lunes, 3 de mayo de 2010

Las Caracolas de abril, suplemento feminista (El Imparcial)

Los derechos de las niñas

Bullying, una forma de maltrato en el ámbito escolar

  • Ignorar la problemática provoca injusticias en las víctimas

Itabico CRUZ-JIMÉNEZ LÓPEZ*

Distintas son las formas de maltrato que llegan a vivir niñas y niños al interior de lo que se considera como ámbito escolar. Entre las formas que adopta el maltrato tenemos de los mentores y mentoras o trabajadores escolares hacia las y los alumnos y otro muy conocido y poco estudiado: el maltrato que se da entre pares, fenómeno denominado bullying –Olweus (1998).

Pero ¿Qué entender por bullying? De acuerdo a Fuensanta Cerezo, psicóloga educativa, este fenómeno es “como una forma de maltrato, normalmente intencionado y perjudicial de un (una) estudiante hacia otro (otra) compañero o compañera por lo general más débil, al que convierte en su víctima habitual; suele ser persistente, puede durar semanas, meses e incluso años. La mayoría de los agresores actúan de esa forma, movidos por un abuso de poder y un deseo de intimidar y dominar:

- Físico: atacar físicamente a los demás y robar o dañar sus pertenencias.

- Verbal: poner motes, insultar, contestar al profesor y comentarios racistas.

- Indirecto o social: propagar rumores sucios; excluir a alguien del grupo social; incitar a otros a maltratar a alguien”.

Es importante saber distinguir algunas características que comprende el bullying (maltrato entre iguales), así tenemos que “se produce maltrato entre iguales, en aquellas situaciones en las cuáles uno o varios alumnos toman como objeto de su actuación injustamente agresiva a otra u otro compañero y lo someten por tiempo prolongado a agresiones físicas, burlas, amedrentamiento, amenazas y aislamiento, entre otros, aprovechándose de su inseguridad y de sus dificultades personales para pedir ayuda o defenderse, por lo que el centro educativo se convierte en un infierno”.

En el ejercicio de mi profesión me ha tocado conocer de algunos casos, uno reciente es el de la niña “Verónica”, de 10 años de edad, quién el pasado 24 de marzo terminó expulsada de una escuela primaria de la zona 01, ubicada en la colonia Alemán de esta capital, donde cursaba el cuarto grado.

La expulsión es resultado de vivir bullying desde el tercer grado, según me explicó la madre. Este acoso se agravó en el cuarto grado con la llegada de “Petra”, físicamente más alta y desarrollada que Verónica, quien después de vivir una serie de formas de maltrato psicológico como burlas e insultos y violencia física como patadas y golpes, fue abofeteada por Petra.

Verónica fue expulsada cuando decidió responder al maltrato mediante la fuerza física para frenar el acoso moral, la violencia física y las burlas de las que era objeto dentro y fuera de su salón de clases, bullying del que el maestro de grupo tuvo conocimiento pero adoptó una conducta de indiferencia.

En el bullying no sólo participan el agresor y la víctima, también son parte el resto de las y los compañeros, el personal académico o administrativo de la escuela, así como las madres y los padres de familia. Todos y todas, de una manera u otra, cumplen un rol en esta situación de hostigamiento.



En el caso de Verónica, el maestro de grupo y el director de la escuela en lugar de adoptar una actitud de empatía y conocimiento de sus funciones educativas y psico-pedagógicas, no solo ignoraron la problemática en la que se hallaba Verónica sino que se negaron a prestarle el apoyo necesario y terminaron perdonando la violencia que los compañeros de Verónica y, específicamente, de Petra, ejercían hacia su persona, reafirmando la conducta negativa y el fenómeno bullying.

La madre de Verónica, quién desde que comenzaron las evidencias de maltrato lo expuso ante el maestro de grupo, este respondía “que no era niñero de nadie, que aquí hay de dos: o aprendía a defenderse o se la llevaban, que así es la vida”.

Lo anterior, evidencia de manera preocupante la actitud que muchas de las veces los docentes adoptan ante esta problemática añeja y enquistada profundamente en la tradición educativa y que solo recientemente se ha comenzado a hablar del tema de maltrato entre pares.

