Genaro Góngora Pimentel, Patriarca de Patriarcas |
Posdata
Góngora Pimentel: Lo personal es político
Por Sara Lovera
Los hechos que narró hace una semana la periodista Carmen
Aristegui sobre la incalificable conducta del ex ministro de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación, Genaro Góngora Pimentel, por haber enviado a la
cárcel a su ex pareja, aprovechando todo su poder; los antecedentes de su
relación usando todo su poder y negándose a cumplir con la ley de alimentos
para sus dos pequeños hijos, usando todo su poder; ha generado una reacción en
cadena de periodistas, que impactados por esta estulticia, que no es para
menos, han enderezado sus críticas al silencio de las feministas que
“insensibles”, no reaccionaron inmediatamente.
Se trata del uso de poder patriarcal de un personaje
señero que pone en blanco y negro lo que todavía la mayoría de los hombres y
muchas mujeres viven y recrean contra la mitad de la población. Góngora
Pimentel es un claro ejemplo de dónde estamos. Hasta dónde es permisible la
injusticia contra las mujeres; cómo funciona la complicidad masculina de la
casa a los tribunales, cómo opera en los hechos la desigualdad y la
discriminación contra las mujeres. Porque de eso se trata.
Este hecho oprobioso que nos da un reflejo de la clase
política y prominente, es un atisbo de la violencia sistemática contra las
mujeres que opera desde la privacidad de las relaciones personales y familiares
hasta la manera como están construidas las relaciones públicas y las
instituciones. Desde el poder se engaña, se hostiga, se viola la ley, se crea y
recrea la impunidad. Esto es México y sus instituciones. Esta es la sociedad
que prefiere callar. Estos y no otros son los medios de comunicación que
sustentan día a día estas conductas que ahora les sorprenden.
Por eso los periodistas, muy diversos, principalmente
hombres, buscan inmediatamente a las responsables: las feministas, dijo
indignado en la televisión Joaquín López Dóriga: “¿Dónde están? Nadie,
continuó, ha dicho nada. Y Salvador Camarena en El Universal sentenció
“Demasiadas mujeres quedaron a deber la semana pasada con el caso Góngora.
¿Escucharon ustedes al respecto al Instituto de Mujeres del Gobierno del
Distrito Federal –bajo cuyas leyes fue procesada esta mujer–? ¿O a la Senadora
Alejandra Barrales, quien como asambleísta promoviera la legislación para
castigar a padres incumplidos? Ahora no tuiteó ni dijo mayor cosa. ¿O a
Maricela Contreras, la hoy delegada en Tlalpan pero versada luchadora por
derechos de las mujeres? El mutis que hicieron hace pensar que su solidaridad
está del lado de su compañero de armas, el ex ministro Góngora y no con la
víctima”.
Este columnista además reprocha a la izquierda difusa tal
actitud. Carlos Marín, también en televisión hizo lo propio refiriéndose al
silencio de Andrés López Obrador. Me parece muy curioso y sintomático, lo que
está sucediendo. Ya sabemos que López Obrador, rey de reyes, no entiende nada
sobre la opresión de las mujeres, pero los otros tampoco.
Lo espectacular es que el caso de Góngora Pimentel ha
puesto en escena lo que hemos dicho hace 40 años. En los tribunales, los jueces
son cómplices de los hombres y del poder; ya sabemos que hay insensibilidad en
los ministerios públicos y por eso no hay justicia en casos de hostigamiento y
acoso; no lo hay ni cuando una joven es golpeada por su novio. Conozco un caso
que tiene seis meses en el Ministerio Público y está parado; escuché hace
varios días a Nino Canun diciendo mentiras para defender a un acosador de
mujeres que todavía no sentencia la ley y otros muchos casos.
También sabemos que ocho de cada diez personas que están
en la cárcel, lo están por delitos menores –robo de una bolsa de pan- y porque
son pobres. Ya sabemos que nuestra gritería seria y sustentada del tamaño de la
violencia contra las mujeres es desoída. Ya sabemos que hay simulación e
indiferencia entre las y los políticos y también, sobre todo si tienen un poder
real entre ellos. En la mentalidad de quienes hacen los guiones de las series
de televisión (donde laboral estos periodistas que hoy critican a las
feministas) se recrea sistemáticamente la conducta reprobable y lastimera, de
Góngora Pimentel el hombre que pasará a la historia por su doble moral.
Lo personal es político.
