A reserva
Política de Estado, desgarrada, como la velaria
Bárbara GARCÍA CHÁVEZ
Las fiestas de la Guelaguetza
cumplirán 80 años en julio próximo y la celebración será bajo el toldo desgarrado
que nos hace observar a año y medio al gobierno del cambio y hacer una
comparación simbólica entre la triste y destruida velaria y un gobierno que
reconoce, por un lado, la ingobernabilidad y su incompetencia para alcanzar
consensos mínimos y, por otro, continúa con harta enjundia el culto a la
personalidad del “señor gobernador”.
Durante meses y meses el
techo del auditorio fue reconocido como el monumento a la corrupción, con
sobrada razón, a pesar de la oposición social, el nuevo gobierno se empeñó en
instalar la velaria, argumentando una y mil razones de carácter legal y
presupuestario, eligiendo sin concurso un nuevo proveedor. Netzahualcóyotl
Salvatierra, el rico empresario constructor habilitado secretario de SINFRA aseguró
que todo estaba perfectamente calculado y revisado por peritos expertos en la
materia. ¿Qué pasó? ¡Qué se les cayó!
Como se han caído las
expectativas que implicaban no solo el cambio sino la transición, la verdadera
y palpable transición democrática. Bueno, al igual que la velaria queda uno que
otro pedazo, pedazos que se sostienen con alfileres y que el gobierno, este de
la paz y el progreso, no han sabido remendar en beneficio de las y los
oaxaqueños, que ven con desesperanza y enojo, con mucho enojo, el tejido social
desgastado, fracturado y sienten como una burla insultante los eventos mediáticamente
exaltados que no redundan en beneficio alguno para la población.
El hasta ahora fallido
intento denominado “Acuerdo para la gobernabilidad” -que ha resultado como las
llamadas a misa en pueblo hereje, por inconsistente y francamente mañoso-, considerando
que en una actitud ambigua, por un lado, tiende la mano dadivosa con algunos
grupos rijosos, apostando a mantener la vela en pie, y por otra, en una actitud
arrogante y muy poco inteligente, anula de facto la opinión de grupos y asociaciones que cuestionan sus
acciones y omisiones.
Que difícil abrigar Oaxaca
cuando los ganchos que tejen la estructura del gobierno responden a tantas
manos, unos usando la derecha con singular torpeza y otros que destruyen
queriendo presumir con la izquierda el tejido fino. Lo cierto es que hoy por
hoy Oaxaca esta descobijada con tremendos hoyos que crecen con el vaivén sin
rumbo de una política que no acaba de ensartar los hilos que remienden los
grandes males de antes y los de ahora.
La ciudadanía que creyó que
su participación revestiría
–ahora sí- la democracia en
un gobierno ciudadano, un gobierno que dijo “mandaría obedeciendo”, un gobierno
que consultaría la opinión del pueblo; ahora está desencantada. Oaxaca no
encuentra el camino, el gobierno no da luz y la sociedad va empujándose, con
intereses extraviados y muchas veces confrontandose.
Sin embargo, el gobernador
Cué Monteagudo todavía cuenta con uno que otro sujeto de la llamada sociedad
civil que alza banderas y esgrime espadas justicieras en nombre del “poder
ciudadano”, un poder casi exiguo y cooptado frente al poder partidario que
sigue desenfrenado, que como buitres pervierten y se devoran unos a otros cual
carroña.
Resultaría interesante
descubrir los coeficientes políticos que determinan las acciones del gobernador
Cué Monteagudo en razón de la ciudadanía y sus diversos intereses; cómo
resuelve o a quién escucha cuando decide dar importancia algún grupo o
desecharlo de plano. En qué momento un personaje es ventajoso o se vuelve
incomodo ¿Habrá algún criterio? Mas parecen ocurrencias o desvaríos anímicos.
Algunos ejemplos:
PROAX , asociación civil
dirigida por el artista plástico,
oaxaqueño de fama internacional, Francisco Toledo, y muchas más personalidades
del ámbito cultural e intelectual, emplazó a Cué a cancelar la construcción del
distribuidor vial de la ciudad capital argumentando, desde febrero pasado, la
ausencia de concurso y licitación legal, rechazando el proyecto arquitectónico;
al parecer en esa ocasión convencieron al dispuesto gobernador quien ordenó al
secretario de las Infraestructuras detener la obra.
