jueves, 17 de mayo de 2012

LIZBETH Y MONSERRAT, contra viento y marea



A PROPÓSITO DEL DÍA INTERNACIONAL 
CONTRA LA HOMOFOBIA

Lizbeth y Monserrat:
Contra viento y marea luchan para evitar el rechazo social
·      Podrían protagonizar el primer matrimonio lésbico en Oaxaca

Soledad JARQUÍN EDGAR
Lizeth y Monserrat reflejan alegría y disfrutan de ella, este 4 de mayo cumplieron cinco años de ser pareja, “aunque nuestra decisión no sea de la complacencia de toda la gente”.
Un amparo federal, concedido el pasado 9 de abril, permite que puedan contraer matrimonio civil en Oaxaca, por eso la alegría y con ello el análisis de todo lo que la sociedad ha cambiado y debe seguir cambiando, coinciden.
Sabían que habría oposición, han vivido en medio de esa tormenta de rechazo y a veces hasta de desagradables agresiones verbales de parte de quienes se “incomodan” cuando ellas se besan o toman de la mano.
No importa, asegura, Lizeth, quien además a tenido que lidiar con el rechazo de su familia que le han dicho que prefieren verla sola que unida a otra mujer. El peor rechazo, plantea.
Universitarias las dos se conocieron hace unos años en la misma escuela donde estudiaron su carrera profesional, desde entonces han emprendido juntas diversos proyectos, incluso pensaron ir a la ciudad de México para contraer matrimonio civil, hasta que por consejo de una amiga recurrieron a la Red Oaxaqueña por la Diversidad Sexual, donde encontraron la asesoría del abogado Alex Alí Méndez Díaz.
Pero este momento de felicidad ha sido para ambas un largo camino de aceptaciones. La primera aceptar que eran diferentes a las demás niñas o compañeras de escuela, siendo muy pequeñas para entender lo que pasaba.
Cuando creció y pudo analizar lo que sucedía, Monserrat pensó que estaba loca, para negar que efectivamente a ella le gustaban las niñas y no los niños como al resto de sus amigas. 
Sin embargo, explica que ese proceso le permitió al mismo tiempo aceptar que era lesbiana y sí, añade, para entonces habían pasado ya cinco años de su vida.
Con una alegría que le viene de dentro a pesar de todo, para Lizeth las cosas no eran diferentes. Se dio cuenta de su preferencia sexual por las mujeres cuando tenía 17 o 18 años, “entonces lo confirmé, porque desde la secundaria me había dado cuenta, era algo dijéramos ingenuo y con el tiempo se volvió algo serio”.
Monserrat más seria, no deja de reír cuando Lizeth comenta lo que juntas han tenido que pasar.
Y sí la sonrisa en Lizeth es más fácil aparentemente y ni siquiera se le esfuma cuando habla del rechazo que ha encontrado en papá y en su mamá, quienes le han dicho que prefieren verla sola que con otra mujer.
Monserrat explica que cuando le dijo a su familia que le gustaban las mujeres “hubo un choque” pero fueron más comprensivos, del silencio a la aceptación total, desde hace cuatro años, Lizeth también es aceptada en casa de sus “futuros suegros”.
Ambas coinciden en que esta “aceptación” ha sido totalmente afortunada entre sus amigos y amigas que han vivido desde el principio el desarrollo de su historia de amor lésbico.
Incluso, tras la noticia del amparo concedido por el juez federal segundo de Distrito, que permitirá a Lizeth y Monserrat contraer matrimonio -al solicitar a la autoridad civil de Oaxaca que deje de aplicar el Artículo 143 del Código Civil, argumentando que viola el principio de igualdad y no discriminación, básicamente-, sus amigos y amigas las felicitaron y les anunciaron que las apoyarán en todo lo que sea necesario para realizar la ceremonia civil.
No ha ocurrido lo mismo con sus familias, quienes todavía no se enteran, dicen entre carcajadas de felicidad mientras comparten la misma taza de café.
Monserrat apunta que sin duda hay una diferencia entre la generación de sus padres y madres y la generación a la que ellas pertenecen. “Mi madre como mi padre crecieron en un tiempo en que era muy generalizada la creencia de que ser gay o lesbiana era un pecado, hoy no toda la gente cree en eso, menos las más jóvenes que hemos crecido con mucha libertad de pensamiento y acción, por eso mis amigos y amigas, casi todas heterosexuales, están felices, para ellas es natural que dos mujeres o dos hombres se amen al igual que lo hacen ellos con sus parejas de otro sexo.