Hasta el cierre de la presente edición Verónica no ha encontrado lugar en otra escuela y aún recae la amenaza hecha por maestro y director de la escuela de “extenderle su carta de mala conducta y de “boletinarla” en todas las escuelas para que en ninguna la acepten, por conflictiva”.

Por lo pronto, Verónica está recibiendo el apoyo psicológico y de derechos humanos.

*Itabico Cruz-Jiménez López, psicóloga y feminista.



Registro y nombre, derechos fundamentales de la niñez

  • 50 millones de infantes carecen de identidad en el mundo

Una niña o niño no registrado no existe, es fácilmente víctima de abusos y sin acceso a derechos básicos. Garantizar el registro infantil es el primer paso para promover los derechos básicos de la infancia.

Bárbara GARCIA CHÁVEZ*

En estricto derecho todos los seres humanos debemos tener una identidad que nos individualice y nos atribuya personalidad propia.

La doctrina jurídica ha determinado universalmente que los atributos de la personalidad son aquellas propiedades o características de identidad, propias de las personas.

Nombre es como se denomina, en Derecho, al nombre atribuido a la persona, considerado uno de los Derechos fundamentales de los seres humanos, desde su nacimiento, que integra el individuo durante toda a su existencia y, a sí mismo después de su muerte, continua identificándolo.

El nombre en las personas comprende:

Nombre propio o Nombre de pila es el que colocan padre y madre cuando van a registrar al hijo o hija en la oficina del Registro Civil, sirviendo para distinguirlo jurídicamente de los restantes hijos o hijas de los mismos padres (individualización).

El Nombre patronímico o apellido es el nombre de la familia que distingue a la persona del resto de los integrantes de la sociedad, con diversos formatos, alude al del padre o padre y madre según las culturas, el nombre de la persona es el que se impone al nacido en la inscripción de nacimiento.

Es entonces una obligación de los Estados y Gobiernos de los países del mundo disponer lo necesario en los ámbitos jurídico, político, económico y social, imprimiendo el fácil acceso a este derecho universal y la obligatoriedad en las diversas esferas de competencia administrativa, insertándola en leyes y programas, que permitan garantizar este derecho que se inscribe como fundamental desde el nacimiento, además de ser un símbolo legal es el reflejo de una persona, de un niño, de una niña con identidad y con derechos.

En base al artículo 133 de la Constitución Política Mexicana: todos los tratados celebrados con la aprobación del Senado serán Ley Suprema para toda la Unión; los Estados de la Federación se adecuarán subordinándose jurídica y procesalmente a la Carta Magna y Tratados Internacionales a pesar de las disposiciones en contrario que pueda haber en las leyes locales.

México firmó y ratifico los acuerdos suscritos en la Convención sobre los Derechos de la Niñez adoptados por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989, que protegen los derechos de las niñas y los niños.

El artículo Séptimo de esta Convención contempla el derecho que tiene todo menor a que se le defina su filiación. A esta garantía corresponde el deber del Estado de dar todas las oportunidades para asegurar una progenitura responsable.
El menor será registrado desde su nacimiento y tendrá derecho a un nombre, a una nacionalidad, a conocer su madre y padre y a ser cuidado por ambos.

A pesar de que la Convención de los Derechos de la Niñez, ratificada por 192 países, contempla la obligación de los gobiernos de inscribir a las y los niños al nacer, la gran mayoría de países subdesarrollados o en desarrollo cuentan con elevados porcentajes de infantes sin registrar, en definitiva niños y niñas que legalmente no existen.

La situación se agrava cuando se conjuntan el alto índice de pobreza, presencia de una población con importante incidencia indígena y gobiernos que de manera sistemática violentan los derechos humanos y que no destinan recursos y acciones públicas para solventar los alcances de inseguridad que en consecuencia padecen.

En el ámbito mundial el porcentaje de niños y niñas que carecen de identidad asciende a 50 millones. Estamos, por tanto, ante un grave problema de alcance mundial.

Oaxaca, un Estado predominantemente indígena, el 92 por ciento de sus localidades son rurales, con grandes rezagos sociales; el 34 por ciento habla lenguas indígenas; 20 por ciento de su población es analfabeta y el promedio de escolaridad es de 6.2 años; las distancias son grandes, los medios de comunicación y transporte deficientes o en algunos casos nulos, esto evidentemente repercute en la centralización de oficinas públicas y servicios administrativos casi inexistentes, los servicios de salud son insuficientes para brindar a las mujeres una atención médica durante y en el momento del parto.

