Soledad JARQUÍN EDGAR
Me pregunto si la paridad tiene que ser una cuestión de
enfoque, como decía aquel comercial de un diario editado en la capital del país
y donde preguntaba al televidente ¿si el vaso estaba medio lleno o medio vacío?.
Por eso aunque para muchas personas resulte razonable “el avance paulatino” -
es decir, a lo largo de décadas- del nacimiento de reglas jurídicas que
favorezcan una mayor participación política de las mujeres como la paridad, en
lo particular tengo mis dudas, también razonables:
1)
¿Por qué las mujeres no estaban consideradas como
ciudadanas con capacidad de elegir, pero también con posibilidad de ser
electas?
2)
¿Por qué las mujeres de las primeras décadas del
siglo XX tuvieron que demandar su derecho al voto, siguiendo, por supuesto el
impulso de sus antecesoras a lo largo del siglo XIX?
3)
3)¿Por qué tuvieron que pasar más de 60 años,
desde la aprobación del voto universal el 17 de octubre de 1953, para que el 31
de enero de 2014, finalmente (¡uf!), quedara aprobada la reforma al artículo 41
Constitucional que incorpora la paridad de género en las candidaturas?
4)
¿Por qué otra vez el regateo de las candidaturas
en los municipios con la llamada paridad vertical y horizontal?
Mis dudas son razonables. Yo no dudo de los derechos humanos
de las mujeres ni de que pueden gobernar igualito, mejor y, por qué no, peor
que los hombres. ¿Quiénes dudan? Duda el poder, dudan las cúpulas de los
partidos políticos, duda el poder económico, dudan los magistrados, duda una
mayoría de hombres, como el senador del PAN, cuyo nombre genérico es algo así
como Nyasasaurus parringtoni, y que
en México se conoce como Víctor Hermosillo y otros varios miles de nombres.
Las mujeres no tendríamos que pedir nada. Es derecho de las
ciudadanas elegir y ser electas, en igualdad de condiciones y en la misma
cantidad que los hombres. Sin embargo, como todo en México, hay que hacer
“cola”, esperar turno y el turno de las mujeres
ha sido una larga esperanza para recibir a cuenta gotas, porque los
señores del poder no saben si las mujeres están preparadas, de ahí la reiterada
pregunta del gremio al que pertenezco cuando teniendo a una candidata enfrente
pregunta: ¿Está México preparado para ser gobernado por una mujer? Pero nadie
se ha preguntado “si los hombres están preparados para gobernar”, yo me atengo
a los resultados ¿Ustedes?
La historia de la igualdad sustantiva en derechos político de
las mujeres ha sido como adquirir algo en paguitos chiquitos y, por tanto, con
réditos enormes, porque los dueños de los créditos están detrás de los emporios
partidistas, de las legislaturas, de los poderes ejecutivo y judicial, y para
ellos la presencia de mujeres representa la pérdida de poder.
El más grande de los réditos, como ya se ha dicho, es la
violencia política, esa que durante años han denunciado candidatas o
autoridades de todos los cargos políticos de elección popular en México y que
esta semana tuvo una manifestación grotesca e inaceptable, las pancartas
misóginas que aparecieron en las calles de Hermosillo, Sonora. Sin embargo, no
será tipificada como delito a pesar de lo que ha representado para muchas
mujeres como aquellas que han perdido a la vida o que ha perdido un ser querido
solo por aspirar a gobernar un municipio o por desear ser diputadas. En la LII
Legislatura nos mandaron decir que hay será para la próxima cuando “tal vez” se
tome en cuenta la violencia política, la analicen y decidan si es necesario o
no sea tipificada como delito.
Por ello decimos, reiteramos, a cuenta gotas “garantizan” el
derecho a gobernar municipios los magistrado del Tribunal Electoral del Poder
Judicial de la Federación que dijeron NO a la paridad vertical y horizontal: la
paridad en las elecciones municipales, como lo habían demandado Nuevo León,
Sonora y Estado de México y donde será para la próxima. ¡Qué tanto es tantito
más! Donde sigue el proceso en paridad en candidatos municipales, mujeres y
hombres, es en Guerrero, Morelos, Baja California, Querétaro y Tabasco.
