jueves, 15 de octubre de 2015

¿Yo feminista? Ximena Avellaneda


Es preciso renovar el feminismo
*Hemos avanzado pero no es suficiente, hay todavía un largo camino por andar

Soledad JARQUÍN EDGAR
Ximena Avellaneda Díaz es una de las personas que conforman el Grupo de Estudios sobre la Mujer “Rosario Castellanos”, a su llegada a Oaxaca a finales de los noventa se integró a este grupo de trabajo, donde ha ocupado diversos cargos, entre ellos el de Presidenta. El GESMujer está por cumplir en estos días 38 años de existencia y en su camino ha cambiado la vida de cientos de mujeres.
Durante muchos años, allá en la calle de Constitución, en el corazón de la capital oaxaqueña, entre las buganvilias y las plantas de grandes hojas y paredes color ladrillo, el GESMujer era todo para las mujeres: asesoría jurídica y sicológica; año con año, mes con mes, todos los miércoles se imparten pláticas al público interesado, generalmente mujeres en todos los temas que tienen que ver con la vida de las personas, con sus derechos y las realidades;  desde un tiempo para acá, en esta asociación civil, conformada como tal el 22 de febrero de 1990, impulsa los liderazgos y la formación académica de oaxaqueñas, a través del Fondo de Becas Guadalupe Musalem.
Ahí, en ese camino largo de casi cuatro décadas, al menos casi treinta años han estado marcados por la genio y la figura de Ximena Avellaneda, quien nació en Colombia, se formó profesionalmente en su país de origen como Psicóloga  y en los Estados Unidos obtuvo una Maestría en Psicología Educativa, pero fue aquí, en México, donde entendió que al trabajo y en particular con las mujeres indígenas, había que hacerlo con la visión de género “que le da esa comprensión más amplia, mas humana para situar y entender la condición de triple opresión de las mujeres como mujeres, como indígenas y como pobres dentro de nuestros contextos culturales”.
Sí soy feminista, dice esta mujer con esa apariencia apacible, de sonrisa tranquilizadora. He aprendido a lo largo de los años y de muchos años de trabajo con mujeres que la perspectiva de equidad de género constituye un arma excepcional para poder comprender la situación de las mujeres en cualquier contexto social.
En 1989, Ximena Avellaneda Díaz fue invitada a participar en el Rosario Castellanos por Beatriz González Lobato, con quien trabajaba en una instancia gubernamental de asistencia a las mujeres denominado Pinmude. Así empezó a interesarse en los temas sobre feminismo que se discutían en las casas particulares de cada una de ellas o asistía al Foro Juan Rulfo en la calle de Independencia cada semana, incluso todavía participó en el Foro de la Mujer un programa radiofónico que transmitían por Radio Universidad.
Mi participación  y aportes eran desde mi experiencia en trabajo con mujeres indígenas por más de 10 años en esa entonces. De igual manera participé en las sesiones de autoconciencia y reflexión alrededor de lecturas que las compañeras más versadas y con experiencia en la temática feminista nos guiaban, como eran Margarita Dalton y Guadalupe Musalem. Otras compañeras no contábamos con formación formal, pero a través de estas reuniones íbamos aprendiendo y desarrollando nuestra conciencia feminista.  Las compañeras del Colectivo de Boston, una organización norteamericana, nos visitaban con frecuencia, fueron fundamentales en este proceso, revela Ximena Avellaneda quien refiere que la formación feminista la llevó a leer “desde luego a Rosario Castellanos, que era nuestra gran inspiración hasta El Segundo Sexo de Simone de Beauvoir, cuyo impacto fue revelador en su vida.
Pero además de Dalton y de Musalem, quien falleció en 1995, Ximena Avellaneda recuerda las enseñanzas de otras mujeres que en un largo proceso de aprendizaje contribuyeron a su autoformación, entre ellas, Martha Lamas, Marcela Lagarde, Patricia Mercado, Sara Lovera y muchas más. Pero de manea especial recuerda a Mari Carmen Elu, “quien fue la persona que me comprometió de por vida con la causa del derecho a la maternidad segura y libre y a la que he dedicado gran parte de mi trabajo posterior”.
