jueves, 15 de octubre de 2015

Mezcal, una industria también de mujeres


*La presencia de mujeres permanente a lo largo de generaciones

Soledad Jarquín Edgar, corresponsal
SemMéxico, Oaxaca, septiembre 2015.- En apariencia la presencia de las mujeres en la cadena productiva de mezcal era hasta hace poco tiempo un trabajo ajeno, sin embargo la realidad es otra, porque desde hace muchos años han sido parte de esta industria.
Gerentas, maestras mezcaleras y en ventas son tres de los cuatro puntos de la cadena donde las mujeres han estado desde al menos cinco generaciones, pero fueron las maestras mezcaleras las que recién rompieron el mito que les impedía entrar al palenque, pues se argumentaba que su presencia interrumpía el proceso de elaboración, más aún si estaban menstruando o embarazadas.
Graciela Ángeles Carreño, gerenta y representante legal de Mezcal de los Ángeles, que se produce en la población de Santa Catarina Minas, en el Distrito de Ocotlán, afirma que son pocas las mujeres que ocupan cargos de decisión en las empresas mezcaleras, la gran mayoría están en las ventas y otro porcentaje aún menor son maestras mezcaleras.
Las mezcaleras han estado en la producción desde hace varias generaciones, como sucedió con su tatarabuela, bisabuela, abuela quienes a lomo de bestia iban de pueblo en pueblo vendiendo el mezcal en tiempos en que era prohibida su venta, mientras que su mamá fue la primera administradora de la empresa pero no podía entrar en el palenque.
Hoy Graciela Ángeles Carreño es la primera gerenta y aunque tiene menos de 40 años, su historia es ya una larga cadena de experiencias, ha transformado la empresa en una cooperativa y en toda ella ha impreso un sello distinto, producto además de sus conocimientos académicos, es Maestra en Sociología.
Como en la familia Ángeles, en Tlacolula de Matamoros fue doña Josefina Monterrubio quien impulsó la creación y registro de marca de la primera crema de mezcal en los años sesenta: El Mayordomo, y antes lo había hecho con el famoso mezcal Joyas Oaxaqueñas.
Su hija, Socorro León Monterrubio recuerda que en su familia comercializaban mezcal en una pequeña tienda. A su papá se le ocurrió poner miel y cáscaras de naranja al mezcal que regalaban en navidad a amigos y familiares, quienes insistieron en que ese mezcal dulce fuera comercializado. La que tomó la decisión fue Josefina Monterrubio pese a la oposición de su esposo don Mencho León. De esta manera, Josefina se adelantó al menos 30 años a muchas otras empresas que posteriormente produjeron cremas de mezcal.
En la familia productora de Joyas Oaxaqueñas, una de las más populares en Tlacolula de Matamoros, doña Josefina Monterrubio siempre tomó la iniciativa y conocía bien el negocio, a ella no le era necesario tener un alcoholímetro para saber los grados de alcohol del mezcal, bastaba para ello su sentido del gusto, de la misma forma podía determinar con el olfato si el agave estaba ahumado de más o si no servía porque había sido cortado tierno.
Socorro León Monterrubio, Antropóloga de profesión, afirma que en la producción de mezcal las mujeres han sido muy importantes, como lo fue su mamá, muchas de ellas ni siquiera se reconocen, porque predominantemente era una actividad donde los hombres daban la cara.
Mezcalera por convicción
Gabriela Ángeles Carreño explica que la gran mayoría de las mujeres que están inmersas en esta industria son herederas de este conocimiento y muchas por su condición de pobreza, mujeres viudas o separadas se han hecho cargo de sus propias producciones y hay familias que ante la falta de hijos varones, el padre “echa mano de sus hijas”, lo cierto es que la industria del mezcal es hoy una oportunidad para sacar adelante a sus familias.
Esto incluso cambió el paradigma, hoy las mujeres podemos entrar al palenque, se rompió el mito, ya no somos responsables de que se rompieran las ollas, la tina o de que se detuviera el proceso de fermentación, como decían antes cuando una mujer entraba al palenque, en realidad lo que buscaban era detenernos.
Ser mezcalera, dice esta joven empresaria que nació dentro de una familia productora de esta bebida espirituosa, no es un asunto “chic” como muchas personas piensan, “ser una mujer en el mezcal es una responsabilidad, no te haces mezcalera por moda, se hace por identidad, por principios, por convicción, menos por moda”, sostiene frente a la proliferación de marcas.