Por otro lado, un dato concreto de la desigualdad electoral, dio a conocer Rebeca Garza, vocal de
Capacitación Electoral y Capacitación Cívica de la Junta Local Ejecutiva Oaxaca
del INE, quien explica que solamente seis mujeres encabezan las listas de
candidaturas plurinominales en las cinco circunscripciones lo que representa el
12 por ciento: dos de Nueva Alianza, una de Movimiento Ciudadano, una de
Morena, una del Verde Ecologista y una del Humanista. También ahí quedó coja la
paridad.
Por eso cuando escucho que hemos avanzado, sí, sin duda hemos
avanzado, por supuesto que sí, pero los rezagos se han acumulado desde el 17 de
octubre de 1953 y no se resolvieron el 31 de enero de 2014, de ahí que sigamos
cargando una pesada loza de desigualdad que nos revela, que nos pone en blanco
y negro las diferencias sustanciales y de vergüenza que siguen poniendo a las
mujeres en un lugar diferente y desventajoso en comparación con los hombres.
¿Por qué no? Acaso no son suficientes las leyes, incluyendo
la reforma constitucional a la fracción tercera del apartado A del artículo
Segundo, en el que se indica que no habrá prácticas comunitarias que excluyan a
las mujeres en procesos electorales.
En Oaxaca, haciendo un recuento de las 48 candidatas que
buscan una curul en San Lázaro en los 11 distritos electorales, a través de 10
partidos políticos, dos de ellos en coalición, resulta interesante el análisis.
Algunas de ellas, las menos, han militado en dos o más
partidos. Cuatro de ellas tienen experiencia legislativa importante: es Sofía
Castro, candidata del PRI, en el distrito V de Tehuantepec-Salina Cruz, y
Juanita Cruz Cruz, candidata del PRD-PT en el tercer distrito electoral
federal; ambas han sido diputadas locales como federales; ésta última y las dos
siguientes son actualmente diputadas locales: Yolanda López Velasco, del PRI, y
Zonia López Cruz del PAN, estas dos últimas compiten en el distrito III de
Huajuapan de León.
Entre las candidatas hay dos que han sido funcionarias. Concepción
Rueda Gómez y la y Beatriz Rodríguez. La primera fue delegada de la CDI,
durante el sexenio de Felipe Calderón, y la otra fue secretaria de Turismo en
el sexenio de Ulises Ruiz, sobra decir que una va por el PAN en el distrito VII
de Juchitán y la otra por el PRI, en el VIII, de Oaxaca. Anteriormente ambas habían
buscado, una ser diputada y la otra presidenta municipal pero perdieron.
En esta lista de mujeres compitiendo hay líderes de distintos
organismos partidistas, muchas de ellas profesionistas, empresarias, artesanas
y otras, como Abigail Vasconcelos Castellanos
quien llevó hasta el TEEPJF el caso de San Bartolo Coyotepec y logró la
reposición del procedimiento de elección de autoridades municipales para lograr
la inclusión de las mujeres, muchas otras como María Cort és
pisan por primera vez la arena política, pero tienen tras de sí una enorme
trayectoria partidista o han estado enrolada o dirigiendo organismos de la
sociedad civil.
Seminario
Y como de elecciones se trata es importante asistir al tercer
panel: Elecciones y Crisis de las Instituciones, del Seminario Elecciones, Ciudadanía y Crisis
Política en México. Con la participación de la catedrática del Postgrado en
Derecho Electoral de la UABJO, Ana Teresa Lara López, y el consultor Juan Pablo
Morales García, cuya sesión este 8 de mayo a las 5:00 pm, en Av. Juárez 909. El
seminario es organizado por diversas instituciones como la UABJO, EDUCA, Coldiba,
Letra Verde y Amedi.
Observación
Para pensar. En los primeros días de marzo pasado, la
Procuraduría General de Justicia del
Estado, anunció como siempre con bombo y platillo el “rescate” de un grupo de
mujeres que eran sometidas a trata de personas en el comercio sexual, esta
semana anunció que otras 40 habían sido rescatadas. Ambos operativos en la
capital oaxaqueña. Lo inexplicable es que en ningún caso hubo detenidos. ¿Quién
trata con los de la trata desde la procuraduría que nunca hay detenidos? ¿Quién
los alerta?
@jarquinedgar
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