La de Ximena Avellaneda es una vida que inició en los años cuarenta en Bogotá, Colombia, al lado de una hermana mayor que era casi su gemela pues solo las separaban 10 meses de diferencia. Niñas que fueron “muy mimadas y cuidadas”.
Se nos estimuló siempre el estudio, el destacarnos como mujeres profesionistas, viajar, aprender idiomas aún en épocas donde nuestras congéneres vivían realidades diferentes. Se nos inculcó el valor de las mujeres y la importancia de darnos a respetar en un mundo de un machismo muy fuerte y donde las niñas “bien” estaban predestinadas a un matrimonio conveniente, al lado de un hombre que te hiciera una mujer decente y que se encaminaba a engendrar hijos rápidamente.
A los 16 años decidí participar en un intercambio internacional contando siempre con el apoyo familiar. Fui la primera mujer joven en mi ciudad que participó por un año en un intercambio internacional, donde viví con una familia norteamericana. Esta experiencia me marcó de diversas maneras, expandió mis horizontes, me hizo independiente, segura de lo que era capaz y me lanzó a un escenario internacional desde temprana edad que igualmente fue una gran escuela formativa para mi.
Mente abierta y caminos andados llevaron a Ximena Avellaneda por el feminismo y los estudios de género que encontró en Oaxaca  o que en Oaxaca la encontraron. Reflexiona y sostiene que de manera particular fue en México donde se gestaron algunas propuestas feministas de la segunda ola de esta teoría política.
 Sin duda, añade, gracias al trabajo de gran cantidad de organizaciones de la sociedad civil que  han surgido desde la década de los setenta y que se han enfocado a las temáticas de los derechos de las mujeres, la participación política, la salud y los derechos sexuales y reproductivos, la prevención de la violencia hacia la mujer, entre otros.
Sin embargo, no es suficiente, hay todavía un largo camino por andar en el medio urbano, en el rural e indígena para hacer efectivos estos logros. El que hayan modificado y cambiado algunas leyes a favor de las niñas, jóvenes y mujeres a nivel nacional y estatal no quiere decir que hayan bajado su nivel de implementación a todos los niveles, superando la indiferencia y acendrado machismo del funcionariado responsables de llevarlos a cabo. 
Por otro lado, falta aún mucha información adecuada y accesible culturalmente para que la población se apropie de estos cambios, los haga suyos y los defienda, sostiene esta aventajada feminista que aunque colombiana de nacimiento es oaxaqueña por adopción.
En términos generales  podemos decir que básicamente el movimiento feminista ha logrado poner la agenda de las mujeres de manera más visible, -pero- que todavía no interese a la mayor parte de la población es otra cosa, aún hoy no se ha llegado a una igualdad plena de derechos para hombres y mujeres, sostiene Ximena Avellaneda.
Es importante reconocer que existe un movimiento de mujeres que es más amplio que el movimiento feminista, esto es verdad, dice en entrevista quien también llama a no olvidar que las conquistas de las mujeres han estado asociadas a la movilización feminista.
Si hoy muchas mujeres no feministas o  aún antifeministas tienen derechos políticos y pueden realizar otras actividades en el mundo público, es porque otras mujeres, las feministas, lucharon por ello, dice con seguridad total. Luego enumera:
Lo primero que hay que reconocer es la visibilización del problema, esto es identificar la condición  femenina como un problema social, con costos políticos, económicos, sociales y culturales.
Los avances en la legislación en estos cuarenta años son fundamentales, sobre todo con la incorporación de nuevas leyes y  la incorporación de la perspectiva de equidad de género en el combate de la violencia hacia las niñas,  jóvenes y mujeres.
En la participación política se registran avances, sobre todo con los relacionados con la incorporación de la discriminación positiva en las leyes electorales y recientemente la ley de la paridad.
Referente a la igualdad existe una creciente participación de las mujeres en los mercados laborales con mejor capacitación, sin embargo todavía estas no reciben remuneraciones equivalentes a las de los varones por igual trabajo.
