miércoles, 11 de junio de 2014

La absurda “defensa de la vida”


La absurda “defensa de la vida”

Juana María NAVA CASTILLO
Monterrey, NL.- Como hace 16 años, las mujeres de Nuevo León enfrentan una embestida de la derecha más conservadora de la entidad, que aprovechando su mayoría en el Congreso local, busca elevar a rango constitucional el derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte natural.
Este tema se veía venir, desde que una de las principales impulsoras de la iniciativa en 1998, Carolina Garza, asumió como diputada local del Partido Acción Nacional en la presente legislatura, y en varias ocasiones dejó entrever el tema, que en los últimos días tomó forma al convertirse en una nueva propuesta de ley que fue aprobada en comisiones y llevada al pleno y votada a favor por mayoría, en un periodo de tres días del calendario legislativo.
La diferencia con el proceso que en aquella primera ocasión enfrentaron las organizaciones feministas, académicas y en general las personas que se oponían a tal reforma constitucional, es que ahora no solo el partido promovente, sino que también el PRI se adhirió a la propuesta, votando a favor en la primera vuelta de las dos necesarias para la modificación constitucional, lo que prácticamente dejó sin “aliados” a las oponentes, con excepción del apoyo de los partidos PT, PRD y Panal, que en conjunto suman seis votos y que por supuesto no son suficientes para incidir en la decisión final.
En diciembre de 1999, luego de dos años de debate, de mesas de discusión, de protestas ciudadanas, de análisis en medios, de enfrentamientos con los grupos conservadores, las feministas de Nuevo León consiguieron que la iniciativa de entonces se “congelara”. Se contaba entonces con el respaldo de algunas y algunos legisladores priistas que se oponían a la reforma constitucional. Hubo un desgastante, pero interesante debate legislativo.
En 2014, las cosas son diferentes, empezando por el documento hueco y sin fundamentos debatibles que se aprobó como dictamen, y que otorga al producto de la fecundación los derechos a la justicia, a la libertad, a la igualdad, a la equidad, a la paz. De risa y de vergüenza, que las y los legisladores de los partidos Acción Nacional y Revolucionario Institucional, sumaran 33 votos para aprobar la reforma en una primera vuelta, es decir más votos de los necesarios, pues bastaba con una mayoría simple, de 22 votos, para que procediera la modificación en su primera etapa.
Esto hace suponer que en la segunda vuelta, obligada en un periodo de sesiones diferente, ya sea ordinario, o extraordinario, se conseguiría fácilmente la mayoría calificada, que debe ser de 28 votos.
Pero la lucha de las mujeres ha sido de nuevo fundamental, y la esperanza de poder revertir la postura de las y los legisladores es una constante plasmada en diversas acciones de protesta y de exigencia para que se respeten los derechos de las mujeres a decidir sobre su cuerpo, a no otorgar derechos al nonato por encima de los que tienen las personas nacidas, consagrados en las leyes supremas de este país, pero que las y los diputados de Nuevo León parecen ignorar.
Y es que sabemos que de proceder la reforma que impulsa el PAN, con el aval del PRI, se conseguiría con facilidad, y sin necesidad de requerir de la mayoría en la votación, reformas al Código Penal que establece hasta ahora tres excepciones para practicarse un aborto, y que son por grave riesgo a la salud, por peligro de muerte de la mujer y por violación.
Además por supuesto que sería motivo de impedir otras leyes que garanticen a las mujeres un aborto seguro.
Solo baste recordar que en mayo de 2007, Juan Villanueva y Francisco Barrios, entonces diputados federales del PAN presentaron ante el Congreso local una iniciativa de reforma al Código Penal del estado para incrementar las penas de 3 a 5 años a las mujeres que se practiquen un aborto, argumentando que de ninguna manera se permitiría que “la despenalización del aborto en el Distrito Federal llegue hasta acá, y que atente contra la vida solo por moda".
Es el nivel de argumentaciones y justificaciones que han dado históricamente los y las legisladoras pro derechos del embrión. Al celebrar el triunfo de la votación en la primera vuelta para la reforma constitucional, el pasado 28 de mayo, la diputada Carolina Garza dijo en la tribuna que “ahora tenemos la oportunidad de ser la voz de los niños nuevoleoneses que no la tienen; se regresará el rostro humano al estado de Nuevo León”.
También, el diputado que firmó la iniciativa, Francisco Treviño Cabello, expresó frases como: “hay quien dice que la mujer tiene derecho sobre su propio cuerpo, pero el no nacido es una persona diferente”; “privar de la vida a un bebé por nacer no hace a la mujer ni más libre, ni más sana” o “una persona no es responsable si usa el aborto como método de planificación familiar”, entre otras de ese tipo.
Porque para las y los diputados es más importante otorgar derechos jurídicos al producto de la fecundación que el respeto por la vida de las mujeres, y la importancia de garantizarles a ellas su derecho a la reproducción en el momento que lo decidan.
Tampoco ha sido prioritario preocuparse por impulsar acciones legislativas que generen políticas públicas efectivas para abatir el embarazo de niñas y adolescentes, que en la entidad es preocupante: más de 300 niñas de entre 10 y 14 años se convirtieron en madres en el año 2012, y el 5 por ciento de las niñas entre 15 y 17 años tuvieron un hijo en ese año. Nueve de cada 10 de ellas, ya no regresaron a la escuela. Niñas criando a otros niños. ¿A quién le importa eso?
A estas alturas solo apelamos a la concientización de los y las diputadas, o de algunas de ellas, especialmente del PRI, para que apegadas a los principios y estatutos de su propio partido legislen conforme lo dicta el Estado laico; y respeten sus postulados a la defensa de los derechos de las mujeres y a la libre decisión.
De apoyar la votación en la segunda vuelta, para reformar la Constitución de Nuevo León, las y los legisladores del PRI ya no serán requeridos para modificar otras leyes secundarias que darían al traste con los derechos humanos de las mujeres.

