Mujeres y
Política
De la
Rosa de Guadalupe a Rosario Robles
Soledad
JARQUÍN EDGAR
En México
suceden hechos inverosímiles. Por ejemplo, un político puede hacerse millonario
con sólo estar unos meses sentado en su curul defendiendo las causas
partidistas y no los problemas sociales.
Un
presidente de partido puede comprar en poco más de un millón de pesos el camino
libre para que su hermano sea candidato a la presidencia municipal.
Es común
que un dirigente sindical pueda superar todas las expectativas de riqueza
gracias a las cuotas de las y los agremiados.
Hay
notorios recuentos de corrupción en el sistema presidencial mexicano y ni que
decir de los virreyes en cada una de las entidades del país y de sus
colaboradores más cercanos, tanto que resulta ocioso señalar uno tras otro.
Por eso resulta
interesante analizar lo dicho por la Secretaria de Desarrollo Social, la ex
perredista y ex jefa de gobierno en el Distrito Federal, Rosario Robles
Berlanga, quien anunció que el programa Oportunidades no apoyará a las familias
indígenas que tengan más de tres hijos, “porque la recreación se ve como una forma
de que ingrese más dinero a sus hogares” y que se suspenderá el apoyo económico
por nacimiento que actualmente se entrega.
De nueva
cuenta, como se hace ancestralmente, se condena la pobreza y todo lo que
implica y no las razones que ocasionan la pobreza, entre las que destacan la
corrupción del sistema político mexicano.
Además,
pretenden recular en un programa asistencial que durante años le ha dado grandes
dividendos a los políticos, sus los partidos y, claro, a los gobiernos.
Es más
fácil, así parece, pretender resolver el problema de la pobreza distribuyendo
migajas entre la gente en lugar de resolver de fondo el problema a través de
cero tolerancia a la corrupción y cumpliendo a cabalidad con lo indica la
Constitución Política Mexicana que mandata a reconocer (y por tanto a
practicar) los derechos humanos de cada uno y cada una de las mexicanas y no,
como sucede, a recibir migajas de un pastel que sola clase política se come en
grandes tajadas.
Resulta,
por demás grotesco considerar que las familias que tienen más de tres hijos
buscan “defraudar” al sistema del programa Oportunidades, porque a más hijos e
hijas les representan más ingresos, pero no es corrupción la desigualdad
salarial que impera en este país.
No es
corrupción que en este país la llamada clase política sea tan grade como los -500
diputados y diputadas federales, 128 senadores, gobernadores, el presidente y
por supuesto sus amplios, muy amplios gabinetes y séquitos- y que sigamos
pagando sus privilegios.
Lo dicho
por doña Rosario Robles resultará siempre molesto. Primero porque está
violentando el derecho de las personas a tener los hijos que deseen, como dice
la Constitución; segundo porque las “becas” de Oportunidades no resuelven el
problema de la pobreza, pero dicen que les “ayuda”.
Ahora
resulta que la familias de indígenas pobres no tienen derecho a recibir ayuda
por tener más de tres hijos, mientras que otros se reparten bastante dinero en
portafolios y amarrados con ligas, de los cuáles ninguno está preso y otros
hasta gobernadores son.
¿Acaso el
tener tantos hijos no es resultado del sistema? Lo que por cierto ha inhibido
las campañas o políticas públicas para educar a las personas en prevención de
enfermedades como VIH-SIDA o los contagios de transmisión sexual y que ahora
repuntan entre la población joven?.
¿Acaso no
es a través de la televisión que se educa “religiosamente” a las familias
mexicanas con la Rosa de Guadalupe y otros programas, y donde se les dice que
el aborto es un pecado mortal, lo mismo que rechazar a los hijos e hijas que
Dios manda y que por tanto se deben tener?.
¿Acaso no
es a través del sistema mexicano de televisión y educación en las aulas donde
no se habla de los derechos sexuales ni de la salud reproductiva? ¿Ni qué
pensar en la prevención ni en el uso del condón en algunas instituciones de
educación superior privadas en Oaxaca y en otras ciudades del país? Campañas,
presupuestos que parecen invisibles en las políticas públicas de la Secretaría
de Salud.
No son
estos acasos algunas de las contribuciones más importantes para que las mujeres
tengan más hijos y por tanto más necesidades, al grado tal de que algún
brillante se le ocurrió el programa Oportunidades que vienen arrastrando
sexenio tras sexenio priistas y panistas y luego priistas y también los
perredistas en el D.F.
Como es
“brillante” también el programita Sin Hambre, con el cuál las familias reciben
14 alimentos básicos con un costo de 640
pesos mensuales, lo que ella se gastan en un café, en un labial, en unas
chanclas para bañarse…nada importante.
Y, por
último, me pregunto ¿cuántas familias se quedarán fuera del programa? Sabrá que
estas mujeres son las que menos posibilidades tienen en la vida, menos
educación, menos acceso a la salud pública…Las mexicanas estamos más lejos de
los derechos humanos y más cerca de la televisión y la iglesia.
Así
estamos esperando las ocurrencias del funcionariato y no el disfrute pleno e
los derechos humanos, así de simple.
@jarquinedgar