Soledad Jarquín Edgar
Germán Tenorio Vasconcelos, ex titular de los
Servicios de Salud de Oaxaca, debe ser investigado.
Mi abuela Lucha
siempre lo decía, “cuando el río suena es porque agua lleva”.
En el caso del ex funcionario, quien renunció
recientemente, no sólo preocupa por su presunto enriquecimiento ilícito y todo
lo que sobre él se dice y se ha dicho desde hace varios años.
La novela de su vida personal y su vida pública son
motivo de toda clase de intrigas palaciegas y de cuchicheos en el mundillo
político, pero el enriquecimiento del que se habla es para Oaxaca, su gente y
en específico para las mujeres una ofensa que hiere profundamente y que cuesta
vidas.
Acusado de violencia familiar, por lo que pasó al menos una noche en el “hotel” de Ixcotel,
lo que se manejó como una venganza política,
y sin importar para nada su condición de maltratador fue nombrado por el
gobernador Gabino Cué Monteagudo como uno de los funcionarios que se ocuparían
de cambiar a Oaxaca y de dar a la población oaxaqueña una nueva esperanza, tras
la más desastrosa última década de gobiernos priistas que nos habían dejado,
además de todo, una sociedad herida y el nacimiento de una nueva clase social:
los políticos enriquecidos con el dinero producto fondos malversados o
prósperos negocios derivados del tráfico de influencias.
A Cué nada le importaron los llamados de los grupos
feministas para evitar que el empresario y médico se ocupara de los Servicios
de Salud de Oaxaca, no hizo caso y se empeñó en que su determinación.
Reitero, como lo hice hace un mes en este mismo
espacio, fue Tenorio el principal opositor a la conclusión del Hospital de la
Mujer, allá en territorio de Reyes Mantecón, recuerdo aquellos sus argumentos
faltos de toda sensibilidad (e inteligencia), sobre todo vertidos por un médico
y que al paso del tiempo revelaron su trasfondo.
El ex titular de Salud pertenece a una segunda
generación de médicos que fundaron un sanatorio privado y hoy uno de sus
principales accionistas o dueño es Germán Tenorio, incluso se supo hace tiempo
cuáles eran los hospitales privados “beneficiados” con la subrogación de
servicios y uno de ellos es el hospital ubicado en la calle de Abasolo,
propiedad de esa familia. Hubo entonces, como se dijo entonces, una intención
calculada para no favorecer la salud de las mujeres oaxaqueñas que dejarían de
ser atendidas en los hospitales privados. Una de tantas cosas que impidieron la
conclusión del hospital.
Como también se convirtió en uno de los principales
opositores a la propuesta ciudadana de tipificar la violencia obstétrica,
resultado ésta de lo evidente e inocultable.
En fechas recientes, el sistema de salud de Oaxaca
vivió tiempos difíciles, paros parciales y hasta el reciente paro de casi un
mes en diversas instituciones. El personal sindicalizado hizo público las
muchas deficiencias con las que laboran los hospitales, algo que ya se sabía y
que se había vuelto costumbre, entre ellos el Aurelio Valdivieso, que funciona
mucho más allá de sus potencialidades, sin material ni personal médico
indispensable para brindar a la población una atención digamos más o menos
digna.
Así, mientras la población que es atendida en los
centros hospitalarios, centros de salud o clínicas de salud en toda la entidad
sufren las consecuencias de una mala administración, en contraparte las
noticias del presunto enriquecimiento fueron saliendo de una en una, rumores
que mostraron la ostentación en una boda donde cada invitado recibió boletos de
avión y hospedaje en Bahías de Huatulco durante varios días.
Más tarde la construcción de una mansión que incluye,
trascendió, elefantes disecados como adornos en el jardín, lo cual -si fuera
cierto- revela una total carencia humanidad y por supuesto mal gusto.