Con este emblema nació el feminismo de los años 90 para
romper el paradigma que alimentó por siglos una miope visión del mundo que
suponía el divorcio entre la esfera de la reproducción y la producción, de lo
doméstico y lo público, lo individual y lo colectivo, lo personal y lo
político. Esas polaridades han sido legamente desarticuladas. Mucho esfuerzo
costó que la ley castigara a los golpeadores y opresores del hogar. Apenas hace
15 años nacieron las leyes de violencia intrafamiliar y nos hemos tenido que
desgarrar en argumentos para conseguir la discusión de las leyes que previenen,
penalizan y advierten sobre la violencia contra las mujeres o de género.
En el caso de Góngora Pimental, que bien dice Camarena,
sus triquiñuelas misóginas pudieron tener éxito en los tribunales del Distrito
Federal que creíamos el paraíso de la igualdad. Ahora resulta que esta mañana
me topé con la declaración del presidente del Tribunal Superior de Justicia del
Distrito Federal (TSJDF), Edgar Elías Azar, quien dijo que en breve el
juzgado 69 de lo Penal, con sede en Santa Martha Acatitla, dictará sentencia a Ana
María Orozco, ex pareja sentimental del ministro en retiro Genaro Góngora
Pimentel y advirtió que se analizará el expediente. Como diría vox populi
después del niño ahogado… a tapar el pozo.
La ex pareja del ex presidente de la corte mexicana fue
acusada por el delito de fraude por el propio Góngora Pimentel, por lo que está
presa en el penal de Santa Martha Acatitla desde junio del año pasado. Basó su
acusación en que ella compró una casa a su nombre, y no al de sus dos pequeños
hijos, quienes además son autistas y menores de 10 años.
El expediente en el que las y los periodistas hurgaron
habla además de que Góngora Pimentel en el colmo de su machismo y tráfico de
influencia en los juzgados familiares logró que el pago de alimentos para
sus hijos se redujera a la mitad. El escándalo es mayor al saber
que el ex ministro de la corte tiene ingresos mensuales de 375 mil pesos
y la demandante, ante un evidente abandono del padre, sólo solicitó 50 mil
pesos mensuales, mucho menos de lo que la ley marca.
El drama que acosa a los y las opinadoras es que con la
madre en la cárcel los niños, además con autismo quedaron a la intemperie.
Góngora Pimentel pidió perdón públicamente. ¡Qué vergüenza¡, actuando como lo
hacen todos los controladores y violentos esposos. Las feministas hemos
mostrado hasta el cansancio que así actúan: “te juro que nunca más vuelve a
suceder”. Góngora deseó que pronto su ex pareja se reintegre al hogar. Este es
el pan de cada día en millones de hogares de hombres prominentes y hombres
comunes.
Y la opinocracia se da golpes de pecho. Les ha
sorprendido estos días, también, lo que se conoce del novio de la hija del
director del Cisen a manos del nieto del Procurador General de la República.
Camarena, como si lo estuviera yo viendo en la televisión, habla de que Góngora
Pimentel ha ejercido violencia contra de la madre de dos de sus hijos.
Este opinador atina cuando señala que lo que se requiere
es una transformación social y pone en su receta en primer término a la
solidaridad entre mujeres, como si los hombres no tuvieran nada de
responsabilidad y sigue: urgen mecanismos efectivos de soporte legal para
quienes no cumplen la ley para evitar la confabulación de jueces y abogados que
actúan contra las mujeres y otra, que haya una real y colectiva toma de
conciencia. Este tipo de opinadores luego de reportar algún hecho parecido,
pasan a otra cosa y una de las que más hacen es reírse de las mujeres,
exponerlas o difamarlas, etc.
Este misógino comentarista en su columna también se dolió
de no haber oído la repulsa feminista contra Góngora Pimentel y nombró a
mujeres de poder concretas: a Patricia Mercado, ex candidata
presidencial; a Patricia Olamendi, quien vigila el cumplimiento de la
Convención contra todas las formas de Violencia Contra las Mujeres conocida
como Belén do Pará; a la secretaria de Desarrollo Social, Rosario
Robles, y a la ícono del feminismo mexicano Marta Lamas, y termina con un
etcétera. De esta manera abona a la división entre mujeres cuando
afirma que “de las pocas que se hicieron escuchar en este tema fueron la
Diputada Malú Micher (PRD) y las senadoras Angélica de la Peña (PRD) y Marcela
Gómez del Campo (PAN).
Lo cierto es que el caso Góngora Pimentel, el todavía sin
solución de la Comisión Nacional de Derechos Humanos donde un prominente colega
de los periodistas es el acusado y los más de quién sabe cuántos miles de
expedientes que habríamos de sacar a la luz en los juzgados familiares y en las
agencias del ministerio público, en las cárceles donde hay miles de mujeres
abandonadas, podrían empezar a salir a la luz, si estos opinadores y
periodistas se ponen a trabajar.
Veremos.