De
la Paridad a las Agendas de Género
Bárbara
GARCÍA CHÁVEZ
La paridad en materia electoral ha seguido su camino
en el proceso eleccionario 2015-2016, para elegir 388 diputados locales de 12
entidades y 548 ayuntamientos de 11 estados, da cuenta del resultado, que si
aún no definitivo en toda su extensión,
ya hay cifras perentorias significativas.
Las mujeres están sin duda, compartiendo el poder
municipal, cuando menos en poco más del 27 por ciento y en las legislaturas
estatales poco más del 44 por ciento, de
acuerdo con estimaciones periodística. (http://goo.gl/4MCNif
http://goo.gl/aLwK51)
Oaxaca será gobernada por mujeres en 40 municipios
de 153 en que hubo elecciones, cifra que cuadró el ojo de muchos políticos de
carrera que aún no lo pueden creer; el caso de las curules, no resulta de tanto
impacto, ya que la LXIII Legislatura se integrará solo con tres mujeres más que
en la actual, de 15 pasan a ser 18 diputadas.
Así se transitó en paridad por primera vez en acato al mandato constitucional en estas contiendas locales que dieron cuenta de la resistencia de los partidos políticos, que a una voz argumentaban lo difícil que era encontrar mujeres con disposición y decisión a participar en política; de la reiterada practica de anular la militancia femenina de impacto para empotrar desde las dirigencias, autoritariamente a las mujeres de sus familias y/o de sus querencias y conveniencias. Es el conocido caso del municipio capital Oaxaca de Juárez. En fin así queda registrado al margen el libro de génesis de la paridad.
Las estadísticas resultado de la elección y la
asignación correspondiente en los diferentes cargos, modifican sustantivamente
los números como se analizó en párrafos anteriores. El resultado pone en
desventaja a las mujeres; seguramente tiene su razón en la desigualdad
histórica que se expresa en distintos contextos, pero a vista de buen cubero, las mujeres aun no tienen la experiencia de
atraer el voto frente a los viejos lobos electorales, o tal vez las mujeres del
electorado no confían lo suficiente, de buenas a primeras en las mujeres
“políticas” o ambas cosas.
También es cierto que la práctica partidaria de la
dádiva, el chantaje de permanencia a programas sociales, va dirigido
fundamentalmente a las madres cuidadoras y responsables de la supervivencia
familiar y que son ellos
los que tradicionalmente están al frente de tan denigrante embajada.
Qué decir del patriarcado tan propio de los partidos
que aún cumpliendo con la ley siguen trampeándola, en un evidente pichicateo de
recursos y condiciones inequitativas en perjuicio de las candidatas…”a ver cómo
le hacen”; y que tal los medios de comunicación que siguen denostando abierta o
veladamente las candidaturas de las mujeres, hasta la exclusión de espacios
para la exposición de ideas, con la pretensión clara de invisibilizarlas.
Con todo y a pesar de todo, las mujeres están ahí,
ya llegaron y serán mucho más observadas que ellos, los de siempre a los que
por conocidos se sabe, se espera lo consabido; pero ellas las diputadas, las
concejalas, serán vigiladas con lupa, ya lo sabemos. Ellos se pueden equivocar
una y mil veces, las mujeres no están a prueba, ellos lo dicen una y otra vez,
por eso es necesario reforzarlas, guarecerlas, abrir sus voluntades para que
hagan alianzas con sus pares con sus congéneres, con las mujeres.
Las mujeres que asumirán el poder desde los
Cabildos, deben oír a las mujeres, planear y presupuestar con perspectiva de
género, políticas y acciones públicas que se encaminen a la igualdad real y sustantiva
de oportunidades, garantizándoles todos sus derechos humanos y libertades; que
combata la violencia contra mujeres y niñas, con eficacia, que las empodere en
caminos de autosuficiencia y desarrollo. Solo así invirtiendo en las mujeres
habrá justicia y desarrollo para todas y todos. Solo así las mujeres gobernaran
bien y serán la opción en cualquier contienda electoral.
Las
diputadas desde el recinto legislativo tienen la tarea de revisar el marco
jurídico desde todas sus vertientes, escuchar las demandas de las mujeres que
desde la propia legislación las oprime, las excluye, las criminaliza, les
reduce sus derechos, las hace dependientes, en un contexto jurídico de
incerteza e inseguridad sistémica. Las legisladoras de Oaxaca deben amplíen sus
horizontes, actuar desde los principios de interculturalidad y la incorporación
del enfoque de género en su agenda; que su quehacer legislativo se traduzca en
producción de leyes garantistas, adecuado a los tratados internacionales
suscritos por el Estado mexicano en materia de Derechos Humanos como la
elevación a rango constitucional de estos Derechos.
Así
como el compromiso de eliminar todas las formas de discriminación, comenzando
por la discriminación debido al sexo; con lo cual se tiene entonces que
insertar de manera adecuada todo lo relacionado a la teoría de género para
alcanzar la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres, evitando de manera
consciente el lenguaje sexista.
Su
tarea es compleja sin embargo si las mujeres son consideradas, las mujeres
estarán con ustedes. Solo la igualdad construye un estable Estado de Derecho.