Hoy la producción de mezcal no es sólo un negocio que permite a las familias enviar a sus hijos a la universidad, agrega en referencia a las posibilidades que en su familia tuvieron gracias a la producción de esta bebida que en Oaxaca se producen en al menos unas cuatro mil comunidades, como refiere el investigador Ulises Torrentera.
Álvarez Carreño se involucró en esta industria a raíz de la crisis del mezcal de 2001, y que de nueva cuenta azota a los productores y envasadores oaxaqueños debido a la falta de agave que en su mayoría se vende a los productores de tequila de Jalisco, dejando sin materia prima a los mezcaleros.
Por otra parte, añade, que en aquellos años conoció a Cornelio Pérez, con quien formó Mezcales Tradicionales y dieron origen a la Logia de los Mezcólatras, un movimiento reivindicador de los mezcales tradicionales no comerciales. Esto la llevó a certificar el producto familiar y a registrar la marca, además de poner otro plus al incluir información en las botellas que resultaron interesantes para sus consumidores.
En suma, dice que ha puesto en práctica una empresa que había ensayado en su cabeza, una empresa con visión de género, ya que por la figura empresarial las trabajadoras cuentan con prestaciones como caja de ahorro, con préstamos sin intereses y sobre todo ha sido pensada para que las mujeres puedan disfrutar de su tiempo y desarrollarse en lo profesional y con sentido humano.
Para ella existe una enorme diferencia cuando una mujer está en la gerencia, “si fuera hombre no me interesaría nada de eso, buscaría únicamente el rendimiento, pero a mi me interesa el bienestar y la felicidad de las personas que trabajan en la cooperativa, una persona feliz hace más de lo que puede y descubre sus habilidades, sus capacidades”.
Quienes la visitan Mezcal de los Ángeles encuentran varios productos: mezcal, coctelería, sal y servicios turísticos, como la visita guiada, degustación de mezcal y pueden consumir alimentos muy tradicionales en el palenque, idea de Graciela Ángeles.
La tarea no ha sido fácil. Recuerda que cuando iba a las primeras reuniones con mezcaleros, “puros señores grandes”, le daban la palabra la escuchaban y luego seguían con lo suyo, como si ella no hubiera hablado, pero los resultados obtenidos en la cooperativa han hecho que ahora la tomen en cuenta y busquen sus opiniones.
Por otra parte, en esta industria los hombres no estaban acostumbrados a recibir órdenes de las mujeres, pero su terquedad es positiva y no esta ni estará dispuesta a dejarse vencer por nada.
Otro factor fundamental es la permanente capacitación y profesionalización del personal, sobre todo para hacer frente a la demanda a través de las llamadas mezcalerías que ha ganado terreno en las grandes capitales del mundo: Distrito Federal, Nueva York, Los Ángeles, Berlín, Madrid, Barcelona, Paris, Tokio, Buenos Aires, Santiago y otras muchas capitales, gracias a un sector de jóvenes con visión empresarial que desde el Distrito Federal impulsan la comercialización del mezcal en todo el orbe. Situación que no es bien vista por todas las mezcaleras.
Lo que viene dice es una depuración, porque producir mezcal no es ningún juego e insiste en la responsabilidad y en la identidad, no es una empresa fácil ni te haces rica de la noche a la mañana como piensan muchas personas. Por eso considera que esa depuración será positiva.
Mezcal de los Ángeles tiene además proyectos comunitarios, como la biblioteca que actualmente se construye con una tienda de mezcales del D.F., un modelo que esperamos que retomen otras empresas para beneficiar a la niñez, la juventud y las personas adultas, mediante un espacio de recreación y cultura, área de cómputo y  un vivero, pues “no se puede hablar de desarrollo si no hay calidad de vida”.
Guadalajara, Estados Unidos y Europa
Gloria Tirado tiene 60 años, fue en la familia de su esposo donde aprendió todo el proceso de producción de mezcal hace más de 40. Por muchos años solo producían mezcal que era comercializado por otras empresas, sin embargo, fue hasta hace poco más de una década que está al frente de Mezcal “Los Javis”, un mezcal que prioritariamente se vende en Guadalajara, donde compite y bien con los tequilas, dice orgullosa; además, de ciudades de Estados Unidos y de Europa.
