Mujeres y
política
Asesinato de
mujeres, quebranto social
Soledad
JARQUÍN EDGAR
Ante las
palabras del procurador de Justicia del Estado, Manuel de Jesús López López,
las oaxaqueñas, todas y eso incluye a las mujeres de las familias de quienes
gobiernan esta entidad, tendremos que esperar sentadas, asumiendo que nada
pasa, hasta que “existan condiciones” y se satisfagan todos los “requisitos
para la alerta de género”, pues de acuerdo con el funcionario ni existe
ingobernabilidad ni tampoco se ha quebrantado la paz social, para demandar la
tan temida alerta de género que políticamente representaría para él y todo el
gobierno de Gabino Cué el mayor quebranto al no garantizar “una vida libre de
violencia” para las mujeres.
De los 48
crímenes contra mujeres reportados por la prensa local en lo que va del año, de
los cuales hay constancia en los diarios que se editan en Oaxaca y con esto
quiero decir que no es invento de nadie, solo 23 son considerados como
feminicidios, según dijo hace unos días López López, secundado por la
subprocuradora Ileana Araceli Hernández Gómez.
Lamentablemente
para el procurador oaxaqueño su percepción no es la misma que tiene una parte
importante de la ciudadanía. Él defiende su chamba, sí chamba, porque cuando
las personas trabajan los resultados son otros, cuando uno chambea medio hace
las cosas. Esa es la diferencia. Y lo digo por las cifras que dio a la prensa
local, cuando reconoció que hay rezago en las investigaciones y apuntó que de
cada 10 casos, cuatro se esclarecen. Es decir, ni la mitad. Percepciones como
dice el señor procurador.
Luego para
lavarse las manos, sostiene que este problema se “arrastra” desde
administraciones pasadas, cierto, en eso estamos de acuerdo, pero es necesario
decirle al señor procurador López López que mal de muchos es consuelo de
tontos, como bien decía mi querida abuela Lucha. Y como expresó Carlos Salinas
de Gortari mucho ayudaría si no se hicieran bolas.
El
feminicidio no es otra cosa que el asesinato de mujeres. Si a eso le agregamos
“por razones de género” como se hizo en el artículo 411 del Código Penal se
ponen condicionantes que deberán interpretar, pero si quien interpreta nada
sabe de la ciencia del género, los resultados son los que tenemos a la vista.
El afán de
este funcionario es, sin duda, minimizar un problema latente, real, existente,
por razones que no se entienden, sino a través de lo que explica la teoría de
género precisamente, y me refiero a la condición de opresión, subordinación,
menosprecio, discriminación, explotación y todo cuanto va encaminado a
desvalorizar a las mujeres, cuyas vidas no importan. El resultado es lo que
tenemos enfrente: tanto los perpetradores de la violencia contra las mujeres
como quien procura e imparten justicia disparan desde la misma línea.
Si la
sociedad juzgara la actuación del procurador de justicia del Estado, Manuel de
Jesús López López tendría un solo calificativo: burócrata misógino, con el
debido respeto a la burocracia y a quienes sí hacen su trabajo, porque insisto
él solo defiende su chamba, su sueldo, sus beneficios…
Marcela
Lagarde, antropóloga feminista, y quien siendo diputada federal encabezó la
investigación sobre este “tema” como dicen los políticos como López López, plantea
que “el feminicidio está conformado por el conjunto de hechos violentos
misóginos contra las mujeres que implican la violación de sus derechos humanos,
atentan contra su seguridad y ponen en riesgo su vida. Culmina con la muerte
violenta de algunas mujeres…Se consuma porque las autoridades omisas,
negligentes o coludidas con los agresores ejercen sobre las mujeres violencia
institucional al obstaculizar su acceso a la justicia y con ello contribuyen a
la impunidad…conlleva la ruptura del Estado de derecho ya que el Estado es
incapaz de garantizar la vida de las mujeres, de actuar con legalidad y hacerla
respetar, de procurar justicia, y prevenir y erradicar la violencia que le
ocasiona. El feminicidio es un crimen de Estado”.
Si el procurador
y el séquito que lo rodean; sí la titular del IMO, Anabel López; si el titular
de Seguridad Pública, Marco Tulio López, y el “defensor de los Derechos Humanos
del Pueblo de Oaxaca, Arturo Peimberg, se siguen haciendo a un lado, en esa
pretensión de molestar con este “tema” al gobernador Gabino Cué, y siguen
negando el tamaño del problema y apuntan sus baterías a descalificar a la
sociedad que demanda que actúen, lamentablemente debo decirles, son un ejemplo
claro y contundente de lo que la doctora Marcela Lagarde señala en su
definición.
Lo cierto es
que como hoy lo denuncian frente al Palacio de Gobierno las mujeres estamos
desnudas ante la nula procuración de justicia, estamos solas ante actitudes de
omisión y sin duda incapacidad de algunos funcionarios que se aferran al
“hueso” con el grave costo que implica la impunidad.
La verdad es
que no son números eran personas de carne y hueso, tenían un nombre: Nancy,
Filiberta, Yesenia, Ana, Julia, Adolfina, Rosa, Leonarda, Rutilia, Lucía,
Perla, Melisa, Sofía, Florinda, Yolanda, Abigail, Elizabeth, Dafne, Marcelina,
Eulalia, Filogonia, Gloria, Verónica, Myriam, Catalina, Marlen, Florentina,
Eulalia, Hilda, Araceli, Leticia, Florencia, Thalía, Linda, María Victoria,
Guadalupe, Benita, Estela, Ivón y otras ocho que no fueron identificadas y que
en la prensa aparecen como NN; a ellas se suman centenares de víctimas de estos
delitos, es decir, sus familiares, padres y madres, sus hijas e hijos.
A todas
ellas, sin excepción, se les violó el derecho humano de vivir libres de
violencia, se les discriminó. Y una se pregunta ¿Entonces qué Gabino? Porque
mientras no pasa nada grave “pues sólo son –dicen ellos-23 feminicidios”, “cosa
de nada”, “pecata minuta”, “para qué tanto escándalo”, lo cierto es que las mujeres estamos desnudas
en un estado de inseguridad total.
¿Entonces qué
Gabino? ¿Cómo recuperar la confianza, ante la burocracia misógina, la actitud
de menosprecio y desvalorización hacia la vida de las mujeres con que actúan
los empleados del gobierno que se comprometió en cambiar Oaxaca?
@jarquinedgar