Sin duda, son los niños y niñas de los sectores pobres, de las minorías étnicas y de las zonas rurales, los que viven en circunstancias en las que el registro de nacimiento es cosa poco común. Si bien se trata de uno de los muchos factores que determinan si un niño o niña irá o no a la escuela, el registro de nacimiento y su certificado de nacimiento (o la falta de ambos) pueden ser de importancia crucial, que genere comunidades marginadas, sin posibilidades de integrarse al desarrollo que les permita vivir dignamente.

Es también una causa de índole político jurídico que se traduce en conductas irresponsables, falta de voluntad e ignorancia en el quehacer público, me refiero al impedimento que desde el propio Registro Civil se ejerce al violentar sistemática e ilegalmente el derecho del o la menor a ser registrado y consecuentemente al nombre como primer recurso de identidad.

Por supuesto afirmo que la actuación a que me refiero es ilegal, como se demuestra y justifica en los argumentos normativos siguientes:

El Código Civil de Oaxaca en su artículo 336 bis a la letra define “La filiación es el vínculo existente entre los hijos y sus progenitores. La misma confiere e impone a los hijos, al padre y a la madre los derechos y obligaciones establecidos por este código. La filiación queda probada por el nacimiento, las presunciones legales, el reconocimiento que el padre o la madre hagan de su hijo, la sentencia ejecutoria que declare la paternidad, maternidad o por la adopción”.

Así mismo la propia normativa refiere en el artículo 67 que es obligación del padre y madre, o cualquiera de ambos, declarar el nacimiento de su hija o hijo presentándolo ante el Oficial del Registro Civil.

Por último, el artículo 373 describe en relación al reconocimiento de hijos habidos fuera de matrimonio, la maternidad quedará probada por el sólo hecho del nacimiento. Para justificar este hecho serán admisibles todos los medios de prueba permitidos por la ley.

Se ha argumentado que la madre menor de edad no está facultada y adolece de capacidad para reconocer y registrar a su propio hijo o hija, aun cuando se compruebe fehacientemente el nacimiento debe acudir con su padre o madre o pedir permiso a un juez que le dispense su minoría de edad.

Esto promueve, en múltiples ocasiones, que los registros de nacimiento se realicen falseando la información, pues es la abuela o abuelos quienes aparecen como padre y/o madre, viciando los efectos del registro.

Tal aberración jurídica rompe el estado de derecho y promueve impunemente la violación a un derecho fundamental de niños y niñas; también atropella sin duda el derecho filial de la madre respecto de su hijo o hija.

Los niños no registrados suelen ser pasados por alto en la planificación del desarrollo social y son completamente invisibles a la hora de tomar importantes decisiones políticas y presupuestarias.

Sin un adecuado registro de nacimientos un país no puede ni siquiera estar seguro de cuál es su índice de natalidad o de mortalidad. El certificado de nacimiento es la prueba más visible del reconocimiento legal por parte de un gobierno de la existencia del niño o niña como miembro de la sociedad.

Por desgracia, en Oaxaca no se han realizado los suficientes esfuerzos en materia registral que promueva directrices claras en el sentido de garantizar el derecho al registro y al nombre de niñas y niños que asegure los demás derechos -a la identidad, educación, salud, derechos políticos y los de certeza jurídica y seguridad- en un verdadero estado de derecho, democrático, justo e igualitario.

Por otro lado, las madres menores de 18 años de edad quedan reducidas de facto a la “minoría” y son sujetas de tutela y, por si fuera poco, no se les protege ni se les enseña a prevenir una maternidad adolescente.

*Regidora de Equidad y Género. Abogada y Maestra en Finanzas Públicas



La comunidad, las costumbres y las jóvenes

Este relato nos muestra el cómo los usos y las costumbres provocan desigualdad y hasta discriminación en todas las mujeres, incluyendo a las profesionistas.

Zenaida PÉREZ GUTIÉRREZ*

Ahora han alcanzado la juventud, son pareja desde hace 6 años, y novios desde hace más de 10. Se conocieron en el bachillerato cuando él llegó al centro de la comunidad y a ella la obligaron a quedarse para estar cerca de sus hermanitos y así seguir cuidándolos cuando su mamá no pueda llevarlos al trabajo.