Pero a pesar de la aceptación parte de la sociedad, persiste la molestia y el rechazo y en algunas ocasiones han sufrido desde miradas de enojo hasta agresiones verbales, principalmente de hombres, que les gritan majaderías, cosas horribles.
Situación que a Lizeth le crea incertidumbre, porque no puede imaginar la reacción de su familia. La no aceptación a su preferencia sexual lésbica le crea mucha tristeza y al mismo tiempo le provoca una especie de fortaleza porque no quiere dejar de soñar en que podrá un día levantar el vuelo y “hacer su propio nido”, lo cual finalmente hará con o sin la aprobación de su madre o de su padre.
Lizeth al igual que Monse, nombres que son ficticios para ocultar su identidad por decisión de ellas y para evitar cualquier enfrentamiento, están muy conscientes también de que el amparo que ganaron cambia la historia del matrimonio civil en Oaxaca y a pesar de ello, Lizeth apunta que su felicidad estaría completa con la aceptación de su familia.
Por eso les dice a través de Las Caracolas: “lo lamento, tal vez no fui la hija que ellos querían o pensaban que yo fuera, pero ni modos, yo me acepto y me gusta ser como soy, me encanta estar con Monse, y sé que vamos a ser una pareja a lo mejor no perfecta pero sí una pareja buena, feliz, porque estar con ella es mi mayor felicidad. Lo siento entonces porque busco mi felicidad”.
Monserrat explica que está feliz por la sentencia para que se celebre el matrimonio civil entre ellas, a pesar del recurso de revisión interpuesto por la directora del Registro Civil, Haydeé Reyes Soto.
En ese sentido, el abogado de las dos jóvenes Alex Alí Méndez Díaz, explica que la postura del consejero jurídico del gobierno del Estado, Víctor Hugo Alejo, es hacer prevalecer el principio de legalidad por encima del principio de constitucionalidad, lo cual jurídicamente es una contradicción y detalla que el Código Civil que rige los actos del estado civil, no pueden estar por encima de lo dictados en los tratados internacionales y la Constitución federal.
Además, adelantó, vamos a analizar los argumentos que plantea Reyes Soto e interpondrán la revisión adhesiva, con el fin de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ejerza su facultad de atracción.
De todos modos, ellas confían en que la ley les seguirá favoreciendo y se ponen de acuerdo en cómo irán vestidas el día del matrimonio civil, el número de personas que serán invitadas, si echarán la casa por la ventana o será una fiesta íntima, lo único que saben es que tienen el respaldo incondicional de la comunidad lésbico gay, porque al final el amparo concedido por el Juez Segundo de Distrito es un logro de todos y todas.
Lo que también queremos es que sea un momento bonito, lleno de felicidad y muy significativo, dice Lizeth quien se emociona “con la intensidad” que sentirá cuando esté firmando. En respuesta recibe un apretón de manos de Monse, su novia desde hace cinco años.
Hacen una petición a los candidatos presidenciales porque a la candidata “del partido conservador no le pedirán nada”, se adelanta Lizeth, quien explica que lo que más urge es más conciencia de que las personas gay, lesbianas, bisexuales…no somos monstruos, ni personas de otro planeta, somos seres humanos y el amor no tiene límites, hay amores fraternos, de amistad, de pareja, entonces una pareja no sólo es entre un hombre y una mujer, pueden ser dos hombres, dos mujeres y el amor para mi no tiene límites”.
Monserrat pide más atención a todas las personas que son clasificadas como minorías porque somos diferentes, porque obviamente la gente que piensa que es normal discrimina a todo el mundo y eso no está bien, porque como dice Liz todos somos seres humanos con defectos, virtudes…y obviamente todo el mundo tiene derecho a ser libre, a pensar, a sentir como mejor le parezca y nadie tiene derecho a decirle que no, sólo porque es diferente. Espero que un día el país cambie.