Francie
Chassen en busca del pasado de las mujeres
- · Por 16 años ha investigado la vida de Juana Cata Romero
- · Concluye también la participación de las mujeres en las guerras mexicanas
Soledad JARQUÍN EDGAR
Francie Chassen busca afanosamente las huellas que las
mujeres dejaron en el tiempo o alguna de las páginas de la historia y se queja
de alguna forma de lo mal que está contada la historia, porque ellas no están y
cuando están tenemos muy pocos detalles sobre sus vidas.
Este es el caso de las mujeres más visibles de la lucha
por la Independencia de México Leona Vicario y Josefa Ortiz de Domínguez, de
quienes realmente no sabemos mucho, la generalidad de la gente no sabe que Leona
Vicario fue juzgada por la Santa Inquisición y que Josefa Ortiz fue encarcelada
y separada de sus 12 hijos, afirma.
Norteamericana por nacimiento, Francie Chassen-López
encontró en Oaxaca los lazos que la “atan” a un pasado que le fascina, está
empeñada en encontrar esos detalles que los historiadores olvidaron decir sobre
las mujeres y también dar su lugar a muchas mujeres que no están en la historia
y que ella se encarga de desempolvar.
Es una conversación periodística fascinante, en medio de
la entrevistada y la reportera está “el fantasma” de Juana Catarina Romero,
invocado por la jefa del Departamento de Historia de la Universidad de Kentucky
y también profesora durante 24 años de esa misma institución.
Durante más de una década, 16 años exactamente, Chassen ha
investigado la vida de Juana Cata Romero, lo que busca es desmitificar la vida
de la famosa empresaria que vivió en los finales del siglo XIX y principios del
XX, cuando las mujeres no tenían ni voz ni voto, no estaban ni en la vida
pública empresarial y menos política.
Sin embargo, explica que en esa búsqueda ha encontrado a
otras mujeres, algunas empresarias, comerciantes y trabajadoras del campo,
terminó por escribir el libro “Oaxaca entre el liberalismo y la revolución en
1867 a 1911”, por el cual le dieron el premio Thomas McGann como el mejor libro
publicado sobre América Latina.
Es un libro cuya investigación y escritura le llevó 20
años y lo hizo por “el amor que le tiene a Oaxaca, el estado que un día la
adoptó y del que me enamoré”. El libro Oaxaca, entre el liberalismo y la
Revolución editado por la UAMI y la UABJO tiene más de setecientas páginas, en
este voluminoso libro además de ser “la aportación más importante en los
últimos años sobre la vida económica, pública y social de esta entidad federativa
en los cruciales años que corren de 1867 a 1911…” es una muestra de que lo que
caracteriza a su autora es la paciencia y la persistencia.
Licenciada por el Vassar College en el estado de Nueva
York, estudio su maestría y un doctorado en Estudios Latinoamericanos en la
Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, donde fue maestra por 10 años y más
tarde en la UAM Iztapalapa (UAMI) antes de regresar a Estados Unidos.
Es una mujer sencilla y muy agradable, paciente en serio,
buscando la verdad en las fuentes originales, pasa días enteros en los archivos
y cada hallazgo es un renglón más o una página de sus libros que dan forma a la
verdad oculta, en especial, de las mujeres de las que un día se preguntó ¿en
dónde está su historia?
Galardonada con el nombramiento de “Profesora Distinguida
en Artes y Ciencias” por la Universidad de Kentucky, Francie Chassen-López, se
topó, como ella dice, con Juana Catarina Romero de quien ha escrito varios
artículos desde 1998 y hoy prepara un libro sobre la vida de esta extraordinaria
mujer istmeña.
Chassen no está de acuerdo, por lo que han revelado sus
acuciosas investigaciones, en la forma en que se ha proyectado la vida de Juana
Catarina Romero a quien el neoliberalismo televisivo, a través de una
telenovela la ubica como una vendedora de cigarros en un cuartel, que juega
naipes y dados, luego como enamorada de Porfirio Díaz, “la domesticaron e
hicieron sumisa como una india zapoteca exótica, seductora del entonces
presidente de México”.
Francie Chassen se ríe porque asegura que alrededor de
Juana Catarina hay muchos mitos, porque de las mujeres cuando no se cuenta la
verdad se vuelven mitos, un ejemplo concreto, es el que habla de que Porfirio
Díaz construyó el ferrocarril frente a su casa para mayor comodidad de ella. Incluso
hay una cita que señala que ella tenía como 37 años y cuando llegaba a
Tehuantepec el entonces presidente se botaba de tren hacia sus brazos, lo que
no es posible considerando la edad que para entonces tenía Porfirio Díaz.
Lo que trato de hacer es rescatar su vida, al tiempo de
entender cómo se formaron esos mitos alrededor de su vida, eso es el análisis
de la retórica de género, porque me interesa la cuestión de género y poder, y
lo que sucede es que una mujer puede llegar a tener poder, pero también muchos
contrincantes y esa puede ser la razón de los mitos, explica la maestra
universitaria que bien puede cargar una flor roja en el cabello o una bolsa de
mandado típica de Oaxaca cuando camina por sus calles siempre sonriente y
alegre.
