jueves, 19 de junio de 2014

Letras violeta ¡300!


Letras violeta
¡300!

Soledad Jarquín Edgar
Seré  breve. Escribiré poco. Como breve es la vida de las mujeres que en los últimos días han sido asesinadas en Oaxaca y que elevan la lista macabra a 47 casos en lo que va de este año (serían 11 más según datos de la Procuraduría General de Justicia del Estado) y 300 los asesinatos acumuladas desde que gobierna Oaxaca, Gabino Cué Monteagudo.
Estas cifras, números, son los proporcionados por el recuento ciudadano que realiza puntualmente la asociación civil Consorcio Oaxaca y que nos muestran cuán cruenta en la sociedad oaxaqueña con las mujeres.
En los últimos tres días -17, 18 y 19 de junio- la prensa local ha publicado consecutivamente un caso de feminicidio cada día y parece que se ha vuelto costumbre, poco asombra a la gente, poco indigna a la sociedad que materializa la vida de las mujeres como seres, cuya propiedad como personas, no les pertenece. Son parte de los enseres que lleva el “hombre” sobre sus hombres y que así se enseña a la niñez en las escuelas primarias.
Esta, reitero, no es una idea arcaica, es una realidad que toma cuerpo en las mujeres, a pesar de todos los avances que podemos contar por cientos y Oaxaca, por más que se intente decir o hacer otra cosa, es una de esas arcaicas sociedades, donde ser mujer resulta peligroso en extremo.
¿Frente a qué estamos? Es una pregunta que seguramente tendrá muchas respuestas, pero hay una que me parece fundamental: la raíz de la violencia contra las mujeres enmarcada en el machismo y en la impunidad, me agregaría la doctora Francesca Gargallo, feminista autónoma y catedrática universitaria y mil cosas más.
Escribo, breve, como breve es la vida que le han arrebatado a estas mujeres y reitero, confirmo, nada conmueve al gobernante en turno, nada preocupa al gabinete entero, donde –dice Gabino Cué- están los mejores hombres de Oaxaca, y unas cuantas mujeres, le agrego yo.
Me pregunto cómo dormir tranquilos ante esta fatídica cifra de vidas truncadas, de mujeres cuyos sueños y anhelos se esfumaron, cuyas familias esperan respuestas, hijos e hijas que esperan justicia, la palabra que se ha vuelto común en Oaxaca y que cada vez más se pronuncia en nombre de las mujeres.
@jarquinedgar