 Derecho a decidir

El acceso al aborto legal y seguro es parte esencial de los servicios de salud reproductiva a los que tienen derecho las mujeres. Se fundamenta en los derechos a la vida, la salud, la integridad física, la vida privada, la no discriminación  y la autonomía reproductiva de las mujeres. Estos derechos se encuentran reconocidos tanto en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos como en los tratados internacionales en materia de derechos humanos. 
Cuando los servicios de aborto son inaccesibles para las mujeres que los necesitan o cuando las leyes de aborto son restrictivas, los Estados pueden ser responsables por las violaciones a los derechos humanos que les causan. Además, tiene un impacto negativo en el ejercicio de los derechos de las mujeres, sus oportunidades de vida y su futuro. 
En México el aborto es un delito que se regula a nivel local con exclusiones de responsabilidad, es decir que en determinados casos, a las personas que llevan a cabo un aborto, no se les impone una sanción. Estas exclusiones varían dependiendo de la entidad federativa. El Distrito Federal (DF) es la única donde el aborto es legal en las primeras doce semanas de gestación. Asimismo, la interrupción del embarazo en casos donde el embarazo es producto de una violación es legal en todo el país. Sin embargo, el acceso depende del lugar de residencia, del grupo socioeconómico al que pertenezcan, del nivel de información que tengan y del estigma en su entorno social. (GIRE)

Mujeralia de la maternidad

Incidencia de aborto 44, por cada 100 nacidos vivos

Seis de cada diez adolescentes (61.8%) sexualmente activas, no usa métodos anticonceptivos durante su primera relación sexual.

Cada mujer mexicana tiene entre 2 y 3 hijos en promedio y hay más de 30 millones de madres. El 5.3 millones de madres son solteras, separadas o divorciadas. Asimismo, más de 77 mil niñas de 12 a 17 años de edad están casadas, lo que representa el 1.2 por ciento de la población.

Según la Organización Mundial de la Salud, aproximadamente mil mujeres mueren al día por complicaciones prevenibles del embarazo y del parto según el último censo de 2008, resultando en un total de 358 mil de defunciones al año.

Más de 136 millones de mujeres dan a luz al año, sin embargo, 20 millones de bebés experimentan enfermedades después de nacer. De esa cifra, 16 millones de niñas entre los 15 y 19 años tienen un hijo.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, se estima que entre 100 y 140 millones de niñas y mujeres en el mundo viven actualmente con las consecuencias de la mutilación o escisión genital femenina, y se estima que 3 millones de niñas corren riesgo de esa práctica todos los años.
(Las Caracolas, páginas 2 y 3)