mucho de ser parecida o igual a quien hoy gobierna el país, es
decir, que no tienen un pelo de ignorante (por si no se entendió, me refería
solo a parte de la ciudadanía).
México ha vivido así, en medio de dudas, en el no
creer en las instituciones y en quienes las representan. No es para menos.
¿Cuándo un presidente no ha tenido la razón? ¿cuándo alguien dentro del
gobierno se ha atrevido a contradecir lo que dice el mandatario, el ejecutivo,
el gobernador, el presidente municipal, el presidente de la república, el
cacique, el líder sindical…?, estado o condición que pasa las barreras de la
institucionalidad y como ciudadanía ¿cuántas veces guardamos silencio frente a
las claras mentiras, el no convencimiento, la duda pues frente al diagnóstico
médico, el resultado de una encuesta, los costos de la telefonía y la
programación televisiva de los monopolios…etcétera, etcétera?
Nos apegamos a la supervivencia, a respirar poco y a
vivir la opresión de quién tiene el poder político, el poder económico, el
poder de los medios... Los tres poderes distintos y en este caso verdaderos,
materiales al menos. Eso ha pasado con Monex, no lo tenemos claro, de dónde
salió ese dinero que ahora resulta “liso y llano” fue lícito pero que –insisto-
no se explicó para qué se empleó y si ese dinero –como presume la intuición de
una injusticia- favoreció la candidatura de quien hoy funge como Presidente de
México.
La suma de dudas a un sistema político en el que nadie
cree, pero al que seguimos permitiendo (los sin poder, la mayoría, claro está)
que se sigan destinando miles de millones de pesos para beneficio de los menos,
mientras vemos los resultados: la clase política enriquecida ilegalmente y una
generación perdida disponiendo en el gobierno, el nuevo PRI con genes mutados
del viejo PRI.
Por eso emulando ese estilo y viendo que sí se puede,
que es mayor la necesidad que la dignidad, gritan: ¡sí se puede! Por eso ya
desde ahora, en año electoral, lo que caiga es bueno, así que empiezan a
moverse las piezas. José Escobar quiere gobernar Oaxaca. ¡Qué lástima! otro
chico buena onda que busca ensuciarse los pies para conocer la ciudad. Digo
otro porque el actual alcalde Luis Ugartechea pertenece al grupo empresarial de
la nueva generación. ¡Sí se puede! Es el mismo caso del diputado Hugo Jarquín,
que aunque viene de otra ralea, hace lo mismo, así que con principado o sin el,
con sangre azul o sin ella se actúa de forma semejante y confían el 99.9 por
ciento de los bonos a todo lo que pueda hacerlos visibles. De ahí que 2013 sea
el año de los espectaculares. Emulando al ex diputado y ahora funcionario
federal, Héctor Pablo Ramírez, Hugo Jarquín utiliza el asunto del presupuesto
para Oaxaca como un logro personal y lo expone en sendos espectaculares, total
para eso y más les da el dinero del pueblo.
Parámetros de comparación sin duda que me dejan llena
de dudas. Que nos llevan al estado de desconfianza. en Oaxaca los políticos
creen que se gobierna a través de espectaculares, de notas que dicen son
periodísticas, de mensajes de Facebook y de tuiter, cuando frente a ellos
tienen a una nueva generación de analfabetas: es decir, quienes no tienen
acceso a los medios electrónicos, que como lo dicen las cifras de la pobreza
avanzan, si no cómo se explica usted el programita de las cocinas comunitarias
del gobierno de Oaxaca o ese de EPN para combatir el hambre. Me queda claro,
este país no es serio.
(Paréntesis para la pregunta de la semana: quién es el
ex diputado y ahora funcionario federal que desfondó las arcas de varios
municipios de la costa a los cuales pidió dinero para la campaña de EPN, ahora
su jefe? La respuesta está apenas unos renglones arriba. No les digo, si de que
son bribones son bribones).
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