Estamos de manera constante frente a mucho trabajo, dice esta mezcalera de Santiago Matatlán, “la capital mundial del mezcal, ubicado a poco más de 30 minutos de la capital oaxaqueña. Los Javis es otra empresa familiar exitosa encabezada por una mujer que aprendió que no debía malbaratar más su mezcal porque asegura que lo que está vendiendo es su dignidad.
Mashcali, mezcalito
En la misma población, Gloria Santiago Romero se hizo cargo de Mashcali, palabra zapoteca que significa “mezcalito”, hace 30 años cuando se quedó viuda. Como otras mujeres, dice que no le costó trabajo entender todo lo que implicaba, porque creció en una familia de mezcaleros. “Solo si se trata de cargar contrato hombres”, expone en su expendio ubicado sobre la carretera que atraviesa la comunidad.
Su pequeña empresa, como ella señala, produce 500 litros mensuales de mezcal que ella misma comercializa en Matatlán y en el mercado de Oaxaca, ahora está preocupada, porque la crisis de agave provocó que tan solo en el último año el precio de la materia priva para la elaboración de mezcal se incrementara hasta en un 600 por ciento.
En ese sentido, su vecina cercana, Hortensia Hernández Martínez, dice que el costo pasó de tres mil a 23 mil pesos el costo de una camioneta de tres toneladas de agave o maguey, pero a diferencia de la dueña de Mashcali, Horetensia Hernández y su familia lo siembran. Aún así, la crisis afecta.
En ese sentido, el autor de la Monografía Mezcalaria, Ulises Torrentera, señala que aunado a la poca producción de maguey, existe una gran demanda de mezcales elaborados con agave silvestre y advierte que de no atenderse podrían ocasionar la extinción de algunas especies o el desabasto de materias primas y señala que no hay políticas públicas para preservar variedades endémicas, ni apoyos para que los verdaderos productores.
Mientras Gloria Santiago Romero ya entró en el proceso de certificación, Hortensia Hernández sostiene que hace cinco años pidieron un préstamo bancario para cumplir con ese requisito exigido por el Consejo Mexicano Regulador del Mezcal, sin embargo, nunca tuvieron “el prometido cliente” y dejaron todo en santa paz, el problema es que para entonces la deuda y los impuestos empezaban a ahorcar su pequeña empresa que lograron salvar mediante muchos sacrificios.
Santiago Romero, por otra parte, dice que busca la certificación porque ahora que sus hijos ya son profesionistas desean exportar su producto, lo que a Hernández no le preocupa pese a que sus botellas no tienen ninguna marca las identifica porque cada botella es cuidadosamente decorada por su esposo Juan Hernández.
Ambas productoras se encuentran ubicadas en la carretera. Ambas se quejan a su manera de la competencia desleal. Gloria Santiago Romero dice que en la entidad se comercializa mezcal adulterado que llevan en pipas a las poblaciones. En tanto, Hortensia Hernández dice que la competencia de la mezcalería tradicional son todas aquellas personas que venden mezcal para que otras empresas las vendan a presos por demás estratosféricos.
En entrevista, Torrentera afirma que efectivamente hoy existen “aventureros europeos o gringos o de cualquier lugar, que hacen su marca, envasan mezcal comprado a granel en Oaxaca y que venden un shot de mezcal en Nueva York por 200 dólares, cuando aquí el litro lo compran 40 pesos”.
Pese a las dificultades que enfrentan por ser empresas pequeñas comparadas con otras, porque los trámites son burocráticos y porque en ocasiones se sientan engañadas por los apoyos que otorga el gobierno, en ambos casos, doña Gloria y doña Hortensia pertenecen a una tercera o cuarta generación de familias mezcaleras y reconocen que las mujeres siempre han estado presentes en la producción, con métodos tradicionales y semejantes a los empleados desde los siglos XVI y XVII.
La ruta del mezcal incluye ocho entidades, todas con dominación de origen: Zacatecas, Durango, Guerrero, Guanajuato, Michoacán, San Luis Potosí, Tamaulipas y Oaxaca, de acuerdo con datos del Consejo Mexicano Regulador del Mezcal, organismo que tiene más de 500 asociados, pero es Oaxaca el estado con mayor producción de mezcal con un 97 por ciento, además de dominar con 80 por ciento el envasado y 90 por ciento la exportación.