Lo francamente oscuro y
retorcido es que después de una campaña mediática -por supuesto con el fin de
desacreditar su oposición a dicha obra-, que “destapa” el silencio omiso e
inacción de Toledo y su grupo, en los mamotretos de remodelación francamente
ofensivas que hizo el multimillonario
Alfredo Harp en San Pablo y las que ahora mismo hacen en diferentes iglesias
del centro histórico; situación que ha confrontado a personas y sectores
oaxaqueños que difícilmente abonará a esa caraqueada “gobernabilidad”.
El procedimiento de elección
de las instancias de dirección de la tan repiqueteada Defensoría de los
Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca –tan largo el nombre como la serie de
irregularidades que arrastra-. Desde la reforma constitucional, la ley
reglamentaria como el supuesto proceso de elección, suponían un ejemplo de
participación ciudadana; diversas organizaciones hicieron la tarea, se
esmeraron, bruñeron sus diferencias y el gobernador, entonces, se ufanó de su
cercanía con la sociedad, se aprovechó de quien actuó en su legítimo derecho de
participación democrática. Pero asestó tremenda puñalada trapera para
entregarle en charola de plata la oficina del ombudsman a quien solo representa
intereses lóbregos del pasado y el pago de complicidades insanas.
Por supuesto la respuesta de
estas mismas agrupaciones que fueron sus aliadas, ahora son sus más recias
detractoras. ¿Qué cara presenta Cué Monteagudo ante la sociedad?
Una declaración y otra, un
convenio y otro, un decreto y otro. Muchas visitas de alto rango, suntuosos
eventos, pomposa publicidad. Solo eso, que no se traduce en acciones claras y
contundentes, que cada día que pasa, cada semana, cada mes, suenan más a
escarnio, a desgobierno, a ingobernabilidad, a
ingobernanza. Nuestro techo se rompió.
¿Podemos creer que en Oaxaca
la violencia hacia las mujeres está disminuyendo por la sola declaración de que
este año sería el de la NO violencia contra las mujeres? Que ocurrencia siniestra,
cuando las familias de 117 asesinadas no encuentran justicia, cuando la
violencia en las escuelas llega a grados de violaciones a estudiantes como
sucede en los CECYTE del Estado, cuando los médicos sobrepasan la ética médica
y los derechos a la salud sexual y reproductivos de las mujeres no se
garantizan; cuando la impunidad supera todos los excesos si de mujeres se
trata. Parece que no le importa al gobernador incluir a las mujeres en su
acuerdo de gobernabilidad.
Y las organizaciones en
defensa de la diversidad sexual y contra la homofobia ¿estarán incluidas en su
acuerdo de gobernabilidad? Será que ahora sí se va impulsar en el congreso
local la ley contra la discriminación –también resultado del esfuerzo
ciudadano-que por cierto va a cumplir un año que se anunció con estruendosa publicidad;
entonces como ahora se firmó un acuerdo con el presidente del Consejo Nacional
para Prevenir la Discriminación, Ricardo Bucio Múgica. Otro discurso, más
promesas, otro decretazo y nada, nada se concreta, nada es verdad.
Qué decir del triste destino
del padre Solalinde, defensor de los derechos humanos de migrantes, el defensor
no puede ser protegido por el Estado, ni poniéndole guaruras, y el mismo Estado
–inaudito- le tramita asilo en el país del norte. Qué podemos esperar las y los
ciudadanos comunes en cuanto a la garantía de seguridad, libre expresión y tránsito
en Oaxaca, responsabilidad absoluta del gobierno democrático.
Esto es ingobernabilidad.
Los amores y desamores del gobernador muestran
con claridad la falta de solidez en la línea política y sus desajustes anímicos
ante personajes y grupos que responden de acuerdo a sus alcances y en la medida
de sus influencias. Los devaneos políticos tienen consecuencias mediáticas,
unas más graves como la última publicación sobre Oaxaca y su gobierno en la
revista Proceso, cuando en algunos números anteriores habían ponderado con
francas alabanzas las actuaciones del mismo gobernador Cué.
Pobre gobernador, en manos de
su tutor político, al que los hilos se le enredaron, por mover con tanto brío
su mano derecha y en manos de la izquierda que en Oaxaca teje al revés, la gobernabilidad se le va cada vez más lejos
y Oaxaca con la capota resquebrajada, como la velaria.