Derechos humanos, un fracaso
Con afecto a Erika y David
La violación de los derechos humanos es uno de los grandes fracasos de la actual administración gubernamental en Oaxaca y la plaga se extiende a lo largo de los sexenios priistas, lo que ha provocado cárcel para personas inocentes, discapacidad, asesinatos y una enorme cantidad de injusticias.
Todos los días ocurren este tipo de actos aberrantes que cometen con más frecuencia cuerpos de seguridad, autoridades municipales e integrantes del magisterio oaxaqueño. Lo ocurrido la semana pasada en San Juan Copala nos recordó a todos el estado donde vivimos.
Con zonas como la habitada por el grupo indígena Triqui, donde simple y sencillamente no hay ley, donde por varios años hay grupos armados, se ejecutan toda clase de actos vandálicos, donde las mujeres se han llevado la peor parte y que la autoridad conoce pero sobre todo permite, porque se conocen los nombres de los agresores materiales e intelectuales y nada pasa.
Lo sucedido en la triqui es apenas un ejemplo, este es el pan de cada día en Oaxaca y muchas voces se han cansado de pedir que haya castigo para quienes violentan los derechos humanos en Oaxaca y, más aún, otras miles de voces han solicitado castigo a los agresores de hechos violentos como sucede con la población triqui y la zapoteca en Loxicha (1996), por citar dos ejemplos.
No sé cuál será el destino de Ulises Ruiz al salir de Oaxaca, en unos meses, pero Diódoro Carrasco, antes gobernador priista, hoy senador panista, ha seguido impune en la vida política nacional, en contraparte Tomás López Almaraz, detenido el 25 de julio de 2005, fue sentenciado a 66 años de cárcel, por un delito que no cometió, como él mismo y su familia han señalado.
La gravedad de las violaciones a los derechos humanos en Oaxaca que está relacionada con la pobreza y los muchos rezagos que hay en este estado, donde de paso digo se encuentran las localidades más pobres frente a una clase política cada vez más y más enriquecida, contrastes que en los años setenta y principios de los ochenta escandalizaron a varios países y llevaron a enfrentamientos, como resultado del cansancio de la población.
La inacción de las autoridades locales lleva al precipicio a las mujeres y los hombres de la triqui y muchas otras poblaciones. Y repito la pregunta que se hace la mayoría de la gente ¿quién proporciona las armas?, ¿de dónde se obtiene el dinero para ello?, ¿será suficiente una mesa de diálogo, como para presumir que se está haciendo algo? Y, peor aún, pregunto a quienes “manejan” la política interna y tienen las manos llenas de responsabilidad como Joaquín Rodríguez hasta cuando dejaran de hacer mal las cosas, porque cada una de sus malas actuaciones cobra la vida de personas, ¿seguirán protegiendo a los culpables de estos crímenes de odio?
La violación a los derechos humanos –repito- es de todos los días en Oaxaca. Y debemos recordar la responsabilidad del profesorado que es capaz de ver la paja en el ojo ajeno, aunque es preciso aclarar que no todos son iguales, pero para nadie es oculto que hay muchos profesores pederastas que imparten “cátedra” violentando los derechos de las niñas y los niños.
Profesores –porque la mayoría de ellos son varones- que son denunciados y a quienes el manto de la impunidad los cubre para que no se les castigue, basta con cambiarlos de escuela. Conocemos al menos un recuento de esos daños, sabemos que la cifra avergüenza a los verdaderos maestros. Cierto que no son todos, pero en tanto la Sección 22 del SNTE los proteja, serán todos y todas, porque tal parece que sus reglas como agremiados incluye proteger a los pederastas que han sido señalados.
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