Literatura
de autoría femenina
Segunda
Parte
Aurea
CEJA ALBANÉS*
En la primera parte de
este artículo hablé de cómo las mujeres han estado presentes en todos los
campos de conocimiento desde hace siglos, pero ensombrecidas por la cultura
patriarcal que no las reconoce, no las cita, no las nombra. En la actualidad, a
pesar de las transformaciones sociales que han permitido la incorporación
masiva de las mujeres al mundo público, es decir, al campo laboral remunerado y
la participación política principalmente, el sesgo de género en la lectura de
autoras y la falta de reconocimiento expreso prevalece. Por ejemplo, según
Dennis Abrahms, en 2012 El New York Times Review of Books, sólo dedicó el 16%
de sus reseñas a libros escritos por
mujeres. (S/A “2014, año de las mujeres lectoras #readwomen2014”. En: Lectura
lab, laboratorio de lectura de la FGSR, 31/01/14. Disponible en:
http://lecturalab.org/story/2014-ao-de-las-Mujeres-Lectoras-readwomen2014_4718)
La revista norteamericana
The Critical Flame decidió nombrar al 2014 como el año de las mujeres lectoras,
declarando que durante este año dedicará sus reseñas a textos de mujeres; en la
red está circulando el hashtag #readwomen2014. La iniciativa surge de la
escritora norteamericana Joanna Walsh, quien lanzó tarjetas de navidad en
diciembre pasado con el nombre de doscientos cincuenta autoras para invitar a
leer y buscar más títulos. Los usuarios y usuarias de twitter triplicaron la
lista en sus comentarios. Visibilizar a setecientas cincuenta mujeres
escritoras, quienes en muchos casos tienen más de una obra publicada, además de
una tarea maratónica, implica enriquecer de manera sustantiva nuestro capital
cultural, nuestras posibilidades de lectura.
En América Latina, a
partir de estas iniciativas surgen también otras iniciativas como el hashtag
#mujeresqueleen, en Chile, en la Biblioteca Jorge Guillén, que está acompañado
de muchas acciones para acercar al público a mujeres que escriben.
Todas estas son acciones
afirmativas que responden a una necesidad, aunque parezca una moda hablar de
género o de mujeres en estos días, y es que es fundamental reapropiarnos desde
las mujeres de lo que queremos considerar como femenino, de la propia
experiencia de las mujeres en el mundo y hablar de ella; que las mujeres se
reconozcan y se identifiquen con las formas de ser nombradas y caracterizadas
en lo que leen permite una reflexión profunda sobre sí mismas, principalmente
porque históricamente se ha definido lo femenino desde los hombres, desde la
mirada masculina.
Laura Freixas
señala que “la literatura la han escrito, y en su mayor parte la siguen
escribiendo, varones, y en ella reflejan sus propias vivencias, mucho más que las
del otro sexo. La experiencia femenina es como un iceberg, del que la
literatura alumbra solo una pequeña parte: lo que las mujeres viven con los
hombres. El resto: su vida a solas, sus propias ambiciones y deseos (otros que
los amorosos), y sus relaciones entre sí, está a oscuras. Ha empezado a salir a
flote lentamente a medida que más mujeres escriben; pero aún queda mucho
sumergido”. (Freixas, Laura. “El silencio de las madres”. En:
Diario El País, 14/09/14)
Muchas de las
autoras desde su identidad, desde su construcción cultural de mujer, colocan en
sus escritos a las mujeres como sujeto, como protagonistas, reivindican el ser
mujer y las características tradicionalmente femeninas, algo que no aparecía en
la literatura masculina, donde se definía a las mujeres como la otredad, como
lo ajeno, ya sea como musa inspiradora o bruja endemoniada, pero siempre desde
la mirada ajena. Hace unos meses, Francesca Gargallo, escritora feminista, dijo
que las mujeres no tenemos que aceptar que la literatura que es buena para los
hombres es buena para nosotras, sobre todo cuando nos definen desde ellos y de
manera denigrante. (En el marco del Diplomado Internacional de Estudios
sobre las Mujeres, Feminismos y Descolonización llevado a cabo por el Centro de
Estudios de la Mujer en la Facultad de Derecho de la UABJO entre agosto 2013 y
enero 2014)
Las mujeres
que han escrito durante el siglo XX y el XXI, han reflejado las interrogaciones
de las mujeres frente a la desigualdad de género, y han dado cuenta de las
grandes transformaciones en los roles, la identidad y la estructura social.
Para Naiara
Cristina Shuck, estos son temas recurrentes en la literatura de autoría
femenina, aunados a la denuncia de la opresión patriarcal, la transgresión
frente a estas condiciones de opresión, y los temas alusivos a la sexualidad:
el aborto, el placer, las fantasías, el orgasmo, la masturbación, la
menstruación, el parto y la maternidad, temas que no están tan presentes en la
literatura de autoría masculina. (Shuck, Naiara Cristina.
Literatura de escritura femenina. En: Revista Borradores. Vol. VIII-IX, año
2008. Universidad Nacional de Río Cuarto, Brasil)
Ahora bien,
este posicionamiento de vivencias femeninas en la literatura escrita por
mujeres, esta identidad que se pone de manifiesto en la narración, en absoluto
significa que lo que escriben ellas sea solamente para el público femenino,
como se ha generalizado en el pensamiento sexista sobre la literatura. Al
respecto, Rosa Montero cuestiona que cuando un hombre escribe, se dé por hecho
que lo hace para la humanidad mientras que cuando lo hace una mujer, se cree
que sólo escribe para el género femenino, o que el texto es sólo de “interés
femenino”.
Esto es una
interpretación sexista, parcial, sobre la realidad; independientemente del
género de quien escribe, se escribe para la humanidad, e incluso las
dificultades de las mujeres en el mundo son asunto de los hombres, les atañen
porque viven en él y lo co-crean. En palabras de la autora: “Yo no tengo ningún
interés en hablar de mujeres; quiero hablar del género humano, pero es que la
mitad de ese género humano es femenino. E incluso, si en mis libros aparece en
algún momento una referencia a las limitaciones sociales que pudo encontrar una
mujer por el sexismo, con ello también estoy hablando de los hombres, porque
los varones participan en esa situación sexista, también es cosa de ellos”. (Montero,
Rosa. “Mujeres que hablan de sus vidas”. En: El País Semanal, Columna Maneras de Vivir, 07/06/13. Disponible
en: http://elpais.com/elpais/2013/07/04/eps/1372935503_898195.html).
Reconozcamos pues, que
leer a las mujeres contribuye a enriquecer y resignificar la visión que tenemos
sobre el mundo, sobre los hombres y las mujeres.
* Psicóloga
social, educadora de la sexualidad, tallerista y docente universitaria. Integrante
del Colectivo Mujeres en Comunidad. Integrante del Círculo de Lectura “Las
mujeres por nosotras mismas”.