La historiadora revela que sin duda ha sido difícil
encontrar la verdad y como no están a la vista ha tenido que buscar en las
fuentes primarias que son documentos del gobierno, cartas personales,
periódicos de la época. Incluso alguna vez investigando a las mujeres jornaleras
se encontró que en todo el libro de tres tomos no aparecía ninguna mujer, pero
encontró datos interesantes en el archivo general que revelaban que en aquel
entonces las mujeres jornaleras eran el 15 por ciento en todo el estado. Lo que
sucede, añade, es que cuando se escribe la historia no se preguntan de las
madres, hermanas, esposas e hijas. Ella si se pregunta sobre esas mujeres y las
encuentra.
Eso es lo que le ha pasado con Juana Catarina Romero y
expone por ejemplo que buscando en el archivo ha descubierto que hacía grandes
transacciones, pero que en aquellos años de principios del siglo XX no era la
única, había muchas otras mujeres en esa condición, porque las mujeres istmeñas
han sido comerciantes desde siempre y calcula que la mitad de las operaciones
comerciales que ha encontrado eran efectuadas por mujeres, lo mismo sucede con
los testamentos, numerosas herencias fueron hechas por mujeres.
En 1910, año del centenario de la Independencia, cita,
Juana Cata estuvo en Europa casi todo el año, sin embargo, el 24 de diciembre
de 1910 realiza una transacción económica en Oaxaca, eso revela que tal vez volvió para pasar la navidad con
su familia. Sobre su estancia en Europa, Chassen tiene varios documentos, entre
ellos un recibo por la compra de cristalería que hizo en Venecia.
Sin embargo, dice que en el Istmo no todas eran
comerciantes, entonces hay que buscar mucho para encontrar un dato sobre lo que
hacían las otras mujeres.
Pero el poder de Juana Cata no era bien visto ni apreciado
por toda la gente, por lo que tenía contrincantes extranjeros muy poderosos que
no la querían como Thomas Woolrich,
Manuel Larrañaga y otro de apellido Arteaga
y por otro lado estaban los consejos de ancianos de barrio, empero también contaba con aliados como su
primo hermano Camilo Romero y otro de nombre Javier Echeverría y aunque las
mujeres no tenían un poder político, ella tenía un poder informal, era una
cacica informal de Tehuantepec, sin nombramiento.
Ella tuvo su propia vela ante la imposibilidad de que los
consejos de barrios se lo permitieron, y
también construyó el palacio municipal y otras obras queriendo demostrar su
superioridad sobre el pueblo.
Sin embargo, enfrentó grandes obstáculos para ejercer, incluso
su poder económico. Señala Chassen que sus contrincantes extranjeros tenían un
abogado -Apolinar Márquez- que le hacía la vida imposible a Juana Cata. En 1885,
ella importó mármol de Italia para el piso de la catedral de Tehuantepec y como
ese abogado era el encargado de la aduana no le dejó que pasara y lo tuvo meses
retenido. Ella le escribió a Porfirio Díaz pidiéndole ayuda, eso demuestra que
era una mujer con mucho poder, pero no era como el neoliberalismo televisivo la
ha puesto.
Pero Francie Chassen tiene otras sorpresas, en breve,
saldrá publicado otro libro que muestra el papel de las mujeres en las guerras
mexicanas y su relación de género, de la independencia a la revolución. En éste
analiza el papel que desempeñaron las mujeres, asegura que ninguna de estas
luchas ni ninguna otra en el mundo se hizo sin la participación de las mujeres,
sabemos que ellas hicieron trabajos tradicionales pero también realizaron otras
actividades como la de espías. Estuvieron en tres campos de batalla: su
casa, su cuerpo y en el frente.
Recuadro:
La obra de Francie Chassen-López
Su primer libro fue Lombardo Toledano y el movimiento obrero mexicano,
1917-1940. Co-autora
de dos libros sobre la revolución en Oaxaca,
su libro más reciente, Oaxaca entre el Liberalismo y la Revolución: La perspectiva del sur,
México 1867 -1911, cuya versión en inglés ganó el
premio Thomas
McGann para el mejor libro sobre América Latina publicado en 2004, salió en español a fines de 2010. Ha
publicado más de cuarenta artículos y capítulos de libros, en español e inglés,
sobre temas de historia de México y América Latina ha escrito sobre historia,
política económica, social, cultural y de género. Un
nuevo proyecto de investigación que trata de la relación entre género y guerra
en México de la Independencia a la Revolución y ya tiene un artículo publicado,
“Guerra, nación y género: las oaxaqueñas en la Guerra de los Tres Años” y otras
dos en prensa. En este momento, se encuentra escribiendo la biografía de una
tehuana excepcional: “Género y poder en el siglo XIX: la vida extraordinaria de Juana Catarina Romero,
Cacica de Tehuantepec”. Esta investigación le ha llevado al estudio de
la relación entre biografía, historia y género.