domingo, 27 de octubre de 2013

Crónica del encuentro feminista


foto de Ana María Hernández

Foto de Elsa Lever
Crónica del encuentro feminista

Por Gloria Analco
Gualajara, Jal., 27 de octubre.- Juntas, revueltas y mitoteras revoltosas, como se titula el libro de Heather Dashner, fue el IX Encuentro Nacional Feminista 2013, donde lo más sobresaliente fue la instalación, sin precedente, de un tribunal ciudadano para juzgar casos emblemáticos de la violencia que caracteriza hoy a México, donde prevalece la impunidad como principal característica de nuestra actual sociedad, violencia que afecta sobre todo a las mujeres.
El Tribunal de Derechos Humanos de las Mujeres, como se denominó, sesionó permanentemente, y continuará, hasta que cese la persecución contra las mujeres que sufren la violencia feminicida, la desaparición forzada y el secuestro.
Juntas porque debatieron para encontrar fuerza política suficiente para enfrentar la violencia patriarcal hacia las mujeres, que se ha recrudecido en el contexto nacional, a partir de la declaración de guerra contra el crimen organizado, con los consecuentes impactos en la población civil, con especial afectación hacia las mujeres, con feminicidios en aumento, desapariciones sin resolver y considerable disminución en los ingresos de las familias.
Revueltas porque trataron de construir entre todas un sueño, sembrar semillas que rindan sus frutos en la reflexión sobre todos los temas de la agenda nacional feminista que abarca desde la no violencia, el respeto al Estado Laico, a los derechos sexuales y reproductivos, hasta el alto al feminicidio y las desapariciones forzadas.
Y mitoteras y revoltosas porque no todas estuvieron de acuerdo en todo, porque grupos como “Lunas Feministas” tomaron el sábado la tribuna del Plenario para manifestar su desacuerdo con el Comité Organizador sobre aceptar financiamiento institucional para el encuentro feminista, realizarlo en un lugar cerrado, en vez de sitios abiertos para la discusión y movilización, “franca y verdadera”, según ellas, lo cual despertó  sorpresa, l rechazo, y lo mejor, el diálogo entre la mayoría de los  grupos feministas.
Mitoteras y revoltosas también, dicho coloquialmente, porque realizaron una marcha que reunió a más de mil mujeres feministas que partieron de la Glorieta Minerva hasta confluir en la Plaza de la Liberación en el centro de Guadalajara, la cual fue muy festiva, llena de consignas, pero no por ello carente de obstáculos e interrupciones policiacas,  para marchar, ya que transcurrieron más de dos horas para poder llegar a su destino.
Se hizo evidente la intención de la Policía local de frenar el avance de la marcha en varios puntos del trayecto, hasta que un grupo de moticiclistas de tránsito les cerraron el paso en determinado momento, pero ante el ímpetu de las manifestantes, se hicieron inmediatamente a un lado.
Discriminación, opresión y violencia que sufren las mujeres se reflejaban en las consignas que repitieron en la marcha, como “¡No son muertas, son asesinadas!”, “¡Aborto legal, aborto legal!”, “¡No estamos todas, nos faltan las muertas!”, o “¡Somos feministas con derecho y decisión!” y “¡Esta marcha no es de fiesta, es de lucha y protesta!”.
Mitoteras y Revoltosa, al final del día acordaron hacer esfuerzos por vincularse, acuerdos para algunas demandas, juntas para hacer fuerza y crear el proceso hacia ese destino. Juntas a pesar de las diferencias. Convocadas y convocantes a un nuevo destino para las mujeres. El IX Encuentro Nacional Feministas  terminó en medio de pronunciamientos y acuerdos particulares.
En esto de todo en una sesión, una antigua feminista dijera, reconocer la diversidad plantea hacer acuerdos, alianzas, construir lentamente. Hace falta  y ahí estuvieron, juntas, estas mitoteras y revoltosas. El feminismo vive.