Las mujeres constituyen hoy más del cincuenta por ciento del estudiantado en todos los niveles.
En lo referente a la salud y los derechos sexuales y reproductivos se lograron avances en varias entidades en la legislación sobre el derecho a la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo especialmente en el Distrito Federal así como darle la importancia a la necesidad de mejorar y ampliar los servicios de salud sexual reproductiva. Por otro lado, se reconoce la urgente necesidad de mejorar la capacitación y sensibilización de los servidores públicos encargados de dar atención a las usuarias y evitar los terribles casos que hemos sido atestiguado recientemente.
Ximena Avellaneda se declara optimista respecto al futuro del movimiento feminista. Algo prometedor es el hecho que en la actualidad son más las jóvenes interesadas y preparadas en temas de género y no solamente sino que desarrollan acciones innovadoras para llevarlo a cabo.
La juventud ahora no es la misma que en el pasado, está mejor capacitada, hace uso de los medios de comunicación y de las redes sociales, con la finalidad entre otras de hacer sentir su voz. El acceso en mayor medida a la educación plantea un mayor activismo dirigido a conocer y ejercer los derechos.
Desde luego, no es un movimiento uniforme, de hecho a mi modo de ver está bastante fragmentado, lo cual constituye una debilidad y por otro lado hay que diferenciar entre los movimientos amplios de mujeres y los feminista que no necesariamente son lo mismo o tienen agendas comunes, ciertamente coinciden en algunos puntos.
Sin embargo, plantea que uno de los retos fundamentales del feminismo es “reinventar o actualizar el feminismo” acorde a los momentos en que vivimos. La frase suele complicarse a simple vista, por lo que explica.
Las jóvenes tienen que encontrar en el movimiento respuestas a las realidades cambiantes, seguirán firmes muchos de los principios que llevaron a tantas mujeres a plantearse otra forma de vivir, más justa y humana como decía Rosario Castellanos, pero las formas para llegar a estos tal vez deberán adaptarse a los tiempos modernos.
Su planeamiento se confirma cuando plantea cómo el movimiento feminista en Oaxaca, específicamente, también se ha transformado. En un principio los movimientos de mujeres se dieron a partir de reivindicaciones políticas de organizaciones sociales y civiles y no necesariamente coincidían con las demandas aparentemente burguesas e individualistas de las feministas que se identificaban básicamente con medios urbanos. Por fortuna muchas de estas diferencias se han ido superado conformándose alianzas más amplias y enriqueciéndose con una gran cantidad de organizaciones recientes que han dedicado su trabajo a los temas de género, derechos humanos, salud reproductiva y violencia.
Otro componente que ha avanzado mucho en Oaxaca desde mi perspectiva es la organización de mujeres provenientes de los pueblos originarios quienes en su momento se resistían a acercarse siquiera al concepto de feminismo.
Hace treinta años eran pocas las mujeres provenientes de las comunidades que hablaban en primera persona de la condición de las mujeres, en ese sentido debo decir que el avance ha sido enorme, hoy en día las mujeres y las jóvenes en particular indígenas y afro descendientes, a partir de sus propias organizaciones, están alzando su voz, están haciendo sus propias demandas a la sociedad dominante y al interior de sus propias comunidades, donde ponen de manifiesto el tipo de cambios que esperan se den, para efectos de contar con mayor participación en la toma de decisiones y sobretodo en el anhelo de vivir vidas sin violencia.
He escuchado jóvenes hablar de los feminismos indígenas. ¡Estos son cambios de los últimos treinta años!
El feminismo es una teoría política que transforma. En la vida de Avellaneda Díaz no fue una excepción. Su ingreso al Grupo de Estudios sobre la Mujer Rosario Castellanos es calificado por ella como uno de los momentos trascendentales de su vida, ahí conoció a algunas de las personas más significativas de su vida y, por otro, le permitió acercarse “a este otro modo de interpretar y vivir la vida”.
Siempre decimos que esto es lo maravilloso de la perspectiva de género, es algo que no te puedes quitar y poner y es algo que tiene que pasar por tu cerebro, tu corazón y tu estómago y, sobre todo,  forma parte de tu existencia.