En estos días se habló de la compra de un avión
privado matrícula: XB-LKO del CESSNA AIRCRAFT COMPANY que habría sido adquirido
en marzo del año pasado y cuyos datos quedaron asentados en el libro R384L38 con folio FJ192 S-D del control
interno de la Dirección General de Aeronáutica Civil, como dieron a conocer
este fin de semana varios medios locales.
Si después de tantas dudas y tantas evidencias
ventiladas en los medios, el gobernador Gabino Cué Monteagudo no investiga, no
hace nada, no nos aclara, no nos muestra la culpabilidad o la inocencia de su
ex colaborador y seguramente amigo, tendremos que conformarnos de seguir
viviendo en ese caldo de impunidad que prevalece en Oaxaca.
Lo otro, por lo cual el ex funcionario debe también
ser investigado son las acciones que violentaron, de manera constante y casi
permanente los derechos humanos de las mujeres, y en específico el derecho a la
salud, de la que listas enormes de mujeres quedaron excluidas.
No olvidemos que fue Tenorio Vasconcelos el valiente
médico que imprimió aquella idea de los partos fortuitos que, en su momento,
revelaron escandalosamente una verdad propagada a gritos por años en Oaxaca, la
no atención a la salud de las mujeres en condiciones de desventaja provocadas
por la casi eterna pobreza y la dispersión geográfica de las comunidades,
aunado a la condición social de género.
Mujeres que por ser indígenas, pobres no eran
atendidas. Mujeres que al personal médico les parecían sucias y eran devueltas
a sus pueblos para que se bañaran. Mujeres que se enfrentaron sistemáticamente
al personal médico incapaz de bajarse de sus pedestales para mirar a sus
pacientes con humildad y admiración. Mujeres que recibieron maltrato, gritos,
además de malas prácticas médicas que les dejaron lesiones incapacitantes o les
provocaron su muerte. Nadie por ello ha respondido ante la justicia.
Germán Tenorio Vasconcelos debe ser llamado a cuentas.
¿No reza así el juramento que hacen en la toma de posesión cuando prometen
cumplir y en su caso aceptar la demanda del pueblo?
No olvidemos que hoy Oaxaca nuevamente ocupa un deshonroso
primer lugar entre las entidades del país en la lamentable, siempre lamentable,
muerte materna. Se trata de mujeres cuya condición de salud y desatención en
las instituciones públicas provocó su muerte.
Recuerdo a la maestra Maricarmen Elú en aquellas
magistrales charlas que se impartían en Oaxaca para hacer consciencia del
problema en el seno del Comité por una Maternidad sin Riesgos. Ella tenía un
modo muy sencillo de explicar la muerte materna y parece que algunos
funcionarios lo entendían. Elú decía que la muerte materna en una familia tenía
un significado parecido al que produce estar encerrados en una habitación y que
alguien apagara la luz.
Gabino Cué Monteagudo, quien nada de muertito en las
turbulentas aguas del río de impunidad y, en consecuencia, de injusticias para
la población oaxaqueña, podría perfeccionar su técnica o podría vender el
fastidio que lo caracteriza desde el segundo año de su gestión cuando se dio
por vencido y se echó a mirar el mundo desde una burbuja.
En esta historia triste, que plantea posibles y
visibles efectos de corrupción, en uno de los más sentidos reclamos
“históricos” de Oaxaca, la salud, no hay vuelta de hoja y las mujeres han sido
la principales víctimas del vandalismo de quienes ven en el servicio público
una oportunidad para hacer una fortuna. Detrás de cada peso robado, mal gastado
o mal invertido en Oaxaca hay una familia huérfana. Se llama feminicidio por lo
que al Estado le corresponde.
A estas alturas del gobierno o del calificado como
“des-gobierno” de Cué solo nos queda pedir
una investigación real y efectiva, para que después quien gobierne no
tenga que juzgarlo en una corte, porque como dice una amiga querida: los
carniceros de hoy serán las reses del mañana.
@jarquinedgar