Durante el bachillerato fueron buenos amigos, se contaban sus sueños, de cómo y qué les gustaría seguir estudiando, platicaron de sus anhelos y frustración: así como de la pareja ideal. Así soñaban los adolescentes en primero y segundo año de bachillerato; y ya en el último año, como suele suceder, él se le declaró por temor a perderla en los años que irían a la Universidad.

Pasó el primer semestre de relación y todo iba se acompañaban en todo momento, compartían espacios de participación y trabajo, socializaban con sus amistades y, y así cumplieron un año juntos. Cada quien migró a una escuela diferente, pero en la misma ciudad, por lo que se frecuentaron los años posteriores y siguieron afianzando su relación. Se acompañaron en las buenas y en las malas estando ahí en la ciudad separados de sus familiares y de su comunidad, por lo que se sentían menos solos y se respetaban sus espacios de participación y valoraban los hobbies de cada uno.

Al graduarse de la universidad, él recibió su carta de pasante de contador y ella de psicóloga. Así regresaron a su comunidad para celebrar su logro y empezar a trabajar. Pero él estaba muy orgulloso de su compañera, por lo que a la primera oportunidad habló con su familia para ir a pedir la mano de ella y cumplir así con las leyes y costumbres de la comunidad. Hicieron los preparativos necesarios y se dirigieron a la casa de ella para presentarse ante su familia y pedirle permiso para que ambos establecieran vida de pareja.

Después de las pláticas, acuerdos y negociaciones, la familia de ella aceptó, aclarando que él la debe querer, que debe respetar a su trabajo y que comparta para bien su vida con ella, porque dijo “me costó crecerla como para que venga otra persona a maltratarla”; así el hombre aceptó todas las condiciones pues dijo sentirse orgulloso de tener como esposa a una joven profesionista.

Nadie sospechaba que algunas autoridades pensaban nombrarle como su auxiliar, para desempeñar el cargo comunitario en ese mismo año que ellos decidieron emprender su vida de pareja, por lo que ella ya no pudo fungir como autoridad, sino ese cargo lo asumió su marido “como debe ser” dijeron algunos, porque las mujeres casadas deben estar en casa atendiendo a su marido, y al que le toca ser autoridad es a él.

Ella se sintió salvada por no desempeñar el cargo ese año, pero también le quedó como el gusanito de haber perdido la oportunidad de experimentar algo nuevo, de eso que presume la gente cuando se pelea por bienes comunitarios, y siempre se están gritando “tú de que hablas, si ni autoridad has sido”. Entonces ella se quedó pensando.

Llegaron a los preparativos de la fiesta para asumir el cargo, y percibió burla de algunas mujeres por vestirse bien, por no saber calcular en ollas grandes la comida para tantas personas, e incluso porque su marido no tomara y porque siempre anduvieran en pareja, así escuchó comentarios que decían “ay sí, ahora muy juntitos, a ver si así terminan su año”.

Siguieron participando en la vida comunitaria, ambos asistían a la asamblea, ambos llevaban dinero a casa y ella siempre mantuvo limpia la casa, por tanto no había tanto problema en que fijarse, los enemigos estaban fuera de casa, y muchas mujeres aplaudían al hombre de dejar que su mujer se arreglara, de que participara en otros espacios y de que ejerciera su profesión.

Llegó un momento de crisis en el ámbito laboral, y entonces empezaron a vacilar las ideologías, hay quien dijo que no importan los ideales, que importa el dinero y otros optaron por mantener firme sus ideales y tuvieron que retirarse de los centros de trabajo. Ella formó parte de las y los que retiraron, por tanto se quedó sin ingresos por ese momento, pero había ahorrado lo suficiente para seguir manteniendo sus gastos personales, sin depender de alguien más.

