Palabra de Antígona
Por
la Salud de las Mujeres
Por
Sara Lovera
El
28 de mayo fue proclamado como el Día Internacional de Acción por la Salud de
las Mujeres. Seguramente habrá algunas manifestaciones oficiales esta semana
que comienza, promesas y muchas estadísticas. Hay que afirmar de
entrada que la salud para millones de mexicanas es todavía un derecho por
conquistar.
Un
porcentaje elevadísimo sufre graves problemas de salud. Hay carencias
alimenticias, falta de información preventiva y una pobreza insultante. De
acuerdo a datos oficiales publicados por INEGI, el 13.8 por ciento de las
mujeres con 20 años y más padece de cáncer de mama y 10.4 tiene cáncer cérvico
uterino, las dos primeras causas de muerte femenina; se considera como un
problema de salud pública la muerte por aborto y las enfermedades asociadas a
una interrupción del embarazo en clínica clandestinas y todavía el 8.6 por
ciento de la razón de muerte materna es por aborto.
Si
los cánceres femeninos sigue siendo la causa más tremenda de la muerte de
mujeres productivas, la diabetes se las lleva en plenitud y se ubica en la
tercera causa de muerte en mujeres y el EPOC, enfermedad pulmonar obstructiva
es la cuarta; la quinta la hipertensión arterial detonada por la obesidad, el
sedentarismo y la alimentación desproporcionada. Actualmente, 8.3 mujeres
mayores de 40 años sufren de hipertensión arterial y en un solo año fallecieron
8 mil 898 mujeres por esta enfermedad.
La
sexta causa de muerte entre las mexicanas, inopinada para las mujeres mayores
de 50 años, la enfermedad más común es la cardiopatía isquémica, producida
cuando no hay un correcto flujo sanguíneo por las arterias lo que genera un
infarto. Este padecimiento cobra la vida de una de cada tres mujeres mexicanas.
El
panorama es preocupante, por decir lo menos. Mientras la Iglesia Católica ha
revivido la antigua polémica contra la libre interrupción del embarazo a
propósito de la iniciativa que se discutirá en la segunda mitad de junio en el
Congreso de Guerrero, pretendiendo todavía engañarnos con sus artimañas. Y no
sólo eso, sino que en un país laico amenaza con declarar la ex comunión a quien
ello promueve, empezando por el gobernador Ángel Aguirre y a los hombres o
mujeres lo apoyan.
La
semana pasada se supo que en Nuevo León, el diputado Francisco Treviño Cabello,
del Partido Acción Nacional, presentó una iniciativa para garantizar la vida
del feto, como lo han hecho ya 18 estados de la República, cosa que se califica
como una violación flagrante a los derechos humanos de las mujeres, reconocidos
en nuestra Carta Magna.
Ante
esta curas de todos los niveles ya empiezan a surgir las
protestas dese el movimiento de mujeres y algunas funcionarias de los partidos
políticos. Beatriz Cosío Nava, una militante por los derechos de las mujeres
desde el Partido de la Revolución Democrática, llamó a los diputados de ese
partido en Nuevo León, para que no vayan a votar con priistas y panistas que ya
decidieron aprobar dicha iniciativa.
Lo
cierto es que el Programa para conseguir la igualdad entre hombres y mujeres,
llamado Proigualdad dice claramente algunas cosas, que extraigo del documento:
que sólo 58 mujeres de cada 100 hombres tiene acceso a los servicios directos
de salud; que el 42.3 por ciento de las mujeres hablantes de lengua indígena no
tienen acceso a ningún servicio de salud.
Ese
mismo documento reconoce que el aborto representa la quinta causa de mortalidad
materna y que el 8.6 por ciento de los embarazos ocurridos entre 2004 y 2009
terminaron en un aborto. Pero hay más porque el 46.2 por ciento de los
nacimientos en mujeres productivas de 20 a 49 años terminan en cesáreas, es
decir en un porcentaje mucho más alto que las recomendaciones de la
Organización Mundial de la Salud, cesarías que se incrementaron en los últimos
12 años hasta en un 50.3 por ciento. Y que a fecundidad adolescente va en
aumento.
Y
eso por qué el Proigualdad, que es un documento sobre el que se están haciendo
o se harán las políticas oficiales de género, agrega que sólo el 20.9 por
ciento de las unidades de primer nivel de atención tienen servicio de
anticonceptivos para las y los adolescentes y que apenas el 50 por ciento de
esas unidades cuentan con personal para la promoción de la planificación
familiar.
