lunes, 7 de septiembre de 2015

Mujeres y Política Un peligro para las mujeres

Imagen de internet. Pedro Ruiz, munícipe de Tlacolula


Soledad Jarquín Edgar
En días pasados tomaron protesta el mayor número de diputadas federales que en una sola legislatura hayamos tenido noticia, 211 en total.  Una cifra histórica.
Sobre esas mujeres de distintas corrientes políticas hay puestas todas las miradas de escrutinio y se piensa que ellas habrán de resolver la violenta desigualdad que opera en todos los ámbitos de la vida de las mexicanas. ¡Claro que no será así! Algo van a resolver pero su camino, aunque son más, es todavía sinuoso y lleno de obstáculos, pues solo es una parte del poder el que tienen dentro de sus partidos y como legisladoras.
Estamos a menos de una década de que en México se cumplan 200 años desde que mujeres del siglo XIX plantearon participar en la toma de decisiones de gobierno, me refiero a la existencia de un dato concreto, registrado. Es decir, el recorrido en tiempo es muy extenso, son muchos años exigiendo algo que tendría que darse de manera “natural” porque es un derecho humano. Es apasionante en verdad encontrar documentos, libros o datos que nos revelan cómo se tejió esa historia de las mujeres que en el 2015 permite que 211 mujeres ocupen una curul. A las ancestras les costó lágrimas, sudor, fueron perseguidas y encarceladas, fueron vituperadas, fueron incómodas para los hombres, fueron cuestionadas por sus ambiciones “desmedidas”, les daría la cabeza para tener tan grandes responsabilidades se preguntaban en los periódicos cuando algunas en los años cincuenta empezaron a ocupar las presidencias municipales y otras pocas, lentamente, ocuparon espacios en los congresos.
Entonces valoremos: son casi 200 años desde que las primeras mexicanas asomaron sus deseos de tomar parte en las decisiones públicas; apenas 68 años desde que se reformó la constitución para que pudieran votar en las elecciones municipales; en octubre se conmemorará el 62 aniversario del “voto universal” y en algunos estados del país fechas posteriores a 1953 que dieron el sufragio a las mujeres en las entidades federativas…
¿Nada? ¿Poco? ¿Mucho? Cada quien saque sus conclusiones, hoy hay 211 mujeres en el congreso federal y sí el reto que tienen enfrente es inmenso, pero tenemos que seguir teniendo la fuerza, el tesón y una pizca de paciencia como la que tuvieron nuestras tatarabuelas, bisabuelas o abuelas.
Y aunque son 68 años desde que las mujeres pueden ocupar legalmente un cargo dentro de la estructura municipal, es ese escalón del gobierno donde ellas han sido victimizadas, excluidas y violentadas con más frecuencia y menos visibilidad de lo que quisiéramos. Esta semana la Directora de la Instancia Municipal de la Mujer Tlacolulense, Ana Lilia Hernández, denunció la barbarie del munícipe de Tlacolula, Pedro Ruiz González, quien desde la creación de esta institución, hace más de un año, la ha hostigado, le ha negado recursos, incluso su firma para obtener otros beneficios, la ha excluido y ha ordenado que la difamen por las redes sociales, y no conforme con eso, la amenazó de muerte, tras responsabilizarla de dos publicaciones en las que se le exhibe por sus yerros e ignorancia.
Pedro Ruiz González no es una buena persona y se ha mostrado como un misógino con poder. ¿Tienen idea de lo que eso significa en la vida de las mujeres que lo rodean? ¿Se lo imaginan?
El presidente municipal salido de las filas del Partido Acción Nacional y que llegó en coalición con el PRD, Movimiento Ciudadano y PT es un caso serio. En 2014, no sólo no quería la Instancia Municipal de la Mujer Tlacolulense, a la que accedió él y su Cabildo en el mes de febrero de ese año con la condición de que la responsable se comprometiera a conseguir recursos. Es decir, la famosa instancia debía operar con una sola persona, la directora con sueldo, eso sí pero en una oficina sin muebles ni equipo, en la cual tendría que atender todos los problemas derivados de la desigualdad en una población de más de 20 mil habitantes (INEGI 2010)  y cuatro agencias en ese municipio ubicado a 30 kilómetros de la capital oaxaqueña, en “la ruta del mezcal” y donde la violencia contra las mujeres es sistemática.
