Foto de Elsa Lever |
Crónica del encuentro
feminista
Por Gloria Analco
Gualajara, Jal., 27
de octubre.- Juntas, revueltas y mitoteras revoltosas, como se titula el libro
de Heather Dashner, fue el IX Encuentro Nacional Feminista 2013, donde lo más
sobresaliente fue la instalación, sin precedente, de un tribunal ciudadano para
juzgar casos emblemáticos de la violencia que caracteriza hoy a México, donde
prevalece la impunidad como principal característica de nuestra actual
sociedad, violencia que afecta sobre todo a las mujeres.
El Tribunal de
Derechos Humanos de las Mujeres, como se denominó, sesionó permanentemente, y
continuará, hasta que cese la persecución contra las mujeres que sufren la
violencia feminicida, la desaparición forzada y el secuestro.
Juntas porque
debatieron para encontrar fuerza política suficiente para enfrentar la
violencia patriarcal hacia las mujeres, que se ha recrudecido en el contexto
nacional, a partir de la declaración de guerra contra el crimen organizado, con
los consecuentes impactos en la población civil, con especial afectación hacia
las mujeres, con feminicidios en aumento, desapariciones sin resolver y
considerable disminución en los ingresos de las familias.
Revueltas porque trataron
de construir entre todas un sueño, sembrar semillas que rindan sus frutos en la
reflexión sobre todos los temas de la agenda nacional feminista que abarca
desde la no violencia, el respeto al Estado Laico, a los derechos sexuales y
reproductivos, hasta el alto al feminicidio y las desapariciones forzadas.
Y mitoteras y
revoltosas porque no todas estuvieron de acuerdo en todo, porque grupos como
“Lunas Feministas” tomaron el sábado la tribuna del Plenario para manifestar su
desacuerdo con el Comité Organizador sobre aceptar financiamiento institucional
para el encuentro feminista, realizarlo en un lugar cerrado, en vez de sitios
abiertos para la discusión y movilización, “franca y verdadera”, según ellas,
lo cual despertó sorpresa, l rechazo, y
lo mejor, el diálogo entre la mayoría de los
grupos feministas.
Mitoteras y
revoltosas también, dicho coloquialmente, porque realizaron una marcha que
reunió a más de mil mujeres feministas que partieron de la Glorieta Minerva
hasta confluir en la Plaza de la Liberación en el centro de Guadalajara, la
cual fue muy festiva, llena de consignas, pero no por ello carente de
obstáculos e interrupciones policiacas, para marchar, ya que transcurrieron más de dos
horas para poder llegar a su destino.
Se hizo evidente la
intención de la Policía local de frenar el avance de la marcha en varios puntos
del trayecto, hasta que un grupo de moticiclistas de tránsito les cerraron el
paso en determinado momento, pero ante el ímpetu de las manifestantes, se
hicieron inmediatamente a un lado.
Discriminación,
opresión y violencia que sufren las mujeres se reflejaban en las consignas que
repitieron en la marcha, como “¡No son muertas, son asesinadas!”, “¡Aborto
legal, aborto legal!”, “¡No estamos todas, nos faltan las muertas!”, o “¡Somos
feministas con derecho y decisión!” y “¡Esta marcha no es de fiesta, es de
lucha y protesta!”.
Mitoteras y
Revoltosa, al final del día acordaron hacer esfuerzos por vincularse, acuerdos
para algunas demandas, juntas para hacer fuerza y crear el proceso hacia ese
destino. Juntas a pesar de las diferencias. Convocadas y convocantes a un nuevo
destino para las mujeres. El IX Encuentro Nacional Feministas terminó en medio de pronunciamientos y
acuerdos particulares.
En esto de todo en
una sesión, una antigua feminista dijera, reconocer la diversidad plantea hacer
acuerdos, alianzas, construir lentamente. Hace falta y ahí estuvieron, juntas, estas mitoteras y
revoltosas. El feminismo vive.