Mientras hubo dinero todo marchó bien, pero cuando se asomó la crisis llegaron los reclamos, en adelante estas “palabras de amor” escuchó ella de su marido: Ni aportas para la casa, lo único que sabes hacer es gastar mi dinero. Eres incapaz porque ni ejerces tu profesión ni cuidas la casa. A cada rato sales de casa a hacer, no sé ¿qué cosa? con esas “viejas” porque aquí no traes dinero. No es que yo te prohíba hacer cosas, pero es que mi familia se da cuenta y me lo reclama. Me dijeron que hoy estabas platicando con el maestro ese, mejor dime si te interesa para que él te mantenga. Que militante ni que nada, sólo estas regalando tu trabajo por nada, o tal vez ni sirve lo que haces por eso no te pagan. Lo único que sabes hacer es meterte en problema.

Desde ese momento la familia no les visitó más, la de él no porque ella era una “mala mujer” que hasta por su actuar metía en problemas a su cuñada, porque quién sabe qué tantas ideas les ha metido. Que su hijo merecía una mujer buena y noble que sepa obedecer y respetar a su marido. ¡Mi hijo necesita de una mujer que le sepa dar hijos!

Por parte de la familia de ella los reclamos coincidían, sumado a: Hija para que andas en la calle si ya tienes marido. Ya deja de hacer trabajos de a gratis que lo único que hacen es meterte en problemas, los ideales no nos dan para vivir, el dinero sí, así que ya ponte a trabajar o mejor atiende lo que te toca, cuidar la casa y a tu marido. Acuérdate, ya eres mujer casada, ya debes comportarte.

Cada día se siente ella más desencantada de la acción de su familia, de la familia de él, pero sobre todo de él como su pareja, y se dice: Cómo pudo cambiar tanto, si cuando éramos amigos coincidíamos de que la pareja es eso, el apoyo cuando una parte no puede, pues le respalda el otro, si la pareja es ese compartir los sueños y respetarse los trabajos, porqué él se sentía orgulloso de que ella era una mujer activa y ahora le molesta que platique con más personas. Cuándo empezó a perder ese valor de juventud, ese respeto para consigo mismo y para con su pareja.

Ahora ella dice que también tendría mucho que reclamar, cómo le cerraron los espacios, cómo no le reconocen su labor militante, cómo no le valoran económicamente su quehacer, cómo le prohíben ver a sus amistades. Ella siente que ha perdido mucho, pero lo que ahora haga o deje de hacer estará mal. Si a pesar de esta situación de descontento ella mantiene la relación, seguirá siendo criticada por su “actuar diferente de las mujeres que sí hacen caso a sus maridos, de esas buenas mujeres que lo dejan todo por su pareja”. Pero si decide dar por terminada la relación, entonces ella será: “la mala mujer que no le importa el destino de su marido, que no sabe ser mujer, no sabe ser ama de casa, no sabe ser esposa” y por tanto “Seguro que ya anda mirando a otro hombre por eso dejó a su marido”.

Esta situación toca vivir a muchas mujeres profesionistas, pueden ser exitosas por su trabajo, y se les puede reconocer, pero no deben olvidar cumplir con lo que la sociedad señala como Buena Mujer, que si se casa es para tener hijos y atender al marido, sino no sabrá ser mujer. Y entonces ¿dónde queda el derecho de decidir de las mujeres? De quién depende cambiar esta situación? ¿no está acaso parte de la responsabilidad en quienes estudian?

*Joven mixe integrante de Consorcio Oaxaca



Escriben niñas el Himno Nacional Mexicano en mixteco

*Fue una tarea que les dejó su maestra de primaria Obdulia Solano

Soledad JARQUIN EDGAR

La agencia de San Francisco de las Flores del municipio de Santos Reyes Yucuná, es una comunidad no registrada por la geografía, las fotografías satelitales ni siquiera lo reconocen, el polvo de los campos cubre el pequeño poblado entre montañas que se suben con esfuerzo, entre caminos de terracería en las que aparecen y desaparecen caseríos, así como la gente, poca gente.

A la orilla del camino, las mujeres como es costumbre van juntas, acompañadas por varios grupos de niñas y niños de todas las edades. Uno o una en la espalda, sólo sobresale un gorro tejido, la señal de que envuelto en un reboso va una niña o un niño, el resto de las y los pequeños -de entre dos y más años- caminan y juegan, con sus caras morenas y cachetes chapeados por el intenso Sol que nos recuerda que en este lugar no hay agua, que es casi un desierto que apenas produce frijol, calabaza y maíz.