El munícipe, como diría mi abuela Lucha, es un pájaro de cuentas, porque en aquellos primeros meses pretendió quitarle su lugar en el Cabildo a Elizabeth Sánchez González, quien iba en segundo lugar en la lista de la planilla que compitió en el proceso electoral y que por tanto debía ser la Síndica Municipal. Lugar que don Pedro y su pandilla habían acordado ofrecer a otro señor, afín totalmente a sus intereses. Pero no contaban con que Elizabeth no se iba a dejar y ante el Tribunal Estatal Electoral de Oaxaca interpuso un recurso de protección de derechos políticos. El TEEO decidió que debía ser restablecida en su cargo, lo que ocurrió en mayo de 2014.
Estas dos mujeres han tenido que navegar a contracorriente, insisto, hostigadas y difamadas por el presidente municipal quien emplea las redes sociales para saciar su sed misógina. A este señor no le gustan las mujeres que tienen iniciativa propia y menos que sean más inteligentes que ambiciosas, es decir, mujeres que no se doblegan ante los esquemas de corrupción. Le estorban.
Por eso resulta muy peligroso el Presidente Municipal de Tlacolula. Y por ello es increíble que la LXII Legislatura haya desoído la solicitud de Ana Lilia Hernández cuando pidió su intervención mediante un proceso administrativo, entre otras como el hecho de negarse a firmar un documento mediante el cual pudo haber obtenido recursos públicos del gobierno federal, a través de INMUJERES.
Esta solicitud fue presentada ante integrantes de la LXII Legislatura en marzo pasado, Ana Lilia Hernández tuvo que ampararse buscando una respuesta oficial, lo único que ha obtenido hasta ahora es la promesa de un “asesor” de que será el 7 de septiembre próximo cuando finalmente le informen qué va pasar. Aquí hago un paréntesis, en Oaxaca son 16 legisladoras, el 38 por ciento del total de quienes integran el Congreso, que por razones distintas a lo imaginable han hecho caso omiso de lo que sucede en Tlacolula, igualito que lo hacen los varones. Me pregunto qué pasaría si el munícipe misógino cumpliera su amenaza. ¿Qué harían para volver a dormir bien?
Me gustaría mucho equivocarme, por supuesto, pero no se espera gran cosa, ni menos una investigación a fondo para determinar qué pasará con este presidente municipal que es un peligro para las mujeres; un personaje que da muestras de haber sido sacado de entre los antagónicos de una película del cine de caballos y pistolas y que equivocadamente gobierna, molesto por la irrupción de las mujeres. Habría que hacerlo entrar en razón porque tal parece que se quedó en el siglo XIX.
También me pregunto, además de bailar la bruja y ser la madrina de mezcal en las fiestas de sus amigas en la capital mexicana, ¿qué estará haciendo la titular del Instituto de la Mujer Oaxaqueña, Anabel López, pues después de un año y medio de quejas sobre la pesada actitud del munícipe de Tlacolula, ambas tanto la síndica como la funcionaria, parecen navegar solas, ante la falta de acciones yo diría más contundentes, más eficaces…Claro, no podemos pedir peras al olmo. Sin duda, ha quedado demostrado que en el gobierno actual, el IMO es poco menos que un adorno. Los resultados son grotescos y se pueden leer en 403 feminicidios; decenas de mujeres desaparecidas y claro la desbordante violencia política.
Hablando de eso también es muy pero muy reprobable la actitud de quienes están en la tarea de “procurar” justicia en Oaxaca. Lo que hay tanto en el Centro de Justicia para Mujeres, a cargo Jashibe Valencia, como en la Subprocuraduría de Atención a Mujeres Víctimas de Violencia por razón de Género, en la que despacha Ileana Hernández Gómez,  es cansancio, hartazgo, omisiones y mucha corrupción, que perjudica la vida de decenas de mujeres…Pero de eso hablaremos con la calma y el merecimiento que se debe en la próxima entrega.
Felicidades a Dario Castillejos
Y no quiero irme sin enviar una enorme felicitación a todas y todos los profesionales de la información que obtuvieron muy merecidamente el Premio Nacional de Periodismo, en especial, a nuestro compañero Dario Castillejos, periodista excepcional en verdad, un gran ser humano y un hombre sensible que a través de sus cartones nos hace ver con agudeza una realidad que nos agobia. Que sigan los reconocimientos, sin duda, eres de los mejores de México y como ya lo has demostrado antes también del mundo.
@jarquinegar