Soledad JARQUÍN EGAR
La catástrofe del feminicidio no
se entiende ni lo entienden. Por un lado, un porcentaje de la sociedad
oaxaqueña, principalmente compuesta por mujeres, no comprende la falta de
acción del gobierno frente al asesinato de mujeres, ni mucho menos se entiende
que pretendan enmascarar la tragedia de 455 familias, y tal vez más, con
tocadas y caminatas, que más que preocupación denotan una festividad que no
existe.
Cierto que la conducta
misógina-machista que muestra el feminicidio no depende solo del gobierno, pero
la responsabilidad en la construcción de políticas públicas que contribuyan a
la igualdad basada en el reconocimiento de los derechos humanos de las mujeres,
entre ellos el consagrado en la ley que dicta vivir una vida sin violencia para
las mujeres, es en gran medida
responsabilidad del gobierno que hoy encabeza Gabino Cué Monteagudo.
En mucho ayudaría la procuración
de justicia efectiva, real. Qué cada asesino fuera detenido y procesado de
acuerdo con las leyes, de manera pronta y expedita, sin necesidad de
revictimizar a nadie. Parte que autoridades designadas por Cué le siguen
debiendo a las mujeres: Instituto de la Mujer Oaxaqueña, la Subprocuraduría de Delitos
contra la Mujer por Razón de Género, el Centro de Justicia para las Mujeres y,
claro, el Poder Judicial, cuyos funcionariado sigue violentando a las víctimas
y a sus familias.
De manera insistente, hemos
planteado que se hace necesario invertir recursos públicos en campañas
mediáticas efectivas que nos lleven, junto con el sistema educativo, ahora que
dicen han retomado la rectoría, para la reeducación social desde la escuela,
donde se enseñe a la niñez y la juventud que mujeres y hombres tienen el mismo
valor, que las mujeres no son desechables.
Por mucho tiempo se ha insistido
en que funcionarios y funcionarias aprendan para qué sirve la teoría de género,
que entiendan por qué es importante la transversalización de la perspectiva de
género en las políticas públicas y que lo aprendido se aplique, tanto en su
trabajo como en su vida diaria, y también es importante considerar que es su
obligación, así lo estipulan las leyes locales y la constitución y es
obligación del Estado, si consideramos los tratados internacionales sobre esta
materia.
Sin embargo, nada ha sucedido. Nada. En el Instituto de la
Mujer Oaxaqueña la queja es la misma siempre: no hay recursos suficientes ni
tampoco se tiene ningún poder ni de convocatoria ni de convencimiento para
lograr los objetivos. Así, el funcionariado de esa institución se conforman con
hacer ruido con poquito. Pero, la sorpresa mayor, es que reservan los recursos,
tiran el dinero, para hacer tocadas y caminatas, ahora en colaboración con la
Secretaría de Seguridad Pública.
Sin duda es muy importante la presencia y lo que dicen las
expertas mexicanas e internacionales que viajan a Oaxaca esta semana para dar
sendas conferencias, opiniones y sugerencias; hacer notas que vistan tanto al
IMO como a instituciones académicas como el CIESAS y la UABJO, pero de nada
sirve esa inversión si en contraparte, el gobierno oye pero no escucha, se luce
y no aplica.
En Oaxaca, los datos oficiales son contundentes, muerden el
alma, molestan, desgarran el viento apacible y el cielo azul de la entidad. El
conteo ciudadano, elaborado por Consorcio Oaxaca, apunta que en diciembre de
2010, es decir, cuando ya era gobernador Gabino Cué, hubo un total de cinco
asesinatos de mujeres.
En 2011, la cifra de feminicidios, como señala la propia
autoridad, hubo otros 84; vergonzosamente en 2012 fueron 80; para el siguiente
año 2013 otros 84; en 2014 la cifra se elevó considerablemente al llegar a 129.
Datos oficiales tomados de la página web del gobierno estatal. Y recién esta
semana, tras los anuncios de las festividades que realizará el gobierno para
“conmemorar” el Día Internacional por la Eliminación de la Violencia contra las
Mujeres, dijo a la prensa local que este año 73 mujeres fueron asesinadas. Y este
viernes, otra joven mujer fue asesinada en Juchitán. Si sumamos todas estas
cantidades tendremos que en Oaxaca 456 mujeres han sido asesinadas.
Por eso es incomprensible y nos da mucha pena ajena la
determinación de derrochar dinero para “celebrar” a la violencia, como
podríamos concluir lo hará el gobierno de Gabino Cué Monteagudo.
No se entiende a Gabino Cué que “agobiado” por las
dificultades políticas de la entidad, so pretexto de la eterna pobreza, el
treintañero conflicto magisterial y las secuelas de las pésimas decisiones al
designar a sus colaboradores, haya dejado de lado su obligación de velar por la
libertad, la integridad y la vida de las mujeres.
Al actual gobernante le falta solo un año para terminar su
gestión gubernamental, donde demostró el verdadero significado de ese dicho
común y hasta corriente que aplicamos en México que dice: “le duró lo que al
triste la alegría”. Gabino demostró su capacidad para hacer magia, desapareció
toda esperanza de acabar con los lastres, con la corrupción, con la impunidad y
claro con la igualdad.
El resultado de su pasó en estos cinco años revelan lo
inoperante que resultó el gobierno de cuates y cuotas, como dicen otros
opinólogos; donde fueron alquilados los servicios de políticos que renunciaron
a su sangre tricolor y hasta fueron aceptados en los partidos políticos que se
dicen de las izquierdas; de activistas que se volvieron burócratas bien pagados
y del co-gobierno con una que otra asociación civil antes radical y que se
mimetizaron con el poder y el placer que da gobernar.
Un gobierno que hasta hoy deja a varios miles de huérfanos,
reitero, huérfanos y huérfanas de hijas, huérfanos y huérfanas de madres;
soledades y desolaciones (parafraseando a Marcela Lagarde) provocadas por el
feminicidio, y lastimosamente festejaran este 25 de noviembre con tocadas,
caminatas y lecciones de feminismo que no se aplican, que no se aprenden,
saliva y más saliva.
El 25 de noviembre es utilizado como estrellato mediático
que se convierte en una plataforma política para funcionarias de medio pelo que
buscan, vía algunos partidos políticos, brincar a la siguiente ronda: las
diputaciones locales. El mismo fenómeno que se aplica y ve desde ahora con las y
los legisladores locales hacia las presidencias municipales y cuya carta de
recomendación es violar los derechos humanos de las mujeres, la corrupción y el
inexplicable enriquecimiento.
¿Sus nombres? No hace falta decirlos, consulte el directorio
del funcionariado del gobierno local y de los 42 integrantes de la LXII
Legislatura.
Contra viento y marea
A pesar de los obstáculos institucionales y las amenazas
para evitar la protesta del movimiento amplio de mujeres por los ahora 456
asesinatos y la falta de justicia para las víctimas, la parada cívica va,
contra viento y marea.
Este 24 de noviembre mujeres diversas se han organizado y
llaman a la sociedad oaxaqueña para que se unan y lleguen este martes, entre
las 12 y las ocho de la noche, al zócalo de la ciudad.
@jarquinedgar