Mujeres y
Política
¡Rehenes!
Soledad JARQUÍN EDGAR
En Oaxaca somos rehenes permanentes de unos y de
otros. Cuándo a unos se les da la gana o cuándo a otros se les ocurre, cada día
una protesta, esto quiere decir un asunto mal atendido o un tema ignorado.
Somos rehenes de los transportistas de materiales, del transporte público
concesionado o piratas de las poblaciones de los 570 municipios de la entidad,
de los mototaxistas de las colonias de la zona suburbana y municipios del área
metropolitana, cuyos líderes los utilizan para negociar mientras ellos
presionan, muestran el músculo en busca de prebendas, canonjías, dinero…sin que
a nadie le importe en lo más mínimo cuántas desgracias, desasosiegos, caos,
dolores de cabeza, retrasos, despidos o molestias puedan ocasionar, con sus
interminables bloqueos en avenidas principales, en los accesos más importantes
o instalaciones públicas. Se violenta el derecho de tránsito del resto de las
personas pero ese resto, está visto, a nadie le interesa.
Somos rehenes del transporte público, ataúdes
rodantes, cafres asesinos que manejan sin instrucción o capacitación alguna,
camiones chatarra que de acuerdo a la ley deberían estar fuera de circulación
porque ya cumplieron su cometido, resultan obsoletos, además, por su tamaño de
ocho a 10 metros, en Oaxaca de Juárez, la ciudad colonial que tanto presumimos
ya no son confiables.
Somos rehenes de taxistas voraces que cobran una
tarifa de 50 pesos para arriba para viajar 10 o 20 minutos, según el tráfico,
unas cuantas cuadras o de cualquier colonia al centro, autos a los que solo les
dieron una manita de gato por fuera a una buena parte de ellos, aunque por
dentro tienen desgastados asientos y desvencijadas las manijas de las
ventanillas…¿nos merecemos esto?
Es cuando nos preguntamos ¿para qué sirve una
Secretaría de Transporte y Vialidad? Bajo la dirección de un priista de cepa
como lo es José Antonio Estefán Garfias, quien nada puede hacer para resolver
el grave problema, excepto disfrutar las mieles de la beca que recibe cada mes.
Los bloqueos que nos paralizan, que violentan los
derechos humanos de quienes vivimos o transitamos por la capital oaxaqueña son
la muestra fehaciente de la ausencia de gobierno y vuelvo a preguntar ¿quién
está al frente de este barco que parece hundirse cada día? ¿Para quién gobierna
Gabino Cué Monteagudo?
En las calles de buena parte del centro de la capital
oaxaqueña también somos rehenes de otros truhanes de la política, como Hugo
Jarquín, que como los antes mencionados por la fuerza buscan retener el poder.
Así que somos rehenes de las calles, cuyas banquetas antes destinadas a caminar
hoy son intransitables y hasta peligrosas porque han formado interminables
callejones con productos de segunda y de tercera ¿nos merecemos eso?
Porque no es la única desgracia que nos ocurre. Las
oaxaqueñas somos rehenes de la violencia de género: 285 feminicidios en los
poco más de tres años agonizantes que tenemos, 31 en este 2014, según el
recuento hemerográfico de Consorcio para el Diálogo Parlamentario y la Equidad
de Oaxaca. La cifra más alta de los últimos sexenios o quizá de todos los
sexenios, porque el fenómeno de la violencia contra las mujeres en su expresión
inaudita de asesinar ha estado presente siempre, y aunque hoy lo entendemos y
hay herramientas para hacer algo, en Oaxaca el IMO pasa de noche en su tarea de
forjar políticas públicas eficientes pero sobre todo eficaces, de seguir bregando en la tarea diaria de
sensibilizar y capacitar a los tomadores de decisiones, en cambio es hoy una
especie de fuente de empleo para las amigas que son parte de la cuota.
Al menos en cuatro casos, las políticas oaxaqueñas han
tenido que llegar a los tribunales electorales para demostrar su legítimo
derecho a gobernar tras ser electas, luego de que la misoginia de algunos
seudo-políticos las desechan porque para ellos las mujeres no deben estar en la
parte pública. Ya vimos la forma de responder del dirigente del Frente Amplio
de Lucha Popular, Gervasio García Martínez, quien se opone a que –en Tlacolula
de Matamoros- la síndica Elizabeth
Sánchez Martínez tome su lugar, como primero lo mandataron quienes la eligieron
y después el Tribunal Estatal Electoral. Gervasio, rudo y machín, en su
impotencia de hombre arremete contra quienes escriben del tema, como sucedió
con la reportera Citlalli López y otros compañeros. Y de nueva cuenta vemos la revelación
de una falta de capacidad gubernamental para que las cosas funcionen.
Y qué decir de la violencia permanente institucional
que se vive en los hospitales del sistema de salud pública de Oaxaca, donde todo
indica que las eses fecales empiezan a llegar hasta el cuello de tanta
corrupción y esa infinita ineficiencia que cobran vidas inocentes. Y, donde
claro está, Germán Tenorio Vasconcelos, Secretario de Salud y amigo personal de
Gabino Cué, no se despeina ni con un ventarrón, menos existe la posibilidad de
darle las gracias por “los servicios prestados”.
Recién me escribieron usuarias de los servicios de
salud, luego lo hicieron otras personas, la información tiene tanta fuerza como
agua en un río tras una intensa lluvia y por tanto sueno. Las denunciantes pidieron
no revelar sus nombres, porque aseguran, incluso, temen por sus vidas.