En
otras palabras que durante el panismo promovió el desabasto de los métodos
anticonceptivos, o sea que los curas y el panismo que está contra el derecho de
las mujeres generó un desastre, porque el documento dices que este es un
problema generalizado en el sistema de salud y ello, como es el caso de
Guerrero, es mucho más restringido para las mujeres indígenas.
La
prevención del cáncer de mama y cérvico-uterino es elemental, sin embargo sólo
un 15 por ciento de las mujeres de 40 a 49 años y 26 por ciento de las de 50 a
69 acuden a realizarse una mastografía. Mientras que menos de la mitad, 48.5
por ciento de entre 25 a 64 años se hace la prueba de Papanicolaou. Otro
desastre y un verdadero retroceso. ¿De qué habla la Iglesia Católica? ¿De la
vida?
Respecto
a la hipertensión arterial, con una prevalencia que se ha mantenido sin cambios
entre 2006 y 2012, ésta afecta a una de cada tres mujeres. No se
sabe hoy, si la Secretaría de Salud está haciendo algo al respecto. Me temo que
no, ni de esto ni de las seis gravísimas causas de muerte de las mexicanas, y
como cientos de integrantes del funcionariado gubernamental, se suman por
omisión o activamente a la ideología de los jerarcas de la iglesia.
Pero
se reconoce que hay problemas de depresión y de salud mental que afectan de
manera diferencial a hombres y mujeres: las mujeres sufren más depresiones que
los varones (14.4 versus 8.9 por ciento). Los estudios dicen que tres de cada
cuatro mujeres en México dicen estar estresadas todo el tiempo.
La
carta que se enviará al Congreso de Nuevo León, frente a ese diputado que lanzó
la iniciativa y parece estar de acuerdo al menos con la bancada priista, es
dura: “La sola presentación de esta iniciativa, que el citado diputado panista
pretende que todas y todos ustedes aprueben a la brevedad, nos remite a una
grave regresión a épocas en las que la cúpula clerical decidía y manipulaba,
como poder fáctico sin escrúpulos, el quehacer legislativo y el rumbo político
de la nación, por encima del interés ciudadano, en un ambiente donde
predominaba la ignorancia y carecía de promoción la verdad científica “.
El
texto de la protesta que empezó a circular el sábado pasado señala
que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos define
ya el carácter laico de nuestra República y obliga a los gobiernos
el cumplimiento de los compromisos internacionales en materia de
derechos humanos, como el llamado Consenso de Montevideo, aprobado el 15 de
agosto de 2013 por representantes oficiales de 38 países miembros y asociados
de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de las
Naciones Unidas, para decretar leyes, normativas, estrategias y políticas
públicas con el objeto de eliminar las causas prevenibles de morbilidad y
mortalidad materna, así como medidas para prevenir y evitar el aborto
inseguro.
Llama
así a diputadas y diputados que integran el H. Congreso del Estado de Nuevo
León, de las diversas bancadas partidistas, para que respeten el marco del
Estado Laico que rige en México y está garantizado en el Artículo 40 de nuestra
Carta Magna y, en consecuencia rechacen la iniciativa.
Habría
que recordar, como dice la maestra Beatriz Cossío, que la Suprema
Corte de Justicia de la Nación (SCJN) durante la discusión sobre la
Constitucionalidad de la interrupción legal del embarazo señaló: "que si
bien el legislador debe de proteger la vida en gestación no puede afectar
desproporcionadamente los derechos de la mujer". Y que: "no es
constitucionalmente admisible que el legislador con la finalidad de proteger la
vida en gestación, sacrifique en forma absoluta los derechos fundamentales de
la mujer embarazada considerándola entonces como un mero instrumento de la vida
en gestación".
La Interrupción Legal del Embarazo en el
Distrito Federal, de acuerdo a las estadísticas del gobierno, en
aproximadamente 120 mil procedimientos realizados desde 2007 a la fecha casi el
70 por
ciento se ha realizado con medicación. Ni una sola
mujer ha muerto y lo que ha sucedido es que se han salvado muchas vidas. Habrá
que esperar. Lo inaudito es que se haya reabierto la vieja polémica sobre el
derecho a la verdadera vida, la de millones de mujeres.