Entre el grupo se distinguen cuatro niñas que como muéganos van juntas, cuchichean, se jalan, ríen, se separan, corren, se alcanzan y abrazan mientras caminan presurosas hasta llegar a San Martín Zacatepec. Las cuatro visten su uniforme. En la comunidad hay un evento de los Servicios de Salud de Oaxaca.

En el auditorio-cancha deportiva de San Martín repleto de mujeres jóvenes, cargadas de hijos e hijas pequeñas, las cuatro niñas con sus zapatos blancos de polvo, señal de que han caminado por más de media hora entre la tierra, son el centro de atención.

Ellas nerviosas cantan el Himno Nacional Mexicano en lengua mixteca. Eso no tendría nada de extraordinario, todas las niñas cantan, la gente de las comunidades está acostumbrada a verlas nerviosas y al mismo tiempo con cierto desparpajo en el escenario. Sin duda lo extraordinario es que estas niñas, pequeñas niñas por su estatura, tradujeron el Himno Nacional Mexicano a su lengua, el mixteco.

Clarisa Reyes Pimentel tiene 12 años, en agosto pasado terminó la primaria en la Escuela Manuel Gamio –donde por cierto, solo hay dos grupos: en el primero van las niñas y los niños que estudian del primer año hasta el tercer grado y el segundo grupo que comprende a quienes cursan entre el cuarto y sexto grado.

El uniforme de suéter verde y falda gris que portan es de esa etapa educativa. Clarisa ya no tiene uniforme porque por ahora no está estudiando, entre juego y broma dice que “se tomó el año para descansar”, pero ella sabe que son otras las razones para no seguir preparándose.

Alma Delia Cruz Martínez también tiene 12 años y junto con Araceli Cruz Martínez estudian el primer año en la Telesecundaria. La mayor es Leticia Cruz Ajá, que cumplió ya 14 años y está en sexto de Primaria, “quería repetir”, dice una y todas se ríen y se jalonean.

La traducción del Himno Nacional Mexicano, la obra del poeta Francisco González Bocanegra -del castellano al mixteco- fue una tarea que la maestra Obdulia Solano encargó a sus cinco alumnas y tres alumnos de sexto grado del anterior año escolar y ellas concluyeron el trabajo en sólo una tarde, dicen.

Sus voces en mixteco resuenan en todo el auditorio-cancha deportiva techado con láminas, la gente las sigue con atención tratando de repasar con ellas en mixteco: “Mexicanos al grito de guerra… naña kogo kayu una tundóo nitinakaa kee…

El resto de la gente admira su trabajo, mientras un aire frío nos recorre al mirar el esfuerzo de las cuatro niñas cuya estatura no rebasa el metro con 20 centímetros.

“Aquí las mujeres ya no se casan a los 15 años o un poco antes como sucedía hasta hace poco”, relata Clarisa quien con un aire de confianza sostiene que ahora las niñas se casan a los 18 años, “como ve ya estamos mejor”.



¿Qué consumen nuestras niñas?

Mayra VARGAS LÓPEZ*

Los ácidos grasos trans (AGT) se producen de forma industrial durante la hidrogenación de aceites, por tal motivo son el principal ingrediente en margarinas, golosinas, botanas y en la comida rápida. Recientes investigaciones demuestren que los AGT inhiben el desarrollo infantil y, además, se relaciona con enfermedades cardiovasculares.

Hablar de una mala nutrición o de obesidad en niñas y niños nos debe alarmar, porque somos el país que mantiene el primer lugar en obesidad infantil, pero a la vez también debemos conocer cuáles son las variables que permiten mantener éste problema de salud pública.

Para poder atacar un problema de esta magnitud debemos estar informados, lo que no significa ser expertas o expertos en el tema, sino que conozcamos algunos datos que nos permitirán decidir actuar, le damos la vuelta a la página o cerramos los ojos ante un problema de salud pública que es necesario atender.

No basta sólo conocer que tenemos el primer lugar en obesidad infantil sino también saber por qué seguimos en ese lugar a pesar del boom de información que hay sobre tema, debemos y tenemos derecho a conocer las constantes, variables y lo que está en nuestras manos modificar.

En varios países se realizan campañas permanentes de divulgación sobre la cantidad de AGT que consumen las niñas y jóvenes adolescentes, en México, sin embargo, son pocos los estudios que se han realizado.

