Paridad,
tiempo de las mujeres
Elizabeth CASTRO
La paridad está de moda, tras el proceso
electoral 2015-2016, a los partidos políticos y a la sociedad, debe quedarle
claro que la paridad llegó para quedarse, poco y nada es lo que pueden hacer en
su contra. Sin embargo, la paridad es
insuficiente cuando se trata de garantizarle a las mujeres el pleno acceso y
ejercicio de sus derechos político electorales. Se enfrenta a obstáculos
generados por las mismas instituciones que deben solventarla y hacerla valer,
así como a las costumbres y tradiciones de una sociedad que muchas veces se
niega a reconocer a las mujeres como sujetos de derechos.
El caso del IEEPCO es un claro ejemplo
de los vicios y adversidades que la paridad enfrenta. Con el objetivo de evitar
que las candidaturas asignadas a mujeres fuesen en distritos perdedores el
instituto presentó a los partidos políticos un documento denominado “tablas de
competitividad”, el cual contenía un listado detallado de los distritos de
mayor y menor competitividad para cada partido político y coalición. Dicho
documento solicitaba a los partidos políticos cumplir con la postulación
paritaria obedeciendo a dicho documento.
En el caso de la coalición PAN-PRD
señalaba: “en este caso la coalición deberá de postular seis personas de un género
y seis del otro en los 12 distritos categorizados como más competitivos, y
deberá de seguir el mismo principio para los menos competitivos, postulando
siete personas de un género y seis del otro”. (sic). En tanto a la coalición
PRI-PVEM le solicitaba seguir el principio de seis y seis en los distritos
menos competitivos.
Sin embargo, estas tablas no fueron
acompañadas de una nota metodológica que nos permitiese conocer la forma en que
se habían elaborado. Tampoco consideraban que la elección de 2016, fue un proceso
atípico y sin precedentes dada la distritación que el INE aprobó en septiembre
de 2015, la cual modificó el escenario en que los partidos contenderían.
La nueva distritación significó cambios sustanciales en la distribución de las fuerzas políticas en la entidad, el que los grupos y organizaciones que se encuentran en los diversos municipios del estado cambien de distrito modifica completamente la presencia de los partidos políticos y su fuerza en el territorio. Aunado a ello, los conflictos sociales y las luchas políticas que prevalecen en los municipios influyeron en la reconfiguración del escenario político y las relaciones clientelares que se generaron en los nuevos distritos. El instituto ignoró el contexto político y social que prevalece en la entidad, y optó por elaborar tablas que solo contenían sumatorias de resultados de votación históricos.
Con unas tablas de competitividad
inútiles, los partidos políticos optaron por hacer las observaciones
pertinentes y elaborar sus listas de candidatos y candidatas bajo un criterio
de paridad “a modo”, una vez que el Consejo General de IEEPCO aprobó las listas
de candidaturas el representante del PT se encargó de comunicarle a los consejeros
que las listas que habían aprobado no cumplían con el principio de competencia
equitativa en función de la paridad. Una vez más los partidos se habían salido
con la suya: “mujeres sí, pero no para ganar”.
El caso llegó hasta la Sala Regional
Xalapa del TEPJF, quien falló en favor de la paridad, ocasionando que los
partidos políticos tuvieran que realizar cambios de candidatos en plena campaña
electoral. A su vez la militancia quedó resentida frente a las decisiones que,
en última hora, tomaron los partidos. Sumándose a los enemigos de la paridad.
IEEPCO, Partidos Políticos y militancia
se convirtieron en parte de los problemas que las mujeres y la paridad deberán
enfrentar en lo subsecuente.
En el caso de la militancia la
desinformación respecto a lo que es y no es la paridad, generó controversias y
resentimientos hacía las mujeres. La falta de conocimiento acerca de los
alcances y problemas que combate la paridad ocasionó que un asunto que tiene
que ver con los pocos espacios de participación efectiva que se le concede a
las mujeres en los procesos de elección, desembocara en un problema de
enfrentamiento por causas de género.
En algunos municipios y distritos la
asignación de mujeres como candidatas a los puestos de elección produjo un
efecto adverso en la suma de esfuerzos por parte de las estructuras
partidistas. Equipos y seguidores de hombres que aspiraban a una candidatura
comenzaron a operar en contra de las candidatas de su mismo partido, en aras de
socavar las campañas políticas y las posibilidades de triunfo que las mujeres
tenían. Así la paridad se “cumplió” pero
terminó enfrentando a los afiliados y militantes. Ocasionando violencia
política por cuestiones de género en contra de las mujeres.
Demostrando que la legislación es
insuficiente cuando no existe una adecuada difusión de lo que es la lucha por
el respeto a los derechos político electorales de las mujeres, la paridad es
una conquista para quienes durante años han sido uno de los sectores más
vulnerables en la sociedad y la vida política de nuestro país y nuestro estado.
Falta mucho por hacer, educar es parte
primordial en la construcción de una sociedad más justa e igualitaria. Esto
apenas empieza, es un proceso inacabado que se construirá solo con la
disposición y participación de todos y todas, partidos políticos, sociedad
civil e instituciones gubernamentales. Dicen los que saben que en política hay
tiempos y a partir de ahora es tiempo de las mujeres.