Letras violeta
¡300!
Soledad Jarquín Edgar
Seré breve. Escribiré poco. Como breve es la vida
de las mujeres que en los últimos días han sido asesinadas en Oaxaca y que
elevan la lista macabra a 47 casos en lo que va de este año (serían 11 más
según datos de la Procuraduría General de Justicia del Estado) y 300 los
asesinatos acumuladas desde que gobierna Oaxaca, Gabino Cué Monteagudo.
Estas cifras, números, son
los proporcionados por el recuento ciudadano que realiza puntualmente la
asociación civil Consorcio Oaxaca y que nos muestran cuán cruenta en la
sociedad oaxaqueña con las mujeres.
En los últimos tres días -17,
18 y 19 de junio- la prensa local ha publicado consecutivamente un caso de
feminicidio cada día y parece que se ha vuelto costumbre, poco asombra a la
gente, poco indigna a la sociedad que materializa la vida de las mujeres como
seres, cuya propiedad como personas, no les pertenece. Son parte de los enseres
que lleva el “hombre” sobre sus hombres y que así se enseña a la niñez en las
escuelas primarias.
Esta, reitero, no es una idea
arcaica, es una realidad que toma cuerpo en las mujeres, a pesar de todos los
avances que podemos contar por cientos y Oaxaca, por más que se intente decir o
hacer otra cosa, es una de esas arcaicas sociedades, donde ser mujer resulta
peligroso en extremo.
¿Frente a qué estamos? Es una
pregunta que seguramente tendrá muchas respuestas, pero hay una que me parece fundamental:
la raíz de la violencia contra las mujeres enmarcada en el machismo y en la
impunidad, me agregaría la doctora Francesca Gargallo, feminista autónoma y
catedrática universitaria y mil cosas más.
Escribo, breve, como breve es
la vida que le han arrebatado a estas mujeres y reitero, confirmo, nada
conmueve al gobernante en turno, nada preocupa al gabinete entero, donde –dice
Gabino Cué- están los mejores hombres de Oaxaca, y unas cuantas mujeres, le
agrego yo.
Me pregunto cómo dormir
tranquilos ante esta fatídica cifra de vidas truncadas, de mujeres cuyos sueños
y anhelos se esfumaron, cuyas familias esperan respuestas, hijos e hijas que
esperan justicia, la palabra que se ha vuelto común en Oaxaca y que cada vez
más se pronuncia en nombre de las mujeres.
@jarquinedgar