Los datos que presento a continuación son resultados de investigaciones realizadas entre 1999 y 2006, que nos permitirán una mejor reflexión sobre el tema.

  • En niños y niñas en edad escolar, es decir, entre 5 y 11 años de edad, el aumento sobrepeso y obesidad fue de 39.7 por ciento.
  • El mayor incremento del 77 por ciento con problemas de obesidad corresponde a niños.
  • En adolescentes los datos del 2006 indican que 1 de cada 3 tiene sobrepeso y obesidad, observando un incremento del 33 por ciento en la prevalencia de obesidad (Olaiz-Fernández et. Al., 2006 Rivera et al., 2001).

En una persona sin problemas metabólicos la obesidad se relaciona con dos variables: el consumo de un patrón de alimentación con altovalor calórico y una baja actividad física.

En la actualidad se ha demostrado que las campañas permanentes de información acerca del cuidado que debemos tener en los consumos de ácidos grasos trans permiten a países como Estados Unidos y España empezar a controlar los problemas de obesidad en niños y niñas de edad escolar.

¿Dónde se encuentran los ácidos grasos trans (AGT)?

Las grasas que consumimos tienen ácidos grasos trans y los encontramos principalmente en la carne de puerco, rumiantes, aves y sus derivados, además de los procesos industriales durante la hidrogenación de aceites vegetales utilizados en la producción de margarinas, grasas y mantecas. Una de las formas en que más se consumen estos ácidos grasos es en productos fritos a muy altas temperaturas.

¿Cuáles son las fuentes de AGT industriales en las dietas de niñas y adolescentes?

Las principales fuentes de los AGT son:

Margarinas y mantequilla (olvídese de la idea que la mantequilla es mejor que la margarina, ambas tienen AGT). Por cierto la patente del proceso de hidrogenación que nos permite obtener la margarina es propiedad de Procter y Gamble, así que es el principal proveedor de productos industrializados con AGT. Ahora recuerde los productos que utilizan margarina o mantequilla en su elaboración, principalmente, panadería y repostería.

Las grasas emulsionables, por el nombre pareciera que no forman parte de nuestra alimentación, pero que tal si le digo que es el ingrediente principal de galletas, frituras, rellenos de pastel y pastelitos.

También existen las grasas emulsionables especiales, recuerde que son las que mejoran la textura de la mayoría de los productos procesados. Un ejemplo son aquellas que comercializan con el eslogan de “a que no puedes comer solo una”.

Los aceites parcialmente hidrogenados que utiliza la industria restaurantera y en el hogar para el freído de alimentos y comidas rápidas.

Los alimento para bebés como: formulas infantiles, cereales y galletas también contienen ácidos grasos trans.

Todo lo anterior, está incluido en la dieta diaria, lo que provoca que México mantenga el primer lugar en niñas y niños obesos. Por lo que es importante no sólo rechazar productos con altos contenidos de azúcar, también podemos empezar a rechazar aquellos alimentos con ácidos grasos trans o consumirlos con moderación.

Es importante recordar que en nuestro país no hay estudios de AGT, pero cada día es indispensable conocer la cantidad de AGT presentes en los alimentos de nuestra cultura. El estilo de vida familiar, el aumento en el consumo de alimentos industrializados y de comidas rápidas contribuyen a este problema de manera significativa.

El consumo de refrescos, pastelillos y frituras promovido por la televisión (85 por ciento de los comerciales destinados a su consumo) está provocando niñas y niños obsesos o desnutridos en las áreas rurales de México (Ramírez - Mayans et a 2003). Estos datos son un indicio de que el consumo de AGT no sólo en niños y niñas sino también en la población en general puede seguir aumentando y contribuyendo a generar problemas de salud como la obesidad infantil.

En tanto en el país se hacen más investigaciones al respecto, usted ya tiene un panorama acerca del consumo de los AGT, que lamentablemente están al alcance de la mayoría de niñas y niñas, así que en la misma forma como evitamos el azúcar “porque engorda”, también hay que evitar los alimentos con ácidos grasos trans, que no sólo engordan sino también son factor para la aparición de enfermedades cardiovasculares.

*Presidenta del Consejo Municipal de Ciencia y Tecnología de Oaxaca

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