Resulta que hay mugre y pudrición en el Programa de
Cáncer de Mama, que a través del Seguro Popular cobraba, hasta hace apenas dos
años, la cantidad de 350 pesos por una mastografía, la interpretación, la
entrega de resultados en menos de un mes y en caso necesario un ultrasonido y
el tratamiento, hoy cuesta casi 500 pesos más. No es para menos, los audaces
mercenarios de la medicina vieron pronto que había un lindo negocio.
Favorecieron a un médico radiólogo que fue contratado y guardaron los dos
magníficos mastógrafos con los que se operaba hasta hace dos años este sistema
de salud. Uno de los aparatos fue adquirido a través del Seguro Popular y el
otro por los Servicios de Salud de Oaxaca. Ahora están guardados o vaya usted a
saber si no están funcionando en alguna clínica particular, así el médico particular
contratado, Daniel Méndez, pone su propio equipo y cobrar por el servicio la
cantidad de 828 pesos. Es decir, 478 pesos más de los que se cobraban hace dos
años en el mismo sistema de salud pública, ganancias que se reparten de forma
alegre entre quienes contrataron al médico particular y el “profesionista”.
Pero, además, este cobro dejó fuera la atención de la
paciente si era necesario y dilatan la entrega de los resultados durante meses,
contrario a lo que indica la Norma Oficial Mexicana sobre el tema. Peor aún,
hace más de seis meses que no se ha hecho una sola mastografía en la región del
Istmo de Tehuantepec, una especie de venganza entre istmeños y vallistas, cosas
de la política pueblerina que se práctica en Oaxaca donde las mujeres somos sus
rehenes principales. Como tampoco han hecho nada por las mujeres de la Mixteca.
Se olvidan que el Istmo como la cuenca del Papaloapan son las dos regiones de
más alta incidencia de cáncer de mama en Oaxaca, según las personas que
denunciaron.
Pero eso no es todo. Tal parece que el negocio es
redondo. Aunque se reportan cifras que cualquiera pensaría que son eficaces en
la atención a las oaxaqueñas, resulta que hay una “ligera” forma de inflarlas
hasta casi el 50 por ciento con nombres ficticios, mujeres que no existen y que
por tanto no reciben ninguna atención pero que alguien cobra.
Esta negligencia médica, de la que es responsable el
Secretario de Salud, por el cargo que ocupa, nos revela dos posibilidades: O no
le interesa el tema o él es parte del reparto de utilidades.
Pero no es todo. Esta semana dos nuevos casos de
presunta negligencia médica se reportaron en el Hospital General de Tuxtepec,
donde una mujer murió a consecuencia de un parto, seguramente por mala atención
y el segundo caso lo sufrió una bebé que tras su nacimiento presentó fracturas
en sus manos. Los médicos señalan que la niña así nació el pasado lunes, pero
hay mucho más, sería hasta ayer sábado cuando finalmente la ocultaría un
especialista en traumatología. Cinco días después de nacer y de presentar el
problema. ¿No es esto negligencia médica? El personal médico sólo les informa
que la niña nació así, con fractura. ¿Desde cuando un bebé se fractura en el
vientre de su madre?
¿Somos o no somos rehenes de los malos servicios
públicos en Oaxaca, de las pésimas prácticas políticas, de las componendas que
llevaron al poder a Gabino Cué hace poco más de tres años, decisión ciudadana
que buscaba un cambio social, político y económico?
¿Qué mensaje está mandando Gabino Cué a la ciudadanía
que tiene su hartazgo sostenido en el último grado de tolerancia que nos queda?
¿Qué es lo que quiere Gabino Cué de su pueblo? Y no me refiero a los cientos de
dirigentes de organizaciones que aprovechan la condición de un gobernante
famélico, aburrido y cansado que deja que una gavilla de amigos sean sus
cuatreros y manejen a la población como reses, al grado tal de mantenernos
atrapados en los corrales de la capital oaxaqueña.
Ojalá que el mandatario oaxaqueño se quitara el
desgano -me dijo recientemente una amiga común-. Porque tal parece que sus
“actos” de gobierno empiezan a perturbar hasta sus mejores y leales adeptos y
seguidoras.
Recién he estado estudiando historia de Oaxaca, la de
hace unos cincuenta años y la verdad es que los gobernantes de entonces tenían
otros planes, entusiasmaban a la gente, se la echaban a la bolsa, la atendían
de verdad, daban la cara y respuestas, casi nadie que haya vivido esa época
habla mal por ejemplo de un Alfonso Pérez Gasga y de un Rodolfo Brena Torres,
luego vendrían años difíciles, ni duda cabe, hasta llegar a la condición de
autoritarismo e ingobernabilidad con José Murat y Ulises Ruiz que siguen
buscando estar detrás del escenario, pero con Gabino Cué hay una percepción de
flojera, por llamarla de manera decente y el juego es de resistencia hasta
dónde alcance la cuerda. Todo está claro, como me decía una entrevistada, hasta
que surjan verdaderos liderazgos, amantes de Oaxaca, para poder pasar el bache
en el que estamos hoy.
Mientras tanto, seguiremos siendo, las mujeres, las
rehenes de los malos servicios de salud ¡y Gabinón como si nada!; la niñez de
las ambiciones políticas de un sindicato de maestros que busca imponer sus
propio juego y lo consigue, ¡y Gabinón como si nada!; los jóvenes de la falta
de oportunidades reales para su desarrollo, para cubrir sus aspiraciones
humanas y profesionales ¡y Gabinón como si nada! y los hombres de la
manipulación de dirigentes voraces ¡y Gabinón como si nada!
Y el propio gobernador rehén de todas sus malas
jugadas, de las malas decisiones y de todos sus ambiciosos colaboradores que
ven en Oaxaca un negocio perfecto, como el mismo seguramente lo concibe.
@jarquinedgar